¿Qué significa soñar con aves? Un inopinado lector de este espacio, «Palabras, bosques», a quien sólo conozco desde no más de unos cuatro o cinco años, persona ya de edad madura y de quien yo podría esperar cualquier actividad antes que la de ser habitual lector de este blog, -de ahí que le haya calificado de «inopinado lector»-, me envía un correo y en él, sin más preámbulos, me pregunta eso del inicio : «¿qué significa soñar con aves?» Para ser exactos, este señor no escribe «aves», sino «pájaros». Viene a ser lo mismo.
Como en mi respuesta personal por el correo electrónico no me extendí mucho, y como el tema cae de lleno en lo que desde algún tiempo vengo tratando en este espacio, habilito esta entrada del blog para que le valga a esta persona interesada en el mundo de los sueños como ampliación de de lo que le respondí ya vía e-mail.
No me cansaré de repetir, una vez y otra, que no hay mejor libro para ayudarse uno a interpretar sus sueños que los diccionarios de símbolos, así como que, a salvo los casos de necesaria asistencia especializada, (psiquiatras, psicólogos), no hay mejor intérprete de lo que uno sueña que el propio soñador, o sea, uno mismo. Tal cosa que acabo de afirmar no es sólo opinión espontánea mía, sino es cosa que he leído en más de un especialista en la cuestión. Y cuando hablo de especialista no me refiero a simples se-dicentes chamanes (sin serlo, por más que afirmen serlo : conozco a más de uno), ni a pretendidos oneirólogos. Me refiero a personas de contrastada formación, por lo general psiquiatras o psicólogos. O si no, incluso ese otro tipo de personas bien formadas que, tras años de bregar con el mundo de los sueños, y siendo consumados practicantes de algún tipo de actividad artística o del pensamiento ( : poetas, filósofos, antropólogos, pintores o artistas en general, estudiosos de disciplinas humanísticas…etc.), durante años han reparado en sus propios sueños y han ido adquiriendo una sólida formación en el tema. Estoy pensando en personas de la talla de un Juan Eduardo Cirlot, de un Robert Graves, de una doctora como Marie-Louise von Franz. O en personas expertas como Paloma Navarrete, a quien tuve el honor de conocer en su día a través de mi padre. Paloma es persona de muy contrastada seriedad y valía : como lo son las personas que trabajan con ella en el grupo HEPTA.
Por regla general se suele considerar que las aves oníricas, esto es, los pájaros con los que uno sueñe, son algo así como «puentes entre mundos». Conectan este mundo de la vida de la vigilia con esos otros mundos que consideramos «ocultos» ( ¡y no lo están : simplemente, no son los de la vigilia!) con los que rara vez, o muy pocas veces, entramos en verdadero contacto. Hasta cierto punto esto puede ser verdad, a no ser que se trate de aves o pájaros con los que uno tenga o haya tenido largo trato : pienso en los sueños de pájaros que pueda tener un a persona que dedique gran parte de su tiempo a la actividad de criarlos. Pongo por paso, quien se dedique a criar canarios, o tratar de cruzar verderones con otras aves de similares tamaño y hábitos. En estos casos, esos sueños pueden ser resultados, en la vida onírica, de la actividad de la vigilia, y no habrá que buscarles mayores sentidos.
Como el sueño del señor a quien me refiero, y cuyo nombre e identidad no debo dar aquí sin su expresa autorización, era un sueño inesperado ( : su trabajo nada tiene que ver con pájaros, como sea con esos «pájaros de cuenta» con quienes nos cruzamos a diario en calles y plazas y coincidimos en autobuses y colas de los cajas de los supermercados…) y él soñó con un mirlo, un mirlo muy pequeño a quien daba de comer como se da de comer a un perrillo que esté algo pachucho o a un pajarito que esté necesitado de ayuda, le puedo decir dos cosas : la una, que por las razones que fuere, tenga cuidado con qué cosas dice y con quiénes habla, pues los mirlos suelen significar en la consideración del sentir general habladurías, chismes, y cuchicheos sobre uno mismo o su hacer; y la otra y principal, que su sueño apunta a una gran positividad : todo lo que sea tener un sueño donde alimentamos o cuidamos a un ser vivo que necesite de ello, de nuestra ayuda, es sueño positivo. ¿Le vale esto por ahora, señor…? Gracias.
Tan acentuada y señera es la consideración de las aves como conectoras entre mundos, que el primer chaman de que se tiene constancia en la historia de la cultura europea, ese que aparece echado para dormir y alcanzar el estado onírico en la prehistórica pintura de la gruta de Lascaux, el de «El sueño del chamán», como se le suele llamar a la pintura, tiene junto a sí clavado en el suelo de la cueva su bastón chamánico y en su extremo se ve nítidamente la figura de un pájaro.