Sueños que son Mitos

14 Oct
Edipo y la Esfinge. (Gustave Moreau, 1864)

Antes de nada, quede claro el sentido del título : «Sueños que son Mitos» no se refiere a ese tipo de ideaciones o deseos que podemos llamar «míticas» en un sentido muy general, y desvirtuando incluso el sentido estricto y más académico del término «mito». Ideaciones como, por ejemplo, ser un eterno triunfador, ser muy rico y famoso y guapo, o cosas por el estilo. De ahí que la palabra «mito» se haya usado, tanto en el título como en su inmediata referencia, en mayúscula : porque nos vamos a referir a los mitos clásicos, como por ejemplo el de Prometeo, o el de Edipo. Mitos clásicos que van desde los de los griegos y latinos, sus posteriores «acaparadores» (como buenos alumnos de los griegos que fueron, en muchas cosas, los romanos), hasta los que se «disfrazan de maneras de religión durante buena parte de la Edad Media.

Hoy vamos a referirnos a un libro de Joseph Campbell que se titula «El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito.» Se publicó en 1949 en Nueva York con el título de «The Hero With a Thousand Faces»; la edición traducida al español aparece diez años más tarde, (1959), en el Fondo de Cultura Económica. En estos momentos cito por la edición de que dispongo : la octava reimpresión, del año 2001. Doy todos estos datos, que podrían parecer engorrosos o innecesarios, por dos razones : porque todo lector interesado en el tema podrá así mejor entrarse en él y en nuestras argumentaciones, y porque más adelante, en otros textos venideros, volveremos sobre ésta (y otras también, que ya se citarán) obra de J. Campbell.

Ahora nos centraremos en unos famosos mitos, de tintes edípicos, o en sus modernas versiones oníricas . Y lo que por el momento haremos será bien simple : reproducir en parte un par de sueños que el autor relata al inicio de su obra; uno es el sueño de un joven neoyorquino y el otro de una joven soltera. Ambos sueños están recopilados, con otros muchos, unos mil, en la obra de un estudioso del tema, Clement Wood, que se titula «Dreams : Their Meaning and Practical Application».

Primero, el sueño de la joven : «Soñé la noche pasada que mi padre apuñalaba a mi madre en el corazón. Ella murió. Nadie lo acusó por lo que hizo, pero yo lloraba amargamente. El sueño cambió y él y yo nos fuimos juntos en un viaje; yo me sentía muy feliz.» (Wood, obra citada, pág. 130).

El sueño del joven es algo más largo, pero su tema central nos remite igualmente a Sófocles y su «Edipo, Rey» : «Soñé que estaba reparando nuestro tejado. De pronto oí la voz de mi padre que me llamaba desde abajo. Me volví repentinamente para oírlo mejor, y al hacerlo, el martillo se me cayó de las manos, resbaló por el tejado y cayó. Oí un fuerte golpe y el ruido como de un cuerpo que cae. Muy asustado bajé por las escaleras y vi en el suelo a mi padre muerto por el golpe. Empecé a llamar a mi madre, desesperado, sollozante. Ella salió de la casa y me abrazó : «No te preocupes, hijo, fue un accidente, tú cuidarás de mí ahora que él no está. Cuando me besaba mi madre, desperté…»

La obra de Joseph Campbell, de enorme interés, sugiere todo un mundo de significados y sentidos que dejan, en muchos aspectos, claramente vinculados muchos de los sueños a algunos mitos, y que explican, (valga el aparente «del revés lo digo para que se entienda mejor»), cómo mitos y sueños tiene una conexión innegable y están ambos ahí, los mitos casi escritos sobre bronce desde tiempos muy antiguos, cuando no representados en el Arte, y los sueños sucediéndose cada día, cada noche, hoy, aquí, entre nosotros. Tanta da si en la Quinta Avenida o en una calle del barrio de Nueva Málaga. (Continuará).

2 respuestas a «Sueños que son Mitos»

  1. Cuando la Esfinge, que tenía muy mala leche, le propuso a Edipo resolver su último y, a su parecer, más dificultoso enigma, y éste le dio la respuesta exacta, de puro cabreo se suicidó.
    El enigma era el siguiente : «Son dos hermanas y cuando una muere de su muerte nace la otra, y así siempre. ¿Quiénes son?»
    Edipo, sin dudarlo, respondió : «Día y Noche». La respuesta era correcta.
    Debemos aclarar que en griego clásico la palabra «día» (Hemera) es de género femenino, igual que «noche» (Nix). Noche sigue siendo femenino en nuestra lengua, pero día se pasó al masculino. Sin duda Edipo se manejaba bien en griego…

  2. La obra de J. C. es monumental. Su estudio de los mitos en las diferentes atrás y épocas de la geografía y la historia del ser humano en la tierra, en cuatro diáfanos volúmenes no tiene desperdicio. Pero lo que ahora sobre todo llama mi atención es la íntima conexión que establece entre mito y sueño. Ese es el aspecto que, en posteriores textos, abordaremos. Del mismo modo que hemos de retomar algo que en apariencia ha quedado atrás : el «Somnium» de Johannes Kepler. Ars longa, vita brevis!

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