El mundo relacionado con los sueños tiene una extraordinaria riqueza y, con bastante seguridad, – creo con cierto fundamento lógico -, desde muy tempranos tiempos debió de tener un peso de notable importancia en la historia de la especie humana, tanto los ancestros que consideramos como un paso previo en la escala evolutiva, los neandertales, como los que le siguen en dicha escala, los cromañones.
Digo que creo eso con cierto fundamento lógico porque los datos que recibimos de la Historia del Arte, y que están ahí y, en muchos casos, incluso, están pendientes de una definitiva explicación. Tales datos son tanto cuadros y esculturas como pinturas rupestres (: el chamán durmiente que hay en Lascaux, por ejemplo) o como mitos y leyendas. Y desde los tiempos más recientes, desde finales del XIX y más concretamente desde 1900, con la obra de S. Freud, son ya datos que aporta la propia ciencia lo que corrobora y certifica esta importancia.
Uno de los mitos más sugestivos, entre los muchos que iremos comentando, es el de esa divinidad del Panteón griego que se conoce como Morfeo, un muy curioso dios del sueño, junto con Hypnos, que se acarreó sobre sí las iras del mismísimo Zeus, quien finalmente le fulminó con uno de sus famosos rayos. Según el mito, la razón no fue otra que el hecho de que Morfeo revelara a los humanos secretos del Olimpo, ciertas trapacerías o vayan ustedes a saber qué, de los dioses que la humanidad de los efímeros mortales no debíamos conocer. ¿Era esa la razón de la ira de Zeus, o era más bien los celos que en el padre de los dioses despertaba el alado dios del sueño? No lo sabemos eso a ciencia cierta.
No lo sabemos con certeza, pero de lo que no cabe duda, y es lo que ahora recalcamos, es de estas dos cosas : la una, que realmente a través de sueños podemos alcanzar el conocimiento de determinadas cosas, esto es, que los sueños entre otras muchas potencialidades pueden darnos luz sobre asuntos y problemas a veces muy triviales, a veces más enjundiosos; y la otra, que la importancia de los sueños es algo fuera de toda discusión, como una y otra vez trataremos de dejar en claro en nuestros textos en este blog. Gracias.
¿Es entonces Morfeo un precedente de Prometeo, también castigado por los dioses del Olimpo debido a su «escandalosa protección» del género humano? Un precedente, o quizá un coetáneo, que eso, ahora, no es la cuestión. Prometeo nos enseñó el fuego, y Morfeo nos revelaba cosas, y pese a sus castigos, seguimos domando ( en buena parte, y con la ciencia, no con la ira pirómana ) el fuego y descubriendo secretos menudos, a veces no tan menudos, del mundo donde vivimos.