Génesis de los Sueños

15 Dic


Campo de trigo y cuervos, Vincent van Gogh, 1890

En un capítulo de su obra “Los sueños y el tiempo”, María Zambrano escribe:

“Tres elementos han de tenerse en cuenta para la génesis de los sueños : los movimientos corporales y la posición del cuerpo; las asociaciones de la memoria profunda que es también fantasía; la situación de la persona, el punto de procesos en que se encuentre.” (pág. 103 de la obra que abajo se cita).

Antes, al inicio del capítulo titulado como este mismo texto que hoy presentamos, la profunda escritura nacida en la Axarquía (Vélez Málaga, 1904 – Madrid, 1991), ya había establecido con claridad su postura : “Si el despertar es un arrancarse, el momento de entrar en el sueño es un abismarse de la conciencia que se sumerge como si fuera reabsorbida.”

De estas cosas que la discípula de Ortega y Gasset, en tantas cosas superior incluso a su maestro, – esto, es una opinión personal, que posiblemente compartan otros lectores -, las que ahora destacaremos son las que siguen : “… memoria profunda que es también fantasía”, y “... entrar en el sueño es un abismarse.” Nos quedamos por lo tanto con estas dos ideas, y a partir de ellas, o por mejor decir, sin perderlas de nuestro horizonte mental, vamos a ver qué otras cosas nos dice otro autor sobre el sueño. Con esta advertencia : vamos a dar un pequeño salto en el tiempo, y también en la perspectiva desde la que cada uno de los escritores ahora nombrados (María Zambrano y Gérard de Nérval) aborda esta cosa que es el sueño. El sueño como proceso, como estado inevitable de la vida normal de una persona, y también el sueño como hondo misterio aún en fase de estudio por la Ciencia. Vamos ahora a lo que leemos en “Aurélia o el sueño y la vida”.

“Aquí comienza para mí algo que llamaré el derramamiento del sueño en la vida real. Desde este momento todo a veces adquiría un doble aspecto para mí, y esto sin que nunca mi razonamiento careciese de lógica, sin que a la memoria escapasen los más insignificantes detalles de lo que me ocurría. Mis actos, en apariencia insensatos, estaban sencillamente sometidos a lo que, según la razón humana, se llama ilusión.” (pág. 15 de la obra citada antes. Más abajo se darán las fichas completas de las obras ahora citadas y usadas).

No sé cuántos de ustedes conocen un filme de Akira Kurosawa, “Los sueños” (1990) inspirada en sus visiones y cuadros visionarios, reales, que jalonan diferentes etapas de su vida. En el filme de 1990, un turista japonés entra, se introduce, en un cuadro de Vincent Van Gogh, “Campo de trigo con cuervos”, obra de 1890, la última que pinta antes de suicidarse de un tiro en el pecho, que se da luego de entrarse en un trigal, y del que muere luego de una larga agonía de casi dos días. Dejemos ahora las tesis de quienes defienden que no se trató de un suicidio, sino de un accidente producido por el disparo de dos muchachos que jugaban con un revólver.

Nos quedamos con la imagen mental de un Vicente Van Gogh, artista de importancia determinante en la pintura a él posterior, aunque no valorado del todo en su momento, y hombre de una sensibilidad tan especial que llega a decir, aún  muy joven, que “sentí que debía entrar descalzo en la sala donde se exponían aquellos cuadros porque algo me decía que aquel lugar era sagrado.”

Se trataba del Hotel Drouot, en París, donde en 1875 se exponía una serie de dibujos de Jean-François Millet. “… descálzate porque el suelo que pisas es sagrado.” Son las palabras con que refiere V. van Gogh su experiencia la importancia del arte de la Pintura.

Lo que sí estoy seguro y, aunque no sea algo que pueda decir “eso lo sé”, sí es una especie de convencimiento interior que nace de las vivencias propias : nadie que se ocupe y preste una mínima atención al mundo de sus sueños, a sus experiencias oníricas,

y trate de razonar sobre este auténtico “continente sumergido”, pasará de largo de esos fenómenos que aún están, como decía, en fase de estudios y estudios cada vez más serios. Nadie dudará durante mucho tiempo que lo que soñamos, tanto si es cosa que luego recordamos como si queda en olvido, condiciona fuertemente nuestras propias vivencias cotidianas. Hasta tal punto que a veces re-conducimos nuestra conducta (y nuestras personales visiones de otras personas) precisamente a raíz de experiencias oníricas que, de algún modo, nos hacen “visionarlos”, a los demás con los que soñamos, de modos absolutamente novedosos, en ocasiones para prestarles más atención y elevarlos en su valor, y otras veces para alejarnos de ellos, por razones muy diversas pero por “razones nada razonables”, pues que son de naturaleza onírica.

Estas cosas, y las que habrán de derivarse de lo que antes se ha citado de M. Zambrano y G. de Nerval, son las que deseamos abordar en próxima entrega en este mismo foro. Porque, como todo lector habrá comprendido, de las cosas que antes se han  citado y de las que nos acabamos de hacer eco, o mejor dicho, a partir de esas cosas, tendremos la (quizá) osadía de aventurar nuestra personal visión de lo que en algunos casos significan estas cosas que estamos llamando “sueños” y, a los que veces con suma ligereza, (el propio G. de Nérval cae en ella, en esa ligereza), nos referimos como ¿separados del mundo de las cosas reales? Lo veremos, señores lectores. Y lo trataremos de razonar con entera oportunidad. Gracias. Y una última advertencia : lo antes escrito entre comillas y en letra negrita y cursiva, “razones nada razonables”, es totalmente una ironía : para quien esto escribe, hay razones de peso para considerar a los sueños como elementos de singular importancia en la vida entera de todo individuo.

Las obras citadas.-

María Zambrano, “Los sueños y el tiempo”. Biblioteca de Ensayo Siruela. Fundación María Zambrano, 1992. Manejo la edición de Edic. Siruela del 2006.

Gérard de Nerval“Aurélia o el sueño y la vida”. Traducción de J. Chabas y Martí. Editorial Eneida, Madrid, 2011. Colección Confabulaciones.

3 respuestas a «Génesis de los Sueños»

  1. Nota.- Para satisfacer la curiosidad de algún lector, deberé anticipar que parte de lo que trataremos en próximo texto va a centrarse en el hecho, comprobado más de una y varias veces, -y comprobado en ámbitos diferentes-, de que hay una gran cantidad de cosas que hacemos, y otras que dejamos de hacer, precisamente debido a sueños que se han tenido. Con independencia de que luego se hayan recordado o no. Si me es lícito ( o sea, si me autoriza la persona en cuestión) referiré el caso de alguien que rechazó lo que pocos rechazarían, y sin saber por qué lo hacía ( en apariencia ) y luego, pasado un tiempo, relató un sueño que ¡era lo que motivó en su día su rechazo!

  2. en los sueños nos encontramos con quienes ya no podemos encontrarnos sino en los recuerdos, y es que estan estrechamente relacionados, sueños y recuerdos. Nada que ver con el presente real, que vivimos como titeres dirigidos por la televisión, el FMI y una pila de cabrones.
    Y el mar no es azul, es azulverdosogrismoradoanaranjado……..

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