CULTURAS…, ¿BÉLICAS?

9 Ago

I.- Hay cosas muy curiosas en el estudio de las palabras, en sus historias, en sus etimologías. En una gran cantidad de sentidos, el mundo de las palabras es como un espejo donde podemos ver, sólo con adoptar la adecuada perspectiva, “cosas” que atañen a nuestra mente, a nuestra visión del mundo, a

Meteoritos con base de ADN

nuestra historia como seres humanos, como animales dentro de un proceso evolutivo, como culturas. El día en que realmente sepamos mucho más, muchísimo más, de las culturas primitivas, de la prehistoria y de sus valores intrínsecos, y hasta del mismo lenguaje que utilizaran los distintos grupos étnicos prehistóricos ya plenamente “humanos actuales”, (al margen tecnologías más o menos “punta” ; el control del fuego y el descubrimiento/invento de la rueda y del uso de palancas, son en sí logros comparables al de las modernas aeronaves o la telefonía móvil. Mediten las razones de esto que digo), ese día lograremos entender algo que hoy sólo nos es dado intuir : el ser humano alcanza su plenitud como “humano” el día en que alcanza a darse cuenta de su verdadera naturaleza y de su papel en el seno de lo que llamamos “vida”, “cosmos”, y “evolución”.

Si atendemos al origen etimológico de la palabra “cultura”, entre otras cosas veríamos que tiene conexión, llegado un momento de la historia de la evolución del lenguaje neolatino donde la contemplaremos, con “elementos” que sugieren, en un modo u otro, cierta actitud belicosa. Veremos que un determinado ejercicio de “violencia” es preciso para llevar a cabo algunos actos y dar cumplido colofón de algunos procesos : el arado, por ejemplo. ¿Extraña el ejemplo? Ya lo razonaremos. Del mismo modo que en su día lo razonamos en un artículo de aquellos que solía publicar, años atrás, en la edición impresa de La Opinión de Málaga cada miércoles. Pero eso es otro tema, otro tiempo, y en absoluto es preciso acudir a aquel ya lejano escrito : el sesgo que hoy trataré de dar a este otro texto, obvia lo anterior.

II.- La palabra griega “Kuklós” (“círculo”, en un sentido amplio) deriva de la raíz indoeuropea KwEL- que tiene o comporta la idea general de “revolver, mover alrededor”. Y decimos “revolver” en su sentido primario de “re-volver” : quien o lo que vuelve una y otra vez. Por ejemplo, un arado. O quien lo lleva, el que ara : una y otra vez llega a un término donde se vuelve, gira, y se mueve de nuevo hacia donde antes, sólo que invirtiendo el sentido de la marcha. Se pudo pasar de la cultura de cazadores, o cazadores y recolectores, a la de agricultores cuando se dispuso de un instrumento, la reja, que permitía “arar el campo”.

El arado “penetra la tierra, la abre en círculos, le hace surcos”, y sólo luego se hace posible sembrar en ella. La semejanza con las relaciones mujer / hombre para la procreación son obvias. La poesía, incluso la del siglo XX, ha visto y utilizado tales símbolos, ha elaborado metáforas sobre esa idea. Pablo Neruda, por ejemplo. La cuestión ahora es : ¿todas estas operaciones implican una cierta “violencia implícita” en los procesos a llevar a cabo? Dejemos eso ahí, y sigamos.

Hay otros derivados de esa raíz KwEL-, y habremos de detenernos en ellos. El término “cárati” del sánscrito vale por “da vueltas”, y “karsa-” es “surco”; en otras lenguas del mismo origen ide. (como saben, ide. es abreviatura de “indoeuropeo”), los vocablos “kelan” y “kaklas”, “kokls” están emparentados directamente con el griego antes comentado, “kuklós”, y significa “rueda”. Calesa viene de ahí, y en checo “kolesa” es una especie de carruaje.

En otros derivados predomina otra idea, emparentada semánticamente tanto con el uso de la rueda (y de las cosas que precisa de ruedas para ser útiles) como del arado. En el término latino “colo” tenemos las ideas de “cultivar, habitar” : colono, colonia, (no el perfume, obviamente), colonizar, inquilino, (éste, con prefijo in-). Y del también latino “collum”,nos vienen “cuello” y “collar”; y con prefijo de- / des- : “degollar.”

La palabra griega “télos”, (: “fin”), contiene el sentido básico de “terminación de un ciclo,consumación, perfección”. La teleología es el “tratado de la finalidad de las cosas”. Un “agricultor” es el que “cultiva la tierra surcándola con arados”, en el sentido más primigenio de la palabra. ¿Es el ser humano, en algún sentido, la culminación de un ciclo en el largo proceso de la evolución, desde el inicio o génesis del cosmos hasta el largo recorrido de todas las especies?

III.- No hace mucho leíamos, -ahora no recuerdo exactamente dónde, pero he comprobado la noticia en diarios como El País y El Mundo, y en El Universal.mx-, que en los meteoritos se han encontrado materiales que están en nuestro ADN. Es la NASA quien ha proporcionado la noticia, y según parece ser esto venía ocurriendo desde la década de los años 60 del pasado siglo XX. Lo del hallazgo de “ladrillos” del ADN en meteoritos localizados en la Antártida. La famosa “tesis de la panespermia”, por un lado, y eso de que somos “polvo de estrellas” y por lo tanto estamos hecho de sus mismos materiales básicamente, y el origen de la vida en la Tierra no es una singularidad tal y como se puede caer en pensar, cobran fuerza a la luz de estos datos.

Es en las páginas digitales del link que les dejo a continuación donde pueden ustedes ampliar el dato :

NASA encuentra bases de ADN en meteoritos – El Universal – Ciencia

No es fácil responder a estas preguntas. Las ideas acuden de manera algo desordenadas, en principio, a nuestra mente, y hay que pararse y mirar. Es clave hacerlo, de hecho, en los momentos más importantes de nuestra vida, “pararse y mirar” es tanto o más importante, en principio, como seguir adelante. Hay que seguir adelante siempre, ciertamente. Pero si lo hacemos sin la debida reflexión, si lo hacemos sin la previa contemplación y consideración del camino a recorrer y del paisaje que le circunda, podemos encontrarnos de pronto dando vueltas y más vueltas en torno a un punto que ni es de veras “real” ni significa nada para nosotros ni para nadie : un “punto vacío de sentido”… Eso sería caer en un modo de “vueltas cíclicas” que acaban recordando las maldiciones de algunos personajes de la Mitología Griega clásica : Sísifo y su eterna roca, por ejemplo.

Para dejar por hoy este texto, que no deseo hacer muy largo ni caer yo en él en modos de morosidad nada deseable, señalaré una etimología muy curiosa. Una palabra latina, en diminutivo, y de la familia más directa del término “culto, cultura”, cual es el vocablo “cultellu”, da de sí, directamente, nuestra palabra “cuchillo”

Seguiremos antes de que nos coja la Feria de Málaga, y confiemos en que tampoco este año lo que debe ser “feria” se nos convierta, como a veces llegó casi a pasar, en “fiera”. Gracias, lectores, y hasta pronto.

Una respuesta a «CULTURAS…, ¿BÉLICAS?»

  1. ¿Podríamos decir que el Tiempo nos ara la piel? A la vista de las arrugas… Pero si eso es así, con que NUNCA acabe arándonos el alma, y se nos conserve tersa…
    Deseo aclarar que las razones para dejar algo más en claro el origen ( posible, sólo posible ) de la Violencia en la Cultura, es tema discutible, pero razonablemente aceptable : el único «animal territorial» que, sobre marcar zonas y prohibir sobre espacios determinados el uso del común de sus semejantes, las llega a destruir y deteriorar, y sobre ello además esclaviza a sus congéneres, es el hombre : en y desde y con Su Cultura al ristre, como una lanza… Que tales razones, decía, sólo las podré esbozar en venidero texto. Gracias.

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