¿Leyó Francisco Fortes “Las Pláticas” de Epicteto? No lo sé, ni tampoco es eso ahora cosa que importe demasiado : Paco Fortes Figuerola era hombre de una cultura, una inquietud y curiosidad por el saber tales, que no sabía o no podía estarse, como suele decirse, mano sobre mano. Hablar con Paco, del tema que fuera, era pasar de sorpresa en sorpresa y de admiración en admiración, pues tal era el cúmulo de saberes que atesoraba y ponía de manifiesto, sin alardear nunca de nada, con la máxima naturalidad del que camina tranquilamente paseando, y siempre con la viva sonrisa que lucía en su expresión. A veces, tal era su saber, costaba seguirle en su charla. Y eso, que era maestro excelente explicándose ante cualquier tipo de público : testigos son muchos de los alumnos que tuvieron la ocasión de oírle una de las últimas, quizá la última que dio en nuestra Universidad.
Lucía viva sonrisa, digo, y digo a sabiendas : esa sonrisa de Paco, que pueden ustedes ver en la fotografía que arriba aparece, era uno de los modos como se manifestaba en él ese tipo de interior luz que a veces hallamos en nuestros semejantes. Y si el tema de la conversación recaía sobre alguno de los multiplicados dolores y terribles malestares que su enfermedad comportaba, su comentario, hecho incluso con cierta conformidad incomparable, solía ser : “¡Bah, eso es una mariconada!” Y se refería a su dolor mismo, un dolor que con sólo imaginarlo ya algunos habrá que digan o crean sentirlo en sus mismas carnes.
En un reportaje de excepcional calidad y que rebosa a un tiempo admiración, maestría periodística y excelencia suma en llevar a cabo la tarea que uno se propone, Alfonso Vázquez ha trazado un feliz retrato de Francisco José Fortes Figuerola que pudieron ustedes leer en las páginas de La Opinión de Málaga del pasado domingo día 10 de abril. Acudan a ese trabajo los interesados en su conocimiento, que a buen seguro la Hemeroteca del Diario citado estará abierta para quienes a ella se acerquen. Gracias, Alfonso, gracias desde lo más hondo : ab imo cordis.
Pero volvamos a la pregunta inicial, y sobre volver a ella, tratemos de justificarla. ¿Era Francisco Fortes Figuerola conocedor de la doctrina de los estoicos? Formado en el Colegio de los Hermanos Maristas de Málaga, sus conocimientos de la doctrina cristiana y también de los fundamentos de las principales corrientes filosóficas no estuvieron sin duda descuidados durante sus años de Bachillerato. Pero más allá de esa íntima certeza, tengo para mí que su propia inclinación al saber, su apego a cuanto era digno de ser conocido, y sus personales cualidades humanas, sin lugar a dudas le irían poniendo en contacto con todo cuanto está hoy al alcance de un hombre de cultura, dados los medios de que ya se disponen.
Esto que ahora aquí escribimos no es más que un simple recordatorio, algo para ir haciendo lo que en su día ha de ser un camino de singular andadura : porque entre las muchas cosas que Paco dejó a la posteridad, no es la menor esto que diré : su enfermedad, conocida como Síndrome de Sweet, era, antes de que el propio médico don Francisco Fortes Figuerola la tuviera sólo eso : un nombre. Y una terrible dolencia de la que ni la Ciencia médica ni los especialistas sabían nada salvo lo dicho : el nombre del síndrome. Recuerdo que hablándome de su dolencia me puso un ejemplo un día que me abrió por completo las puertas a la entera comprensión de su descomunal tarea, libremente por él sumida y llevada a término : estudiar en sí mismo la enfermedad que había de llevárselo al cabo, luego de terribles padecimientos. “Manuel”, – me dijo -, “imagina que de una novela sólo se sabe el título. Supón que sólo sabemos que hay una novela, y que se titula “El Lazarillo de Tormes”, y nada más. Pues bueno, – continuó -, esa “novela” era el Síndrome de Sweet, y yo he encontrado el texto.”
Y sépase : hoy, ese “texto” está en manos de quienes habrán de darlo a la luz : para bien y beneficio de toda la Humanidad. Tal y como el propio Paco quiso hacer. Hágase, señores, hágase sin más demora. La doctora Carmen Ortíz García, entre otras personas, colaboró con Paco en ese singular y decisivo trabajo. Me sea testigo ella. Muchas gracias.
El título del libro, es el que leen ustedes ahí. Su portada real es otra : un hermoso dibujo, casi a modo de tímido bodegón, donde se ven apenas dos cebollas. Pero quisimos poner una fotografía de Paco bajo el título de ese libro, un libro testimonial hasta el fondo de donde lo humano puede serlo, tan testimonial, me atrevo a decir, como puedan serlo «Las Confesiones» de San Agustín. Quienes lean ese libro, sabrán valorar lo que contiene. Y quienes sufran alguna dolencia, sepan desde aquí que, con sólo la lectura de «Mirada desde el corazón de la cebolla», ya quizás hallarán fuerzas y motivos para luchar más allá de donde puedan imaginar. Gracias.
Muchas gracias Manuel por las palabras que le has dedicado a nuestro amigo Paco Fortes, cuyo nombre quedará inscrito para siempre en el libro de la vida. Todos los que le conocimos corroboramos lo que dices de él. Yo sólo puedo dar gracias a Dios por haberme permitido encontrar en mi camino a una persona entrañable de la que aprendí muchísimo, no sólo en el terreno profesional sino, y sobre todo, de su enorme humanidad. Por ello, su recuerdo permanecerá siempre vivo en la memoria, pues como bien dices, Paco fue un ejemplo a seguir y su sonrisa continuará iluminando nuestras vidas. Muchas gracias de nuevo.
Carmen, como ya te he dicho, tú eres quien más sabes de esas cosas de Paco : por compañera de profesión, por ayudarle en su trabajo de investigación sobre el dichoso síndrome de Sweet, y por tantos momentos que parecían todos finales…, y hasta el que lo fue ya sin remedio. Por eso, y por tantos desvelos, estás, junto con su familia y seres queridos, en un primerísimo plano.
Gracias, Carmen.
Simplemente sirvan estas lineas para poner el acento en el hombre sencillo que yo he conocido, desnudo de todas las vestiduras, tan innecesarias para la vida, que con su ejemplo, nos ayuda a desprendernos de ellas y afrontar este tránsito, en la seguridad, que en su momento, al igual que hemos compartido de alguna manera esta vida, algún día compartiremos la Vida Eterna, que Paco ya disfruta. Recordando a hombres como él,honramos al hombre individual, pero lo mas importante es que honramos al HOMBRE colectivo que somos todos.Gracias a Manuel y gracias a Carmen.Jccb
Querido Manolo, mil gracias por lo que me toca y gracias por describir tan bien a una persona a la que, sin haber tenido la suerte de conocer, ya la conozco y la admiro. Un fuerte abrazo
Alfonso : la familia de Paco, y sus amigos, y quien esto suscribe, estamos muy agradecidos a tus palabras y a tu tan justo y feliz recuerdo de sus figura. Gracias en nombre de todos ellos y en el mío también.