1.-
Cuando Claude Levy Strauss esta diciendo que el mito fracasa…( pág. 38 de «Mito y Significado») lo que hace en realidad es parcelar el sentido del pensamiento científico y a la vez dar un propósito al pensamiento mítico como «objetivo de proporcionar al hombre un poder superior sobre el medio». Contraponer pensamiento mítico a pensamiento científico, tal y como se hacía en la plenitud del periodo de máximo vigor de la visión de estas cuestiones, hoy podemos verlo, con ciertas razones, como un error de perspectiva. No confundamos la Luna con su reflejo nocturno en el mar.
2 .-
Un átomo es ante todo una carga energética que contiene información. Mínima en espacio, máxima en tiempo. O si se prefiere, infinitamente pequeña en cuanto al espacio, y prácticamente eterna en el tiempo. Al menos, algunos elementos del átomo, como los electrones. Pero…, ¿y los límites “difusos” entre los átomos, -que decía E. Schrödinger-, que parecen esfumarse ante los “ojos mágicos” con que los mira el físico de partículas?
Es el cúmulo de información de los átomos lo que configura la materia. De modo que como la información en principio no necesita nada más que orden, un determinado orden, y funciones, que haya o no límites físicos entre los átomos es algo secundario, incluso superfluo para su organización en tal o cual » compuesto atómico», ya sea plutonio o bario. Pasemos ahora al “universo mente”:
Algo similar ocurre con las ideas y el pensamiento: ¿qué necesidad de límites necesita la idea de Triángulo Rectángulo para servir como tal idea? ¿ Y la idea de » Edad Media Europea»? No necesitan límites, sino sólo funcionar como tales ideas, y respetar sus respectivos «atributos». Igual con los átomos.
3 .-
Una serie de mínimos fragmentos de una obra poética, o simplemente de carácter creativo, (ya sea en el ámbito de la “ficción-poesía”, ya en el de la “ficción filosofía”, o en otra cualquiera de sus posibles variantes), pueden presentar semejanzas, similitudes, parecidos que podrían inducirnos a buscar las conexiones entre sus respectivos autores, y a fijar sus respectivas “filiaciones”. Las más de las veces es tarea vana. Sus resultados no nos dicen apenas nada, incluso si damos en la diana de lograr “demostrar” que el autor-A es deudor, en tal o cual idea, del autor-B.
Lo que realmente importa es valorar, en el seno de cada obra, el alcance de cada idea en cada autor, sus motivaciones íntimas, aquello que nos explique mejor su obra y su pensamiento. El resto es la hojarasca crítica. Trataremos de mostrarlo más adelante.
4 .-
Tomo la obra “The book of Urizen”, de William Blake. La traducción y edición facsímil y bilingüe de José Luis Palomares en poesía Hiperión es magnífica. También es muy valioso y clarificador el Estudio preliminar, con sus notas, del mismo traductor. Y leo algo curioso en la página 13 del Estudio preliminar:
“En “El libro de Urizen” asistimos pues al combate cósmico entre las dos clases eternas de conciencia, entre lo que más adelante llamaría Freud Eros y Tanatos, principio de realidad y principio del placer: los Eternos y Urizen.
Pero si su libro ofrece a primera vista esa deformidad monstruosa que venimos comentando ( se incrusta en el barro y allí vegeta inmóvil) como ejemplificación de los errores propios de toda razón privada que confunde al sujeto y lo inmoviliza en su propia idea o abstracción, in fetters of the mind lock`d up ( : preso en los grilletes de la mente), /…/
Nos quedamos ahora con esa idea, que es a la vez una imagen : “preso en los grilletes de la mente”. Y acudimos con esa idea ya separada del resto, (pero sin des-contextualizarla nunca : no vamos a privar a nada de lo escrito de su sentido originario), acudimos ahora a un texto diferente.
Es algo que nos decía Juan Eduardo Cirlot en uno de sus “80 Sueños” (1951), y que se puede leer en la edición de “En la Llama” de Enrique Granell publicada en Siruela (Ediciones Siruela, S. A. 2005). Y leemos:
(Sueño 68)
“El espíritu es una prisión más monstruosa que la carne, oí que me decían. Era una reunión de ancianos, gente del pueblo reunida en la plaza mayor, tal vez para juzgarme.”
(Pág. 367 de la edición citada)
Y en un poema anterior, titulado “El salmo de la desolación”, de un poemario (“En la Llama”, de 1945. Luego este poemario daría título a todo el libro que estamos usando y hemos citado), leemos:
“Empiezan los clamores del jardín más terrible
y caballos de sangre por los cielos galopan.
Yo soy el más culpable, dejadme junto al muro:
ha llegado la hora de las lamentaciones.”
¿Hay relación alguna entre el sueño 68, con esa gente reunida en torno a unos ancianos en la plaza mayor (de un pueblo, obviamente) para juzgarle, y esos versos finales de “El salmo de la desolación”? Ambos textos son del mismo autor, y no están separados por mucho tiempo: el que va del año de 1945, cuando se publica el breve poemario “En la Llama”, y 1951, año de la publicación de “80 Sueños”. Podría haberla, pero ahora eso es cosa secundaria, por un lado. Y por otro lado, las fechas de publicación de los textos no son siempre “reales”, en el sentido de que sólo indican eso, que los textos ven la luz pública en tal o cual momento o año, pero su gestación y definitiva escritura con mucha frecuencia no coincide con la fecha de edición y publicación.
¿Y entre “el espíritu es una prisión…”, de J.E. Cirlot, y esos “in fetters of the mind lock`d up” de William Blake, hay relación? Ya vimos en otro texto anterior sobre el propio Cirlot cómo en un libro de 1946 (“Donde las lilas crecen”), en un texto titulado “Sí y No”, decía JEC
¡Oh William Blake! Tú me comprendes
y sabes por qué leo tanto
determinados libros de la Biblia.”
Y tendremos que convenir en que quien así se expresa, J. E. Cirlot, conoce perfectamente la obra de Blake, aparte de haberse adentrado en la lectura de la Biblia, que por cierto iría detectando en tanto leía al autor de “El libro de Urizen”, Blake.
Tampoco estamos ahora por centrarnos en esa labor indagadora, sino que nos limitamos a señalar confluencias, convergencias, textos que parecen tener conexión unos con otros, y que posiblemente la tengan : sólo que no la tienen ni en esa conexión directa de “lectura que influye en”, ni “en superficie”, sino que la tienen porque se trata de maneras de percibir determinadas “realidades del espíritu”, que en el ser humano se dan más allá de los horizontes visibles de los textos, las palabras, del lenguaje mismo.
Son como acordes de semejanzas que en los tiempos y amplios “espacios de las culturas” se producen. ¿Que además, y en algunos casos o en muchos puede darse el influjo directo? Por supuesto. Pero se insiste: eso no es ahora lo que se contempla, sino que nos centramos en el fenómeno mismo. Luego, cada lector saque sus consecuencias.
Si un ejemplo lo aclara aún más, vayamos al ejemplo: la cultura religiosa católica actual puede tener una gran cantidad de elementos en sus ritos y formas, incluso en su ínsita mitología, que nos la haga similar a la antigua cultura religiosa del Egipto de los Faraones. Con todos sus atuendos de gala, el mismo Pontífice católico podría verse como con un cierto aire o parecido a la figura de un Faraón clásico egipcio. Pero, ¿qué de eso, cuando lo que estemos contemplando no sea cosa de posibles influjos sino sólo mirando por sobre el horizonte mismo que las realidades acaban presentándonos en la historia?
5 .-
Podría alguien ahora reprocharnos: “está usted es-contextualizando cuanto toca”. Y no es así. El simple hecho de citar los textos de donde se toman versos o frases enteras puestos unos frente a otros, ya contextualiza. Se trata de señalar posibles caminos de lectura, posibles maneras de mirar la cosa que en toda lectura se mira con los ojos mismos de la mente que reflexiona y asimila. O rechaza. En la anterior entrada, donde se citaron algunos versos de Chantal Maillard, ya advertíamos, con palabras de la propia Chantal en su “Contra El Arte”, sobre el peligro de la des-contextualización: a esas mismas palabras nos remitimos ahora. Y, antes de acabar, un apunte (breve) de carácter estrictamente lingüístico: el “quid” de fondo de dos palabras: “huérfano”, y “cultura”.
Con respecto a “huérfano”:
Es palabra que en su origen nos remite, etimológicamente, al indoeuropeo, pues tal es su raíz. Y desde el punto de vista semántico es curioso constatar cómo recubre varios posibles sentidos o significados, varios campos semánticos que, de ese modo, se nos quedan en conectados allá en la lejana aurora de su primer vagido.
Para empezar, y antes de ir a la forma con que se representa la raíz ide., (esto es, indoeuropea), diremos que las palabras castellanas “huérfano” y “orfandad” son hermanas. La /h/ inicial en “huérfano” se debe a ese diptongo /ue/ que le sigue. El idioma castellano no admite, por razones histórico-lingüísticas que ahora no son del caso, la forma de palabras que tengan una inicial diptongación “ue” sin la hache. Del latín “opus” (“obra”; con el verbo sum, opus est, significa “ser necesario”) deriva el castellano antiguo “uebos” : “Uebos habemos de…” es expresión del castellano medieval, y significa “Nos es necesario… , tenemos que…” Aquello del “por fuero o por uebos” está relacionado con todo esto. Era (y lo sigue siendo, aun cuando ya esté en desuso) una expresión correcta. Digo todo esto para que se vaya disolviendo la confusión entre el (h)uebo y el huevo, y la duda de por qué “huérfano” es con hache y “orfanato, orfandad” no la llevan.
Seguir exponiendo estas cosas sería hacer un capítulo de “gramática histórica de la lengua castellana” : no es el propósito nuestro ahora.
La raíz originaria de estas palabras es indoeuropea, como se ha dicho. Se atestigua en varias lenguas, con sentidos diversos, aunque próximos entre sí:
Es ORBH-, que tiene el valor semántico genérico de “alejar, separar”. En sánscrito árbha– : “débil, niño”; en armenio, orb : “huérfano”; en irlandés antiguo, orb(b)e : “heredero”.
Es curioso: también alude al valor semántico de “desgracia”; y con sufijo, *orbh-o-vale por “separado del padre o de la libertad”. Anoto que el signo (*) que antecede a las grafías significa que se trata de una hipotética base, reconstruida por la Lingüística a tenor de los derivados conocidos y sus valores significativos. Normalmente, esas hipótesis se suelen confirmar con el hallazgo de nuevos textos o la interpretación más idónea de antiguos datos. Pero de momento indica “voz no atestiguada directamente”.
En griego tenemos la palabra orphanós, de donde “huérfano” y “orfandad”. La palabra griega pasa directamente a la lengua latina, tan próxima en tantas cosas a la griega clásica. En lenguas eslavas antiguas, y en el lenguaje propio de los eclesiásticos, la raíz *orbu : “esclavo”. Y de esa raíz nos viene el término, hoy tan en uso, “robot”.
Una reflexión: ¿podríamos deducir que *orbh-o-, (“separado del padre o de la libertad”), llega a tener esos valores porque quien en la antigüedad perdía a su progenitor, en ciertas comunidades, con gran facilidad se convertía en esclavo? Dejemos eso ahora estar, y que cada lector reflexione por sí, con los datos que ya hay a la vista.
Con respecto a “cultura”:
Es palabra de la que ya nos ocupamos en un artículo anterior, éste publicado en la sección de colaboraciones, en la edición no digital sino de papel impreso, de La Opinión de Málaga. No se trata de reproducir ahora cuanto allá se dijo, sino tan sólo de recordar un curioso hecho constatable desde el punto de vista de la etimología de las palabras y de sus valores semánticos.
La palabra “cultura” deriva del radical *KwE-L, que en latín da colo, “cultivar”, de donde incola, “habitante de un lugar”, y en diminutivo tenemos cultellu, de donde “cuchillo”.
La relación “cultura / cuchillo” no es, o no debe de ser, extraña: cuando la humanidad maneja esa mínima tecnología que le permite la fabricación de utensilios a través de la manipulación de los metales, luego de haberlo hecho con las piedras, y fabrica rejas de arado, espadas o cuchillos, está mostrando una asociación íntima entre cosas como las tecnologías en sus fases incipientes, el dominio de la naturaleza, a través sobre todo de esas tecnologías, y a la vez el desarrollo de artefactos (espadas, cuchillos) que le van a permitir a unos dominar sobre otros, del mismo modo que el conjunto de seres humanos trata de imponerse por sobre la “madre Naturaleza”.
Así, el señor feudal, o sus sucesores y adláteres en versión moderna, actualizada, acaban por ver a los habitantes de un “pagus” como “paganos”, a los “incolae” o “inquilinos” de un lugar como parte de ese lugar, como “materia prima”: ni más ni menos que los árboles o los ríos y montes del sitio en cuestión.
¿Se entiende ahora más cabalmente cuál es la historia y/o la lucha de la humanidad por arrojar de su cuello todo tipo de dominio externo, ajeno a ella, no deseado pero sí que impuesto por un poder que domina tales o cuales tecnologías?
Contra esos modos se alzaba la voz de Chantal Maillard en “Contra El Arte”, entiendo. Contra esos modos se ha alzado, tradicionalmente, toda la gran poesía, en espacial desde el Romanticismo del Siglo XIX hasta hoy. Contra esos modos : contra esos muros.
Hoy, lector, no hemos acudido a textos poéticos. Pero que lo dicho no caiga en saco roto. Y sobre todo: las citas de “En la Llama”, de Juan Eduardo Cirlot, y de “El libro de Urizen”, de William Blake, junto a la que ya se ha venido haciendo de “Hainuwele”, de Chantal Maillard, ¿no son en sí bastante invitación a su directo conocimiento y lectura? Espero que lo sea.
Deseo aclarar ahora algo sobre el título de esta entrada o post : nuestra cultura está cargada de muros, muros sobre o contra los que se apoya , también muros que nos impiden la libre visión de lejanos horizontes. Es como estuviéramos llenos de modos que son muros, los cuales a su vez nos dejan huérfanos, en el seno de la cultura, de horizontes más humanos que los que actualmente vivimos. Opino que es algo de esto lo que nos pasa, y puede que contribuya a crear eso que se llamó «El malestar en la cultura». Gracias.
Especialmete bueno su blog de hoy,totalmente de acuerdo en el muro que sobre todo hoy dia padecemos.Creo sr.Laza que
el malestar en la cultura,no solo esta en ella,tambien en los que amamos la lectura,el conocimiento y nos damos de bruces contra el muro de una cultura manipulada y no libre,sesgada.etc por eso nos vamos a autores llamados clasicos(no todos)y que podemos encontrar en sus paginas belleza y verdad.
Estimada dama blanca: siempre el poder aborrece la libertad que desde sus tentáculos no alcanza a controlar. Y más, cuando el poder se centra en ese absurdo metafísico y de todo orden que se llama «pensamiento único»… ¿Sabrán lo que dicen? Vivimos tiempos duros, conque habrá que apretar los dientes y escalar estos Narancos y Montes Ventosos que nos tocan, hoy por hoy. Pero conservemos la esperanza, y roguemos por nuestros dirigentes y nuestro pueblo. Es preciso.
“Los grilletes de la mente” me ha hecho recordar un post anterior de Palabras, bosques: Espacios Míticos, en el que aparecían dos frases que apuntaban a una misma idea, la del intento de “aprisionar” (mediante castigo -Nietzsche- o censura -Cernuda-) a todo aquel que tiene ideas propias que se alejan de la uniformidad.
Posts que siempre nos dan qué pensar. Saludos
Es cierto. Inevitablemente incido una y otra vez sobre ese tema, y otros por el estilo: es una de las lacras de nuestra sociedad. En el fondo de todo late una enorme falta de empatía, y el lenguaje, mejor dicho, los modos como usamos las palabras, suelen ponerlo de manifiesto.
Saludos, y gracias por entrar a este espacio.