Ámbitos : Estéticas y Sueños

6 Jul

"En la Llama", de Juan Eduardo Cirlot

1.- ¿Existe un modo de saber con entera certeza qué es lo que llamamos “Belleza”, o “Armonía”, o cualquiera otra cosa que podamos considerar que pertenece al universo (o ámbito) de la Estética? La enorme subjetividad que nos tiene bien atrapados, por un lado, y por otro el hecho, científicamente constatado, de que no percibimos igual, nos crea un sinfín de dudas.

No oímos igual ni tampoco vemos los mismos colores, sin embargo sí estamos, o al menos lo parece, en cada época en el seno de una especie de “consenso tácito” sobre lo que es y lo que no es bello, armonioso, deleitable.

Y están luego los sueños: lo que para algunas personas resultaría una pesadilla, un sueño lleno de monstruosidades aborrecibles, para otras pueden ser motivo de creatividad, acicates para indagaciones, puntos de partida válidos para una vida en plenitud poética. Cada ser humano es único.

Recuerdo ahora un sueño de Juan Eduardo Cirlot donde dice algo que resulta, aunque poco sorprendente si se piensa, bastante explícito y, -en mi opinión-, nada lejos de la verdad. Es el “sueño 68”, que está en una selección suya, que publicó en 1951, con el título de “80 Sueños” y que luego se han recogido en el volumen de sus obras titulado “En la Llama”. Poesía (1943-1959), Ediciones Siruela, 2005.

Dice así:

68

“El espíritu es una prisión más monstruosa que la carne”, oí que me decían. Era una reunión de ancianos, gente de pueblo reunida en la plaza mayor, tal vez para juzgarme.

El sueño de Cirlot viene a cuento de que si, como acabamos de decir, estamos dentro de esa doble prisión, que son la de la carne y la del espíritu, y resulta que ésta última, la del espíritu, es mucho más monstruosa que la de la carne, y como las nociones de belleza, armonía, etc., o sea, todo lo referente a la Estética están tan sujetos a eso que llamamos “espíritu”, ¿qué garantías tenemos de no estar bajo algún tipo de “visión cambiante”, con los tiempos, bajo los diferentes presupuestos culturales y sociológicos, e incluso ideológicos?

Y lo que hoy nos pueda parecer casi algo “deforme”, o al menos nada bello, como es la famosa “Venus de Willendorf” para sus artífices tendría, tal vez, altos valores de indiscutible belleza, u otros que ni imaginamos, en tanto que nuestra “ajustada a canon” Afrodita de Cnido, (de la que se dice que fue la famosa Friné quien sirvió de modelo. La historia de Friné es curiosa, pero este no es el lugar de referirla), sería una desgarbada figura de mujer en absoluto digan de considerarse “bella” ni “armoniosa”.

Tal vez la cuestión de fondo tenga algo que ver con determinados presupuestos de índole no estética en principio, e incluso con cuestiones de “educación visual” orientada a finalidades que no sean ante todo los de la armonía como principio generador, sino a otro tipo de intereses sociales y tribales. La maternidad, por ejemplo; la “sensación” de buena alimentación, también.

2.- Como antes de entrarnos por los caminos de la estética queremos dilucidar algunas cosas referentes a los sueños, tal y como anunciábamos en nuestra anterior entrada donde se habló de Palinuro, aprovecho ahora la ocasión para reflexionar, en la medida que en este espacio sea hacedero, sobre un tipo de sueños que conocemos del ya citado Juan Eduardo Cirlot, que él mismo dio a la luz de las páginas impresas, y que tienen todos en común un elemento muy curioso: hay voces en dichos sueños, le dicen cosas al soñador, o las oye él sin que se les digan expresamente.

Se trata de unos muy breves apuntes, todos en esa publicación ya antes mencionada, (“80 Sueños”), y donde aparecen numerados por orden pero sin fecha de día o mes, sin circunstancia alguna de lugar o tiempo, salvo el que se refiere al año de la publicación, lo que por otra parte no tiene por qué significar que los sueños publicados en 1951 sean todos de esa fecha: podría tratarse de anotaciones de distintos lugares y fechas, cada cual con sus “entornos circunstanciales” respectivos, aunque todos con esa referencia cronológica.

Pero ahora vamos tras de otra meta, en busca de un objetivo que sí tenemos hasta cierto punto a nuestro alcance: los textos mismos de los sueños que Juan Eduardo C. quiso poner en manos de los lectores: los de su tiempo, y los del tiempo después de su tiempo, nosotros ahora, y quienes vengan después de nosotros, ya en el futuro. Aclaremos que nos vamos a ceñir ahora a los que llamaré “sueños de voces”, esto es, sueños donde el soñador, J. E. C., escucha que le dicen algo, y nos lo refiere en su anotación con entera nitidez. Todos ellos tienen en común ese dato, por lo pronto. Y en otro tipo de estudio de esta cuestión, los ochenta sueños son, -creo-, factibles de clasificar por temáticas y otros elementos oníricos, como sangre, espadas, atuendos diversos, etc. Ya iremos a ello.

Contamos para el estudio inicial de estos singulares textos con un elemento de gran valor: el “Diccionario de Símbolos” del propio Juan Eduardo Cirlot. La primera edición, del propio Juan Eduardo, es de 1958. Sin embargo la aquí vamos a utilizar y recomendar es le de Ediciones Siruela, de la sque conocemos una 1ª de mayo de 1997, y una 2ª de noviembre del mismo año. Consideramos de gran interés tanto los Prólogos, de J. E. Cirlot, ( el de 1958, y el de 1969), como el Epílogo : las ediciones del “Diccionario de Símbolos”, de Victoria Cirlot (Barcelona, enero de 1997).

3.- ¿Cómo vamos a desconectar, a ignorar, a no atender a lo que dice JE Cirlot del “símbolo-Cocodrilo”, en página 139 de la edición de Siruela, ( la 2ª), que manejamos, de este sueño, el 6, (en pág. 356 de “En la Llama”) ?

6

“En un río, con el agua hasta las rodillas, estaba una mujer desnuda, de carne muy blanca  y miembros grandes y armoniosos. Varios cocodrilos vagaban en su cercanía. Finalmente, uno de estos animales se apretaba contra ella poniéndose de pie sobre sus patas traseras.”

Comprenderá el lector que la tarea que se está abordando, aunque pueda parecer ardua, es de una índole muy especial : nada más y nada menos que intentar una especie de “entrada” o “asalto” o “descubierta” por el alma misma de un soñador de calidades poéticas e intelectuales, de talla artística tan elevada, y de una increíble riqueza anímica.

Y esto, que sólo podremos tratar de acercárnoslo internamente, a modo de intuición que tenga el máximo de garantías de verosimilitud al menos, si no de verdad incluso, es algo tan apasionante que dejarlo sería como un crimen del intelecto, y despacharlo en un par de párrafos, sería peor: una solemne estupidez, si es que la estupidez puede tener algún modo de solemnidad. Conque iremos entrando en esos paisajes del alma de un gran poeta y sabio conocedor de mundos indecibles, paso a paso, y con esta certidumbre: aunque logremos algo válido, siempre estaremos en las lindes de nuestro objetivo: el mundo cirlotiano es de tal riqueza que un sólo individuo, con su sólo saber, no creo que pueda abarcarlo. Nosotros, pues, intentaremos únicamente un acercamiento.

6 respuestas a «Ámbitos : Estéticas y Sueños»

    • Aún tendré que añadir más cosas a la interpretación de este sueño de Cirlot. Sobre todo, insistir en ese doble «ser interno anímico» de los humanos, el que se representa como «ánimus» y el que como «ánima». Por sobre ambos, sobre-volando lo que llamamos «espíritu», que lo integraría todo, que lograría la síntesis.
      Ya veremos todo poco a poco. Pero interpreto el sueño positivamente: es un sueño de aspiración al conocimiento, creo.
      Insisto en dar las gracias.

  1. En principio, la interpretación que personalmente le doy no es negativa, sino positiva. Pese a que en su «Diccionario de Símbolos» el propio Cirlot propone una doble visión del símbolo-cocodrilo, la de agresividad y maldad, por un lado, como en el sistema jeroglífico egipcio, y la de fecundidad y fuerza por su pertenencia al reino intermedio de la tierra y el agua, por otro, ( casi todas son palabras de Cirlot), y pese a que añade una tercera, la de Mertens Stienon, que lo asocia a la sabiduría por su conexión con la serpiente y el dragón, creo que el sueño debe entenderse «dentro del propio sistema cirlotiano», en su saber y en su intuición poéticas, y en ese sentido, el cocodrilo es no amenaza sino «invitación al conocimiento». Además, esa mujer está desnuda entre cocodrilos, y no parece estar ni asustada ni intranquila, sino como esperando su momento de «conjunción o unión de lo ying y lo yang». En griego, guinnomai significa «nacer» y también «realizarse», y guinnosko significa «saber». Creo que lo que Cirlot sueña tiene más que ver con la persona humana que busca su realización y manifestación, y que esa mujer podría representar su «ánima» ( : los seres humanos tenemos ese doblete en nosotros, el ánima, y el animus; lo femenino y lo masculino ), quiero decir que el ánima de JE Cirlot, metida en las «mesmas aguas de la vida». que decía Santa Teresa, y que buscaba su completitud, su «llenarse de mundo» en sabiduría. Pero habría más cosas, que espero ir desgranando en sucesivos textos. Todo es de gran interés, creo, y me resulta apasionante. Gracias, dama blanca, por tu pregunta.

  2. Fascinante tema el de los sueños, que te atrapa como una gran tela de araña. Esperaré con verdadero interés las siguientes entradas. Gracias

    • Los sueños son un mundo misterioso. Creo que a lo largo de los próximos años la humanidad comenzará a aplicarse más a ellos, y sacar de ese potencial gran parte de lo que nuestra psique alberga en sí y aún no sabemos.
      Gracias por entrar al blog.

  3. Es curioso reparar en este detalle: el cocodrilo, por un lado asociado a la Sierpe y al Dragón, ambos simbolizando «sabiduría», en este sueño adopta una postura que es propia de un «proceso de humanización» : al ponerse de pie sobre sus patas traseras, para juntarse a ella.E insisto en que no vemos que la mujer le tema ni tema nada de la potencial fiereza del «animal». Es como si se fuera a realizar una unión física : la del «animus» con el «anima», y no hay ataque como fiera: un cocodrilo, pegado de pie junto a una persona, no le puede morder fácilmente. Para morder necesita la posición horizontal, desde la que sus fauces sí son temibles, pero en posición vertical y unido a la mujer, no podría. La imagen sugiere una coyunda, en su sentido figurado, y es ( a mi entender ) netamente simbólica.

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