1.- Uno de los más interesantes temas de los estudios en torno al Lenguaje, aparte el de su origen, es el de la aparición de la Escritura. Cuándo tuvo lugar la génesis de signos escritos con valor simbólico, y que además pudieran ser interpretados, de manera inequívoca, por individuos ya expertos en la cuestión.
Nos viene a la mente la típica figura del escriba egipcio, sentado, con las piernas cruzadas, y sus tablillas ante él, dispuestas para ir anotando lo que se le dijera. Y recordamos lo que nos enseñaban en la escuela: que el alfabeto lo inventaron, (o al menos, si no lo inventaron, nos lo trajeron), los fenicios. De lo que se deduce: si no lo inventaron ellos, se inventó en el Oriente Próximo, pues los fenicios seguro que no viajaban en busca de alfabetos, sino para sus comercios tradicionales. La relación entre “escritura”, – y, con la escritura, la numeración, las cifras -, y “comercio” es algo que hoy ya nadie discute. O casi nadie.
Según los estudiosos del tema la escritura debió aparecer muy tardíamente en relación con la aparición del lenguaje hablado, lo que tiene su natural lógica. Y su uso, inicialmente, sería para llevar cálculos y cuentas en el seno de sociedades altamente organizadas, como pudieran ser la egipcia o la caldea. Y como era la del México que se encontró Hernán Cortés en los años de 1519 y 1520, cuando inicia su conquista y saqueo, con ayuda de otros pueblos de la amplia zona conquistada, como por ejemplo los de Tlascala, o si lo prefieren, Tlaxcala.
Eso, suele omitirse cuando se habla de la “invasión y destrucción de Las Yndias por los españoles”. Como suele omitirse la acción de otros países europeos, Inglaterra, Francia y la actual Holanda, básicamente. Portugal, en este orden de cosas, se diría que “come un poco aparte” : los portugueses no se interesaban tanto por el interior de las zonas que alcanzaban, y sí por establecer puertos marítimos en las costas.
2.- La función de la escritura en gran medida y en un estadio inicial de la misma sería llevar una necesaria contabilidad de cosas varias, por parte del poder central de turno. Y además de eso, fijar hechos relevantes, o incluso fijar leyes. Sería el caso de muchas estelas. Sería el caso de las famosas, (¿Y míticas? En cierta medida, son míticas; en otro orden de cosas, son más bien historia), Tablas de la Ley. La mayor parte de los estudiosos suelen situar el origen de la escritura en una tablillas, cuyo fin era de tipo casi estrictamente contable, y que se hallaron entre los ríos Tigris y Eúfrates, o sea, en lo que durante mucho tiempo se ha considerado la cuna de la civilización actual en la Antigüedad.
Ya pues, desde el principio de estas sociedades muy desarrolladas, la figura del Héroe vencedor junto a la Ley que acaba imponiendo, por lo general de carácter religioso, y lo que hoy llamamos Erario Público, la Hacienda. Pero, ¿no hay nada antes de ese tipo de escritura? ¿Es ese realmente el modelo inicial, genético y primero de la escritura? Lo que vamos a sugerir aquí es que pudo haber un tipo de textos, no exactamente compuestos de “letras”, pero sí con signos gráficos, y pinturas, o ideogramas, que podían ser objeto de una “lectura”: en el sentido de que a los miembros de una determinada cultura les narraba hechos y acontecimientos, históricos o simplemente míticos, de gran importancia para la colectividad. Eso, existió, y quedan pruebas de ello. Lo que está por ver es si “eso” es realmente algo que podamos calificar de “escritura”.
3.- En la página 260 de “Cara a cara con la Vida, la Mente y el Universo”, Eduardo Punset, entrevistando a Phillip V. Tobías y Ralph Holloway, se lee:
H. :
“Y en cuevas de Australia se han encontrado pinturas de hace unos sesenta mil años…”
T. :
“Éste fue, precisamente, el inicio de la escritura. Poco a poco, como en los jeroglíficos, los rasgos de las pinturas se fueron estilizando.”
P. :
“Transformándose en símbolos”.
T. :
“Sí, símbolos comprensibles para la propia comunidad, que originaron la escritura, primero en China, después en Oriente Próximo, luego en el llamado Nuevo Mundo. Y en Sudáfrica una tribu llamada de los Hotentotes o Sand Bush Man grababan de forma estilizada, exactamente igual que los pictogramas egipcios.
Y más adelante, (pág. 262), hablando el entrevistador, Eduardo Punset, con los dos entrevistados, respondiendo a la pregunta de Punset sobre de cuándo data la ubicación del lenguaje en uno de los dos hemisferios en que se divide éste, (“¿de cuándo data? ¿De hace dos millones de años?”, es el final de la pregunta de E. Punset), a lo que responde Ralph Holloway:
“Sí, dos millones de años. Hace poco leí un resumen de la investigación de modelos cerebrales que se está realizando por medio de técnicas de resonancia magnética, con hablantes chinos e ingleses. Tienen que llevar a cabo una serie de cuatro pruebas, creo, no recuerdo exactamente cuáles, relacionadas con la captación de la entonación, la sintaxis, la estructura de los verbos y los nombres. Se demostró que los chinos tienen más áreas iluminadas que los ingleses porque en su lengua se pronuncian más entonaciones. Pero lo más significativo es que los chinos no nacen con este modelo cerebral, sino que con el desarrollo de su lengua ciertas partes del cerebro aumentan de tamaño. Por tanto, la estructura del entorno afecta a la estructura del cerebro, y viceversa. Por otra parte, todos los seres humanos aprenden la lengua de su cultura en el mismo periodo de tiempo. /…/ Es indiscutible que existe un componente genético del lenguaje.
4.- Aceptemos ese componente genético del lenguaje, y esos aumentos de áreas cerebrales de acuerdo al número y variedad de entonaciones de una lengua. Pero ahora nos planeamos lo que sigue: ¿y de la escritura, qué? ¿Se ubica en el mismo área que la lengua hablada? ¿Su mayor o menor cultivo, pongamos que el cerebro de un gran escritor, de un poeta de gran calidad, acusa o no acusa también “zonas más iluminadas” en función de sus capacidades? Porque el elemento de que siempre nos hablaron, (cuando nos contaban la creación de artefactos, de útiles diversos, un raspador o una azagaya), era ese dúo Mano-Cerebro. Ahora bien, imaginamos que estará presente también en el largo uso que el ser humano ha hecho de las manos para grabar signos, para escribir. Y si hoy la cosa cambia un tanto cuando lo que se hace es teclear, la conjunción “mano-cerebro”, ahí sigue.
Y si damos un paso más, podemos encontrarnos con otro tipo de signos, que en algunas lenguas como el griego y el hebreo se tomaban en su mayoría directamente de los grafos llamados “letras”, y que son los números. No creo que la invención de los números y la de las letras o signos gráficos hayan seguido caminos muy dispares. Es algo así como una intuición: nombres, números, y letras han debido estar muy relacionados desde el principio de estas “culturas gráficas”.
No olvidemos que al escribir, pongamos que un poeta su poema o un matemático sus cálculos y ecuaciones que van reproduciendo en signos, no sólo están en actividad el dúo mano-cerebro, sino que al mismo tiempo se está produciendo una alta función interior de simbolización, y la propia imaginación está como en efervescencia, en algún momento, a la vez que necesariamente contenida y refrenada por el matemático, el músico o el escritor a lo largo de todo el proceso.
Pero no era una genuina intuición, aquella de que antes les hablé: ya en la escuela nos decían que los fenicios, allá por el siglo XV antes de nuestra Era, inventaron el alfabeto. Y mi pregunta sigue siendo la misma : ¿es ahí donde nace la primera escritura, o hay modos de escritura anteriores?
5.- Estoy pensando, como el lector podrá imaginar, en las pinturas rupestres, que en algunos casos al menos, yo diría que incluso en más de unos pocos, parecen ser verdaderos ideo-gramas, y más allá de eso, mito-gramas. Aquí entrarían ahora algunos estudios de André Leroi-Gourhan, arqueólogo, prehistoriador, e investigador a nivel teórico, y autor a veces muy combatido por sus propios colegas. Posiblemente porque en algunas, si no en muchas, de las cosas que decía llevaba razón. Algo que suele ocurrir, y que sólo el tiempo pone en su lugar. A veces, que no siempre. En una próxima entrada o post quisiera proponer una explicación de la famosa pintura de Lascaux que se conoce como “El sueño del Chamán”, y de paso aludir a una interpretación, (de persona para mí muy querida y ya ida), del “poema rupestre” de la Cueva del Tajo de las Pinturas, en un hermoso pueblo de la provincia de Cádiz.
Pero estas cosas, las que en su obra “Las Raíces del Mundo”, podemos leer y reflexionar, nos podrían ahora llevar demasiado lejos, y casi es preferible ir paso a paso, y dar de lo que se vaya tratando pequeñas dosis de materia, a fin de que el objeto que tratemos de contemplar, quiero decir el tema de que nos ocupemos, quede destacado con suficiente nitidez y los textos que propongamos no sean en exceso ni duros de digerir, como suele decirse, ni tampoco demasiado extensos. Que como el dicho italiano reza, “Chi va piano, va sano e va lontano”.
Nota.- La fecha de la creación del alfabeto es un tanto arbitraria. Según algunos, dataría del siglo X antes de nuestra Era, según otros, de hace unos 1200 años (a. de C.). Lo lógico sería situarlo en torno a los siglos X y XII ( a.de C.), pero dado el enorme «baile de cifras» que suele darse en estas cuestiones, y también el hecho de que el alfabeto fenicio nos llega ya muy perfeccionado, desde el punto de vista de su estructura, he preferido fechar el fenómeno en unos 300 años más de los cálculos más optimistas en cuanto a su antigüedad, y en lugar del siglo XII ponerlo en el XV, por dos razones: la una, la «rara perfección» con que nos llega; es cosa que llama la atención, pues lo normal es qie algo de ese tipo recién creado no nazca «tan hecho ya»; y la otra razón es el mismo «baile de fechas » de que hablaba antes. En casi todos los campos de la arqueología y la prehistoria las fechas de fenómenos considerados relativamente «tempranos» o más cerca de nosotros en el tiempo, luego han resultado ser atestiguados como más antiguos. Con todo, la cuestión de la fijación de la fecha la considero menor, frente al hecho mismo de su invención y difusión posterior. Gracias.
A mí, la escritura me parece un maravilloso milagro (natural). Disfrutémosla mientras podamos, incluido el gozo de su estudio, también el histórico. La curiosidad es otro milagro. Un saludo señor Laza.
A mí, la escritura me parece un maravilloso milagro (natural); y su estudio un gozo. La curiosidad es otro milagro. Un saludo
Cierto, hay algo milagroso en todo eso, en el sentido de «milagro humano». Ya sabes que alguien dijo que el ser humano está entre las bestias y los dioses, a medio camino. Muchos animales y homínidos, «hablan», pero ninguno «escribe».
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