Hay momentos en la vida de un país en los que o se anda bien, o se cae al suelo el tinglado entero que se nos haya montado. Y esto ocurre en casi todos los actos y empresas de los seres humanos. En Literatura, les suele ocurrir al “coro de los grillos que cantan a la Luna”. Y a los cobardes o muy descarados, en Política. Es cuestión de ese cedazo que se llama tiempo.
Intuire es «ir adentro». Cuando Gauss calculó, (sin sumar los números), que la suma de todas las cifras de 1 a 100 es 5050, -¿qué maestro fue el que les puso este ejercicio a los niños que estaban en clase con Carlos Federico Gauss? Fuera el que fuera, su alumno llegó a ser llamado “Príncipe de las Matemáticas”, y él ignoraba el camino que el jovencísimo “aprendiz” iba a tomar : C. F. Gauss «ve» que sumados el número primero y el último, de forma sucesiva, el resultado es siempre 101, (1+100= 101; 2+99=101 …, y así hasta llegar a 50+51), y se da cuenta de que hay “50 parejas 101”. Y entonces pasa a calcular que 50 • 101 = 5050. Gauss escribe la solución y espera paciente a que sus compañeros de clase, penosamente, sumen todas las cifras hasta alcanzar la que él, con absoluta elegancia y limpieza, había » visto». Gauss había » ido adentro» de la naturaleza de los números y de la suya propia, y es así como alcanzó el resultado brillante que tantos matemáticos gustan de ponernos como ejemplo de elegancia de pensamiento abstracto y en el seno de las ciencias más exactas por naturaleza. Y cómo dejaría de atónito a su maestro: el alumno aplicó un algoritmo, conocido hoy como “el método de Gauss”, si entendí bien a quien me lo explicó. (Una de mis máximas frustraciones es no saber matemáticas).
De manera similar, si M. T. Varrón nos dice que las palabras latinas ”mane, maneare», (: mañana, amanecer), son denominadas así porque en el momento ese del día la luz «mana, emana, o fluye” desde el oriente, acierta con una raíz indoeuropea, MAN- (3). Una familia de lenguas que por cierto no iba a ser descubierta sino unos cuantos siglos más tarde, (en el XIX, por F. Bopp), y que el lingüista latino no podía conocer.
¿Qué ha pasado, entonces? Lo que ha ocurrido es que M. T. V. ha » ido adentro de sí y de su propia lengua”: ya tendremos ocasión de ver hasta qué punto atina y cómo razona cuando nos explica el origen y el porqué de la palabra de su propio idioma “terra”, que en latín se dice tanto así como acabamos de escribir, “terra”. Y también “tellus-telluris”, (de donde “telúrico”). El genial filólogo latino ha intuido. Números y nombres de nuevo en nuestra base de conocimientos, esos que albergamos de manera a veces insospechada. Los seres humanos seguimos siendo un misterio: igual que la Vida y sus Orígenes.
Hay una letra de una canción que decía : “no importa tanto lo que hagas como el modo en que lo hagas”, (cito de memoria, y además la letra está en inglés, con lo que la traducción será sólo próxima al sentido que recuerdo, más que a lo que literalmente decía la letra). De muchas maneras se puede lograr un objetivo, pero aquella que sea la más elegante y correcta es la que se debe buscar. El viejo dicho de no «matar moscas a cañonazos» es muy elocuente a este respecto: resultará la mosca en efecto muerta, pero el modo de lograrlo es tosco, grosero. Y hasta obsceno, si se nos apura.
¿ Cuántas maneras conoce una persona de decir «no» a algo sin ofender a quien se le dice «no»? Pues aquella persona que más y más elegantes maneras de negar (o de afirmar, viene a ser lo mismo cuando de lo que se trata es de mostrar desacuerdo con alguien) sepa y pueda poner en práctica, ésa sería la persona más idónea para ejercer la diplomacia : sabe ir al interior de la naturaleza humana por los caminos más elegantes y menos insultantes que sean posibles. “Intuire” es, pues, saber llegar al fondo de una cuestión sin gran esfuerzo, y eso nos viene a decir que aquello de que «in interiore homini hábitat veritas«, podría ser verdad.
Bueno: debe ser una gran verdad, sólo que hasta que no nos la ponen en palabras, ni se nos ocurre imaginarla. ¿Sirve esto para mostrar la enorme fuerza que sub-yace en el Lenguaje, se hable la lengua o idioma que se hable? Debemos creer que sí, en mi opinión. La poesía, en ocasiones hasta las propias matemáticas, ( o sea, lo que en el ser humano tiene que ver con los nombres de la cosas y con los números, cuestión que ya se abordó en una entrada de las primeras, o casi, de este espacio de comunicación que debo agradecer a La Opinión de Málaga), por no entrar en otras materias, así nos lo demuestran. A la manera que se “demuestran” esas cosas: por convencimiento intuitivo.
Pues de esa fuerza es de donde «mana», o fluye, o emana la palabra poética, que no en vano es la expresión máxima de lo que es una de las esencias del lenguaje: “decir-nos desde adentro”. Eso, fundamentalmente, es lo que hace el poeta: porque cuando se dice él, a todos en él nos dice. Que eso significa la universalidad de lo humano en el lenguaje. La otra de sus esencias es la de comunicar, palabra prima-hermana de “comulgar”, y para comulgar con algo o alguien, ¿acaso no tenemos que estarnos adentro de esa alguien o algo, a la vez que entrárnoslo adentro de nosotros?
Estas reflexiones nos vienen aquí a cuento de que los caminos que los seres humanos podemos tomar para resolver nuestras diferencias pueden ser muchos, pero sólo unos pocos son en definitiva los correctos. Y quiere ser también introducción a lo que se anunciaba en anterior texto: el somero análisis, la lectura intuitiva y literaria, antes que sólo crítica, de poemas de Juan Eduardo Cirlot, Juan Ramón Jiménez, de José Ángel Valente, de Claudio Rodríguez, de Rafael Pérez Estrada, de Manuel Alcántara, de Juan Gaitán y de Lucas Martín, en una primera serie de poetas del XX y lo que llevamos andado del XXI. Algunos, como se verá, son poemas aún inéditos. No importe: serán debidamente situados en un contexto tal que haga comprensible a los lectores lo que se diga de los poemas. Y si el intento tiene éxito, ya habrá ocasión de acudir a más nombres, a más poemas, a nuevas lecturas: algunos de esos autores que van a ser objeto de nuestras consideraciones, ya se nombraron en anterior texto; otros no, pero están en la recámara. (¿Cómo íbamos a no decir cosa alguna de César Vallejo, de Chantal Maillard, de José Luis Hidalgo?).
Nota.- El orden que se seguirá en las lecturas intuitivas de los poemas de estos autores nombrados, será aleatorio, no cronológico: nos alejamos así (deliberadamente) del uso estricto académico, y nos allegamos de paso a “las concordancias” que seamos capaces de ver en los poemas de los diferentes autores de quienes hablemos.
Recuerdo que hace algún tiempo tuvimos una pequeña polémica epistolar a propósito de la frase latina «urbi et orbi», que Ud. la utilizaba incorrectamente, -perdone se lo dijera así-, como «urbi et orbe», so pretexto de que Pío Baroja la usaba así. Hoy siento tener que volver al tema de «los latinajos» con motivo de la frase «in interiore homini», porque el genitivo de «homo/hominis» es «hominis» y, por tanto nunca puede ser «in interiore homini». Creo recordar, por cierto, que la frase de san Agustín textualmente dice «Noli foras ire, in te rede, in interiore hominis habitat veritas».
Lleva razón usted, señor Botín. Es hominis, no homini, lo correcto. En aquella ocasión, que recuerdo, lo que yo defendía no era a mí, sino la posible licencia de don Pío Baroja al escribir, como a vuelapluma, homini sin su /s/ final propia del genitivo de la tercera declinación. Yo también «me he comido» la «s».
Con respecto al «in te rede», que usted cita de San Agustín, (no tengo a mano el texto), me queda la duda de su será mejor «in te redde», con doble /d/. Yo creo que en latín clásico sería redde, pero ¿era ya todo el latín que se escribía en tiempos del obispo de Hipona, San Agustín, latín clásico puro?
Le agradezco su puntualización
Me interesa mucho la figura de José Luis Hidalgo con ese enigmático libro llamado «Los muertos» y esa personalidad tan frágil en medio de una biografía algo oscura.
La poesía, en general y en cualquier caso, es la médula de la Literatura; auténtica esencia. Me encanta esta iniciativa tuya. Bravo.
Eres una persona increíble, Lola. Sabes estar en todo momento en tu sitio y te mueves como pez en el agua en los ambientes debidos, que son los que corresponden a tu sana postura vital (desde mi punto de vista, es obvio) y a tu jovial modo de encarar las cosas.
Gracias por acordarte de este blog. Por cierto: José Luis Hidalgo fue para mí un auténtico descubrimiento. Espero que mis comentarios a su poesía no desmerezcan mucho de su talla.
Un cordial saludo, y te digo lo mismo: tus iniciativas sí que son de auténtico éxito. ¡Torera!
Amigo Paco Botín: acabo de encontrar (¡en la Red! Ya te decía que estoy casi sin los libros básicos de mis primeros estudios en la Facultad de Letras) la cita de San Agustín, que es «Noli foras ire, in te ipsum redde,in interiore hominis habitat veritas».
Como verás ( espero me permita el tuteo ) quedamos ambos satisfechos: es hominis, como muy bien me rectificas, y es redde, como me esperaba yo. ¡Y a ambos se nos olvida el «ipsum»!
Un cordial saludo, y sigamos debatiendo lo que proceda.
Y muchas gracias