Año municipal

1 Ene
Comienza hoy un año electoral en España. Cataluña marcará una inclinación muy notable en esas votaciones

 

A cinco meses de la consulta electoral local, España da un prolongado adiós a gobiernos monocolor. Vienen Cabildos sin mayorías absolutas

Carlos Pérez Ariza

El pasado martes concluimos el año con un artículo solo digital. Con este, empezamos el nuevo 2019, igualmente, sin papel a la vista. La prensa se enfrenta a los hechos –su principal hoja de ruta–, en un final de década, donde todo se cuestiona y todo es cuestionable. Los recientes resultados electorales de esta tierra andaluza son un ejemplo. Con el cambio radical hacia un gobierno del centro-derecha en Andalucía, tras casi cuatro décadas de mandatos socialistas, el panorama parece extenderse a todo el mapa español. Una reciente encuesta de ABC –un sondeo siempre es aproximativo, máxime a cinco meses vista– da una amplia ganancia a las más que posibles alianzas para cogobernar en la mayoría de los municipios. En las 52 capitales de provincias, con 1.438 concejales, los resultados posibles serían: PP, 461; PSOE, 345 (ambos a la baja, -18 y -30, respectivamente); Podemos, 187 (-17); Ciudadanos, 174 (+29); VOX, 72. La sumatoria es evidente. Derechas: 701 concejales. Izquierdas: 532 (+144 de partidos nacionalistas donde los hay). Las alianzas estarán servidas. El mapa municipal se tiñe de derechas, mientras las izquierdas pierden color. Tales resultados le indicarán al gobierno de España, una fecha cierta para convocar sus propias elecciones generales. Unas votaciones llevan a la otra aunque, según estos datos, sin grandes alegrías para Pedro Sánchez, con los PGE colgando sobre su cabeza.

Las urnas, como la vida misma, dan sorpresas. La primera se está escenificando en Andalucía. Un mapa territorial autonómico extenso y poblado con casi nueve millones de personas. Un coto político del histórico PSOE-A, donde nunca se había ensombrecido su larga sombra. Un granero de votos alegres, que ha dado aliento al amplio toldo socialista español. La España de esta posmodernidad democrática no se entendería sin ‘la PSOE-A’, como la denominan por aquí. España contempla un nuevo panorama de agrupaciones políticas, que crecen como hongos en el bosque otoñal. El socialismo español ha encabezado la apuesta más arriesgada en toda su historia reciente. Una moción de censura, que ha dado la vuelta a la tortilla parlamentaria. Un cruce del Rubicón, no ilegal como el de Julio César, pero inédito en este 40 aniversario de la Constitución del 78. El PSOE se juega su legado socialdemócrata.

Llegados aquí, con la pérdida del gobierno en Andalucía, el calendario marca para el 26/05 las elecciones municipales. ¡Uff!, queda mucho. Y las generales, ¿pa’ cuándo? Los tiempos políticos van de la mano de la oportunidad. Para Pedro Sánchez, lo más urgente es esperar. No parece preocuparle que ‘el futuro llega muy pronto’, como explicó Albert Einstein. La siguiente cita con las urnas municipales puede volver a dar sorpresas. Si la tendencia es a la ola por la derecha, el mapa puede poblarse de casas consistoriales cogobernadas. Empujarán hacia unas generales de infarto para el PSOE de Sánchez y sus socios. Visto los 400.000 votos reales de VOX en estas tierras, apuntan los expertos consultados que seguirán subiendo en estas municipales. Sobrepasarán el millón y medio de votos, afirman. Su salida a escena parece que es para quedarse. Nada está escrito en política. Las encuestas son hitos en el camino, indicadoras de probabilidades. Ningún sondeo es definitivo. Vendrán más para engordar titulares periodísticos.

Los barones socialistas, que gobiernan en otras CCAA, muestran sus manos nerviosas. Se miran en el espejo de Andalucía y se pasean por la misma posible situación: perder gobiernos. Se estremecen ante un horizonte que les dejarían en el frío desierto de la oposición. Desagradable camino por el que hay que transitar durante una larga legislatura de cuatro años. El PSOE está escindido por arriba, las bases siguen aún juntas al presidente del Gobierno. Lo imposible ha sucedido. Los votos andaluces se han desparramado por otras casas a babor y estribor, han perdido la brújula y el timón. La Nave no va.

Internamente, ha sacudido conciencias la carta a Pedro Sánchez del socialista vasco, José María Múgica Heras (hijo de Fernando Múgica, asesinado por ETA en 1996), con su renuncia tras la foto navideña de la portavoz y secretaria general socialista en Euskadi, Idoia Mendia compartiendo mesa y mantel con el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi. Blanquear el terrorismo etarra, ‘no en mi nombre’, ‘una frontera que no se puede traspasar’, ha dicho Múgica. La carta es dura, directa, un manifiesto político, que está haciendo reflexionar a la dirigencia socialista española. Señala a Sánchez de estar propiciando una ‘brecha’ en su partido. Pueden leerla aquí: https://www.elmundo.es/opinion/2018/12/18/5c17afe121efa0354e8b45ea.html

Este nuevo año es electoral. Junto a las municipales se votará también por algunas CCAA y las europeas. Un vaivén de urnas que concluirá con las generales. El centro, donde los votos se deslizan a izquierda y derecha, parece estar agitado. Tal como lo comprueba estos andaluces esquivos con la eternidad socialista. Y aún por explicar la sorpresa de esos votantes por VOX, que se han inclinado por una opción impensable en este territorio tan dejado de la mano de Dios y de los hombres. La alerta de tsunami desde Cataluña sigue activa.

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