Andalucía y los niños

23 Oct
Casi dos millones de escolarizados, atendidos por  120 mil profesores en 7.000 centros educativos, según cifras oficiales de la Junta de Andalucía

La aritmética electoral es una cuadratura del círculo, que deja ángulos oscuros. Uno más Uno, puede no resultar dos. Para despejar tal ecuación pueden faltar votos

Las campañas se centran en permanecer sentados en Sevilla. Los problemas pueden esperar. Esta tierra tiene muchos. Se posponen y se ocultan tras las eternas invectivas parlamentarias, donde el ‘usted más’ es una piedra arrojada al rostro del adversario. Sin dejar de reconocer que esta tierra y sus habitantes han progresado, aun podrían estar mejor. Las continuas agresiones al pueblo andaluz son inadmisibles. El momento electoral aflora de nuevo tales insultos. No sólo es la constante utilización de los estereotipos más casposos en series de televisión, donde el personaje ‘andalú’ actúa como el ‘gracioso’ de turno, el ‘cateto’ eterno, la criada ocurrente, el ágrafo sin tilde en los diptongos. También es la comparación impropia, odiosa utilizando el ejemplo de lo niños atrasados de Andalucía en comparación con los de Castilla. Esto ha encendido el inicio de campaña electoral en boca de Isabel García Tejerina (PP). El subtexto, amparada ella por el Informe Pisa, es arrojar la tea contra el gobierno ‘eterno’ del PSOE andaluz. Se ha podido explicar mejor en su diatriba contra su adversario político, sin necesidad de señalar a los niños andaluces, que no son tan tontos como ella cree. Y voy a relatar un ejemplo sucedido hace apenas dos semanas en un colegio público de Málaga.

En un acto con 50 estudiantes de entre 10 y 14 años, donde una experimentada periodista les relató lo que significa la Prensa en una sociedad libre y democrática, como intenta ser España desde hace 40 años, ese grupo de chicos, donde la mayoría eran chicas; mantuvo, durante una hora de charla, una escucha encomiable. No se oyó ni un suspiro. Atención absoluta. Yo, que hice la función de interlocutor con ella, les veía desde el estrado con sorpresa y admiración. Eso fue la primera impresión. Cuando abrimos el turno de preguntas, a la espera que fueran escasas o casi ninguna, la sorpresa no solo fue que se levantaron decenas de manos; sino la agudeza, claridad y variedad de las preguntas. Esos niños, que se pueden tomar como ejemplo de la mejor educación pública que se hace por aquí, habían preparado sus inquietudes al hilo de la actualidad. Por ellos, hubiéramos seguido una hora más. Por ellos hay que trabajar para mejorar la vida en esta tierra.

Esa primera sesión de ‘La Prensa en mi mochila’, auspiciada por el Colegio de Periodistas/Asociación de la Prensa de Málaga, la Junta de Andalucía y Fundación La Caixa, tiene como objetivo transmitir la tarea que realizan los periodistas en nuestro país. Enseñar eso a los alumnos de la Educación básica, les ayudará a ser mejores ciudadanos. Seguramente se estará contribuyendo a que no se queden por detrás de los niños castellanos, como aseguró Tejerina.

La desafortunada crispación escenificada en TVE por la representante del PP, no ha tenido eco en los dirigentes locales de su partido. Sin embargo, se puede rastrear en el tiempo el constante desprecio de algunos de ellos por Andalucía. Si quieren gobernar, deben centrar sus ataques en las deficiencias de estos casi 40 años del socialismo andaluz. La batalla electoral es eso. No hay duda, queda tarea para que Andalucía salga del furgón de cola de España y Europa. Si el PP sabe cómo, que lo explique sin necesidad de colocar a los niños andaluces como los tontos eternizados en el pesebre socialista. La agenda de los problemas sin resolver son muchos y siguen aquí, inamovibles, perennes y perentorios. La región más poblada de España, casi 9 millones de habitantes, la segunda en extensión territorial. Con fuerte presión inmigratoria y con la población estudiantil más elevada del país. Son hechos que distorsionan las estadísticas.

La crisis financiera, que cumple diez años, los ha agravado. Esta región sigue entre las menos desarrolladas de la UE, lo indica la caída del PIB por debajo del 75% de la media europea. Una paradoja para la ecuación política andaluza, pues tal baja, le dará un 5% más de fondos de cohesión desde 2021-2027. El paro endémico es otro indicador maligno: un 24%, mientras la media española es del 15%. En zonas como Cádiz, se alcanza un 40%, con una salida laboral, sostenida por el narcotráfico. En la población juvenil el desempleo es abrumador. Está claro que la economía andaluza, basada en el turismo y la producción agrícola necesita nuevos impulsos. El abandono escolar es alto, un 23%, prueba de un sistema a revisar en profundidad. Posee la carga más alta de Educación superior con 10 universidades públicas, todas deficitarias. La atención sanitaria se ha resentido, mucha gente en los hospitales y centros de salud protestan.

La presidenta, ahora candidata, esgrime el salto cualitativo que ha experimentado Andalucía desde que gobierna el PSOE. Más de 36 años de gobiernos ininterrumpidos, 14 con apoyo de otros partidos. Carga ella con las cuestiones señaladas, aún no resueltas, y la sombra de los ERE. Tal vez sea esta la campaña de ser sincera. De exponer los problemas y sus soluciones, sin temores. Pero eso siempre es arriesgado cuando se juega el futuro de la continuidad. Andalucía espera enmiendas. El voto pasa por explicar el cómo, cuándo y dónde.

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