Se está montando un zipizape de consideración a raíz del nuevo recorrido oficial de la Semana Santa de Málaga y las sillas y tribunas que vertebran el mismo.
Desde el inicio de este faraónico proyecto que supone re hacer la carrera oficial, ha habido algunos hitos que se presumían complejos ya desde la lejanía.
Durante el verano, cuando a esto se le comenzaba a ver color, eran pocos los que saltaban a la palestra para dar cuenta de los posibles problemas que pudiera ocasionar este gran cambio.
Básicamente sucedía que, como suele ser habitual, el gentío aplaude o permite lo que sea hasta el mismo momento en que dicho cambio afecte un ápice a su interés particular. Todos son de oenegés hasta el día en el que le retiren un céntimo de su vida, momento en el cual se patea cualquier entidad si es necesario con tal de proteger aquello que tienes que ceder, que defendías ceder pero que nunca llegaste a imaginar que tendrías que hacer.
Y algo así ha pasado con las sillas y tribunas. Llegado el justo momento, la Agrupación de Cofradías –con una escrupulosa metodología para disipar cualquier tipo de sospecha-, ha tenido que soltar sobre el nuevo tablero todas las sillas de abonados del juego anterior. Y se armó el belén.
Como es lógico y normal, al realizar este tipo de cambios y modificaciones, se trocea el antiguo recorrido oficial y sus sillas en porciones que se re estructuran en el nuevo espacio. Al tener que ir cortando y pegando, se tiene que sesgar para poder realizar las particiones y es ahí donde, en el corte, pueden darse situaciones complejas.
Si has tenido la mala fortuna de tener tus sillas en el centro de dicho tajo, es probable que en la nueva re ordenación tengas dos sillas aquí y otras dos sillas en Pekín. Este problema es algo evidente y que se sabía que sucedería pues no existe otro método para llevar a cabo este sistema. Una vez comunicado el resultado final a los interesados, éstos –enfado incluido-, deben acudir a la Agrupación de tal manera que se busque una solución a sus problemas puntuales con una gran oficina donde se están atendiendo a los afectados y resolviendo sus problemas.
Pero no está sentando bien el sistema a muchos. Quizá pensaban que el cambio de recorrido se realizaría llamando uno por uno a todos los abonados para preguntarles qué opinaban. Quizá debemos ser los dueños de las sillas los que decidamos los designios de la Semana Santa de Málaga. Quizá, y solo quizá, tenga que ser el abonado el que decida cómo hacer el nuevo reparto de las sillas.
Llegados a este punto se puede entender a la perfección el disgusto y molestia de aquellos que ven cómo de repente se va a cambiar algo que llevan haciendo muchos años. Y es normal. Porque afecta y da reparo verse condicionado en algo sin haber tomado parte. Pero es la vida. Funciona así y pensar lo contrario no tiene mucho recorrido. No todo se decide. No todo se hace como uno desea y en este asunto hay beneficiados y perjudicados –que en ambos casos tienen opción de solventar su problema aunque marchen a otro lugar-.
Pero da igual. Hay quienes ya recogen firmas, como apuntaba el periódico hace un día, contra esta gestión. Denuncian que no se ha dado publicidad suficiente al asunto. Que no se les ha informado. Que se les podría compensar por los cambios y que no se ha respetado la unión de los grupos de familias en las sillas. Y se queda uno helado al leer tales afirmaciones por ser un poco extrañas. ¿Cómo se va a organizar algo por las familias? ¿Va la Agrupación anotando “Aquí ponemos a los Pérez Rodríguez con los Rodríguez García que son cuñados y a la abuela cerca”. Es rarísimo que se quiera revestir de drama algo que tiene su justa medida de coraje y lamento.
Mayor es el “dolor” por dejar de realizar ciertas cosas por parte de las Hermandades al paso por el recorrido oficial pero de los que nadie jamás dice nada. Y es que, por mi parte, mil veces antes está la pérdida de estampas como la del cortejo de la Esperanza arrodillado en Calle Larios mientras el Dulce Nazareno bendice a Málaga y que jamás se va a volver a repetir. Y como ésa, mil y una. Porque todo va a ser nuevo y lo que hasta ahora tenemos como memoria colectiva y sentimental en el ámbito cofrade desaparece de un plumazo y solamente queda la resignación. Pero ahí nadie alza la voz. Eso no interesa. No importa. Aquí lo grave es que te cambian la silla. Que te mueven a otro lado. Y que, de primeras, te puedes ver sin tu cuñao al lado para que tus hijos corran como gacelas con sus primos por la Alameda. Pues quizá sea este el mal menor de algo que, con total seguridad, si tuviera que tener una pérdida relevante no sería la de las sillas y su ubicación sino la de las estampas cofrades que se pierden.
Pero a la ubicación hay que sumarle un segundo lamento: la subida de precios. Y es que, con el nuevo plan, se aumenta el precio de los abonos quedándose la más barata en 60 euros por siete días de espectáculo. ¿Caro? No. ¿Subida desorbitada? Tampoco pues no te están subiendo el precio de lo que ya tienes sino que están sacándote de un modelo para meterte en uno nuevo con otro sistema, otro precio y otro servicio. Queda pues esperar a ver el resultado y comenzar a sacar conclusiones al respecto pero es del todo curioso que se alce la voz por el “desorbitado” precio de las nuevas sillas cuando, a mi entender, sigue siendo un precio bastante competitivo en comparación con cualquier espectáculo al que acudas.
Una entrada para un concierto de Jarabe de Palo –no es Madonna– en la Sala París 15 –que está muy bien pero es una sala de conciertos en un polígono industrial- tiene un precio de entre 30 y 50 euros. Una entrada para ver el fútbol en Málaga durante 90 minutos puede alcanzar precios locos si quieres ver a un equipo bueno. Y así con cualquier cosa que pienses incluso comparándolo con una tarde de cine que puede salir con sus palomitas por unos quince o veinte euros por persona. Pues ante esa realidad –consumida por probabilidad por gran parte de los que protestan por los nuevos precios- resulta complejo poder llegar a un razonamiento lógico.
A nadie le gusta que le suban el coste de nada. A nadie le gusta que le cambien una rutina. A nadie le gusta que le creen problemas. Eso está claro. Pero igual de claro está que todo eso iba a suceder cuando se planteó el cambio. ¿Qué hacemos? ¿Damos marcha atrás para que tú sigas con tu silla de siempre haciendo lo de siempre? Jamás en la vida. Si se cambia algo que sea por el bien común y nunca por el interés individual. Ya sea para seguir adelante con el nuevo recorrido como para volver al punto de inicio y quedarse con lo que había. Siempre en base al mejor resultado para la Semana Santa y sus Hermandades en primer lugar y después para el resto de interesados dentro de los que estamos los abonados.
Esto se sabía. Y quien no lo supo fue porque no quiso. Y hubo silencio. Ahora habrá quien se quede sin su silla cómoda por dos pesetas. Y quien deje de disfrutar de Carreterías alfombrada de romero. A mí me importa más lo segundo. Y ya no va a suceder. Imagina pues lo que me importa que las sillas se meneen.
Y todavía la masa que arrastra la Legión por Carretería no sabe que ese show se acabó. Je. Nos vamos a reír tela.
Garlic and water.
Querido Gonzalo. Tienes razón en algunas cosas y en otras no. El proceso no ha sido transparente ni igualitario. Ha habido privilegiados que han podido elegir antes que nadie y sin saberlo nadie. Y se ha perdido la oportunidad de deshacer la cacicada de Clemente cuando se amplió la tribuna. Abrazo. Tienes mi móvil.
Tengo 3 sillas para mí mujer y mis nietas de 5 y 6 años y ahora estoy dividido por un pasillo que hago dejo a mi nietas solas o dejo auna sola, no han pensado en nadie solo en ellos
Buenas tardes, soy un afectado por la reubicación de sillas y pertenezco a la plataforma q usted menciona, estoy de acuerdo con usted en muchas de las cosas de las q da su opinión, en la lucha de la plataforma no. Si bien es cierto que se inició por un grupo de afectados ya no es así, luchamos por q no nos roben nuestra semana santa, LA DE TODOS, esa es nuestra verdadera lucha, la de carretería, la de la tribuna de los pobres, la de la catedral y la de q unos cuantos no decidan por nuestros sentimientos, si usted nos presta sus oídos unos minutos seguro q sus palabras cambiarán, se lo aseguro. Tiene usted mi email para escribirme cuando lo desee e informarse sobre nuestra lucha. Gracias por su tiempo
Parece que te importa bastante poco nuestras costumbres, nuestras raíces y nuestros momentos más particulares de la Semana Santa. Adiós a la doble curva, adiós a carreterías, adiós a la Tribuna de los Pobres, adiós a las monjitas del Pasillo Santa Isabel y adiós a tantos momentos inolvidables de nuestro Recorrido de Semana Santa. El Recorrido de toda la vida, el que lleva casi 100 años y que por «antojo» de algunos hay que cambiar….¿por seguridad? ¿ Quién asegura que el recorrido nuevo es más seguro que el actual? ¿Dónde están esos informes?No sólo tenemos que pararnos en eso, sino te hago la siguiente pregunta ¿Dónde verá la gente que no tiene sillas la Semana Santa? Todo el recorrido está cubierto con sillas y tribunas, así que sólo queda desplazarte a las cercanías de sus salidas para poder verlo, porque lo que es por el centro poco vamos a ver.
No es una lucha de abonados, es una lucha de los malagueños. ¿Quién sabe en la calle qué es lo que está corriendo ? La gente se queda sorprendida cuando le explicas el nuevo recorrido .
Y con respecto a las sillas, parece que ves normal que tu familia se siente separada o bien que te levanten de una silla que la has tenido 20 años y sienten a otro porque es amigo, primo , conocido o averigua el porqué……