Sube al escenario. Pantalón de lino blanco. Chanclas de polipiel con doble cinta. Camisa de manga corta con bolsillo. Tres botones abrochados. Cuelga oro fino. Atril cojo. La playa de fondo. Ecos de chumba chumba. Los de atrás con sonrisa a media asta y brillo en la frente. Bebe agua. Comienza. Se para. Mira hacia atrás. “Menudo atraco don Francisco. Jajajaja. –Risa forzada-. “A ver qué zale”.
Malagueñas y malagueños. ¡Boquerones y boqueronas! ¡Hola! –aplauso fuerte-.
Quisiera empezar dando las gracias al Alcalde por haber confiado en mí para pregonar nuestra feria que es la mejor del mundo. Con el puño en la mano lo digo. Gracias alcalde. Gracias Paco. Gracias amigo. -50% pitos 50% aplausos-.
Cuando recibí la noticia de mi nombramiento como pregonero me emocioné muchísimo. Porque dar el pregón de mi feria es lo más grande que me ha pasado en la vida junto con el nacimiento de mis tres varones y haber conocido a mi señora que está aquí detrás sentada en una silla con una botellita de agua fresquita porque está nerviosa y se le hinchan los tobillos. –silencio-.
Málaga. Crisol de culturas. Málaga la bombonera. Flor de la costa del sol. Capital del sur de Europa. Picassiana. Cosmopolita. Málaga la cantaora. Málaga la bella. El vino dulce. Su sol. Los espetos de sardinas. Sus calles. La Trinidad y el Perchel. Caleta y el Limonar. Y Gibralfaro en lo alto viendo a Málaga pasar. La Malagueta. El verde y morao. La playa del deo. La gasolinera Alaska. ¡Y sus mujeres, la más bellas del mundo! –Aplausos y desconcierto-.
La feria de Málaga es muy bonita. Acapara una oferta grandiosa para todos los gustos. Aquí hay de todo. Actividades para los más pequeños con sus tradicionales pintacaras y cuentacuentos a la fresca en la histórica calle Alcazabilla y por la noche, justo al lado de la animada zona de los jóvenes, los carricoches. La feria no entiende de edades porque el disfrute tampoco –silencio-. Bebe agua-.
La gran fiesta del verano tiene dos partes. La mañana y la noche. El centro y el real. Por la mañana su vasito fresquito de vino y el baile y la música por las calles mientras nos refrescamos con los exquisitos caldos de nuestra tierra. Qué bueno está. Y por la noche, ya maqueao, a las casetas. A disfrutar de las actuaciones que nos ofrecen con todos los estilos de baile. Qué bien lo pasamos en esas casetas tan bonitas. Grandiosas y abiertas a todo el público porque aquí somos gentiles y en nuestras casetas entra todo el que quiere, no como en otras provincias. –Aplauso doble. Sevillano el que no bote de 3 minutos y alusión a “Tele Cevilla”-.
Una flor en el pelo es suficiente para la mujer malagueña. Su belleza no tiene comparación en Europa y es por eso que vienen forasteros del mundo entero a deleitarse con su figura. La calle Larios se engalana con toldos y papeleras para que se paseen las mujeres guapas mientras los hombres bailan a su alrededor. Es Málaga señores, viva la madre que las parió. –“oooooooooleeeee” y aplausos-.
Juventud. Divino tesoro. Y es que la chavalería malagueña hace de nuestra feria un mar de frescura y júbilo que se comparte en nuestras calles. El baile, los contoneos y la ropa fresquita propia de estas temperaturas son los ingredientes para unos muchachos que solamente piensan en disfrutar. Habrá quien los critique pero no saben de lo que hablan o seguro que nunca lo han pasado bien. Es la feria de Málaga señores, que aquí cabe todo el mundo. Y están en la edad de disfrutar. Quién tuviera esos años… ¡ole por ellos! –Ovación y primeros vivas-.
Pero como está mandado, entre tanto vinillo y tanta cerveza fresquita, hay que comer algo que si no después hay que coger los coches y no se puede. Pero Málaga está preparada para eso y más. Las tortillas de patatas, los pimientos fritos y los callos hacen del centro una gran cocina de agosto. Uno lleva salchichón, el otro piquitos y el más encogido lleva la bolsa de papas. Pero con poco se pasa bien. La fiesta la pone Málaga, nosotros las ganas y así salió nuestra feria. Como dijo el mariachi: “Con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero”. Así se vive agosto en Málaga. ¡Venirse señores! –Nuevos olés y comentario entre el público: “Es un pregón muy llano. Muy del pueblo. Asín sí”.
Llega nuestra feria señores. Que abran los balcones las malagueñas. Que engalanen sus ventanas. Que el tronío de las biznagas de olor nos embriaguen hasta el infinito. Que la plata navegue entre nuestros platos y el pescaito de la bahía sea nuestro sustento. Que salten los jureles y la panga. Que bailen las rabas de pota por malagueñas y que la cerveza Steinburg sea fuente de alegría. Málaga está en fiestas y toda ella se vuelve caseta. Los portales restaurantes, los bancos pedestales y las esquinas vestuarios. Que no hay lavabo, pues se busca un hueco oculto y se hacen las necesidades. Porque habemos muchas criaturas y la fiesta es larga. Y como dijo mi compadre: “Haced pipí, que nada pasa, para eso está Limasa”. –Risas del pregonero, guiño al alcalde y carcajada del público”.
Y cómo no acordarse de nuestros mayores. Esas personas que ya no se pueden mover pero que al llegar la feria tienen su caseta. El rengue. No falta la comida y la bebida. No falta la orquesta ni tampoco un postre. Y siempre atendidos por nuestros políticos que de manera desinteresada acuden a su encuentro para preocuparse por ellos. Y si hay suerte cae algún abanico de regalo. No piensen mal. Que así nos va en Málaga por culpa de los derrotistas. Alegría, ¡que agosto suena a flamenco y en el Cortijo de Torres tienen su eco las malagueñas! –silencio-.
Ha llegado la hora de finalizar este paseo por nuestra semana mayor. Quedan minutos para que los tradicionales petardos de colores vuelen sobre el cielo de Málaga y dé comienzo una semana de cante y baile. Salid malagueños. Que la ciudad es nuestra por una semana. Que el centro son los moros y el vino moscatel los cristianos. A refrescarse y a disfrutar de un centro que se vuelve caseta. Que el orgullo de ser boquerones se demuestra poniéndose el sombrero de paja y no criticando tanto. Y al que no le guste que coja la A-92.
Malagueños, ¡Viva la feria de Málaga! ¡He dicho! Perdón. Y ahora Edurne. Que ha hecho una canción de la vuelta ciclista que quita el sentío. La de Operación Triunfo. Esa. La rubia. Que ahora está con el portero de futbol. Ya me voy. Adiós. ¡He dicho!
Ovación cerrada.
-Texto aprobado por el consejo consultivo del órgano ejecutivo responsable del plan director para la conservación del desastre de feria que tenemos-.
Viva Málaga.
¡VERGÜENZA AJENA! siempre igual, de todos modos no sé de qué me sorprendo , esta es la feria del chusmerío, la vulgaridad y la exaltación de lo cateto. Muchos malagueños no estamos de acuerdo en absoluto, con su plantemiento, nada que ver con su celebración, y las autoridades cada vez mas contentas porque viene mucha gente,y ya está, con eso… parece que todo vale.
Me declaro ¡ANTI FERIA DE MÁLAGA!