Las tonterías son tonterías salgan de quien salgan. Pueden decir tonterías los políticos, los escritores, los artistas, los homosexuales, los filósofos, los protectores del patrimonio, los defensores de las ciudades o los Sacerdotes. Sí. Los Curas también pueden decir tonterías. Eso sí, tenga en cuenta siempre las características del mismo para entender si es una gran tontería o es fruto de otras cosas.
Hace unos días un Cura que habita por nuestras calles aportó al manual de los anticlericales algunas frases que les hacen el trabajo más sencillo a los que caminan en contra de la Iglesia. ¡Caramba! ¡Un miembro importante de la Iglesia diciendo que los mariquitas son enfermos! Sí. También se trata de un hombre de ochenta y cuatro añitos. Un chaval. Un chiquillo al que debemos atender en todo momento y que refleja el estado actual de la entidad. No, ¿no? No.
Ante estas circunstancias, suelen sucederse grandes cocciones de puchero de opinión. Los pro tal ladrando por un lado, los pro cual ladrando por otro y al final, como siempre, la porquería subiendo rápidamente a la superficie. En fin, duelo de chorradas entre la gran mayoría de gente normal. Marujas siempre hubo. Igual que personas que dicen tonterías. Y los alzacuellos no se salvan de eso. ¿Acaso son extraterrestres? No. No lo son.
Por desgracia, la Iglesia suele convertirse en diana fácil para gente limitada en multitud de ocasiones. Y por desgracia, igualmente, este tipo de críticas vacías hacen que la gente normal vea como su criterio honesto se ve intoxicado siempre. En aquellos casos en los que desde el clero se cometen deslices –mariquitas-, el grito rápido hace que la crítica sensata desaparezca o llegue incluso a interpretarse como una chorrada más de los anti. Por el contrario, en las situaciones en las que se critica de manera despiadada a la gente de San Pedro sin sentido, siguen sin verse con normalidad la defensa honesta a los Curas pues se interpreta con ser un ultra. En definitiva, una reducción a debates entre anti y ultras. Qué pena que esos prefijos no sirvieran únicamente para los detergentes. Pero no es así. Y en Málaga, últimamente, lo estamos observando con un caso muy evidente: El del Hospital de Santo Tomás.
Ubiquemos por si alguien no lo sabe. Tras la conquista pacífica –jeje- de Málaga por parte de los Cristianos, en la ciudad se comenzó a organizar una nueva urbe. Aquí hacía falta de todo. Que si colegio, que si hospital, que si sitio para matar a los malo. Lo típico. Y se decidió poner a un señor, valorando sus ayudas para limpiar la ciudad de moros malos, como regidor de la ciudad. El elegido fue Don Diego García de Hinestrosa –que pobre no era- pero muy buenísima persona. Vamos, vamos. Era bueno pero de estas personas buenas que tú dices…de bueno es tonto. De esos.
La cuestión es que este señor decidió construir un Hospital en calle Santa María. Un sitio precioso para tratar a los enfermos, que curiosamente en sus inicios solamente albergaba a tantos enfermos como apóstoles hubo en la última cena. Un lugar que fue ejemplar gracias a la gestión de un Patronato de La Sangre, que lo formaban las fuerzas vivas de la ciudad. Un sitio especial donde se mantienen los restos del señor García de Hinestrosa y que a finales del siglo dieciocho fue pasto de los traqueteos de uno de los grandes terremotos que azotaron Málaga. Dicho imprevisto se solucionó pronto y en el mismo sitio en el que se levantó un hospital en 1505, lo volvía a hacer de la manera en la que lo conocemos actualmente, en el año 1891. –Anótense en la agendilla, que el trozo de arco que se sitúa en los jardines de entrada a la iglesia de San Agustín, son un pedazo de los arcos que conformaban el patio central del primer hospital de Santo Tomás y que se salvaron del terremoto-.
Desde esta fecha hasta ahora, el Hospital y su patronato han ido en declive progresivo hasta su total cierre y su posterior disolución. Durante los últimos años, la mayoría del edificio ha estado cerrado aunque es cierto, o eso parece, que ha habido una señora habitando en el Hospital durante años.
En dos mil doce, el patronato cesa por completo su actividad y es en este instante en el que la Diócesis de Málaga se hace con la totalidad de la propiedad parar convertirlo, en un futuro cercano, el Museo Catedralicio de Málaga –no un huevo que se echa a freír–. Hasta aquí la historia. Ahora las historietas.
Desde que la iglesia se hace con el poder del inmueble, se han producido innumerables quejas y peticiones a los nuevos responsables por el estado del edificio. Hasta aquí normal. O no. Puesto que un edificio en total abandono durante décadas, tendría que ser motivo de queja e indignación siempre. No únicamente cuando pasa a ser propiedad de los curas. Qué raro.
Conforme pasan los meses, un grupo de personas malacitanas a través de las redes sociales piden a diario y en varias franjas horarias, diversas peticiones al Obispado. Un día es que se les abran las puertas. Otro día es que les enseñen los archivos. Otro día es que no los tiren. Otro día es que no derrumben el edificio. Otro día es que no construyan pisos. Otro día es que no hagan negocio especulativo con el solar. Otro día es que allí hay gatos. Otro día es que no les contestan a sus cosas al minuto. Otro día es que por qué no les contestan nunca. Otro día es que les enseñen los planos. Otro día es que cuándo van a hacer un plan serio. Otro día es que cuando van a emitir un comunicado oficial. Otro día es que cuándo van a emitir un comunicado oficial bueno porque el último no les vale. Otro día es que por qué Ignacio Castillo publica unas fotos de esta casa. Otro día es que si hay dedocracia. Otro día es que esas fotos ya las habían visto y no valen. Otro día es que pongan fotos nuevas y frescas del día. Otro día es que por qué han hecho fotos . Otro día es que aquello está sin tocar según las fotos. Otro día es que aquello se lo están cargando y no paran de tocar. Otro día es que qué hacen con los legajos que hay allí. Otro día es que quieren saber si hay legajos. Y así hasta el infinito. Y siempre contra los mismos. Y siempre al mismo. Al Cura moderno. A Rafa. Que contesta bien pero eso es que es malo. Que contesta normal pero eso es que es malo. Y que contesta mal pero eso es que es muy malo. Misma cantinela.
Málaga necesita siempre de personas, con nombre y apellido por cierto, que luchen por su patrimonio y estén pendientes de todo. Es bueno. Es sano. Y es motivo de orgullo para los ciudadanos de un lugar falto de personas tan comprometidas. Pero ahora el poco comprometido con la causa en cuestión soy yo. Porque no me creo que se vaya a tirar el edificio. Porque me parece poco sensato y serio que la institución que más y mejor patrimonio artístico conserva del mundo vaya a romper un lugar mágico de nuestra ciudad. Pero no es posible. No puedo pensar así. Porque si lo hago y no voy caminando paralelo a los defensores, estoy en su contra y por lo tanto estoy en contra de mi tierra y su patrimonio. Ja. ¡Te quieres ir perejil! #SalvemosLaCordura
Viva Málaga.
También los periodistas dicen tonterías, si escriben un artículo sin documentarse. Si es ninguna tontería que el Obispado haya dejado el Hospital de Santo Tomás en manos de un señor, que con todos mis respetos no entiende ni un pimiento de arte ni de historia, y que este a su vez haya dejado la llave del mismo a otro, que será todo lo arquitecto que se quiera, pero que tampoco sabe nada de arte, y menos de historia, y por contra, a una persona que es la encargada del patrimonio del Obispado, muy versado en arte, en historia, y por supuesto en legajos (como vd. dice)se la haya apartado del tema. Este señor,es quien se debería ocupar de todo, que para eso fue nombrado.
Y si ese señor es inteligente, que lo es, si no entiende de algo, nombrará a alguien que sepa de esa cuestión. ¿Es posible que una persona que es la encargada de dar cuenta de lo que sucede con el hospital, le diga a unos señores que se preocupan del tema, «no allí solo hay unos papeles antiguos, metidos en unas cajas, llenos de boquetes y de bichos». Eso no es serio, ¿y si esos «papeles» son escrituras del s. XV?. ¿Porqué el Obispado no ha hecho un inventario serio de lo que había en el hospital? Solicitar claridad, en una trama confusa, no es ninguna tontería. ¿Donde está la sinceridad del Obispado cuando repetía «El hospital de Santo Tomás es de todos los malagueños»?
¿Donde están los periodistas, que decían que este hospital y su contenido era del pueblo de Málaga? Señores tiren de hemeroteca, defiendan lo que es de todos. A mi me parece muy bien que el Obispado se haga cargo del hospital. Soy creyente y debería tener confianza en el clero, que al fin y al cabo son los represetantes de la religión, pero aquí parece que hay muchos intereses creados, y con su actuación en este asunto, me están entrando sospechas de que todo es una farsa, y a un año de la cesión del hospital, todavía no hay un proyecto definido. Eso sí, sacar de allí muchas cosas de valor pero no decir cuales son y a donde van. Ya es hora de que la prensa tome partido. De la valentía de algunos de vds. dependemos todos. Tienen facilidad para desde su sitio de privilegio, poner las cosas en su sitio.