La rentabilidad de las miserias

7 Nov
LVMM
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El prefijo re- se usa comúnmente para poner énfasis en todo aquello que nos parece importante y repetimos. Si te dicen te quiero y te re quiero, puedes ponerte contento pues a alguien le haces tilín. Si recaes es señal de que algo no va bien. Pero lo que siempre es malo y sucede muy a menudo es re pagar. Pagar por lo pagado. Volver a endiñar o buscar los medios para algo que ya debería estar sufragado o cubierto.

Y en Málaga pasa con frecuencia. Se paga por lo ya pagado. Te quitan para cubrir los gastos de lo que ya estaba en el presupuesto. Y cuando no se puede re pagar o sencillamente no interesa el tema, el personal se busca las habichuelas como puede.

Vivimos en la ciudad donde Parques y Jardines pone césped artificial –Tendrían que cambiar el nombre por Parques y Jardines de plástico-. Vivimos en la ciudad donde las luces de navidad te cuestan lo que gasta tu secador –Teresa Porras dixit-, el agua sube un bollito –Francisco de la Torre dixit- pero que con la crisis se convierten en porquerías mal servidas y sin bajarte el precio. Mal. Muy mal.

Ante estas circunstancias de carestía, los responsables de manejar las cuentas deciden recortar en todo aquello que afecta al ciudadano pero lo hacen por su bien. Eso está claro. Fuera sanidad -¿A mí qué más me da si tengo seguro?-. Fuera educación -¿Cómo va a ser universitario el hijo de un albañil? Qué traviesos estos pobres..-. Y fuera dinero e iniciativas serias para paliar aquellos problemas graves de nuestra sociedad –No estamos para cartelitos-.

Debido a estas circunstancias, ciertos grupos en peligro de exclusión social por sus diversas características se encuentran en grave estado de indefensión que los lleva a agarrarse a clavos ardiendo. Y clavos salen hasta de debajo de las piedras. Muchos. Achicharrando. Oxidados. Y algunos incluso huelen a azufre.

Si hace un año veíamos a una multinacional que vende mortadela enseñándonos cómo se arregla todo comprando embutido o a un gigante de la comunicación que nos mostraba cómo con sus teléfonos te llamaban de un trabajo, ahora se ha bajado el listón y encontramos a nivel provincial – que no provinciano. ¿o sí?- diversas actividades para “luchar” contra las cosas malas de este mundo. Caramba. ¡Qué bien!

Sin duda alguna, de todo lo visto hasta ahora, una de las actividades que más me ha causado impresión ha sido la de un grupo de buenos empresarios malagueños que anunciaban hace unos días, con toda su buena fe, una campaña con el siguiente eslogan: “Lucha contra la violencia machista. Péinate por cinco euros el día tal en el centro comercial cual”. Claro, uno al ver eso se marea un poco. Pero avanzan los días y ves cómo se va a hacer en un parque una paella para combatir la fibrosis quística con el escudito del ayuntamiento detrás. Y seguidamente te enteras que unas mujeres taxistas se hacen un calendario para luchar contra el cáncer infantil. Y después te mandan un video que si lo ves, de manera inexplicable, se le envían unos céntimos a los pobres. Ahí. En genérico.

Y sigues y te enteras que un hombre mata a una mujer ayer en Málaga y flotan las campañas amparadas por nombres comerciales para ayudar a erradicar este problema. Y asesinan a mujeres y salen a los cinco minutos los políticos con mensajes imbéciles a decir pamplinadas. Y después saltan los más radicales a soltar proclamas propias de la Unión Soviética sobre “terrorismo patriarcal” –,con esas mismas palabras, para acabar defendiendo su partido político y criticando al otro.

Y en dos días, con el cuerpo de la mujer asesinada aún caliente, tendremos las cuatro marchas de siempre con la cintita. Y te pedirán que pongas un lazo en tu foto de perfil de whatsapp o Twitter. Ese whatsapp por el que sigues chismorreando o malmetiendo. O con una camiseta. Nunca se sabe cómo. Pero lo importante es erradicar lo malo. Eso sí. Aquí se viene a ayudar. Y no a ganar nada. Ni hacerse popular. Si hay que ayudar se ayuda. Aunque sea con un grupo de pijas que con sus palabras dicen A pero en el cartelito ponen B. Que no. Que es por el bien común.

Y si el lazo es rosa, toca cáncer de mama. Pero se callan cuando quitan dinero público para sanidad. Pero que no falte el lazo y el gritito. El lazo que encargas a la empresa de tu amiga a dedo para que te haga una campaña de unas cuantas horas. Que paga dipu. A to plan. Que es, one more time, por el bien común. Por el bien y por lo provechoso de vender las desgracias.

Un baile en mitad de la calle para que no pasen hambre en Etiopía. Una canción en youtube para hacer un hospital pero con la publicidad a los lados. Un cartel solidario que imprimes aquí, diseñas allí y me pasas la factura. Peinados. Paellas. Concursos. Teatros. Calendarios. Y los políticos detrás. Que no hacen bien ni lo poco que deben conseguir y se permiten saltar a la palestra a decir sandeces dignas de un ministro de educación. Dinero poco. Educación poca. Vergüenza menos. Para jugar se compran ustedes unos diábolos. El problema es que estamos en la miseria. Y por suerte. Y por desgracia. Esas cosas raras dan dinero. Y ayudan. Y sirven. Olviden todo lo escrito. Gracias por ayudar a mejorar esta ciudad. Aunque sea rentabilizando las miserias

Viva Málaga.

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