La Mundial y la casa de Pin y Pon

5 Sep
LVMM
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El Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía practican mobbing contra la ciudad, su urbanismo y ciudadanos.

Esta práctica con nombre moderno viene a ser algo parecido al acoso. Al maltrato. Al derribo y humillación indiscriminada. Al vale todo. Al cueste lo que cueste. Porque ellos no lo pagan. Porque ni lo quieren ni lo sienten.

Por lo general los ciudadanos nos mantenemos al margen. Salvo cuatro despistados que no escapan ni media, la mayoría de los malagueños, por cultura o ganas, no suele reparar en los daños y barbaridades que se suceden de manera terrorífica.

Ejemplos hay miles. Millones. Con sospechosas similitudes y que sirven para que Málaga sea capital de la Costa del Sol, del Sur de Europa y ya mismo un Marina D´Or con carteles de todo lo que fuimos y nada conservamos.

Por suerte, en algunos casos la ciudadanía, en proporciones minúsculas, decide que ya está cansada. Que hay cosas que ya molestan y que no les da la gana que sigan adelante.

Desgraciadamente, en la mayoría de los casos, todo queda en anécdota, lamento y reflexión pues aquí, al final, siempre se hace lo que diga el del dinerillo.

Uno de los casos más llamativos de especulación bochornosa, favoritismos y paseo de las leyes por lugares oscuros es el sucedido en el entorno de Hoyo de Esparteros y el edificio que albergaba La Mundial, la gran pensión de la ciudad.

A finales del siglo diecinueve, Isabel Loring Heredia –pobre no era- junto a su marido Ricardo Heredia Livermore –no tenía tampoco pinta de tener la cartilla en rojo- encargan un edificio para poder vivir. Nada del otro mundo. Simplemente buscaron al mejor arquitecto de la ciudad, cogieron el teléfono, llamaron a Eduardo Strachan Viana-Cárdenas y le dijeron:

-Edu, ¿Tú has hecho calle Larios y toda esa zona nueva, no?

-Sí, Marquesa de Benahavís.

-Buenos pues levántame un edificio como esos de Larios aquí en un terreno que tengo averiguado. Pero hazlo más bonito. Ah y las rejas ya las pongo yo.

Dicho y hecho. En poco tiempo el gran arquitecto malacitano construyó un hermoso edificio en una de las zonas residenciales con más solera de la época, teniendo como vecinos a familias como los Scholtz, Strachan, Heredia, Grund, Guerrero Strachan –Eduardo y Fernando- o Huelin.

El edificio destacaba por su valiosos cierres curvos de madera, el artesonado de su interior y sobre todo la fundición de todo el edificio con unas rejas de diseño original salidas de su propia casa, de la fundición del abuelo de la señorita Isabel, Don Manuel Agustín Heredia –de VPO que era aquello…-.

Con el paso de los años, la familia abandona el edifico convirtiéndose éste en sede del Gobierno Civil  en Málaga y vivienda privada del señor gobernador.

Al abandonar dicha institución esta sede y tras cambiar de manos en los registros, el inmueble pasa a convertirse en una gran pensión internacionalmente conocida y bautizada con el nombre de La Mundial.

El concepto de pensión ha ido desvirtuándose y numerosos hoteles, catalogados como tales a día de hoy, serían concebidos como pensiones décadas atrás.

La Mundial destaca por sus instalaciones, su mobiliario distinguido y su privilegiada ubicación. Por ella pasan innumerables personajes destacando periodistas y escritores que descansaban, escribían y alzaban el codo durante los años de guerra y pre guerra civil en Málaga.

Estos hechos hacen que La Mundial siga por siempre en la memoria escrita de decenas de personas, crónicas de diarios y hojas de libros. No es un lugar más. No es un lugar cualquiera. Salvo para un puñado de individuos.

Como es normal, lógico y sensato, el inmueble estaba salvaguardado por una protección arquitectónica en base a su historia y valor artístico.

Por desgracia, en Málaga no tiene valor absolutamente nada. No existe algo que no sea vendible ni protegido por aquellos que, supuestamente, deben estar al tanto de todo para que Málaga no sea violada.

Nada más lejos de la realidad. En esta ciudad el padre no ejerce de tal cosa y en vez de proteger se une a la jauría en busca de cuatro migajas. Migajas, por cierto, que de nunca han repercutido en la ciudad y sí en cuatro majaretas.

Allá por el año 2007, un promotor adquiere el edificio con el interés –lógico y normal- de ganar dinero. Lo que no sabía -¿O sí?- era que había comprado un inmueble protegido. Con historia. Delicado. Y que difícilmente podría servir como solar para cualquier otra cosa que no fuera restaurarlo, rehabilitarlo y mantenerlo.

Jaja. Eso pasaría en cualquier sitio menos en Málaga. Aquí por dos pesetas sudadas te baila la danza del vientre hasta el que más manda.

En el caso de La Mundial, el Ayuntamiento de la ciudad fue el primero en pedir y apoyar que se derribara el edificio. Ahí. Sin problemas. ¿Quieres que te tire aquello? Por dos perras lo tienes. Venga. ¿Qué más? ¿Qué más?

En este caso, para poder derribar y mancillar la historia de Málaga era necesaria la participación de la Junta de Andalucía pues debían ser ambas administraciones las que aprobaran retirar la protección arquitectónica al edificio para que éste pudiera ser derribado. Ya hay que ser gentuza.

Tras varias negativas de la Junta, llegado el 2008 ambas partes guiñaron el ojo al promotor y se retiró al edificio cualquier tipo de protección. Málaga hacía una vez más, el papel de padre proxeneta.

Desde aquel momento fue la ciudadanía la que tuvo que poner contra las cuerdas a todos los actores. A unos por la vergüenza y deshonra de actuar de tal manera con los cuatro girones de historia que nos quedan a cambio de nadie sabe qué, y en otro lugar ante el promotor, con la sonrisa opaca, por proyectar un inmueble que sobrepasa cualquier límite de los establecidos para la construcción en el centro de la ciudad.

Resulta lógico que los dueños construyan sin pensar en las leyes. Total. Si se acaban de ventilar una protección arquitectónica ¿Qué más les da una planta por encima de lo legal?

En este punto de parálisis nos encontramos ahora. Con un edificio reventado por dentro y por fuera. Deseando que se caiga, se queme –Es el modus operandi en Málaga- o mate a alguien para poder seguir haciendo de esta ciudad un terreno de pasto para cuatro vacas.

El único motivo que sostiene toda la teoría de estos caballeros, es que el hotel proyectado es obra del arquitecto Rafael Moneo. Sí. Un Príncipe de Asturias. Sí. Un poseedor del Pritzker. Sí. Uno de los mejores arquitectos del mundo.

¿Y qué? ¿Eso compensa la historia de una ciudad? ¿Eso compensa derribar lo poco que nos queda que no es feo? ¿Compensa eliminar una calle para el resto de la historia?

Igual hace unos años, cuando éramos ricos, traían a cuenta este tipo de actuaciones. Pero ahora no. Porque ahora somos más pobres que las ratas y duelen más este tipo de atracos a las entrañas de nuestra ciudad.

Decía el alcalde que no habría problema. Que se mantendría el edificio pero unos metros más apartados.

Claro que sí, muchacho. Claro que sí…

Al final, La Mundial se va a parecer a la casa de Pin y Pon. Repleta de mentiras. Con puertas que eran pegatinas. Con ascensores donde no cabían los muñecos. Con sillas donde Pin y Pon se sentaban en pie.

Esa es la ciudad que tenemos. Donde las normas se evitan a placer. Donde no hay políticos. Hay sheriffs que reparten justicia según les venga. O les den.

Qué asco.

SALVEMOS LA MUNDIAL.

Viva Málaga.

7 respuestas a «La Mundial y la casa de Pin y Pon»

  1. ¡¡¡ Hombreee !!! despues del bodrio debajo debajo del parador que mas da bodrio mas o bodrio menos ,si total los ricos y mandamases de la cuadra esta viviran despues en el rincon el limonar etc.etc. que mas le dara a ellos ,TENEMOS LO QUE VOTAMOS , y me refiero al PPOE….

  2. Pronto lo iban a consentir los sevillanos, deberíamos aprender de ellos, aunque solo sea a este respecto.
    Málaga: «el peine para que no peine».
    Es una lástima, pero es así.
    Enhorabuena por el artículo.
    Saludos.

  3. Es curioso los » lugares comunes » que nos achacan a los sevillanos, la mayoría absolutamente falsos ¡ Ojalá ,este concretamente, de defender nuestro patrimonio histórico, fuera cierto ! .La triste realidad es que en Sevilla se ha destruido más del 80% del patrimonio. Para muestra el palacio de la Plaza del Duque, que aún puede admirarse en fotos antigüas, que se derribó para construir El Corte Inglés.Se podría hacer una lista interminable de salvajadas semejantes y los sevillanos no hemos hecho nada por impedirlo.

  4. No derriben La Mundial, recostrúyanla. Es parte de nuestra historia, a ver si los catalanes iban a permitir que derribasen unos de los edificios hechos por Gaudí, solo porque este estuviera abandonado

  5. Magnífico artículo, Gonzalo, magnífico. Aun así no se les caerá la cara de vergüenza a pretendidos intelectuales para los que defender el patrimonio de esta castigadísima ciudad es cosa de progres e izquierdistas de salón. Qué futuro nos esperaría con ellos.

  6. Excelente artículo, Gonzalo León. No creo que haya un caso en Málaga tan bochornoso como éste. Y es que el Ayuntamiento ha vendido una calle pública y un edificio histórico cambiando a su antojo la ley de protección, el PEPRI Centro, etc con el beneplácito de la Junta de Andalucía. A cambio de dinero que todos sabemos que no tienen para crear el horroroso proyecto de Moneo. Hemos condenado Hoyo de Esparteros a ser un solar más donde aparcar el coche por 1 euro.

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