Olga. Un año… ¡Santo cielo! ¿Cómo va la vida? El paso del tiempo nos deja claro lo efímero de esta historia. Hay que correr y apresurarse por hacer algo, de lo contrario, se te escapan las horas de alquiler del terreno. Aunque sigas vivo. Porque tú estás. Tú vives.
Cuando hiciste el hatillo quedamos en que, si la cosa no iba bien por allí, volverías. Que aquí te estábamos esperando. Y lo seguimos estando. No has vuelto. Aunque das señales. Por tanto es evidente que estarás bien. Pendiente de todo y de todos. Y además pasándotelo de escándalo.
Te imagino en la puerta del cielo. Allí, en una esquina, echando el rato y viendo aparecer a Hugo Chávez y a Sor María –sí, la monja roba niños-. Qué cachondeo… Y te imagino hablando de cine con Bigas Luna o pidiéndole un collar a Margaret Thatcher y un poncho a Chavela Vargas para hacer un look moderno.
Los cigarros te los fumas con Santiago Carrillo, que él ha llevado tabaco para la eternidad. Seguro que has aprovechado y le has dicho que tu padre tiene un estanco.
Olga. Te va bien. Estás bien. Y lo sabemos. Y nos tranquiliza. Porque eres paz.
Aquí la cosa tiene chicha. Málaga no cambia. En ningún sentido. Pero hay novedades. Algunas te gustará saberlas. Otras menos.
El mundillo cultural está algo más parado. No hay mucho meneo pero de vez en cuando despunta el Museo Picasso con cosas chulas. Ahora la cultura se traduce en cosas patrocinadas y que, al final, poco tienen que ver con la cultura real e interesante.
Eso sí, alguien a quien tú quieres bastante está triunfando. Tu Martín. Moniche. Está bordándolo con La Térmica. Hacen cosas interesantes y está demostrando que Mies Van de Rohe llevaba razón con el less is more. Con poco hacen mucho. De vez en cuando entra el pellizco político y se les cuela alguna conferencia extraña pero nada que no guste. Un día estuvo Valdano. El del fútbol. ¡Qué mezclas!
Martín está bien. Se ha dejado barbas y parece más mayor. Está maduro. Es buen tipo y te quiere mucho. Ni te imaginas…
La política sigue en su línea. Nadie hace nada. Todos dicen mucho pero en el fondo la imagen que proyectan da vergüencita ajena en la mayoría de los casos. Vergüenza de la que nos gusta y hace reír. Nuestros iconos devocionales tienen actividades dispares: Teresa Porras está liada con el tema de los chiringuitos que son bunkers de Normandía y se pelea mucho con Damián Caneda. Vaya pelazo tiene Caneda…Quién lo pillara…
Por el contrario Salvador Pendón está más perdido. Se ha hecho un Facebook y lo da todo a diario. Pone fotos de sus “logros” y también habla de flamenco. Va a lo suyo. Pero se mantiene fuerte.
Ahora mismo quien manda por aquí es el alcalde, -dicen que su mujer también- y los que están detrás de él. Hay dos o tres personajes que en la sombra se están convirtiendo en magnates de Málaga. Magnates. -Qué curioso si la g se desplazara un puesto-.
Bueno…por cierto… ¡Notición! El alcalde ha dicho que igual se vuelve a presentar en 2015. Tenemos una conversación pendiente al respecto sobre el tema. Yo no es por nada… pero dicen que se mantiene tan fuerte gracias a que nada en la piscina. Estoy empezando a sospechar que la piscina no tiene agua. ¡Tiene formol!
Olga.. Málaga es infinita. Infinita en su bucle. Y agobia un poco. Aunque supongo que desde allí se seguirá viendo divertida. La Reina Sofía vino ayer a lo de la Cruz Roja. Yo pensaba que iba a estar en la calle poniendo pegatinas y me quería pasar a saludarla. No ha podido ser, pero bueno, no pasa nada. Total…no se le entiende al hablar así que tampoco me pierdo mucho.
La gran pelea ahora por aquí es el tema del metro. Que si por encima o por debajo. En realidad a todos les importa un pimiento cuál es la mejor opción. Yo supongo que a Blas tener la Alameda peatonal le debe encantar. A él le deberían preguntar y su opinión valdría más que la del resto. Pero ya sabes que las cosas no funcionan así. En fin…
Te decía que no todo está siendo igual de bueno. El asunto de los medios está regular. Tu tele se marchó contigo. Y desapareció. Te ahorraste el trago. Pero están todos bien. Los Álvaros se mantienen. Y te recuerdan. Igual que Marina, Matucha o Fabel. Y Loma. Él sigue haciendo chistes buenos por Twitter de los que comentábamos.
Casualidades de la vida. O de su ausencia de ésta. Viendo lo que sienten por ti quienes compartieron contigo tantas horas de trabajo se entiende que dabas vida y que cuando te fuiste, aquel sitio la perdió. Pero tranquila. Está todo bien.
Estremece ver lo que eres. Lo que has conseguido. Tus redes sociales siguen vivas. Activas. Llenas de personas. Se ha convertido en un muro de las lamentaciones de toda la gente que te quiere. Y que sigue estando a tu lado. Y te cuentan qué hacen. Y te enseñan fotos. Y se conectan para que sepas lo que han conseguido, lo que han perdido o lo que necesitan que sepas. Da miedo. Susto. Pensar de cuántas personas eras referente. Pero no importa porque sigues ahí. Porque eres estela. La religión de Olga. Ese grupúsculo que escucha a Franco Battiato por ti. Esa gente que se cruza, se enteran de que te conocían y de repente se convierten en amigos. . ¡Me ha pasado! Conocí en una hora a Roberto y de casualidad acabamos hablando de ti. Y supimos quiénes éramos. Y nos despedimos con un abrazo. Roberto… y Álvaro, Martín, Eva, José, Mike, Pilar, Estela, César, Pichi, Alex, Migue, Carlitos, Rocío, Lorena, Ana, Miriam, Teresa… Eres infinita. Olga.
Y tranquila, a los que adoras se mantienen. Tu hermano está hecho un genio. ¡Ha salido en el ABC! Y en el Limonar taconea tu eco a cada instante. Y en un lateral de la Alameda suspiran por ti a diario. Y se llora. Mucho. Pero no pasa nada. Está todo bien. Gasta mucho cuidado. En un año te escribo y te cuento.
Viva Málaga y que viva Olga. Siempre.
A VER Gonzalo, es de los obituarios recordatorios o llámalos X más sentidos pero divertidos que he leído nunca. Bravo! y gracias a quienes recuerdan a personas como Olga para que quienes no están no mueran
Maravilloso y entrañable. Es cierto que sigue viva, su sonrisa, su educación, su personalidad….parece que en cualquier momento va a entrar a comprarme algo. Que rápido pasa el tiempo!
La nobleza de Olga