Mentecatos en Superficie

17 Oct

-Hola buenas tardes ¿Me pone un bocadillo de jamón ibérico de bellota, por favor? -Claro, aquí tiene. –mmm…pero oiga, esto es mortadela. -¡Anda, anda! ¡Qué va! ¡Eso es jamón! –Pero mire…si es redonda, rosa, con mijitas blancas y embutido en un plástico. Esto es mortadela. -¡Anda muchacho! ¿Cómo va a ser eso mortadela? Te digo yo que eso es jamón… hazme caso. Tú pruébalo… verás como te gusta y te lo comes… Anda tonto… Tú hazme caso a mí.

Chispa más o menos, esto es lo que está pasando en Málaga con las inversiones importantes. Con los grandes proyectos que marcan el destino de la ciudad. Ese pedazo de puerto que no es tal sino un centro comercial. Esa pedazo de estación que no es tal, sino un gran centro comercial con andenes. Ese proyecto de barrio cultural que no es tal, sino el mismo barrio con bancos y columpios. Esa Málaga moderna que no es tal, sino una ciudad anquilosada y mermada por el sopor municipal.

Y sobre todo y ante todo un metro, que como estamos a puntito de observar, no será sino un tranvía medio enterrado a dos metros del suelo y que rajará la gran avenida bonita de Málaga como el que navajea el corazón de alguien bueno y acaba con su vida.

Ahora está de moda en internet, el que las gentes del pepé usen la coletilla de #MálagaFunciona para promocionar y babear al respecto de las cosas que se hacen en la ciudad –supuestamente bien-. “Manolito Pérez ha ido a por un papel al tabaco y ha tardado seis minutos. Málaga funciona”. “Gumersinda Bonilla ya no se troncha la rodilla en el bordillo de su casa porque se lo han rebajado. Málaga Funciona”. Y así hasta el hastío. Hasta la arcada. Hasta el infinito.

Esta campaña cutre pero barata intenta hacernos ver que la ciudad funciona. Pero claro… si una capital como Málaga, de las primeras de Europa, no riega sus plantas, no tiene calles oliendo a caquitas de perrito y no pone unas macetitas sería de traca. Pero eso que… ¡Es de traca!  Málaga no funciona queridos amigos. Málaga tiene que coger y poner en un aprieto público a cualquier servidor local para que se realice el más mínimo esfuerzo. Nadie hace nada por Málaga. La gente que administra esta tierra tiene por norma hacer lo mínimo. Y si es posible hacerlo muy mal…se intenta.

La última maravilla malacitana por la que hoy les escribo, dejando de hablar de un tipo fantástico del que les contaré algo en el futuro, es el proyecto del metro.

Málaga ciudad puntera, se mete en el tema del suburbano. Si lo tienen en Zevilla… ¡Hay que tener uno!

Da igual todo. No importan los hospitales. No importa no tener un gran parque. No importa tener muerto el edificio de correos. No importa el saneamiento. Da igual las playas que desaparecen cada año. No importa la ley de dependecia… Nada nada. Metro y punto.

En la situación actual de mojamismo en el que nos encontramos, evidentemente el dinero para el metro no existe. Está usándose para pagar otras cosas o en intereses por el dinero tirado o en pagar esos sueldos triples y cuádruples que cobra más de uno por no hacer bien ninguna de sus labores.

La cuestión, es que está por hacer el paso del metro por la Alameda Principal y el Parque de Málaga. Y como no hay dinero para túneles, llegan unos iluminados –de los que me gustaría conocer su procedencia- a opinar que lo mejor es ponerlo por fuera. Por la calle. Sí. Por el medio de la Alameda. Ocho metros de vías y catenarias. Cortando la gran avenida bellísima de la ciudad. La de las cabalgatas y los tronos. La de los puestos de flores y Stella Maris como OpenCor de las misas. La de los edificios viejos pero bellos y los nuevos pero feos que se camuflan gracias a los árboles.

Esa avenida, quieren que lleve un tranvía. Porque metro no es. Es un tranvía. Y si cuela, lo pondrán así.

¿Y por qué hacen esto? Parece sencillo. Por el desprecio más grande  humillante nunca antes visto hacia Málaga. Por no saber de ella. Por no conocerla. Por darles igual. El grupito del pepé y el grupito del pesoe. Los dos. Unidos de la mano y sonriendo al tendido.

Pero aún habrá quien piense que es bueno cortar la Alameda con un tren. Cuestión de gustos. Yo no digo nada ahí… Si hay gente que sale a la calle con chándal y zapatos también los habrá que opinen que un tren por ahí es lo mejor para todos.

El problema de fondo es grave. La herida es sangrante y profunda. Huele peste porque está empezando a pudrirse. Y tenemos dos opciones, o amputamos para que no se extienda a todo o dejamos morir a Málaga lentamente.

Con el metro de mierda tenemos la oportunidad de pararles los pies.  A los de los mil cargos y mil sueldos trabajando de mentira por Málaga. A esos que quieren ser concejales pero solamente un ratito del día. ¿En serio no os sonrojáis al pedir esas cosas? –Una Pezzi Cola fresquita por favor- “No…yo es que quiero ser Senador los días pares, alcalde los impares…” “No…es que yo quiero ser concejal un ratito y ya después a mis cosas…”. A mi entender este tipo de actitudes evidencian algo: O son del mucho abarca… o es que su labor no es tan grande. Si es lo segundo díganlo. Salgan a la calle y digan: “Miren, el trabajo de concejal está chupado. No se hace ni el huevo”. Y en ese caso pues se les retiran los cincuenta mil euros anuales… Que quitando y quitando ¡sale un buen pico!

Desgraciadamente nada de esto pasará. Y todo seguirá igual. Pero algo les digo: El metro por la Alameda y el Parque en superficie ¡NO!

Y si hay que movilizar se moviliza. Y si hay que protestar se protesta. Y si hay que chivar cosas se chivan. Pero unos incompetentes no van a venir a jugar al Palé con nuestra tierra. Antes muertos

Habrá metro en la ciudad cuando haya dinero para tenerlo. No hay prisa. Sevilla esperó cincuenta años.

Y a los de la superficie que estén tranquilos. Ellos estarán así, en superficie. Cuando los líquidos sucios reposan, la porquería tiene a subir.

Viva Málaga.

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