Cuando veas a uno muy pobre comiendo jamón, una de dos, o está muy malo el pobre o está muy malo el jamón.
Así, cuando veas a un político de estos sencillitos, de los que tienen lo justo para no tropezarse al andar, y esté hablando de cultura y movimientos ilustrados no te queda más remedio que sospechar y que te llegue cierto olor a podrido –¡Viva Martín Vigil!-.
Ya ha pasado el verano y por fin voy dejando de ver los pies de la gente. Eso y el humo salado de las primeras castañas hacen que la ciudad se vuelva un poco más hermosa. El calor es ordinario.
Durante estos últimos meses estamos observando en la ciudad cómo las actividades culturales y los movimientos oficiales para el fomento del pensamiento común quedan en nada. Por lo general, resulta sencillo decir que no hay dinero. Es la frase clave. La puedes modificar, envolver, decorar o cambiar de orden. Pero la idea viene a ser la misma.
Oiga, ¿Por qué no se hace nada interesante dentro del ámbito cultural en Málaga? Es que no hay dinero caballero. Ah. ¿Y por qué viene Francisco a actuar al Teatro Cervantes? –Sí, sí…Francisco… el de Latino, tengo el calor de una copa de vino.”- Porque no hay dinero caballero. Ah. ¿Y por qué se le da un cacho de una planta subterránea de un parking público, sí sí…que esto es de verdad, a una empresa de cervecita para que monte allí unas cosas culturales de esas que hacen las empresas privadas? Porque no hay dinero caballero. Y así hasta el infinito y más allá.
Bueno muchacho, tampoco es para tanto si lo piensas… total…un paroncillo más o menos nada se va a notar. No es que esto fuera Nueva York y ahora El Burgo. Templadito.
Pero el problema está en que la gente, si no tiene para jersey del cocodrilo, se conforma con uno normal pero que sea calentito. Y aquí, con el tema del Soho –me dan escalofríos solamente escribir el nombre- se está vendiendo un jersey con un cocodrilo del tamaño del edificio de la equitativa y que encima no abriga nada.
Hace unos días, se celebraba en ese magnífico barrio de las artes “La ruta de la tapa”. Una cosa claramente cultural, vamos; la gente salía del barrio con su lamparón de aceite por la tortilla de papas cultural y se sentía más íntegra. Salía así como un poco Voltaire pero con ardores…
Pasados los días y siempre los mismos con las mismas caras –angelitos, ellos no tienen la culpa- nos intentan vender de manera chusca esa cosa extraña de proyecto de barrio. A mí me da igual lo que venda cada uno. Si te mandan a vender una caca, te mandan y la vendes. Pero lo penoso del asunto es que nadie sabe cuál será el final de todo esto. Y alguien ya lo debe saber seguro. Lo que no puede ser, amigos, es que una capital como Málaga quede tan mal ante proyectos tan sospechosos como este. No es de ninguna manera creíble que uno de los barrios clásicos del ensanche de Málaga con pisos con las rentas más caras de Málaga quiera ser vendido como barrio cultural. No es creíble que vendan la modernidad en el barrio donde gran parte de la burguesía malagueña ha vivido en las últimas décadas. Donde se albergan gran parte de los mejores despachos y consultas profesionales de la ciudad. Algo falla.
Hace unos pocos años era impensable que miraras al puerto desde el Paseo de los Curas y vieras lo que hay ahora. Curioso, es igual de impensable que mirar hacia los viejos edificios de aduanas y pensar que seguirá así toda la vida… No sé… resulta raro.
Pero hay unos elementos divertidos en todo esto. Al final, el plan del Soho consiste en que quieren que gente moderna de sombreros y pantalones rotos se vaya allí con condiciones ventajosas a montar su chambaíllo de lo que sea. En principio suena bien un barrio de este tipo. La pena es que ya existe en Las Lagunillas y es de verdad. Si te fijas en la lista de los comercios adheridos al Soho te das cuenta de que se está fraguando algo grande… hay una panadería –los pitufos allí son bohemios y van con una palestina-, hay despachos de abogados –está el niño mayor de Cuéntame para atenderte con los pleitos-, también hay una ortopedia –tienen orejas de Van Gogh de repuesto– y también hay un estanco –pero solamente venden papel y tabaco de liar. Si somos modernos, somos modernos-.
Y eso se complementa con una remodelación de algunas calles. Se van a peatonalizar, se van a poner unos bancos, unos columpios…pero todo cultural. Tobogán Picasso supongo…
Pero es lo que digo, que al final te acabas riendo. Te hace gracia cuando hacen lo de las tapas. Te lo pasas bien cuando ponen una exposición callejera de unas figuritas del tamaño de las del Belén más o menos por las calles. Y todo eso con sus fotos y sus webs y sus teles… Lo que se llama un barrio cultural con tó la pesca.
Y lo mejor de todo viene cuando te enteras con qué dinero se va a pagar el asunto. Agárrense a los taburetes. Lo paga el Programa de Cooperación Transfronteriza España-Marruecos. Chiquilla yo no sé qué decirte… Yo no sé si esto es cosa del Jeque o es por el moro que vende las alpargatas esas con las punteras hacia arriba o el del locutorio, pero la cuestión es que la Unión Europea ha dado ese dinero para esta cosa que se supone que nos debe relacionar de alguna manera con los marroquíes. Bien, los moros los tenemos ya. Ahora ya nos irán diciendo qué debemos hacer, digo yo…
Mientras tanto os recomiendo algo. Mejor no pensar. Quedarse tranquilo y no mirar. Asume desde ya que van a hacer lo que les de la gana a unos pocos. Que ni tú ni yo nos vamos a enterar y que ya te dirán qué tienes que decir. Y si puedes hacer algo por tu cuenta hazlo pero cuidadito, no vayas a alzar la voz que, aunque lo parezca, esto no es tuyo. Y así está pasando con la cultura y los barrios falsos en Málaga. Que los convierten en Sepulcros blanqueados. De esos que por «por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”. Y ahora si eres capaz métete con el que dijo esto.
Por cierto qué tal todo en las vacaciones. Yo na. Bien. Aquí. Normal.
Viva Málaga.