Entrevista a un palomo culto en el centro de Málaga

30 May

En este sin vivir interno en el que vegetamos los malagueños comprometidos con la ciudad y en busca del conocimiento suficiente para disfrutar en las derivas urbanas por nuestras calles, nos adentramos en este punto en el análisis y la consulta a aquéllos que representan a entidades de cierto calado en la ciudad.

Hoy con nosotros el testimonio de un palomo afincado en Málaga y que alterna a diario por la plaza de la Constitución.

La cita está prevista a las seis y media de la tarde pero el palomo se adelanta. Hemos quedado en el hierro de obra cutre que rodea a la fuente de la plaza para disfrutar de la conversación con el sonido de fondo que produce el agua.

Nada más llegar a su encuentro y desplazar el brazo para darle la mano, el palomo sale volando asustado pero seguidamente regresa al punto de encuentro haciendo movimientos bruscos con el cuello. Parece enfadado.

Gonzalo León: Comenzamos. Buenas tardes. ¿Podría revelar su nombre?

Palomo: ¡Gulugulugulugulugulugulu! –Comienza a mover las alas violentamente-.

G.L. ¿Perdón?

P. No, nada nada. Disculpe. Prosiga.

G.L. Hablemos de cultura. En tiempos de crisis se está apostando desde el Ayuntamiento por eso que llaman Soho en la zona de calle Córdoba.

P. Sí. A mí personalmente el tema ese del Soho me parece una verdadera tontería. Una chorrada. Es tirar el dinero para intentar promover algo que, ni en sueños, se podría realizar a base de capitales. Los barrios bohemios no se van a crear con subvenciones chungas. El arte no nace así. Allí ahora hay cuatro cosas y además irán desapareciendo poco a poco y, hasta donde yo sé, hacer sándwiches no es un arte.

G.L. ¿A qué se debe entonces el interés del Ayuntamiento por promocionar ese proyecto?

P. Pues mire caballero, ya somos dos con la duda. No tiene sentido alguno que se destine ni un céntimo a algo basado en la nada. A un proyecto vacío. Sin interés y con un futuro incierto. Lo más curioso de todo es que son capaces de vender burras culturales teniendo a sus espaldas una de las etapas más vergonzantes de la historia de la ciudad en lo que se refiere al ámbito en cuestión. ¿Me vas a hablar a mí –comienza a elevar las alas poco a poco- de cultura teniendo como tienes el centro y promocionando chalaúras de este calibre? ¡Vaya usted a la mierda!

G.L. Contenga su lenguaje por favor. Dígame, qué es eso de la etapa vergonzante.

P. Te diré y te contaré. Nos venden cosas que no son cultura. Nos lo intentan meter con calzador y encima lo hace gente que lo más cerca que ha tenido un libro en sus manos fue el día de la comunión y encima lo llevaba del revés. ¿De qué cultura hablan? ¿De la de Art Natura? ¿El Albéniz? ¿Los astilleros Nereo? ¿La casa de Cánovas? ¿El festival de cine? Qué va… Aquí lo que hay es mucho que hacer, poco conocimiento y demasiadas ganas de telefonito. Todo el día con el telefonito en la mano. Que si patatín. Que si patatán. Que si mira qué bonito el desarrollo del anteproyecto de la base consultiva de la promoción de la cultura en los ámbitos de la….tequiéi ya!!!. Que si verás qué concierto más especial… Habría que ver a cuántos eventos culturales iban aquellos que los promocionan si no fueran de balde. Prrrrrrrrr –Se acerca la pata al pico a modo de trompetilla-.

G.L. Está usted desatado. No todo será tan malo…

P. Pues mire no. Hay cosas buenas. Y curiosamente las están haciendo gente del mismo color político. Ahí está la Diputación. La gran mayoría de las cosas que hacen son buenas. De calidad. Y ojo, da igual que después algunas no despunten ni tengan la acogida esperada. ¡Pero están trabajadas! Se nota que se preocupan. Y eso está ahí… Cualquiera puede ver que es verdad. Ya le digo… más que nada lo que pasa aquí  es que no saben, nos toman por tontos y desprecian el asunto…         –Enciende un cigarro-.

G.L. Curioso. Un palomo que fuma…

P. ¿De argo habrá que morirce no? Jajajaja –Ríe de manera escandalosa, se levanta y me golpea en la espalda con el ala. Se vuelve a sentar y cruza las patas-.

G.L. Dice el Ayuntamiento en una nota de prensa que Málaga es ejemplo de ciudad inteligente en un espacio networking y que lleva su modelo de ciudad que ahorra en electricidad a Latinoamérica.

P. “…” –Silencio. Abre el pico, me mira fijamente a los ojos y se queda callado. Se produce un incómodo mutismo de casi medio minuto-.

G.L. Y eso pasa el mismo día que se prohíbe sacar cirios en el Corpus porque mancha el suelo y el Ayuntamiento dice que no se puede permitir el gasto de limpiar la calle.

P. Mira Gonzalo yo llevo toda mi vida en Málaga. Me he criado en un nido en el callejón de Los Mártires. Mi madre me traía gusanillos del solar de San Julián. Vengo a cagar aquí a la vera del Thyssen desde que era un pichón y te digo que: En mi vida. Repito. ¡En mi vida! –comienza a emocionarse y se le saltan las lágrimas- he visto a mi Málaga más triste que ahora. Se están volviendo locos. Nos dejan la ciudad hecha polvo con cada tontería que se les ocurre. Vivimos de cuatro empujones que nos dan después de muchas peleas entre unos y otros. Y estamos presenciando cómo la cultura de una tierra con tanto encanto está comenzando a servirse empaquetada. No hay nada propio. ¡Si hasta el Málaga es de un moro!

G.L. No diga usted eso hombre. Es un Qatarí.

P. Un Qatarí… Me viá callá ¿Sabe usté?

G.L. Bueno. Ha sido un placer poder charlar con un palomo tan culto y comprometido con Málaga. ¿Algunas palabras de despedida hacia los malagueños?

P. Pues mira sí. Aquí en Málaga mucha paloma bonita. Mucho cuadrito de la paloma de Picasso. Mucha avenida de la Paloma. Mucha miguita en la Merced. Pero hasta que no le cambien el nombre al barrio  del Tiro Pichón que cepan ustede que nos penzamo seguí cagando encima vuestra. ¡He dicho!

Tras finalizar su arenga el palomo se levanta del hierro. Saca el periódico La Razón, se lo coloca bajo el ala y comienza a caminar. Se detiene. Se gira hacia mí, abre el diario y en medio está El País. Y grita: “Por ci mencuentro a la María Gáme o al Arcarde ¿abe? ¡Yo tengo pa tós! Jajajaja. ¡Adió blancafló! –Guiña el ojo varias veces y se ríe gritando mientras continua su camino-.

Vaya un palomo raro.

Viva Málaga.

3 respuestas a «Entrevista a un palomo culto en el centro de Málaga»

  1. Málaga, tan unida a los palomo de toda la vida. Yo ya de pequeño comía palomitas de Hijos de Blas Palomo, en aquellas bolsas de plástico durísimas que costaba abrir.

  2. Las faltas de ortografía y sintaxis, ¿son del palomo o del autor? Porque los del proyecto Soho, por lo menos, saben terminar un párrafo sin ciscarse en la RAE.

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