En esta ciudad nuestra somos muy de rasgarnos las vestiduras al hablar de Málaga. El problema está en que, en la mayoría de los casos, no nos paramos a ver bien, ni a releer, aquello por lo que salimos a matar. De igual manera, pecamos en innumerables ocasiones al convertirnos en adalides del malagueñismo mientras la ciudad se pudre. Paradoja.
El motivo de fondo siempre es el mismo: La defensa de Málaga.
A la hora de hablar o escribir, nuestra ciudad la representamos como un fortín infranqueable cual campamento militar. Un lugar sacrosanto de infinitas posibilidades donde se respira paz, reflexión y conexión con nuestra historia para así defender el legado patrimonial. Es el terreno donde se alberga la leyenda, el sentido de nuestra civilización.
Somos la cultura y la superioridad elevada a la máxima potencia y cuidado con el que me la nombre o me la critique que lo mato. Que para mí lo más grande es mi madre y mi Málaga. Ay me cago en la mar que como me la nombres me levanto y…
Y nada. Ahí acaba todo. En el comentario. En el texto. En el post en internet. En la bulla. Al final nunca hacemos nada.
Somos de los de echarle casta a un empleado a la cara o al concejalillo de turno pero de reverenciar y llamar señores a los banqueros y alcaldes que son los verdaderamente responsables. Hacemos el paseíllo pero el toro vuelve vivo a los corrales.
En consecuencia a nuestra actitud y forma de comportarnos como ciudadanos, recibimos una ciudad acorde a estos elementos. Así tenemos Málaga.
El ejemplo inequívoco de esta situación lo encontramos en nuestro Convento de la Trinidad. El convento de San Onofre de los Padres Trinitarios Calzados. Se trata de un lugar especial. Resulta de un asentamiento militar en el denominado como Cerro de Artillería durante la conquista de la ciudad a los moros por parte de las tropas reales de Isabel la Católica .
De este asentamiento de mil quinientos nacería posteriormente una ermita en honor a San Onofre que fue destruida por un terremoto. En estos terrenos sería construido seguidamente un gran convento cercado y del mismo, a su alrededor, convendrían con el paso del tiempo una serie de asentamientos que pasados los siglos se convertirían en el barrio de La Trinidad. En este mismo espacio hace algo menos de doscientos años se construía junto al convento unos grandes acuartelamientos utilizados por la Guardia Civil y el ejército protegidos por unas murallas alminaradas que modificaron la impronta del espacio.
Desde el momento en el que se construyeron esos acuartelamientos se ocultaron al viandante las vistas del convento. Evidentemente tapiar no es bueno. No era bueno lo que se hizo pero la historia ha hecho que así suceda. En aquellos tiempos nadie hizo nada para que se tapiara con edificios un convento de tanto valor. Posiblemente nadie conociese la repercusión de lo que estaban haciendo pero posiblemente también, nadie se diera cuenta de que estaban haciendo la historia real de Málaga.
Ahora, con el tiempo y con ganas de invertir en Málaga para recuperarla se proponen una serie de usos y reformas en los edificios. Con respecto al uso se patina al principio con un proyecto, genuino y original, para que el convento albergara un parque de los cuentos. –ojo, que no del cuento- , que un grupo de “ciudadanos comprometidos con Málaga” echan atrás tiempo después . Por suerte se descarta dicho plan pero por desgracia no aparecen usos interesantes al respecto. Así, muchas de las personas que no querían parque de los cuentos proponían guarderías y centros de salud para un convento del siglo dieciséis. Locura.
Paradojas de nuestra ciudad. El barrio de la Trinidad. De la Triniá. De mi Cautivo de Málaga, de mi puente, de mis corralones, de María la Faraona, ole ole… ay como me lo toques me levanto ahora mismo y te cojo y te…
Y te nada. Ahí acaba todo. En el comentario. En el texto. En el post en internet. En la bulla. Al final nunca hacemos nada. Y el barrio de la Trinidad y el Convento desaparecen poco a poco.
Y lo hace por falta de iniciativas. Pensar que los políticos locales lo hacen por maldad es dejarnos atrás a la hora de jugar el papel de ciudadanos. Parece que cuando repartieron la responsabilidad ciudadana a nosotros no nos llamaron y tampoco hemos ido a preguntar por ella. No hacemos nada por Málaga, reventamos al que la critique pero si se trata de buscar el compromiso de todos por la ciudad….ahí….ahí…ahí gana el Madrid.
Criticamos que no nos ofrecen planes buenos pero tampoco proponemos nada. Así siempre se van a equivocar. Acabamos de tener un ejemplo. La Junta de Andalucía ha propuesto en base al planteamiento de unos arquitectos el derribo de los acuartelamientos para que el Convento recupere el protagonismo que tenía.
Tras el debate y protesta de un grupo minoritario de personas y gracias a las redes sociales se ha paralizado el proyecto puesto que los responsables han observado una oposición activa de un grupo de personas.
¿Pero qué porcentaje de representación tiene un grupo de no más de cien personas en una ciudad de casi seiscientos mil habitantes? Ninguna.
Al final Málaga la hacen unos pocos que, en la mayoría de los casos, no consiguen nada porque no se ven respaldados por la masa. Curiosamente esta masa sí habla y defiende mucho sentado en un sofá. Algo nos pasa. Si tanto queremos a Málaga no tiene sentido que estemos perdiendo el barrio de la Trinidad. Es cuestión de dar una vuelta por allí. Entra en los corralones, observa sus restauraciones y opina. Entra en el entorno del Convento. Piensa qué hay, qué había, qué debe haber y opina.
Los políticos de Málaga te van a hablar de lo que te interesa. A día de hoy estas cuestiones se tocan poco pues nuestra sensibilidad ciudadana anda por otras lides.
Igual Pablo Alborán, que ahora podría ser perfectamente alcalde y todos lo votaríamos, nos puede ayudar a la hora de dilucidar quién es el responsable de nuestra Málaga porque está claro que no nos hemos enterado. Pablo, ¿Quién tiene la culpa de que el Convento de la Trinidad no se arregle? Tú y tú y tú y solamente tú. Pablo, ¿Quién tiene la culpa de que nuestro patrimonio histórico se vaya al garete y primen las plusvalías y construir porquerías donde antes había edificios valiosos? Tú y tú y tú y solamente tú. Pero Pablo, Si yo digo siempre que Málaga es lo mejor del mundo y que es mejor que Sevilla y si alguien dice algo lo mato porque no hay quien nos supere en nada. ¿Quién es el culpable de que perdamos Málaga? Tú y tú y tú y solamente TÚ.
Que no nos ciegue el patrioterismo a la hora de criticar. Todo el mundo tiene raíces. Hasta las patatas y los boniatos.
Viva Málaga.
Valiente y genio. Enhorabuena Gonzalo. Y que viva Málaga con gente como tú.
No. Creo que no. Qué existe el malaguitanismo, qué duda cabe. Pero no es imperativo; algo peyorativo, sin duda, como todo chovinismo de periferias, pero de ahí a que sea significativo, va un par de pueblos. Cómo si no, cuando el señor Arenas ha pretendido transformar su solemne promesa escrita de traer la Consejería de Turismo y quizá alguna otra, en poner sólo un despacho con balcón con geranios a Larios y cartel alusivo al tema turístico, se han levantado las fuerzas cívicas poniendo un grito ensordecedor a bronce y seco con venas de a cuarta marcando cuellos enhiestos. No, Gonzalo; mil ejemplos hay de malagueños comprometidos, tantos como ejemplos de malaguitas tipo codos apoyados en barra de bar. A mi Málaga qué no me la toquen, decimos y hacemos. Dicen los unos y hacemos lo que podemos los otros en la ilusoria visión de una Málaga eterna, y azul y blanca, y azul. Fíjate hasta donde nuestros dos gramos de locura como malagueño que se precie que, desde Rayya, la asociación emblemática para la defensa de los intereses de la región de Málaga, pedimos ser comunidad autónoma uniprovincial para no tener que continuar estando hartos de estar hartos de Sevilla, sus cuitas, sus arrogancias, sus manejos y su Junta de Andalucía tan sevillana ella. Qué hay malaguitas tal como hay fondo sur y fondo norte; pues tal como que también hay una enorme y atiborrada tribuna. Todos preocupados por esta bendita provincia de Málaga. Y del desvío del Corredor Ferroviario Mediterráneo para que pase por el barrio de Santa Cruz sevillano hurtándoselo a nuestra Costa del Sol, ni le hablo porque ha reducido a bono basura el socialismo malagueño. Y la herida que supura hiel pura, y negra, y pura del robo chavista de nuestra Cuenca Mediterránea, mejor suavizar la mente para que nos permita seguir siendo persona. Y no la canalla malagueña como nos tacha y trata la Junta sevillana. Javier Fernández
Gonzalo, con el pasado ya no podemos hacer nada, es eso pasado, que los Malagueños cometemos errores y no logramos la ansiada unanimidad en muchos asuntos, está claro, también pasa en el resto de España, la torre Pelli causa división en la ciudad juntera, pero de ahí a decir que si un grupo de 100 personas mandan más que 600.000, es igual a decir que un 36% del electorado aprobó un estatuto para más de 8 millones de personas, las decisiones en la junta la toman 4,muchas veces amigos cocainómanos y puestos a dedo. Málaga está harta de centralismo y esto es sólo el principio….
vivimos en una ciudad en la que parece solo tienen importancia calle larios y la plaza de la merced olvidandonos de barrios que son parte irreputable de la historia de malaga.Hablamos de como se han ido perdiendo la personalidad de barrios que conformaban la margen derecha del rio, trinidad y perchel, zonas faltas de un desarrollo comprometido arquitectonicamente, como en lo social, dotando a estos de actividades con el fin de reactivar estos lugares tan maltratados por el gobierno de esta ciudad por no hablar del deporable estado del rio de nuestra ciudad que como ciudadano me siento avergonzado.