Como, por motivos de salud, tengo el móvil apagado, Pitita se persona en mi casa, tocando al timbre.
–Abre, neni, que te tengo que contar una cosa.
Abro y entra ella triunfante en el salón con paso regio de conquistadora.
–Siéntate, Pitita- le digo casi hospitalaria.
Pitita duda al buscar un hueco, pues encuentra los sillones y el sofá ocupados de libros y periódicos.
–¿Te pillo en mal momento?
–Bueno…¿quieres tomar algo?
–Te diría que sí, chica, estoy seca, pero para qué, estoy segura de que tienes vacía la nevera como siempre. Mira, mejor nos vamos a Gibralfaro, nos pedimos lo que sea y allí te cuento…
–¿Vamos al parador?
–No, guapi, te voy a descubrir un chiringuito muy cuqui, que han puesto ahora allí.
Llegamos al tingladito que, de veras, es bonito y ofrece, desde lo alto, bellas vistas de la ciudad.
–Ay, suspira Pitita al contemplar el panorama, es la primera vez que estoy de acuerdo con un comunista. La verdad es que nuestro paisaje merece ser Patrimonio de la Humanidad.
–Entonces también estarás de acuerdo en que no se edifique el rascacielos en el puerto.
Pitita, fingiendo no haberme escuchado, cambia de tema:
–¿Nos pedimos dos benjamines de cava? Creo yo que, a cómo está la cosa, ya da igual lo de hacerle el boicot a los productos catalanes.
–¿Vamos a celebrar algo?
–Pues mira, sí, que he conseguido que salgas de casa, porque últimamente parece que lleves el pijama clavado al cuerpo con chinchetas.
–Es que…Anda, cuenta, cuéntame, que aquí no hemos venido para hablar de mí.
–Venga, te cuento, estoy apuradísima.
–¿Y?
–Pues resulta que ayer me pilló el terral al mediodía en plena calle y me metí en “El Corte Francés” a aliviarme con el aire acondicionado. Una vez allí, en la sección de perfumería, como ya sabes que me pasa lo que me pasa, me metí en el bolso unos frasquitos de perfume y otras chucherías. Poca cosa.¿ Cómo me iba a imaginar yo que se iba a disparar la alarma? Oyes, que toda la gente me miraba y de muy mala manera, así que grité:
–Será que no habéis visto robar a nadie a estas alturas.
Llegó la jefa de planta y me llevó al despacho del director delante de todo el mundo, como si fuese una delincuente. Qué bochorno, chica. Claro que allí estaba Juanluichi, que lo conozco de toda la vida, y no me trató de malas maneras. Faltaría más.
–Pero Juanluichi- le dije yo- ¿a qué viene esto? Tú eres como un hijo para mí y siempre, sin decir nada, me has dejado robar un poquito…
–Lo sé, lo sé, sólo lo haces como una travesura- respondió Juanli- pero es que ahora está la gente muy susceptible con eso de los robos.
–Okey. Te lo podría pagar, dinero no me falta, pero prefiero devolvértelo, Así no tiene gracia.
Y es eso, que a mí lo que me gusta de robar es la sensación, el cosquilleo, la cosa de lo prohibido, tú sabes, le pasa a muchas señoras elegantes.
–Ya, como a Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes”.
–O, como a Tippi Hedren en “Marnie la Ladrona”, que era rubia como yo. Una cosa es robar por necesidad y otra muy diferente es robar por elegancia, no me digas…
–Ay, Pitita.
–Estoy pensando en irme una temporadita a Sanxenxo, ahora que vienen los calores, ¿sabes? Hoy he llamado a Mariano y estaba muy triste.
–Ya.
–Y yo le dije, a ver Marianete, no te pongas así. Ahora que te has ido, dicen de ti maravillas en el Congreso. Hasta Pablito Iglesias.
–Sí, claro, como le dicen a los muertos en los epitafios.
–Pero ¿qué dices, guapín? Si estás en lo mejor de la vida. Ahora vas a ser expresidente, ¿tú has visto que alguien viva mejor en España que los expresidentes?
–Aznar quiere volver a la política.
–Bueno, debe aburrirse mucho en Valladolid.
–A ti lo que te pasa es que te gusta más Pedro Sánchez, porque es más guapo que yo.
Eso dijo y luego se puso otra vez a llorar, pobrecito.
Pitita prende nerviosa un cigarrillo.
–¿Estás nerviosa, Pitita?
–¿Yo? ¿Por qué? Te voy a decir una cosa; la historia no tiene imaginación, siempre pasa más o menos lo mismo.
Luego se queda un momento mirando el paisaje y añade:
–Yo, igual que otras personas, somos como Gibralfaro, pase lo que pase y venga quien venga, siempre estaremos en lo alto.
Sempre più in alto, no como el otro
ministril de cultura y de alegría
de la huerta, que pensara algún día
defraudar y venderlo como logro
con la que está cayendo estos días.
A golpe de tuit se lo han cargado
los mismos que él llama jauría
humana, pero su hora ha llegado
en aras de la febril transparencia
predicada con mazo y a conciencia
y con esa moneda le han pagado
el doble, corregido y aumentado
sin esperar presunción de inocencia.
Que un ministro de cultura pillado
por Hacienda muestre su arrogancia,
dispare a uno y otro lado
con síntomas carentes de elegancia
quiere decir que ahí le han dado…
Al menos Los Chichos sí lo aclaraban
cuando eran los de abajo quienes mangaban
https://www.youtube.com/watch?v=pLVvvRdxl08
Saludos
Ministro de Cultura
sentenciado,
por asociado
a la telebasura,
o, en fin, por astronauta,
no era popular
y hacía falta,
fusilarlo al alba,
que es poco plazo
el de cien días
para traer al gobierno
simpatía,
antes de hacer Cartago delenda,
más vale buscar una cuita con Hacienda.