No es que vayamos a ponernos en plan brexit, pero a veces estamos hasta las narices de la globalización. Por culpa de la globalización participamos en guerras cruentas donde se pierde dinero y lo peor, vidas humanas. Por culpa de la globalización perdimos la peseta y todo nos cuesta el doble, pagando en euros.
Claro está que también nos ha hecho pobres pagar las facturas de la corrupción política nacional, pero si a esto le sumamos las facturas de la corrupción política internacional y esas cifras macroeconómicas que nos aumentan la deuda cada dos por tres y encima nos afean la conducta, la cosa es de quedarse en vergonzantes pelotas sin una maldita hoja de parra con la que cubrirse las partes pudendas. Ya no hay más paraísos que los fiscales y esos a los soldaditos rasos nos quedan muy lejos.
Otras cosas que también nos fastidian de la globalización es perder la idiosincrasia en las costumbres. Si los costumbristas del siglo XIX ya decían que nos estábamos extranjerizando, imaginaos qué dirían ahora. Estamos bien hartos de tomar café en el Starbucks en vasos de cartón, de que las galletas se llamen cookies y de leer en verano novelones nórdicos con zombis y vampiros, propios de climas gélidos y sombríos, que no encajan con nuestros cuarenta grados estivales a la sombra. Ser gótico abriga en Escocia, Finlandia o Suecia, pero en Andalucía destiñe y deshidrata. Las mujeres de la casa de Bernarda Alba iban de negro luto en verano y, de tanto sudar, se volvieron todas majaretas.
Como no podía ser menos, estamos también hartos de los MacDonald´s; de esas hamburguesas que ya ni siquiera son baratas y que engordan una barbaridad. Si se trata de engordar, preferimos hacerlo con croquetas de puchero y bocatas de chacinas como se ha hecho siempre y, además de más patrio, es más económico. Así que ya puestos al Ketchup, mejor la manteca colorá y la zurrapa. Viva la grasa rojigualda.
Pero, para hábito anacrónico, el de ponerse a pasear, comprando o no, por centros comerciales. Los centros comerciales tienen sentido en países fríos donde anochece pronto y la luz solar es un acontecimiento excepcional. Aquí no. Aquí, como dirían también los costumbristas, hay sol, fandanguillos y alegría ¿para qué privarse de estos dones y hacerse, bajo los focos eléctricos, flor de invernadero?
Nuestras calles son hospitalarias, volvamos a ellas y digamos un no rotundo al Shopping y al Nesting. Esa nueva costumbre de quedarse en casa en pijama cada fin de semana, creando ambientes acogedores con muebles del Ikea para pasar el rato, enchufados a terroríficas series policíacas o en liza con el prójimo por las redes sociales a golpe de ordenador. Si hay ganas de discutir y pelearse, hagámoslo en la calle como siempre y que se enteren los vecinos, pero no todo el planeta. Las palabras se las lleva el viento, pero no hay quien las borre de Internet, una vez escritas y, por un calentón, acabas con la reputación destrozada para siempre e incluso en un juzgado. Ya lamentan los corruptos haberse comunicado por email y los bocazas desahogarse en Twitter.
El Nesting no es lo nuestro. Los mediterráneos somos de natural comunicativo y, cuando llevamos un par de horas en casa, a solas, buscamos el contacto social hasta debajo de las piedras. Carecemos de la inhibición propia de esos caracteres reservados que se gastan por ahí arriba. Bien está que, como sabemos por su novela negra, ellos las matan callando, pero aquí nadie se calla y si se mata, se dejan huellas por todas partes.
Lo dicho, antes que el Nesting, practiquemos el “Calling”, pero no para callarse, sino para hablar por los codos, que sí es lo nuestro.
Tomar las calles es un deporte que aquí se practica con cualquier excusa. Ya sea el Carnaval, el Festival de Cine, la Semana Santa o la Feria. El aire libre es una tentación a la que no nos podemos resistir. Y, como dijo Oscar Wilde, lo mejor para liberarse de una tentación es caer en ella.
Ahora lo tenemos fácil. Ya hay espacios alternativos como La Polivalente (calle Lagunillas) que ofrecen sus micrófonos abiertos a la expresión colectiva y esas tropas, sedientas de expresión, se lanzan a los micrófonos como posesos. Hay quien recita poemas, quien canta o quien toca algún instrumento. Y también muchos que aplauden, yo soy de esos. Un aplauso por tan gran iniciativa.
P.D: Por cierto, que Pablo Fontana (Karate Slam) actúa hoy a las 21.30 en La Polivalente con su ukelele, su guitarra y sus instrumentos de propia invención como la escoba acústica. No os lo perdáis!!!
No, si al final es lo de siempre; se puede camuflar u ornar, revestirlo de algún aditamento…para nada. Calle Mármoles, por la mitad, siempre será, a un lado, el Perchel; al otro, la Trinidad. Y allá enfrente, Al Thani, presidente, que da estopa de la buena, twitter mediante, a un tal culé y majarón de turno, que osa poner en duda la honestidad futbolera del Málaga CF, en partido que jugará contra el Madrid y que cerrará la temporada…Y de las musas, al teatro; no hay hogar, súper, barra, terraza en que no se comente la gesta o el desbarre, según quien lo diga. Y que denuncien, que denuncien, que aquí estamos esperando y en la calle nos vemos…
Globalización, sí, pero con matices; que, si hace falta, la crisis se aparta a un lado, se arremanga uno y vaya que sí. Más duro de arrancar, a casi veinte bajo cero, era aquel “seiscientos”, matriculado, curiosamente, en Barcelona; Pero al final, ante el empuje español, arrancaba, soltando, eso sí, una gran “fumata bianca” y el subsiguiente alborozo, al grito de ¡“habemus papam”! . También produce alegría que se sigan celebrando las fiestas en honor a San Antón, de la morcilla, de la chacina en general, a las que se apuntan casi todos los guiris de los alrededores, desertores del burguer, que ante la manteca colorá no miran, no cuidan, como sí hacíamos nosotros en tiempos, ningún detalle. Habrá que hacérselo ver a la antigua: ¡pringue colorá con el luto de la abuela…! Para que dejen algo, pues, según se dice, si se pierde la grasa se pierde la grasia y eso ya…
Nada, que viva La Polivalente y sus jóvenes artistas e inventores. Siempre avanti!
De Larios a Carretería
por la calle Compañía
lo que escuchas de la gente
es pura filosofía,
que en esta Málaga mía
es sabio hasta el indigente
y a cambio de la limosna
te llevas toda la ciencia
que hay en la enciclopedia
(risa da la Wikipedia)
La Trinidad y El Perchel
también son grandes fuentes
del saber
y en sus bares
se aprende la quintaesencia
del balompié
con la merienda
igual si te sirven churros
o calamares
que el camarero
boqueronero
es un grande futbolero
y en su memoria
cabe toda la historia
desde Juanito a Pelé
¿qué es eso de que un culé
venga sobrado
a discutirle penaltys
no pitados?
Me cachis en el tumaca
que has mangiado,
más bonito estás callado
con este pitufillo de zurrapa.
Bien está que teneís manteca
para pagarle al Messi
y al Neymar,
pero no siempre vais con eso
a ganar,
pues aquí en La Bombonera
tenemos mucha cantera
y recetas de la abuela
que planta a los alevines en maceta
con manteca colorá
(qué sabrá Ferrán Adrià)
Se lo pregunta la gente,
¿qué les traerá el camello
(no al jeque sino a ellos)
tan raro, últimamente…?
Más que buenos peloteros
con su seny y su escudo
se diría de pelotudos
de unos cuantos enteros
Metidos en su burbuja
por ver quién es el más tonto
haciéndose el berriondo
lo convierten en una puja
que es un símil religioso
del camello y la aguja…
No es una gata garduña
toda entera Cataluña
y está de Mas
confundir a los demás,
que la consulta
a unos cuantos engatusa
pero no cala en las urnas.
La Generalitat
no es toro que rapte a Europa,
y, a su aire,
se quedarán en pelotas,
independentista es
quien cree
que puede llevarse
con sus cuentas el estado
a Suiza
y hete que ahí la ha cagado
como hace el caganers
No tiene cura ese mal
en el presente
ahí tenemos a Lluís Llach,
polivalente
entre libertario mendaz
desobediente
y nacionalista falaz
omnipresente
que amenaza sin piedad
a funcionarios
que no acaten leyes y ritos
estatutarios
del separatismo formal
y mercenario
castigándolos a escuchar
sus canciones
día y noche, por la causa
y por bemoles
pudiéndose llegar a varias
conclusiones
del estilo de unos cuantos
fascistones
millonarios con velero
mas ramplones
y por tradición los conversos
los peores
tomando las calles a golpe de
estelada
en el aire la doctrina de
sus baladas
aunque en la cabeza ya
no tengan nada
sino efectos de lo pueril
de la Diada
y lo podrido del serrín
de La Estaca…da
Siendo trovador
¿quién ha podido comer
si no sirve a un gran señor?
Hay que tener el parné
para ser librepensador,
disponer de una pensión
o de familiar fortuna,
pues si no,
hay que aplaudir a la causa
que aplauda la subvención,
y es que el arte es un río
donde si no tomas parte
es el helarte de frío
y hasta morirte del hambre.
Pues ahí está el detalle,
la servidumbre en palacio
deja vacías las calles
salvo en días señalados
que los demás a su aire;
hay gente y no hay nadie
todo el mundo concentrado
de su tema, al socaire
mientras se apaga la luz
de aquel hombre de la calle
con ideas de “rompipalle”,
que entretenía su hambre
chupándose un palodú
(a falta de buen fiambre)
y hoy cabeza de avestruz…
Genial, Lola, como siempre. Sobre todo cuando te adentras en territorios comanches desconocidos para mí. ¿Qué es el calling o qué es el nesting? En el resto del artículo, firmo donde tú firmes, bebo donde tú bebas y aplaudo donde tú toques las palmas. ¡Vive tú!
Nesting es quedarse en casa para no gastar como hacían los abuelos, o sea, que nada nuevo, sólo que ahora la moda es convencerte de que lo hagas con gusto e igual de que lo último es buscar comida en la basura.
En definitiva, la lección es que la crisis es chipi-guay y los tontos siempre viven felices, mientras los listos le inventan estas confortables burbujas psico-espiritualistas para que los dejen seguir robando sin darles por el saco..¿caes ahora?