Cualquiera que se adentre en los barrios de Málaga, que es donde aún late la esencia más pura de la ciudad, exenta de franquicias y globalizaciones, encontrará esos bares de toda la vida con barra de acero inoxidable y paredes de azulejos, donde van dos imágenes asociadas; un escudo del Málaga CF. y una imagen de El Cautivo, como participando de un credo común que conforma ciertas señas de identidad.
El malaguista es por tradición muy devoto del Señor de Málaga como es llamado este Cristo de la Trinidad y le pone toda la fe cuando La Liga se pone difícil, que, por desgracia, es a menudo. La fe es el santo y seña del aficionado al equipo blanquiazul, donde, por más que sobre cantera, coraje y corazón, flaquean los recursos económicos.
Y en esa materia, El Cautivo es un apoyo moral incuestionable.
Ya Sebastián Fernández Reyes, conocido como “Basti”, ese gitano paleño que fue uno de los máximos goleadores del Málaga CF., compró un azulejo del Cautivo para colocarlo en una capilla que se instaló junto a los vestuarios de la antigua Rosaleda, debajo de la Tribuna, y llevaba en cada partido, dentro de las espinilleras, unos calendarios de bolsillo con su imagen.
Y esa misma devoción cundió entre otros futbolistas como Rufete y José María Movilla, que debajo de su camiseta reglamentaria, se ponía otra interior donde se hizo estampar al Señor de Málaga, incluso cuando fichó luego en otros clubes. Él era madrileño pero creció en el equipo albiceleste y en homenaje, se llevó adonde fuese, la camiseta del Cautivo, que decía que le traía mucha suerte.
Y tanta fue esa suerte bendecida que la subida a primera división en la temporada 1998-1999, quedó también consagrada a El Cautivo.
Por eso, si vemos un montaje de El Cautivo vistiendo la camiseta blanquiazul, podremos adivinar que lo ha hecho un malaguista con todo el cariño del mundo y, en nada, nos resultará irreverente, sabiendo de esa complicidad que ya es historia entre la afición. Y así es, el autor, José Díaz, Boquerón Pintor, es miembro de losboquerones.com; alguien que pone, sin posible ofensa, un punto simpático a nuestros colores. Ninguna imagen me pareció más elocuente que la suya para ilustrar esa victoria del Málaga frente al Barça el sábado pasado y la subí a las redes, sin poder sospechar que habría quien se llegase a escandalizar, pero lo cierto es que hoy día trágicamente se está perdiendo el sentido del humor, que es como perder el sentido de la vida ¿nos podremos reír sin censura?
Con la victoria muy reciente, me fui a ver a El Cautivo el lunes. Lo vi pasar por calle Mármoles sobre las 21.30 y me fui tranquila a casa ¿Quién me iba a decir la que se liaría luego?
Una estampida de masas, de nazarenos, un desconcierto de músicos, un caos total en calle Carretería, como si se tratase de aquella película “Nadie conoce a nadie”.
Lamento mucho que ahora la procesión de El Cautivo trascienda a niveles nacionales por razones tan siniestras. No se lo merecen los cofrades ni tanta gente respetuosa que fue a verlo con toda la ilusión ¿A qué vino eso?
Llegué a pensar que se trataba de un boicot, pero resulta que fue sólo una pelea entre unos cuantos jóvenes. Los mismos que malogran con sus pendencias cualquier evento, sea la feria o la semana santa. Ojo, no todos los jóvenes, sino esa clase de criaturas asalvajadas.
El hermano mayor de la cofradía de El Cautivo, Ignacio. A. Castillo, dice que ha de adelantarse la hora de salida de la procesión o, si no, la hermandad se desarma.
Desde luego, algo hay que hacer, no puede ser que no salga El Cautivo. Una Semana Santa malagueña no puede prescindir del Señor de Málaga, va contra natura.
Ni siquiera un extranjero podría comprender cuál es el motivo de esta ausencia. La actriz Melanie Griffith, que fue habitual de la Semana Santa malagueña por estar casada con Antonio Banderas, ha publicado fotos en Instagram que recuerdan su participación en la procesión de El Cautivo y ha escrito: “Gracias, Antonio. El Cautivo mío”.
Lo puedo entender, El Cautivo es Málaga pura, para los religiosos y hasta para los ateos. Quien quiera que lo vea pasar con su túnica blanca por el puente de la Aurora bajo la luna llena, solitario por masas que le sigan, vuelve a repetir la experiencia.
Suele cumplir los deseos, hasta los más imposibles. Doy fe.
“Tengo en mi casa un Cautivo
que me tiene cautivao…”
solía decir un buen amigo
que era hombre de fe
y hoy estará a su “lao”
siguiendo el libre albedrío
según lo pensaba él
como piensan otros tantos,
anteponiendo el respeto
a lo soez, al solivianto
a la igualdad en el joder
la libertad de los demás,
igualando por lo bajo;
la luciérnaga y el sapo
que la mata por brillar…
No deja de ser falacia
la igualdad sin libertad;
no es el estado ideal
sino el hombre de paja
donde arraiga el populismo
carente de toda gracia,
todo y uno es lo mismo
sean rosales u olivos
nacidos en democracia
(como en París las acacias)
al final serán cautivos…
Hay trabajo, ya te digo
para el conductor del Panda…