Iba yo pensando en los vuelcos que da la vida, cuando pasé por la terraza VIP del teatro Cervantes. Allí estaba tomando café la gente del cine con toda su parafernalia de cámaras como en una realidad paralela, ajena a las miradas curiosas de los paseantes que se asomaban a observarlos como quien observa un vivero de truchas. Hay que ver la distancia psicológica que pueden crear unas vallas.
Una pareja de jubilados que pasó también por allí en su paseo matinal, se detuvo a echar un vistazo.
-Mira, ahí están los famosos- dijo el hombre.
-Qué va, hombre, esos son sólo periodistas- le rectificó la mujer.
“Solo periodistas”. Será que me pilló susceptible, pero pensé que a esa frase le sobraba el “sólo”. Sin periodistas, no habría famosos ni grandeza en el espectáculo, pero no es cuestión de disputar protagonismos, pues, puestos a eso, también podríamos decir que el verdadero éxito de un festival es el público. Y, sin público, cualquier evento pierde todo sentido. Por fortuna, en Málaga hay un público entusiasta que se apunta a un bombardeo y todo lo convierte en colas y acontecimiento multitudinario, ya sea fútbol, teatro, ferias o Carnaval. Incluso ciclos de conferencias y otros actos culturales, en los que la presencia de jubilados es impagable y muy meritoria, habida cuenta de que ya no se dan canapés.
Fui a las taquillas de Plaza de la Merced a proveerme del programa del Festival, que este año es gratis, ole, y ojeé las sinopsis de las películas. Y eso fue lo que me hizo pensar en los vuelcos que da la vida, pues en casi todos los filmes se planteaba que tal o cual personaje llevaba una vida monótona hasta que su vida dio un vuelco inesperado.
La ficción, desde luego, es muy diferente a la realidad, pues lo cierto es que en las biografías comunes y monótonas no se dan vuelcos, así espontáneamente, si no es porque uno se empeña muchísimo.
Como la oferta del programa es muy amplia, conviene leerla con calma y subrayar luego lo que más te llame la atención. Otra cosa es confiar en la opinión de los críticos y dejarse guiar por ella. Una opción que, siendo muy loable, no aconsejo del todo.
Nuestro criterio no siempre coincide con el de los críticos y podemos llevarnos decepciones.
El primer día vi una película muy elogiada por la crítica que no me gustó nada y el segundo otra, condenada por la crítica, que me gustó un montón. Seguramente porque la primera tenía muchas pretensiones y la segunda, ninguna. Contaba una historia real y actual y la contaba tan bien que te llegaba al corazón. Sólo eso, que ya es mucho.
No voy a decir el título de la primera película, porque, a estas alturas, comprendo que cualquier producto artístico es fruto de muchas horas de trabajo y resulta una crueldad, despacharlo con unas cuantas frases agrias. Quién soy yo para denostar con mis impresiones lo que ha costado tanto esfuerzo poner en pie.
Sin embargo, la segunda película sí me gustaría nombrarla, pues sé que le vendrá bien un elogio. Se trataba de una comedia “Requisitos para ser una persona normal” y pertenecía a la llamada “Cosecha del año”. O sea, que ya la estrenaron el año pasado en el Festival.
Contaba la historia de una chica de 30 años, como tantas en este país, que no tiene trabajo ni pareja y que vive aún en la casa de su madre, con la que se le hace muy difícil la comunicación afectiva. Pero esa realidad suya no sólo se ceñía a la de los jóvenes, siendo que su obsesión consistía en ser una persona normal, como no lo somos casi ninguno.
Los moldes sirven para hacer objetos en serie, pero no para hacer personas. Y esa es la tragedia que muchos hemos vivido; desfallecer en el intento de ser normales dentro de una normalidad que no existe. Pero, por qué, me pregunto yo, preferimos ser normales a ser únicos.
Creo que también esta comedia le hubiese gustado mucho a Juan Ruiz de Alarcón, pues la chica se decide por el muchacho feito y pobre, que es el que la hace feliz.
La conclusión es que todo el público, de la oscuridad de la sala, salimos a la luz magnífica de una tarde de primavera con una radiante sonrisa. Y, en fin, que yo creo que las mejores películas son las que consiguen transmitirnos esa sensación.
Pero, como en el Festival, no todo son películas, ya he sacado entrada para documentales y cortometrajes. Es una buena ocasión para verlos ahora, pues después es difícil conseguirlos.
Me dicen que los directores de mayor renombre en España no estrenan sus películas en este Festival y hasta a eso le veo su lado positivo, pues así aquí se da cabida a nuevas voces. Sería muy pobre que el cine español fuese cosa de tres o cuatro consagrados y no mirase al futuro.
Y yo veo futuro en este cine, cada vez más. Adelante.
El cine que te espera
29
Abr
Esas distancias cercanas, que perciben los trabajadores, una vez finalizadas las obras, y a la entrada de la urbanización, situada en tierras andaluzas, rodeada de una vallita blanca, terminan de colocar el cartel semicircular de Welcome, que quiere decir que ya no lo eres. Al menos, no como antes. Te contaban estas impresiones aquellos albañiles y se te quedaba el cuerpo raro, como observando lo VIP..
Parece que hay buenas expectativas para el cine español, con cerca de cien estrenos en el Festival de Málaga. Puede que no se muera, como van diciendo por ahí ciertos agoreros de la política, pese al 33% de recortes en subvenciones en pocos años. El caso es que se cuentan historias atractivas, de actualidad, sobre la vida de los jóvenes y su día a día en esta sociedad, donde, si ya eres mayor y te paras un poco, puedes recordar lo que hiciste hace unos lustros pero no lo que comiste hoy en el almuerzo. La cuestión es cómo llevar a la gente al cine y no teñirlo con la política a la primera de cambio, que de ahí ya salimos una vez hasta las cejas. Mismamente.
Feliz Primero de Mayo y feliz Día de la Madre. Yo reivindico, sobre todo, a esta última, aquella mamma que hace ya algún tiempo que se fue…
https://www.youtube.com/watch?v=6G4yMvomGAw
Me pregunto si se puede llevar a cabo cualquier producto artístico sin que salga a relucir la política. Si dibujas la realidad, desde tu mirada, sea en la literatura o en el cine, estará presente y también será más político aún el hecho de querer evitarla. Practicar la evasión es practicar el conformismo, reforzar una complaciencia con el orden o desorden establecido.
En fin, que estoy muy harta del género policiaco,lo que no quita que a nivel real,más allá de la ficción, encuentre tan buenos amigos entre los policías. Ay, pero me da que se abusa demasiado en películas, series y novelas del trasunto del crimen para distraer de otros asuntos; los que nos conciernen. Yo creo que el crimen no es el que nos propone la página o la pantalla, sino el que nos envuelve en la realidad que respiramos. Un crimen sin misterio, porque ya todos sabemos quién es el asesino. Huelgan las intrigas ante tanta certeza desalmada.