Rajoy estaba comiéndose una paella gigante, mientras los candidatos a las elecciones generales se preparaban para participar en el gran debate convocado por Atresmedia.
No sin cierta lógica, prefirió el presidente la paella al debate, pues, gracias al programa de Bertín, sabemos que nuestro prócer no sabe cocinar. “Cuando estaba en mi piso de estudiante en Santiago, me preparaba a lo más espaguetis y arroz en blanco y les echaba cosas de lata por encima”, confiesa Rajoy a Osborne con un tonito entre tierno y tristón, que celebra guasón el presentador jerezano y conmueve a los telespectadores.
Ay, qué penita daba ese joven estudiante Mariano con el desaliño precario de sus latas de conserva y qué hábil estuvo Bertín, obteniendo esta confesión, que tanto nos tocó al personal la fibra sensible. Sin duda alguna que el cantante con sus programas de entrevistas, ha creado una estrategia inigualable para sacar el lado humano de los políticos, mientras abraza sobre el sofá su cojín de Ikea. Y qué escena entrañable, luego del sofá, ver a esos dos hombretones enfrentarse a una vitrocerámica como a un enigma.
Fabiola le había explicado a Bertín cómo funcionaba pero ya ni se acordaba y Rajoy impotente le repuso que, si quería, podía darle una charla, pero que en esto no podía ayudarle. Daban ganas de decirles, “menudos patanes que sois los chicos con las cosas del hogar. Quita, quita, que ya lo hago yo”.
Menos mal que después se pusieron a lo suyo, a la más masculina partidita de futbolín, donde Mariano es un as y demostró su lado divertido en las distancias cortas. Tanto que le preguntó al cantante, que estaba deshecho de la risa, ¿tú crees que soy tan soso como dice la gente? Y lo decía con tal expresión compungida que te venía el impulso de abrazarlo como a un muñequito furby de peluche. Hay que ver, que resultaba que nuestro presidente sufría por la falta de cariño de la opinión pública, que era después de todo un ser sensible e incomprendido hasta que Osborne nos mostró que también tenía su corazoncito.
De este modo, ya que nos habíamos encariñado con ese nuevo Rajoy sentimental, que nos descubrió Bertín, gracias a sus habilidades empáticas, lo echamos mucho de menos en el debate de la Sexta, donde envió a Soraya en su lugar ¿no era ése un desprecio al público que en casa de Bertín logró encontrarlo cercano y asequible?
Las malas lenguas decían que Mariano era más político de sofá que de estar en pie; que lo suyo era el sofá de Bertín como luego el sofá de Doñana desde donde vio el debate, pero quizás la verdadera causa es el feminismo explícito del presidente. Digámoslo pronto y claro, Rajoy admira y confía en las mujeres. En el impagable programa de Osborne dijo que eran las mejores cocineras y, por lo visto en su último gobierno, también las mejores gestoras, pues más hemos visto en el periodo de su mandato a Dolores de Cospedal y a Soraya Sáenz de Santamaría que a su propia persona.
Así que, creo yo, en su propio perjuicio, envió a Soraya al debate de la Sexta que, nada curtida en el sofá intimista de Bertín, se mostró prepotente, cruel y despiadada.
Si la intención de voto al PP se mide más en razón de Soraya que de Rajoy, ahora me explico el éxito de las “Cincuenta sombras de Grey” en este país. Debe haber por ahí mucho masoquista.
Soraya, pequeñita pero matona, nada intimidada por la altura de sus contrincantes, parecía una dominatrix, dispuesta a merendárselos a todos.
A Rivera se le pusieron nerviosas las manos, a Pablo Iglesias le transpiraban las axilas y a Pedro Sánchez le remoloneaban las palabras.
Ya, de entrada, la justificación de la ausencia de Rajoy fue un alarde bestial de soberbia. El presidente, como decía Soraya, sólo se medirá en un debate con el líder de la oposición. Y, en estas, me pareció que a Rivera le arrancó un puchero tan dolido que a mí, que no soy nada riveriana, hasta me dio pena del muchacho.
Luego llamó al conjunto de los líderes “tripartito de perdedores” por el que nunca apostaría España y lo hizo con tal desprecio que, por puras razones emotivas, me puse del lado del tripartito.
Sinceramente, eché de menos, la mirada parpadeante de Rajoy, su timidez y su inseguridad. Aquella certeza petrificadora de Medusa en la mirada de Soraya, afirmando las bondades inigualables de su gobierno, negando evidencias y pasando por alto la extrema necesidad y precariedad en la que se encuentran tantas personas en nuestro país, daba miedo.
Seguridad transmite, claro que sí. Dad por seguro que la piedad nunca será parte de su discurso.
P.D: Por cierto que me he enterado por José María de Loma de que Rajoy casi no probó la paella y luego se fue a comerse un rodaballo ¿hay cambio o no hay cambio?
Ve tú por mí. La paella para él y el debate pa´ella, una suerte de homonismo cuasi redundante, pero en espacios distintos. El programa de Bertín también tiene algo de pedestal electoral, eso se intuye. Qué pasaría si Bertín llevará un día a su casa/cocina a Diego Cañamero, ad exemplus. El paisaje y el paisanaje, en tal caso, denvendrían opósitos. Yo de ser Bertín, llevaría a ese tipo, pues no se corren riesgos de socializar los tabiques. A lo mejor, hasta el mismo Osborno sería capaz de llevarlo. Pero a lo que íbamos, Mariano de paellas y Soroya en la cocina de Atresmedia. Hay algunas metáforas algóricas de la verdad en la velada rajoyana, como eso de echarles latas por encima a sus platos de estudiante, con la de las latas que han caído por encima de la ciudadanía para cumplir los preceptos laíco-económicos de Europa… Hablas, Lola, de sófa, 50 sobras de…, y de dominatrix, y eso suena a porno en Perpiñan, para un tiempo de prohibiciones. Creo que los debates serían mejores si estuvieran los candidatos asofados, con algún licor y un puro, y si Balbín moderara, mejor que mejor. Desde el relajo y el asueto, saldrían cosas que no se esperan oír. Pero aquí estaba todo medido, hasta dibujada en el suelo había una zona de deambulacion, una pequeña solución habitacional para el parlante, la linde de las siglas. Los zapatos de Rivera pisaban siempre el límite, y eso seguro que Arriola lo apuntó en el logos comportamental que se traduce en arrimarse al poder. Tengo la sensación de que quienes han leído “Cincuenta sombras de Grey” no han leído ninguna otra obra en los cincuenta años anteriores a estas sombras, y desconocen que el ciprés tiene una sombra alargada. “La sombra es un pedazo que se aleja camino de otras playas”, escribía Huidobro. Mariano viendo por la tele a su suplente, y ella apuntado maneras presidenciales, qué inversión, una hipérbaton manifiesta. “Se fuerte, Luis” no es igual que “Paga, Monedero, paga”, en la segunda frase hay una aliteración del verbo pagar, introducida sabiamente para reforzar el impago de Monedero. Tiempos verbales flanqueando un vocativo. En cambio, el “Se fuerte, Luis”, no tiene repetición, porque no es reactivo, es fuente primaria, con un poso tierno y tristón, adjetivos que salen el su artículo. A los mejor, Rajoy no quiso decir eso y nadie le ha interpretado la suspensión, tal vez quiso decir, “Se fuerte, Luis, di toda la verdad”, y toda la verdad se quedó en tres puntos que viran a un lejano y remoto no sé qué. La verdad quizá sea que Rajoy no fue al debate porque no gusta sentirse inter pares con novicios. Después de mil batallas a nadie le gusta un paraninfo de alevines. Eso es comprensible y debemos entender al presidente. Mas como no hay nada que en esta vida no despliegue efectos, lo evidente es que Soraya, con su rol de sustituta, tiene ya superada cualquier primarias u otro modo electivo para ser candidata cuando don Mariano se entregue a la paella permanente. Un saludo.
A mí, por el contrario, me da la impresión que a algunos se les están desprendiendo sus no-argumentos como la carne de Lázaro; pero hacia adentro, donde no puedan ser sino intuidos. El caso es que molesta bastante, es comprensible, pero Soraya está ahí, dando la cara y sin esconder su condición de cristiana católica, que confía en la democracia y en el progreso. Qué va. Para los otros (oposición toda) ella es católica, inquisitorial, papista y anclada en los años oscuros…Eso, hoy, es mentira podrida, evidentemente; pero qué va; quieren que siga siendo verdad, de lo contrario el chollo se les difumina. Buena parte de estos “opositores” pueden, eso sí, echar mano del islamismo, a la chita callando, pero luciendo sus símbolos y otorgando ante el peor de los machismos, al que jamás criticarán abiertamente, aderezado con algún cartelón de la izquierda bolivariana.
Y es eso: interiorización de la realidad sintiente. En el fondo son igualitos, con igualdad filosófica, donde lo recto y lo curvo son iguales en el universo; tal vez peor, por disimularlo, superando incluso a los más cazurros del pueblo, de tradición católica, a la hora de “esa verdad”, aunque lo demuestren mucho menos. Es el dominio secular lo que está en juego, seña Lola, no cualquier cosa. Y una forma de conseguirlo por largo tiempo es lanzando balones al limbo, lejos de miradas indiscretas, que no puedan ver que la lideresa de Femen, ucraniana, tiene como libro de cabecera “Mi Lucha “ de A Hitler y en Maidan bien que se empleó a fondo, junto con sus colegas, repartiendo estopa esvástica en ristre…
En el debate aquel no se pudo apreciar, creo, atisbo de machismo. Pues eran los varones los acojonados y la interfecta la que, más allá del sexo, les daba caña. Mujeres ha habido como ésta contra las que aplicar el sexismo es imposible. Rajoy lo sabía y la envió para que no dejase títere con cabeza. Él, a su lado, era un peluche de león; confortable, suave y doméstico.
Pero, ay, “Paga, monedero, paga”, me gustó, pues siendo lengua oral se puede entender en minúscula y de ese monedero de todos, bien valga que se paguen salarios dignos, pensiones, sanidad, educación y dependencias, que ya es hora de que se nos pague con lo que pagamos…
Así me veo en un atasco monumental, entre pitidos, imprecaciones y gritos, mientras me iba acordando de esos millones de bichos, reses argentinas en su mayoría, auténticos culpables del calentamiento global y del cambio climático, debido a las infinitas emisiones de metano que lanzan a la atmósfera, entre cuescos y flatulencias varias. Entonces me viene también a la memoria el Albert Rivera y su propuesta, más bien insistencia, en que se equiparen las penas para todo tipo de violencia en el hogar, quitando de paso el agravante de género, sin que ello menoscabe la firmeza de la ley. ¿Por qué no lo expuso seriamente en el debate? Hubiera sido un gran pedo, de diez atmósferas de presión aproximadamente, tirado con gracia, como hay que pegárselos, de esos que se sueltan en reunión de amigos, “¿recuerdas cuando estábamos el otro año y fulano de golpe ¡raaacccc, jajajaj¡ el tío, la panzá reír que no pegamos…!, ¡eso es un peo gracioso, no como los que hacen puufffzz, que se tira el tonto de siempre, con lo singracia que es. Y lo que apestan…!
En esto que un buen colega me pasa las cifras oficiales de hombres asesinados por sus mujeres o ex en España y sale esto: Año 2000, 44 hombres; Año 2001, 38. Año 2002, 49: Año 2003, otra vez 49. Año 2004, 31. Año 2005, 56. Año 2006, 14. Año 2007, 0. Año 2008, 0. Año 2009, 0…así hasta 20014. Es decir, que en 2007, el Gobierno de España deja de hacer estadísticas oficiales de hombres asesinados en el ámbito de la pareja… Será otro pedo, chi lo sà. Pero eso de vivir entre cuesco y humo, al final, va a resultar incluso gratificante…
Buenos días,
Unos apuntes al hilo:
Una verguenza el último debate de nuestros máximos representates políticos. Uno por iniciar los insultos personales, el otro por no tener tablas para controlar la respuesta, va y responde también con insultos.
Ya me hubiera gustado ver la reacción de Sorayilla si Pedro la hubiese llamado indecente. La verdad es que es la única política que veo con tablas para presidencia de gobierno del actual contingente, contando hombres y mujeres. Tal que a la altura de aquel Felipe González o Alfonso Guerra. Menor que Adolfo Suárez, quizá por más joven, pero llegará. Al tiempo, a esta chica la vemos viviendo en Moncloa.
De otra, interesante párrafo el último tuyo, Winspector. Interesante. Da para pensar.
Un saludo a todos.