La ciudad de Gdansk en el extremo norte de Polonia, próxima a Rusia, es un destino que no debe faltar en toda ruta por este país. Lugar predilecto de los polacos para sus estancias veraniegas, es una ciudad vinculada a dos premios nobeles, el escritor Gunter Grass y el político Lech Walesa. Ese electricista que, con sus huelgas en el astillero y la creación del sindicato Solidaridad, abrió la brecha para rescatar a toda Polonia hacia la libertad y el progreso, convirtiéndose en su primer presidente democrático, lo que, no obstante, le costó pasar media vida entre las persecuciones y la cárcel.
Ahora Gdansk es quizás la ciudad más ambientada y alegre de Polonia, más aún durante esos días de agosto en los que se celebran las fiestas de Santo Domingo. Ya, a pocos pasos de la estación, encontraremos un gran escenario donde se darán los conciertos al aire libre, rodeado de carpas que sirven cerveza y exquisitos platos de salmón.
Para entrar al casco viejo, pasaremos bajo la célebre puerta dorada que nos llevará al Dlugi Targ (Mercado Largo) y la calle (Ulica) Dluga, donde podremos admirar el restaurado poderío arquitectónico que representa la ciudad floreciente por su actividad comercial, que debió ser Gdansk en los siglos XVI y XVII. Fe de ello da la acumulación de mansiones, en gran parte barrocas y góticas, que las familias acaudaladas levantaron en torno al Ayuntamiento, marcando su núcleo de poder. En sustancia, dos calles más componen el casco viejo, Ulica Sw.Ducha y su paralela; Mariacka, que se considera la calle más bonita de la ciudad; recomendable para la compra de ámbar y el paseo de los enamorados al anochecer o de los solitarios poetas románticos que encontrarán inspiración en la mirada enigmática de las gárgolas y la música melancólica de algún violinista ambulante.
Sin embargo, si lo que se busca es el cotarro más puro; el gentío, el movimiento, el mogollón, habrá que salir bajo el arco de la puerta verde al muelle del río Motlawa, en cuyo paseo se agolpan bares, restaurantes y puestos callejeros que ofertan ropa, bisutería, helados, refrescos y todo tipo de comestibles. Entre ellos, tiene un gran éxito uno en el que se venden camisetas con los nombres estampados de Messi, Ronaldo y Neymar. Los polacos son grandes admiradores de los equipos de fútbol españoles.
En esta zona, la ciudad se transforma de estilo, pues los edificios que se asoman al canal nos evocan a Ámsterdam o Amberes. El más célebre de todos es la vieja grúa de sólida planta medieval.
Encontraremos en el muelle diversas embarcaciones que nos permitirán navegar a diferentes puntos costeros e incluso a Rusia, si tenemos el visado en regla. Como se ha hecho tarde, nos queda la única opción de tomar el barco pirata hasta Westerplatte; lugar donde tuvo comienzo la Segunda Guerra Mundial y que reviste tintes heroicos por la resistencia numantina que presentaron las humildes guarniciones polacas al poderoso ejército nazi. La caída de la tarde con sus fuegos crepusculares recrea en la memoria, aquella sangrienta y tenaz batalla.
Si se tiene la fortuna de que el día siguiente amanezca radiante, asunto casi sólo probable en verano, habrá que decidir un destino oportuno para darse un baño en el mar Báltico. Si no, otra grata experiencia es visitar el castillo de Malbork, uno de los castillos más grandes y mejor conservados de Europa.
Sopot y Gdynia ofrecen buenas playas, pero pierden encanto por la masificación propia del turismo veraniego. La opción más interesante, si hay que descartar, es navegar a la península de Hel, un punto estratégico militar y con historia, pues fue el último bastión de resistencia polaca al avance alemán. Por el camino boscoso que lleva a la playa, flanqueado de merenderos con cierto sabor retro a los años sesenta, encontraremos bunkeres de la II Guerra Mundial entre ecos de himnos militares que dan cierto ambiente a la cosa.
La playa, al final del paseo, se deja querer con su gran extensión de arena blanca e impoluta, abierta a un mar de aguas cristalinas y apacibles. Contra lo que nos han advertido, la temperatura de estas aguas, al menos hoy, es bastante templada, por lo que repito largos baños hasta que empiezo a verme rodeada por unos globos transparentes, cada vez mayores, tatuados por una estrella de color ámbar; me resisto a creerlo, pero son ¡medusas!
De regreso al barco, el cielo diáfano va adquiriendo un tono plomizo e intempestivamente nos empapa de pies a cabeza un furioso aguacero. Son las sorpresas típicas de este clima.
Con la misma rapidez, la lluvia amaina y los marineros después de achicar el agua de los pasillos inundados, nos gritan a los turistas hacinados bajo techo, que subamos a cubierta, que ya ha escampado. Qué flaco papel hubiésemos hecho estos blandengues viajeros del siglo XXI de haber participado en la resistencia polaca durante la II Guerra Mundial.
Un sindicato, Solidaridad, que llegó a contar con más de nueve millones de afiliados…Desde su fundación, en el verano del 80, y hasta la llegada de la ley marcial del general Jaruzelski, a finales del 81, este atípico sindicato sonaba raro, por su trasfondo católico, a los oídos de nuestros casi guerrilleros políticos y sindicalistas, de melenas y espesas barbas, a los que, curiosamente, gustaba comparar la forma de reprimir manifestantes en Latinoamérica con aquélla del gobierno polaco que, siendo de obediencia comunista, trataba – decían ell@s, a pie de barra – con mayor consideración a las personas que no los gobiernos bananeros del Cono Sur, que las reprimían a tiros…El mito duró hasta que empezaron a caer asesinados los huelguistas en Polonia y también el sacerdote Popieluszko, icono del cristianismo polaco y desde entonces mártir. Fue la primera avanzadilla en dirección al Muro de Berlín, lejano objetivo todavía. Y del “Ochéntame”, cuando el arte se hizo Pop en España… Al final, todo confluye: fronteras, turismo, costumbres…Con el otoño en ciernes, que sigamos viéndolo y contándolo.
Ah, mucha alegría de haber saludado a esa familia entrañable…
Winspector, eres un crack, más que el Krakus de Cracovia!!!
A la postre, la leyenda de Walesa cayó en el descrédito y veo mucho ingrato suelto por ahí, pero, para mí, siempre será un héroe quien entrega su vida a la causa de liberar a un país de las cadenas totalitaristas. Odio la represión y el totalitarismo en cualquiera de sus formas.
Un placer, haberte saludado en persona, más allá del plano virtual. Te veo más joven ¿cómo lo haces? ¿Has dado con la fórmula de Fausto?
Como hacer, hacer…Seguramente será porque ya hace mucho que vendí mi alma a una diabla (ese diablo con forma de mujer…) de ahí que me hayas visto tan joven y lozano, jajaja. Pero seamos lógicos, Lola. La noche suele ocultar cosas que solamente apreciamos a la luz del día y esto tiene que ver, pongamos por caso, con ese refranero nuestro- y tanto – cuando se mete con la mujer de aquella manera tan poco decorosa: “En el mar de la mujer, pocos naufragan de noche y muchos al amanecer “. Pues con uno, digo yo, que será más o menos lo mismo, ¿o no? No obstante, buscaré en el refranero, a ver si encuentro algo por eso mares…