El inglés americano es un inglés adulterado que se habla con muchos escupitajos. Un inglés que parodia la noble lengua de Shakespeare y delata su pobreza en las traducciones de las actuales películas americanas donde todo acaba siendo puto; tu puto coche, tus putas manías, tu puta vida, etc…
La traducción del inglés americano al español empobrece al español que es una lengua versátil y prodigiosa en giros sintácticos y vocabulario como puede apreciarse por la obra de Quevedo, Góngora, Calderón y, en general, todos los autores de nuestra edad de oro y de nuestra edad de plata; la Generación del 27. Sin embargo, las traducciones del reseco, rígido y mustio inglés americano han alimentado a más de una generación de jóvenes escritores españoles y no tan jóvenes que emulan esa literatura plana como si fuese la gran cosa. Estamos colonizados hasta los pelos por una cultura que ni siquiera es cultura. Precisamente, nosotros, los europeos, los que inventamos el sentido de esa palabra desde sus griegos ancestros. Pero, al final, ha sucedido, un automóvil de carreras ha sido más bello que la victoria de Samotracia y la fascinación por el puente de Brooklyn ha sustituido a la fascinación por el puente Vecchio de Florencia. La Venus de Milo es, desde hace décadas, una teñida de rubio platino con el aspecto vulgar de una dependienta de perfumería ¿quién no acepta ya como un dogma que Marilyn Monroe es la mujer más sexy de todos los tiempos y James Dean el chico más irresistible de la historia? ¿Quién sabe ya que el mismo cine que se convirtió en propiedad exclusiva de Hollywood fue inventado en Francia por los hermanos Lumiere? ¿Quién no conoce al dedillo los detalles de la guerra de secesión, la abolición de la esclavitud de Abraham Lincoln, las luchas entre Toro Sentado y el repelente Séptimo de Caballería y el asesinato de John F.Kennedy y quién sí el florecimiento y la decadencia del imperio romano?
Nuestra dieta mediterránea ha sido reemplazada por la devoción a la hamburguesa y, gracias al MacDonald´s, la bollería industrial y otros hallazgos de la comida basura, nuestros institutos se llenan de adolescentes obesos que se ponen la gorra del revés para importunar al profesor como han podido ver en las series yanquis. Y de fiestas de graduación donde las chicas se ponen de largo para descalabrarse sobre unos tacones tremendos y piden como premio ponerse las abominables tetas de Pamela Anderson.
El primer adolescente gilipollas que se convirtió en emblema literario fue Holden Caulfield en esa sobrevaloradísima novela “El guardián entre el centeno” de J.D. Salinger. Se trataba básicamente de las peripecias de un niñato insoportable con una irresistible tendencia a liarla por donde fuese, a ridiculizar a las chicas y a burlarse de los ancianos. Y que, no obstante, está considerada una incuestionable joya de las letras como todas las cagadas de Bukowski y los representantes del realismo sucio y de los beat y etcétera.
Ahora leo con ningún placer “La conjura de los necios” de John Kennedy Toole y me siento culpable. Dicho autor se quitó la vida a los 32 años porque su novela fue rechazada por todas las editoriales y se dio por escritor frustrado. Sin embargo, dada la insistencia de su madre y a título póstumo, se convirtió en premio Pulitzer, con el agravante de que el escritor en las críticas postreras fue comparado hasta con el mismo Cervantes. Por mi parte, digo que nada de eso; que sus personajes son planos, su humor simplón y la sordidez de las situaciones que presenta, gratuitamente repugnantes. De modo que pienso que, de haber sido uno de los editores a los que Kennedy ofreció la novela, tampoco se la hubiese publicado. Así, de alguna forma, me siento también responsable del suicidio del autor. Como eso ya no puedo evitarlo, me queda sólo levantar una proclama por la salvación de la literatura española y digo así; oh jóvenes –y no tanto- autores actuales ¿Por qué desperdiciáis vuestras capacidades emulando modelos tan poco dignos?
¿Por qué les ponéis a los personajes y lugares nombres en inglés americano y se comportan como si estuviesen en Chicago, Texas o Nueva Orleans? ¿Y por qué no, en cambio, volvéis los ojos a la literatura de nuestros clásicos patrios, a los muertos y también a los vivos, que los hay?
Ganaréis en forma, ganaréis en fondo y también en lectores. Los lectores somos pocos, la verdad, pero podríamos ser muchos más si nos dais algo más atractivo que llevarnos a los ojos. Gracias.
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Mejor ahora, maestra Lola. Juzgue usted mejor en la distancia, dígase océano por enmedio, sí señor, buen remedio. Que de su anterior artículo, no quiero ni pensar lo que puede ocurrir de venir por aquí la señora jueza del tres de instrucción de málaga; cuánto menos algo haría por azuzarle los sabuesos de fiscalía. Y de aquéllas, quién sabe si le habilita influencias para conseguirle aposento de inspiracion, similar a su admirado Cervantes. Quién sabe de aquéllas si hasta futurible de nobel podría usted ser.
Cervantes, concibió en la cárcel su Quijote. ¿Tan capaz me ves? Pero Ignatius, ay Ignatius, tu siempre fuiste un visionario y las salchichas te producen alucinaciones ¡Cuidado con esa dieta, muchacho!
La tradición latina, romana, vigía de Occidente, mediterránea, cuyo principal bastión abarca España e Italia, disimula mal cierta pelusilla hacia los EE.UU y se muestra siempre muy remiso a reconocerlos como pueblo moderno, avanzado, locomotora del mundo…Mas lo hace por la boca pequeña, al tiempo que extiende su mano. Y que se vayan, sí. Pero no muy lejos, que nunca se sabe por dónde nos puede salir el loco de turno, salvador del imperio y ávido de caudillajes…Ma chi vuol far l’americano? Ci hanno fatto americani da tanti anni fà! Lo cantó Cotugno (L’Italiano) hace treinta años: “Buongiorno Italia co i tuoi artisti, CON TROPPA AMERICA SUI MANIFESTI…” Ya estaban metidos por todos sitios, en la educación, en el arte, en la cultura…
Fue acabar la SGM y hala, vengan dibujitos animados y series del Oeste, una para cada día de la semana (los domingos, Bonanza) en blanco y negro, recién importadas de USA, como aquellos vaqueros tan estrechos, al tiempo que se gritaba “¡si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos!”. Con un par..Todavía no pertenecíamos al mundo civilizado, Marshall pasaba de largo, las fronteras estaban cerradas y los españoles sacando pecho.
Aquell@s niñ@s de los cincuenta-sesenta nos criamos emulando a los más hábiles pistoleros de los tebeos, la tele, el cine y ninguno quería hacer nunca el papel de indi@. En la escuela tomábamos leche en polvo americana (las malas lenguas decían que era igual a la que bebían los terneros allá en Texas) mascábamos chicle Bazooka (el de marca Ciao-Ciao, italiano, evocador de la famosa canción “Piove” de Modugno, no tenía apenas consistencia, perdía rápido el dulzor y se tiraba pronto. Al suelo, que papelera es término reciente. En el puerto se le pedían cigarrillos rubios a los marinos de la Navy; los más atrevidos tarareaban una falaz cancioncilla, machista y cutre donde las hubiere, con ritmo de achilipú: “las chicas de hoy día, cuando no tienen dinero, se van a la punta el morro y a peseta el marinero…”. Ahí queda.
Después llegó el reinado de la Coca Cola y sus pelotazos discotequeros, el burguer, el Vietnam y Rocky, Clint Eastwood y sus infinitos desafíos…Claro que existen otros estadounidenses. Pero hablamos de los más influyentes por estos lares. Ahí tienes a Obama, cual patrullero Mancuso, dejando a Bush a la altura de una sandalia de franciscano. Su buenismo y el de Zapatero fueron todo y uno. Porco mondo.
Saludos
De ingés no hablo, Lola querida, pero mira el caso del español, también los Latinoamericanos seguramente lo hemos adulterado, pero las lenguas tienen vida, cruzan océanos,sufren- como las mismas personas que lo van hablando a lo lardo de la historia- del «mestizaje». Seguramente el español del Gabo García Márquez no será el de Cervantes…Desde el mismo momento en que un conquistador español engendró un hijo con una princesa mapuche, por citarte un caso romántico y muy realista, junto con los genes se modificaron las lenguas; es así, un fenómeno maravilloso y cambiante, sorprendente, diferente, pero no por ello menos bueno, simplemente sirve para comunicarnos entre hablantes terrícolas (por ahora). Abrazo, Lola.
Sin embargo, el español de américa es prodigioso por sus mágicos giros y su abundante vocabulario y produjo una literatura riquísima, admirable, forjadora de poesía y novelas diamantinas, haciéndose cantera de nobeles universales. Estos escritores mimaron y enriquecieron el español. No hay parangón. Ése sí que fue un tesoro que nos llevamos de la conquista!!! Gracias infinitas y abrazos fuertes!