Un flaco premio gordo y mucha pedrea

30 May

Las elecciones europeas se han parecido a un sorteo de loterías y apuestas del estado. De un estado muy crítico como lo es el de la salud democrática de Europa. La democracia estaba en juego y se ha jugado al voto como se juega a los dados con su mucho de azar y de al boleo. Lo que explica estos resultados sorprendentes que igualan en frivolidad a los comicios con el Festival de Eurovisión. Ni los abstencionistas ni los votantes parecen haberse tomado el asunto en serio y el triunfo se ha resuelto por lo friki. El éxito de los partidos pintorescos se explica en el mismo plan que se explica el de Conchita la Barbuda, un nombre que da para la coña marinera en el sentido argentino de la palabra. La Europa presuntamente renovadora ha envejecido por descreimiento y ha sido tomada por los radicales libres; la ultraderecha de Le Pen como última moda de París, los antieuropeos en Inglaterra y la extrema izquierda en Grecia. La paradoja de difícil digestión es que el voto por Europa ha sido un voto contra Europa, pues han ganado la batalla los euroescépticos. Que lo son, al parecer, casi todos, por lo que suma de euroescepticismo el porcentaje de la abstención.
En España no ha habido tanta abstención, aunque sí mucho voto confuso. Una apuesta desesperada por lo nuevo, yo diría que bastante más lúcida y hasta ejemplar, habida cuenta de que no se hizo lugar a la ultraderecha. Cuarenta años de Franco son un argumento lo bastante disuasorio como para no incurrir en las mismas excentricidades que nuestros países colegas.
El hastío del bipartidismo por razones bastante obvias se ha traducido en un vuelco a lo fragmentario y el voto del ciudadano ha repartido una inmensa Pedrea por los pequeños partidos emergentes y otras alternativas más consolidadas a los grandes que han visto aumentadas sus migajas (Izquierda Plural, UPyD., Ciudadanos…) Pero tanto en los partidos grandes como en los pequeños, ha habido errores de previsión. Los grandes han incurrido en un descuido propio de quien supone permanente la obediencia de un electorado proverbialmente paciente y pasivo hasta hace muy poco, que se contentaba con cualquier cosa. Así el PP, eligió su cabeza de lista a las europeas tarde y mal. Tan mal que ha conseguido lo imposible; que muchos tradicionales votantes del PP, desvíen su voto a partidos como UPyD y Ciudadanos o hasta se queden en casa. Para atenuar el escándalo Bárcenas y la política de recortes se necesitaba, francamente, un líder mucho más carismático que Arias Cañete. Las gentes, como ha podido verse por los resultados, quieren caras nuevas. También en el PSOE, donde la obstinación por mantener un líder tan desgastado a la vista pública como Rubalcaba ha dado pie a una desbandada significativa que ha favorecido el sorpresivo y fulminante crecimiento de “Podemos” y tal vez el aflorar de “Primavera europea”. Aunque los votantes de “Podemos” proceden en su mayoría de esa izquierda más próxima a IU, que en las últimas convocatorias solía decantarse por la abstención, por que su voto no sirviese para hacer coalición con el PSOE. “Podemos” ha convocado a las urnas a ese sector de IU, harto de que IU, a la postre, hiciese pinza con el PSOE y querían una formación independiente que es lo que ahora les ofrece Pablo Iglesias, desde el prestigio de un nombre con connotaciones históricas y una imagen carismática y pegadiza. Por lo pronto, es una cara nueva, que ya es mucho. Los votantes quieren caras nuevas y los grandes partidos si desean mantenerse, han de dárselas. Se animarán, creo yo, ante los resultados de las elecciones europeas en Andalucía, donde ha ganado Susana Díaz como ella misma reconoce. La candidata al Parlamento Europeo era Elena Valenciano pero aquí se ha votado como si fuesen elecciones nacionales. En eso, hubo algo de confusión y también de premonición, pues se dice que será Susana Díaz quien sustituya al ya casi exsecretario general, Alfredo Rubalcaba.
Pero si el objetivo de los partidos grandes es renovar sus caras, el de los pequeños será la confluencia. A no ser que quieran quedarse en mera presencia testimonial y anecdótica. No sería mala idea que algunos se maridasen para convertirse en una fuerza con importancia de escaños capaz de poner nerviosos a los dos grandes partidos, lo que redundaría sin duda en su mejora, pues no hay mayor estímulo para la superación del ser humano que la competencia. Esa fuerza podría llegar con la unión de partidos afines como UPyD y Ciudadanos o la fusión de Podemos con IU y Primavera Europea.
De lo contrario, la unión imposible pero imperiosa de PP y PSOE se comerá como el tiburón a todos los chanquetes. Quién iba a decir que estas elecciones europeas lograrían la reconciliación de las dos viejas Españas que cantó Blas de Otero.
La victoria del PP en estas elecciones ha sido una victoria sin gloria como la del Real Madrid frente al Atlético. La lotería de las europeas le ha dado un premio gordo muy flaco y ha repartido más suerte en la Pedrea. Si estos resultados hubiesen sido los de una quiniela, no la acertamos ninguno.

9 respuestas a «Un flaco premio gordo y mucha pedrea»

  1. Alguien dijo que un gran viaje comienza con un paso, o algo parecido. Pues eso. Lo que no debe ser es que antes de nacer ya los estén matando, y no me refiero al aborto.
    Tenemos, que menos, el derecho a la ilusión, algo que, por mucho que se empeñe esta recua de pelo engominado y corbata fosforito, no va a conseguir quitarnos.

  2. Matar la ilusión, nunca. La Ilusión hay que alimentarla para que se haga realidad, porque de ilusiones no podemos vivir. Solamente. Espero acción ilusionada, pero acción al fin y al cabo. Civilizada, calculada y con proyección de futuro ¿es eso?

  3. Dije acción ilusionada, calculada, con proyección de futuro y no me refería a este clima de linchamiento, de feroces ganas de hacer leña del árbol caído que se ha creado después de la abdicación del Rey. Siento vergüenza ajena de los chistes groseros en torno a la Corona y de este ambientillo de zafiedad por el que se pide una consulta para el pueblo soberano. Y, visto lo visto, me parece un clima más propio para una guerra civil que para la III República.

  4. Pues qué espera usted, seña Lola,
    de ese mar (menor) de banderolas
    gritando ¡revolución! aquí y ahora
    a golpe de tuit y selfie, tan de moda

    Le faltan horas al día, en su letargo
    el andar cadencial les viene largo
    si estamos aquí será por algo…
    no más primavera, ¡primaverazo!

    Echan a la hoguera todo mi querer
    por una cabeza, cantaba Gardel
    no de república, de pública res

    de la plaza pública tomada en Kiev
    (primavera europea, si lo quiere usted)
    Será el clavo ardiendo que tener…

    Saludos

  5. Hola,
    Lola (menudo pareado, estoy hecho un poeta).

    Superior,
    Sr. Winspector (o alguien lo duda).

    Ay, ay, Lola, como te lea Valenciano, y visto la que lió con aquél ramillete de palabras del oponente, ay, ay, caras nuevas, dices. Vamos, que ella se cuida, y puede interpretar de las tuyas, palabras, como un subterfugio llamándola mayor. Hoy me acordé de D. Manuel Alcántara, y el doble, triple, cuádruple o más usos de la misma palabra, no es mi más admiración pero reconozco que se le da bien el artículo del doble sentido de todo, espero que le pase lo mismo a Valenciano, si te lee. Porque no estudió lo que empezó, derecho y políticas, se aburría, según dice o dijo ella misma, y así, a saber los sentidos que interpreta de la palabra “nueva”. Manque gesto malhumorado gasta, imagínate lo peor, de leerte pedrea te llegaría. Es un decir.

    Y de otra, al mal árbol, aunque lo “podemos”, la mala sabia sigue dentro. Al mal árbol hay que arrancarlo. Te lo dice uno que, por intereses en asuntos de terrones, ya fue súbdito de Cañete.

    Saludos.

  6. Vengo tarde a responderos, que hoy los periódicos venían muy cargados y estaba en el penúltimo vistazo.
    Ahora he visto la otra cara de la moneda, que se deshace en loas al Rey-como si hubiera muerto- y al heredero. Cómo es posible opinar tan diferente de las mismas personas…
    Es lo que tiene la democracia que da cabida a todos los puntos de vista. Y esto, por lo menos, los detractores del Rey deberían agradecérselo a él, pues si no se hubiese empeñado en este sistema, habrían de callar como en tiempos de Franco o acabar en Chirona.
    Vale que propongan referéndum pero que no lo dispongan con tan malas maneras, porque más que tomar las calles y las redes, parecía que tomasen la Bastilla y fuese a rodar al canasto la cabeza de María Antonieta. Entre la libertad de expresión y la guillotina, hay un intermedio, caray.
    Bonito poema, Winspector, un poco de paciencia le falta a esta gente y un mucho de modales.
    No quise decir que Valenciano fuese vieja, ni tampoco Rubalcaba que fue, según se dijo, a quien no votaron en las europeas pues él mismo asumió su fracaso. Y la principal razón fue su desgaste, o sea, que estaba ya muy visto.
    El poder de la cara nueva se demostró con el triunfo de Susana Díaz que ganó las europeas en Andalucía sin presentarse siquiera ¿es o no es?

  7. En aquella España de los años treinta quedó grabado,
    que no supieron estar a la altura de las circunstancias,
    por su cazurrez, ni los gobernantes ni los gobernados.
    Sin cordura y arrastrando tras de sí suma ignorancia
    y de innúmeras cifras de analfabetos manipulados
    por simples consignas que dieron al traste, verbigracia
    con la voz del pueblo y su nuevo porte como electorado.
    Hoy al rey Juan Carlos le trocan medallas por defectos
    sin el necesario “apaisement”, la calma y la cordura,
    juego macabro de intereses espúreos, contrapuestos
    a los intereses del pueblo y las ansias de paz futura
    Pues ya el rey, a su llegada, cobró fama de prudente
    evitó una nueva confrontación, otra guerra africana
    a costa de la Justicia con el Sahara y sus gentes
    conformando al pueblo español, aun con desgana
    Que así la Prudencia sea virtud carente de alegría
    según Maquiavelo, que tan fino hila, fija e hilvana
    pero es resultado muy satisfactorio a la mayoría.

    Gracias Quinti, generoso. Un saludo, Lola

  8. Estaba pensando en eso mismo. Las oleadas de masas del pasado lunes recordaban al principio de la II República y, por eso, hicieron pensar en su final.
    Más aún, cuando los presuntos republicanos, proclamaban en las redes la III República con tantas faltas de ortografía.
    El resultado fue que otros republicanos tibios hasta se asustaron y empezaron a predicar simpatías por Felipe VI.
    Después de todo, la paradoja es que con sus insultos le han servido de más apoyo a la monarquía que los monárquicos con sus loas. Qué país.

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