No a la suegra

27 Sep
Angela Merkel
España no es Alemania; ya lo he dicho sobradamente en artículos anteriores. Y lo reitero; nada que ver. En España no hubiese ganado unas elecciones la Merkel por casi mayoría absoluta. Tampoco las hubiese ganado Franco, francamente.
Y no es que aquí, por mayoría absoluta o simple, ganen los mejores, sino los que se presentan, que son pocos y cobardes. Cuando aquí uno quiere dedicarse con espíritu íntegro y valeroso a la política, acaba en arresto domiciliario como Unamuno o disparándose un tiro en la sien como Mariano José de Larra. Los íntegros duran dos telediarios y, a la hora de elegir, al electorado sólo nos queda hacerlo entre los malos y los peores y así no hay manera de que el presidente no salga chungo para que luego, encima, nos lo puedan echar en cara. “Cómo puede ser atacado tal o cual presidente si ha sido elegido democráticamente en las urnas por la mayoría de los españoles”. Ya le vale; la mayoría de los españoles vota lo que puede, lo que hay y hay bien pocos dispuestos a gobernar por más que se haya demostrado, a la postre, el negocio que es eso.
El español, como admiraban los románticos alemanes por lo curioso y lo pintoresco, es de naturaleza ácrata. Ni le obsesiona el poder para sí mismo ni tolera que otro por encima de sí mismo lo aplaste de poderío. De ahí que nuestro héroe por antonomasia, Rodrigo Díaz de Vivar, fuese un tipo que, a su manera, le plantó cara a un rey de autoritarismo arbitrario. Para chulo yo, se debió decir el infanzón, antes de tomar Valencia y no paró hasta salirse con la suya.
En España nunca hubiese ganado Hitler unas elecciones como tampoco las ganó Franco, pero Alemania es otra cosa. Allí las figuras totalitarias pueden hacerse con la empatía de las masas, más dispuestas a la sumisión y a la ciega obediencia por cierta predisposición genética.
Lo demuestra la historia que ha hecho posible por esos lares la germinación de poderosos megalómanos que, seduciendo a su pueblo germano con su mano de hierro, ya intentaron hacer de Europa su cortijo. Antes del propio Hitler, el Kaiser, Guillermo II quien fascista, cuando aún el fascismo no tenía nombre concreto, puso en jaque con sus desmedidas ambiciones a toda Europa durante la I Guerra Mundial. En porta Westfalica, un paraje de impresionantes bosques cerca de Minden, coronando la cima de un monte, se puede ver una estatua colosal de este emperador alemán, quien hace la salve al horizonte, señalándose así como un anticipo del Führer. No obstante, al tiempo, Porta Westfalica fue un campo de concentración bajo el dominio nazi. Quién lo diría de este hoy pacífico lugar que hace las delicias de los senderistas. Pero quizás también estos amantes de la naturaleza hayan votado a la Merkel en las últimas elecciones. No obstante, la ha votado la mayoría. Nada raro a la vista del pasado de este país, simpatizante del totalitarismo, sea de derechas o izquierdas. La integración de muchos ciudadanos en la Alemania comunista llegó a ser fanática y servil cual demuestra una de mis películas favoritas, “Good Bye, Lenin”.
El carácter de un país no cambia de la noche a la mañana, lo que explica que Merkel haga patria en las urnas. Gusta su firmeza determinada como la de otros anteriores “padres de la patria”. Ella misma, a falta de hijos propios, ha decidido adoptar “Alemania”, según declara, como una madre. O, más bien, “como una madrastra”. Por algo las crueles madrastras son un invento de los cuentos alemanes. Como también las brujas.
Para nosotros, los españoles, la Merkel es como una suegra; icono de maldades donde las haya en nuestra cultura costumbrista popular. Ay, esa suegra antipática que mira de reojo a la nuera o al yerno, sobre todo, si es pobre y vive en su casa, porque su casa es Europa, y nos manda “hacer los deberes”, “no comer carne” y vivir con lo puesto; que nos tiene cubiertos de hollín como a “La Cenicienta”. A qué extremos no llegará su felonía a vueltas con la amenaza del rescate y qué príncipe azul nos rescatará a nosotros de las maldades que se le vayan ocurriendo.
Rajoy es como ese hijo retraído y timorato que se esconde bajo las faldas de la mesa camilla cada vez que a mamá le da un barrunto de genio.
La Merkel no hubiese ganado por mayoría unas elecciones en España; Rajoy sí. También él es antipático pero da menos miedo y, como mandar, manda poco. Al final, nos metió a la suegra en casa para que diera las órdenes y, como era de esperar, de aquí no hay quien la eche. Pobres de nosotros.

12 respuestas a «No a la suegra»

  1. Muy bien de ideologías anda Ud., no así de miramientos por la plebe. Al menos en Alemania los que tienen ingresos por menos de 12.000 euros/año están exentos en el IRPF. Aquí abonan el 21 % o más. Viva España.

  2. Es que como en España ni hablar, ya lo dice la famosa copla, que cantaban a coro ante la paella, tanti anni fa, multitud de emigrantes españoles, cuando venían de vacaciones, procedentes de cualquier latitud, pero, sobre todo, de Alemania. No seré yo quien le lleve la contraria en este asunto, seña Lola. Aunque, un buen día, en alguna ciudad española, como quien no quiere la cosa, van y te nombran presidente de la comunidad y te amargan la existencia (conste, no lo digo por mí) Así de claro. ¿Es que aquí no hay quien se mueva que no sea para llenarse la panza, algo tan clásico, y le echa todos los cargos al elegido cuando la comunidad, la ciudad, el país, parece que van mal? Ese pueblo alemán, que no terminó de caer la última bomba y ya estaba manos a la obra reconstruyendo el solar patrio, echando cada ciudadano y ciudadana, tan diligentes, un ladrillo en la cesta de la compra para colaborar…Evidentemente, no. Esto no es Alemania. Aquí el ladrillo lo revenden.
    Recuerdo que en una de sus famosas hazañas, el Capitán Trueno, héroe español ( quien, por cierto, lleva la señera catalana en el pecho, siendo su grito de guerra ¡”Santiago y cierra España”!) tuvo que vérselas con un alemán, el malvado margrave Adolf. Unos años antes el tratamiento hubiera sido mucho más cortés o se habría evitado el enfrentamiento. Porque buenos somos los españoles para jugar a caballo perdedor o aquí me las traigan, con suegra incluida.
    Saludos

  3. No digo que este, mi país, sea perfecto, pero me da cierto alivio y me produce cierto orgullo- no lo voy a ocultar- pensar que no seamos amigos de regímenes totalitarios. Que en España no haya ganado nunca las elecciones un genocida como Hitler y no se caiga de rodillas ante un tirano. Los tiranos tienen muy mal predicamento en este país como demuestran las comedias de villanos de Lope de Vega y las continuas revueltas contra Fernando VII. ¿Creemos que las megalomanías y absolutismos dan prosperidad en otros lugares? ¿La dio Guillermo II? ¿La dio Hitler? ¿La dio la Alemania comunista?
    ¿Y es loable la economía de la Merkel? ¿Esa riqueza en la que tanto tienen que ver las centrales nucleares y la industria contaminante y la opresión sobre otros países más pobres? Si ése es el buen modelo, prefiero que me enseñen otro…

  4. Si España, en mi opinión, más que perfecta debe ser riquísima. Y no es broma, pues ¿cómo es posible que todavía salgamos a flote, con la cantidad de manguis que soporta en todos los estratos sociales y el latrocinio a que secularmente ha venido /está siendo sometida…? Creo que es un caso único en el mundo y no por reconocerlo salimos de la atonía y el verlas venir; que tal vez sea la postura más prudente, pues también. Cuando Fraga visitó a Fidel Castro no dio la impresión de un encuentro entre dos seres de ideas cerradas y antagónicas, sino de dos personas unidas por el terruño, el paisanaje y la morriña, que al cabo es lo que vivifica las emociones, aderezado todo ello con una queimada y bailes regionales a campo abierto. No me imagino a la Merkel y sus muchachos en ese estado de disipación y camaradería con representantes de la izquierda sureña y europea, que probablemente la frau ya no tenga arreglo ni en el taller de Marcial.
    De aquel encuentro entre F González y Willy Brant y el salto cuantitativo que pegó España (la calidad llegó después) en Europa, la euforia desatada…ya apenas queda el recuerdo. Pienso que hubo una zona intermedia que no se rellenó, que pasamos, valga la comparación, de la ESO directamente a la uni. Y claro, el que sube como un trueno (estruendosamente) suele bajar como un rayo. Nos queda lo bailao y eso no hay quien nos lo quite, ¿opinaría igual un alemán merkeliano…?
    Saludos para tod@s

  5. En el taller de Marcial, tiene arreglo hasta la Merkel. Lo he visto este fin de semana y te manda recuerdos, junto con toda la demás patulea. Menudas horchatas de almendras nos hemos tomado después de excelentes productos de cerdo en barbacoa. Para guarros, mejores los nuestros que los alemanes.
    Por cierto, no dejéis de leer “El corner de Fran” en el As digital. Allí encontraréis una crónica precisa y preciosa del partido del viernes; Valladolid versus Málaga C.F. Bravo por el milagro Pauloski en el último momento!! Jovencísimo, cedido y un crack. Qué suerte tenemos.

  6. Pues eso, Lola, sana envidia del festín (un saludo cariñoso para tod@s) aunque mitigada en parte, porque servidor estuvo igualmente entre familia, a muy pocos kilómetros del “lugar”, Palankia forever (concretamente en Tejonia, como suelen llamarle los más jóvenes, que celebraba las fiestas del santo patrón San Miguel) donde el guarro fue también el principal protagonista, pese a la lluvia. Qué hubiera sido de todos nosotros sin el bendito guarro, pienso ahora, santo y seña del cristianismo, que alaba su pureza, (para cabreo de muchos) pues, según el propio Jesús, “ no es impuro lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella”. Los alemanes y demás centroeuropeos parece que se documentaron bien al respecto y pasaron de regalar los despojos y casquerías del cerdo a los emigrantes, a ponerle precios simbólicos, cada vez más elevados, según aumentaba la demanda. Digo que tomaron buena nota, porque hoy los guiris asentados en Andalucía no se pierden una fiesta, sabiendo que siempre habrá guarro a la vista y baratito, para más guasa. Y, una vez más, qué sería de nosotros sin guasa. La respuesta, en el legendario grupo Jarcha:

    https://www.youtube.com/watch?v=23SKWM1Ra50

    Buona notte e sogni d’oro per tutti

  7. Esa “predisposición genética” de los alemanes causó millones de muertos durante las dos guerras mundiales. Ahora, hoy en día, estamos inmersos en la tercera guerra mundial, una guerra económica sin disparos, sin bombas, sin sangre, pero que está produciendo también infinidad de bajas y daños colaterales inmensos.
    Saludos.

  8. Oye y, a propósito de los guarros y Alemania, ¿qué crees que hay dentro de las salchichas? Eso sí es una guarrada!!
    ¿Guerra Mundial?¿ Occidente contra Oriente? ¿O sistema y antisistema? ¿…?

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