Aposté 2-0 contra Italia y los resultados han duplicado mis expectativas. Creo que ha sido el partido más bonito que he visto en mi vida, sin ningún momento vacío. España ha jugado como nunca, como equipo, y nos hemos entregado a ese juego. El fútbol nos vuelve a marcar el camino. En todos los campos, unos con otros, juntos a por el futuro. Somos rojos!!!
P.D: Soy una romántica. Qué bonita entrevista la de Sara Carbonero a Iker Casillas. Hacen una bellísima pareja ¿a que sí?
Ciudadana Clavero, ojalá el fútbol fuera el espejo en que mirarse para replicarlo donde haga falta; me temo que no será. El juego conjutado, la máquina en comunidad, la asamblea sobre los individualismo que supone la Selección española se desvanecen como volutas precarias de vida cuando viran para lecciones de consenso en nuestros políticos. Ahí los tiene enfangados batallitas de partido en momento de hipercrisis como éste. En casi nada se ponen de acuerdo, excepto en haberes numerarios o taco de Moranco, para eso una ligera mirada entre oponentes y surge supitaña la unión de los afectos más puros, como si el paraiso sin disputas tuviera el tapizado de la pasta. Por eso ciudadana Clavero no peque de romanticismo acidulante, que la cosa, como diría Umbral, es la cosa. Fernando Torres, en vez de rematar el cuarto tanto que le hubiera convertido en rematador del torneo en solitario, prefirió darlo en asistencia a Mata, prueba de generosidad de estos jugadores. ¿Cuándo usted ha visto generosidad y asistencia con el adversario político desde que está la crisis o antes? Somos rojos, sí, pero de pura tomatera.
Ciudadano Desde Luego, yo no me meto en el mismo saco que los políticos; bueno, que ciertos políticos, pues los hay respetables y honestos aunque esos no hagan ruido.
Dentro de la afición, de toda España, hay ciudadanos con ganas de jugar en equipo y de ganar en todos los campos. Estoy con ellos.
Ciudadana Clavero, yo no la he metido en el mismo saco que los políticos, o que ciertos políticos, como bien dice. Creo que hay más afición a jugar al solitario que al parchís, metafóricamente hablando. El asunto de los equipos, no el de nuestra Selección, es que al poco de fecundarse surge algún ego iluminado que quiere mandar y que no le manden. Vamos, que no somos rojos; que estamos lejos de ese color y de su símbolo ideológico. Ciudadana Clavero, no somos rojos, somos rejos, con los tentáculos prestos para agarrar a la primera lo que por egoísmo corresponda y así, de paso, dejar a nuestra cabeza cefalópoda a altura de los pies, revuelta con los bienes. Hoy por hoy, creo que el refrán “primero son mis dientes que mis parientes” tiene renovada vigencia e indeleble. Ciudadana Clavero, si con todo usted sigue pensando que tenemos un espíritu comumero porque somos rojos, a estos efectos me temo que está “Sola en el mundo”. Mis mejores deseos, ciudadana Clavero…
De “Sola en el Mundo”, nada; le tengo a usted, “Desde luego”, por lo pronto. Lo comunero no es lo común en estos días, aunque La Roja da ejemplo y el imitar cunde más que el arroz. Esperemos.
Tampoco me meta usted en el saco de los rejos cefalópodos y con tentáculos, qué susto, ¿o a quién se refiere con eso de somos? El plural judeocristiano me horroriza. Yo no maté a Jesucristo ni provoqué la crisis, lo prometo. Qué caray.