La pregunta no es por qué algunos venden sus memorias, sino por qué nosotros las compramos. Es decir, qué sentido tiene pagar por que alguien te cuente su vida, cuando hay tanta gente dispuesta a contártela gratis a poco que salgas a la calle o, desde tu propia casa, te asomes al Facebook o al Twitter. Por doquier hay millones de personas deseando colarte su biografía, de cabo a rabo, minuto a minuto, e incluso ilustrada con fotografías de cada instante al solo precio de pescarte desprevenido. Qué tienen unas vidas que no tengan otras para que unos cobren por contarlas y otros paguen a quien las quiera escuchar. Normalmente, un psiquiatra o un psicoanalista, tanto da, que para colmo del bochorno no las escucha, pues como ya sabemos por las películas de Woody Allen, tales confesores de pago se limitan a abstraerse en el dibujo de florecillas y otras lindezas en su cuaderno, mientras el paciente tumbado en el diván, se deshace de angustia al narrar los tormentosos recovecos de sus penosas historias. Seguro que cuentan cosas muy interesantes pero lo cierto es que a nadie le interesan, siendo sus vidas igual de desgraciadas que aquellas que, de repente, suscitan tanto interés de público en el tendido. La diferencia debe de estar, como de costumbre, en la clase y la jerarquía, pues a un pobre desgraciado y perfectamente anónimo, con más o menos dinero, no le queda sino la autocompasión, pero todo el mundo está receptivo a compadecerse de alguien que de lo más alto ha caído en lo más bajo- ya era hora-. Será por aquello de comprobar que los ricos también lloran –sobre todo, cuando ya no son ricos y, por tanto, se deciden a vender sus memorias por un pastón-. Y las venden, claro que sí, cuesten lo que cuesten, porque los infortunios de los notables son el opio del pueblo y consuelan lo suyo. No hay nada que nos reconcilie tanto con el mundo, cuando se trabaja en precario o, a lo peor, se está en paro y a un tris de perder el subsidio que Arantxa Sánchez Vicario esté igualmente arruinada por la explotación a la que la sometieron sus padres en su desdichada infancia y juventud, donde, pese a las apariencias, todo era un llanto y un crujir de dientes. Puede que en los momentos en que te sobreviene tamaño notición, te acaben de bajar de nuevo el sueldo o te lo hayan congelado o suprimido o que los últimos macarrones de la bolsa se te acaben de quemar en el desatendido fuego de la cocina, a quién le importa entonces. Ni la bolsa de los macarrones ni la Bolsa, ni los mercados, ni los nuevos despidos laborales –eso, las reformas- ni los penúltimos recortes en educación y en sanidad, ni las represiones policiales en Valencia, ni mucho menos las presuntas armas nucleares de Irán y la que podrían liar en contra los EEUU si no aflojan el petróleo; que este asunto ya empieza a olernos a lo de Sadam Hussein y sus armas de destrucción masiva provocando lo de Irak. Pero, y qué, el mundo se derrumba a nuestro alrededor y nosotros hablamos de Arantxa Sánchez Vicario. O de Isabel Sartorius que, pudiendo haber sido Reina de España, no hizo sino padecer por los desvaríos de su madre cocainómana, menuda revelación, quién se lo pierde. Y es que ya sabíamos de lo desgraciados que éramos nosotros mismos y los vecinos, pero saber que los que se presumían agraciados eran tan desgraciados como nosotros, te da tal subidón que te arregla el día. Eso es democracia real, eso es Justicia y no lo de Garzón. “La vida es más dura que el Tribunal Supremo”, podría declarar alguna de estas divas llorosas para albricias de todos los presentes.
Como el negocio da resultado, ahí están otros celebérrimos dispuestos a desnudarse en sus memorias y dar fe de su pasado oscuro, cuanto más oscuro mejor, que es lo que vende. El de Javier Sardá por tenebroso –con un hermano drogadicto y víctima del sida y un abuelo asesinado en extrañas circunstancias- tan tremendista como una de sus “Crónicas marcianas” promete hacerse de oro. Quien tiene un pasado oscuro, tiene un tesoro. Y, a lo que se ve, todo famoso tiene guardado uno que vender. Algunos incluso dos, como dicen los contrincantes populares de Rubalcaba, que tiene un pasado oscuro con González y otro con Zapatero. Y, si es así, la verdad que no entiendo por qué se empeña en timonar una secretaría general tan complicada y no se retira a vivir del relato de esa pechá de pasados escabrosos. Quien tiene tanto pasado, tiene el futuro asegurado. No todos, en realidad, pues, si además de ser un pobre desgraciado, eres un desgraciado pobre ni podrás vender tu vida ni pagar tu muerte, que lo mismo el ayuntamiento se equivoca y te cobra por el entierro un Potosí. Escuchas estas cosas y te pones enfermo, pero te recuperas enseguida porque la sanidad pública no está para pagarte esas frivolidades. Tampoco la empresa.
Como dijo mi colega, Javier Cuervo, nuestro amado sistema nos quiere vivos y sanos, pues hay más de cien motivos para seguir viviendo; pagar las multas de tráfico, los impuestos y mantener las pensiones, por ejemplo. Y, cómo no, comprarle las memorias a los desdichados famosos. Para vivos, ellos. Lo dicho, salud.
Se vende pasado oscuro
23
Feb
Si el sistema nos quisiera vivos y sanos, los españoles no tendrían, por lo general, una pésima salud. O quizá sea que el sistema no mande nada, y no puede imponer sus gustos. Yo apuesto por lo primero, o sea, nos quiere vivos y moderadamente enfermos (no a todos, claro).
Por lo demás, yo sólo compro admirables, dignas, ejemplificantes e iluminadas biografías. Las oscuras no alcanzo a verlas.
Besos.
Toda oferta, de pasta de por en medio, previamente se ha sometido a un mínimo estudio de mercado. Y sí se venden lágrimas, es porque hay mercado que lo compra.
Si las telebasuras se ponen las botas, ¡pues aquí también hay pastel para mis penas!. A ver, a ver, ¿quién da más?, ¿la exclusiva en tal revista?, ¿ o monto yo mi propio garito y encargo mi biografía pagando al “negro” que me la escriba?.
Todo sea por la pasta, y no hablo de hidratos de carbono, que también son buenos. El orden de valores del pueblo del opio, se va seleccionando. Primero la pasta, luego a mucha distancia, los sentimientos que ablandan el verdadero alma; y la salud, solo si viene al caso, ahí por en medio.
Bueno, se ve que todavía queda algún romántico que antepone el amor a la pasta ¿o no?. También creo en los nostálgicos, de amor entiendo poco, pero algo sí de nostalgias, donde se ponga mi maizal, ay mi maizal, no hay pasta para comprarlo.
Buenas noches.
¿Biografías ejemplares? Esas pueden ser las de los santos, yo me conformo con que sean interesantes. Creo que la de Paul Auster, «Diario de invierno», promete. Nada ejemplar fue la de Sánchez Dragó, «Esos días azules» pero es de amenidad un tesoro. Muy bien documentada y entrañable la escrita por Ian Gibson de Antonio Machado, «Ligero de equipaje». Me la bebí en su tiempo. Lo demás con famosetes y mucho morbo, de acuerdo, Quintiliano, no tienen ni estilo ni enjundia. Y su venta es un parámetro de nuestra actual inteligencia social, que diría José Antonio Marina.
Gracias por la aclaración, Winspector, ¿así que ése era el vate trinitario? Habrá que aplicarse más a sus letras. Por cierto, ¿sabéis algo de los últimos días de Rockberto? Tengo mis sospechas de que acabó muy mal, mendigo y anónimo…
Y otra cosa ¿Qué pensáis sobre el documental «Entrevista al juez Garzón»? Ganó el Goya y el mijeño también a concurso dijo que el premio fue por motivos políticos. El presentó un trabajo sobre la biografía del alcalde que fue maquis. Por paradoja, algo tiene que ver con una de las causas de Garzón, ¿Qué pensáis? ¿Sabéis algo de esto?
He visto, «The artist», entre tanta sequía creativa, una obra de arte y una lección de humanidad. Por fin.
Qué bonito sería el dolor colegiado, la pena compartida, no por afectos libres, sino por decretales de los dioses. Dolor asembleario, penuria equitativa. Ejemplo de estas mandas:
«Este consejo divino ha decido que el tullido de la esquina próxima tenga concurrencia vectorial con el excelentísimo señor Fulanito. La isquemia durará lo justo para que los cuatro ventrículos y las cuatro aurículas satisfagan su infarta solidaria». Si esto fuera, no habría una historia que se venda y un pacato que la compre. Pero menos mal que la biología siempre iguala y maltrata a todas las biografías. Tenemos la costumbre de procesar la información bajo prejuicios previos a la información. Nos interesa menos el barbudo y hediondo que duerme en un cajero, que con dieciocho años se fue al Tercio y que es todo un exiliado de sí mismo, que ese hombre reverenciado, aseado y limpio, que duerme en una suit climatizada y que pide disculpas si tropieza con algún semejante o menos. No hay peor idolatría que la civil; por lo menos, los dioses eran divinos.
Me gustaría publicar mis memorias; pero me acuerdo.
Saludos.
Quise decir: «Me gustaría publicar mis memorias; pero no me acuerdo», que no doy ni una.
Ah, Rockberto, ese sí que tenía un pasado glorioso; de aquellos tiempos, cuando se solía escuchar por las esquinas de Málaga: ¡”achanta nichi, que viene un espeta de la estupa…”! Siempre fiel a sí mismo, acabó sus días a la manera de los héroes: con la bolsa de hierba (de incógnito) en el Hospital Civil y lleno de tubos. “Cuando sarga de aquí voy a escribir una canción: el hombre enchufao…” A mí me recuerda a otro poeta, maldito y grande, Alejandro Sawa, ese homónimo de Mala – Max Estrella, de Luces de Bohemia, que murió en la más absoluta de las miserias. Ambos, Rockberto y Alejandro, con cien años de por medio, se sintieron sanos en una sociedad de leprosos. El poema de Manuel Machado, dedicado a Sawa, va por ellos:
Jamás hombre más nacido
para el placer, fue al dolor
más derecho.
Jamás ninguno ha caído
con facha de vencedor
tan deshecho.
Y es que él se daba a perder
como muchos a ganar.
Y su vida,
por la falta de querer
y sobra de regalar,
fue perdida.
Es el morir y olvidar
mejor que amar y vivir.
Y más mérito el dejar
que el conseguir.
Un saludo para tod@s
Entonces, Panchito, tus memorias serían las de un desmemoriado, como tituló a las suyas Benito Pérez Galdós.
Yo creo que no las publicas, porque ,en ese caso, tendrías que romper con tu anonimato y no te veo por la labor. Si no, danos un adelanto y así nos va sirviendo de pista. Por ejemplo, nací en…en el año de gracia de…¿O no será que tu libro va a estar lleno de páginas en blanco para alimentar tu misterio y que nosotros mismos le pongamos el texto? Por cierto, ¿Quién fue que hizo algo similar? Lo de la desmemoria se ve que se contagia.
Gracias, Winspi, una vez más por la información, pobre Rockberto. No tiene que ver sino por el nombre evocador y que es malagueño, pero me viene a la cabeza ¿Sabéis algo de Rafatal?
Los perdedores, qué gran argumento y, en boca de Manuel Machado, que nació perdiendo por ser hermano de quien fue. Y es cierto que se merece algo más que esa etiqueta de haber sido poeta de derechas. Tengo entendido que, cuando triunfó el Alzamiento, se marchitó en un voluntario arresto domiciliario como Azorín y Baroja. Qué injusta, superficial y parcial es a veces la historia, incluso la de la literatura…
Lola, eres a la insistencia lo que la primavera a la flor. Si fueras una estación del año ( serian cinco: primavera, verano , otoño, invierno y lolaclavero), el hombre o la mujer del tiempo necesitarían media jornada para ponerte en el mapa de los cielos: borrasca clavero, anticiclón clavero, viento clavero, llovizna clavero, sol clavero… Y el Meteosat al paro, por falta de pericia. Y es que sigues empeñada en atribuirme famas que no tengo, bautismos incunables en un nombre a granel, y yo aunque alitere el argumento, tú que sigues pensando que fabulo. Que no soy conocido, Lolita, hazme caso. Yo nací, huelga el dato, en la calle de en medio del primer plan de desarrollo del Franquismo, como tantos. Pero el dato es baladí, pues siendo nadie, mi nombre no es epónimo de épocas, periodos o de calles. Pero tú te empeñas; mas ya sé que el empeño forma parte de ti, y que una duda te obsede tanto como certezas estadísticas. No importa; y para despedirme en buena lid, decir que si fueras estación del año, los metereologos te referirían sin tramontanas furiosas ni alertas juleperas, seguros ellos de que serias un remanso en mitad del parte y simulando un recreo. Un saludo a todos.
Hola a todos! os recuerdo otra vez que siempre os leo, aunque no comente porque no tenga nada interesante que decir.
Vengo a decirle a Lola que mañana a las 22:15 echan Lolita en la primera, ¿esa es la película que quieres que vea?
Feliz semana blanca a los que la tengáis. Besitos!
Como íbamos diciendo, la vida íntima de los demás gusta, vende, la Princesa del Pueblo y su camarilla. Pero hay personas que no son públicas, que no airean sus trapos sucios, y sin embargo hasta su anonimato nos admiró. Dígase así del escondido Sr. Pancho (aunque grande él, no digo famoso, digo grande). Hablo aquí de personas sencillas, todos nos acordamos de algún personaje no famoso que nos impactó y no por ello ha de ser el tonto del pueblo, no voy a hablar del tonto de mi pueblo. Voy a hablar un poco de un hombre peculiar, vive aún, y tal vida lleva, que está hecho un chaval. Tal vez el más distante que conozco de cuánto se trata en este post sobre el pasado oscuro de los demás, y el interés que despierta en la plebe. No es por llevarte la contraria Lola, solo intento aportar la excepción.
Se llama Juan R., nació en 1925. Vive solo desde que fallecieron sus padres hace más de cuarenta años. Tuvo una novia cuando era joven, pero ella le despidió. Pues él tenía oficio de lechero y solo la veía un rato por las tardes, el mismo que él aprovechaba para dormir sentado en una silla de enea propiedad de la que por entonces auguraba ser su futura suegra. Vive en una casa centenaria en medio de una finca de olivos, sin agua corriente, ni electricidad, ni teléfono. Al solo ruido del avión que en una vertical de miles de metros sobrevuela el espacio etéreo de su casa; y también al ruido del mochuelo y lechuza en la noche. Hace años, a veces, yo le veía con un transistor de bolsillo pegado a la oreja cuando me cruzaba con él por los caminos cercanos a mi maizal. Hace todos sus desplazamientos a pie, nunca hace auto- stop, pero si le paras se sube, creo que más que para ahorrarse el andar, para contarte sus últimas importantes.
Va muy desaliñado, y sucio. Con su cana y larga barba y melena, sus ojos como desorbitados, asusta a cualquiera. Ya nadie le sube en el coche.
Una vez me contó, que de niño repartiendo leche con las mulas (tal vez se inspire el Sr. Winspector y nos haga algún poema de cuándo repartían la leche o los higos chumbos a golpe de voz por los callejones de la Málaga de los años cincuenta o sesenta), le cogió el vicio de andar y aún no puede parar. Está tan delgado y ágil como cuando le conocí hace muchas décadas y yo era un niño, y el miedo que me daba verle. Se alimenta de plantas silvestres (azaderas, lechuguinos, cerrajas, espárragos, tagarninas, etc.) y de frutos de la naturaleza de la zona, bien que están abandonados o que se los regalan los campesinos (almendras, aceitunas, naranjas, limones, aguacates, uvas, etc.). Nunca le falta una buena pata de jamón y un queso manchego.
Trata poco con la gente, aunque todos los días se desplaza hasta algún núcleo de población, porque algo tiene siempre que hacer, o simplemente dar un paseo, pero un paseo de cuatro o cinco o seis horas. Es el que con más euforia me saluda de cuántos me cruzo en los caminos cuando voy trotando por afición, y su vozarrón me da una energía que me hace volar bajo. Como está mayor (aunque según él no lo nota aún, 87 años), la carretera que usa a diario durante unos 20 kms de su caminata, es estrecha y sin acera, los coches corren de más, él es listo y algún susto le habrán dado. Ya se las ha ingeniado para que no le atropellen. Ahora le llaman “el hombre de la rama”. Va con una rama seca de eucalipto, muy ligera de peso pero grande de tamaño, cogida en la mano izquierda, de puntas broncas y ásperas, que coche que toca la rama, tatuado queda de delante hasta atrás. Le temen. Le ven los coches, frenan, le hacen un círculo de dos o más metros entre él y el vehículo. A veces se da la ocasión que el hombre de la rama va casi por en medio de la carretera, y lleva a su ritmo una sorprendente caravana de varios coches detrás. Alguna vez, incluso entre los coches de la espera, he visto alguno de la Guardia Civil o de la Policía Local. A veces le pitan, entonces aminora el paso. Cuando llega a una población, deja la rama a la entrada, y la recoge a la vuelta. Nadie se la roba.
Que le vendan a este hombre miserias de famosos. Va por él, que yo sí que le admiro.
Buenos días.
Está claro, Lola, que, aún siendo igual para todos, no es lo mismo vivir “Sous le ciel de Paris” que “Sous les ponts de la Seine”. El primero, evocador de la ciudad de la luz y de la fama; el segundo, noche, suicidio y “clochards”. Luminarias en la sombra llamó Ruben Darío a esos perdedores de la bohemia, esas estrellas fugaces, cuya luz nunca buscó el infinito, pero que, indudablemente, su brillo es una constante a su pesar. Hoy, en un afán loco de vivir siempre en “presente”, el famoseo realiza ímprobos esfuerzos para “salvarse”, pese al factor tiempo. Y al cabo, digo yo, como hubiera dicho el mismo San Agustín, ¿qué sería del presente si no deviniese en pasado…? Si fuera siempre presente y no pasase a ser pretérito ya no lo podríamos llamar “tiempo”: eso sería Eternidad, cosa improbable e imposible de alcanzar en el ámbito humano, pues decimos que existe el tiempo porque tiende a “no ser”. Pero ellos y ellas, hala, memorándum va y viene.
Es usted un gran romántico, Quintiliano, y entrañable su relato. También yo he conocido algunas personas de similar comportamiento y hábitat. Se repartían chumbos, vienas, molletes…Ante esto, muchos dicen: “qué tiempos aquellos…! Y luego, por la boca pequeña: “pero que no vuelvan…”. ¡Qué manía con traer solamente según qué pasado al presente! ¿eso es lo que hay? ¿es que ya no se le ocurre otra..? Arroyuelos con pretensiones de río y cuando llueve un poco lo ponen to perdío. Perdón, esto es mío.
Un saludo para tod@s
Paula Nájar, no me lo puedo creer, que una chica que quiere ser escritora diga que no tiene nada interesante que decir. ¿Y qué es interesante?, ¿Tú lo sabes?. Por lo menos podrías decir que mis escritos te parecen groseros.
Tranquilo Winspector, detrás de mis escritos no hay intención política, si es eso lo que Ud. cree. Yo soy admirador de Cela y de Wilian Faulker. Ellos amantes de lo antiguo, de lo rústico, de lo analfabeto, de lo trágico, de la barbarie, de lo feo. Ambos también muy críticos, junto con Ortega y Gasset, de la cita, decían de ella que solo sirve para adornar cuando lo de detrás es leve o minúsculo. Al fin y al cabo yo soy un campesino también, y de qué puedo hablar si no. Muchas gracias por su apreciación constructiva.
Alguién dijo por aquí, que lo bello y humorístico, al fin y al cabo era solo una explosicón o tamiz de feo y trágico. Más o menos, creo que Lola. Perdón, por la falta de precisión en la cita.
Saludos.
Ah, josé antonio, se te echa de menos por aquí. Cuéntanos algo, hombre.
Tranqui, Quinti, que no lo digo por vd y su intención es loable antes que política. Un saludo.
Paula, yo no te dije que vieses la película, sino que leyeses la novela de Nabokov, pero por algo se empieza. Espero que no te identifiques con el personaje, porque me tienes muy preocupada, ya sabes…
Pancho ¿Soy una estación o soy simplemente paliza? Puedes decirlo, te lo permito. Pero no me despistas, tu modo de escribir me es asaz conocido. Vaya que sí…
Oye Quintiliano, ese campesino vagabundo es como un majarón de mi pueblo, lo digo con todo el cariño. Allá, en Periana, La Follisqueta era también una loca divina y de lo más silvestre, pero, como su nombre indica, de célibe nada de nada. Y,en fin, menudo relato, es de concurso. Lo cierto es que me estreso, pues, a este punto, mis artículos no van a llegar a la altura de vuestros comentarios. Igual, mejor así, vaya lujo.
Winspector ¿Conoces a Quintiliano? ¿Y a José Antonio?
Al menos, me parece que tenéis cosas en común. Lo mejor, que pensáis, virtud rara en los tiempos que corren.
Y bueno, si alguien quiere contar la historia del tonto de su pueblo, que la cuente. Creo que del Modernismo nos vamos retrotrayendo al Naturalismo, que también me encanta, todo hay que decirlo.
Lola, creo que «tonto» no -siempre- es la palabra precisa.
Retrotraerse puede ser también un ejercicio de defascinación (antes que desaprender, uf, qué paliza tele). Si me sitúo ahora mismo en las estribaciones de Sierra Madre e imagino al aventurero cowboy sentado en las alforjas, tomándose, quieto y quedo, el mate de media tarde, esta situación puede resultar engañosa pues bajo el ala del sombrero sus ojos observan fijos el paisaje y su mente construye a toda prisa metros de poesía hermética e intimista.
“Vienen quince pieles rojas
(y tengo catorce balas)
pa salvar la cabellera
tengo que hacer carambola
(que no quede uno siquiera…)”
Personalmente no conozco ni a jose antonio ni a Quintiliano, Lola. Pero, qué duda cabe, nos llevamos bien, ¿no crees?.
Enga, saluditos para tod@s.
¿Paliza Lola? Never. Si acaso, serías pelliza en donde refugiarnos de tanto aterimiento. Estación, que no paliza.
¿Que mi modo de escribir te es asaz conocido? Cómo lo haces, Lola. De qué magía telúrica eres dómine que sabes más de mí que yo mismo. Mi modo de escribir no está en ningún catálogo, ni yo mismo estoy descatalogado, por no haber estado nunca en ningún listado.Cuánto sabes de mí, Lola; si me pierdo en mi Norte, te tomaré por hito que me oriente para volver, sobre los pasos perdidos, al punto de partida identitario.
Venga, Lola, anda, no te quedes conmigo.
Reitero, de paliza, nada.
Un saludo.
Cómo va a ser Lola una paliza, por favor! Qué cosas tiene. Ya sabéis, Lola os conoce más que vosotros mismos.
Quintiliano, he dicho ya por activa y por pasiva que no quiero ser escritora, sino profesora de lengua no sé ya cómo decirlo.
En cuanto a lo qué es interesante, tienes razón, no lo sé, supongo que cualquier cosa.
Cómo Holden, creo que tonto no es la palabra, y si tuviera más tiempo escribiría la historia de mi abuelo Fulgencio, que vaga noche y día por el pueblo y por los bares (todo sea dicho). No hay quien lo encuentre y eso que la mitad del pueblo es mi familia.
Una pena que mi prima acapare el ordenador, tenga que hacer tantos trabajos, leerme «bajarse al moro», ir a la radio, a Gibraltar y mucho más.
Ya escribiré más adelante, largo y tendido, porque nos queda muuuucho tiempo para hablar, siempre que Lola nos deje.
Por supuesto que todos nos llevamos estupendamente.
P.D: Lola! me gusta tanto que te preocupes, eso significa que me quieres un poquito, pero como esta semana es para descansar, te confieso que no me he identificado con Lolita para nada.
Muchísimos besos a todos.
La historia de tu abuelo Fulgencio me interesa sobremanera y a todos los aquí presentes. Búscate un ratito entre todas tus múltiples ocupaciones y haznos el honor de tal relato, que parece una pieza de Miguel Mihura.
¿Nos llevamos bien? De maravilla. De hecho,
somos los blogueros con mejor relación de todos los diarios del País. Por cierto, estaba ayer de viaje y me encontré la ciudad de destino con una manifestación, a la cual, vistas sus justísimas reivindicaciones, me sumé. Hoy he salido en la foto de un periódico como rebelde.
PisTa: La ciudad no era Barcelona.
Creo que tú también estabas allí, Pancho…
A ver, Lola, tengo algunas dudas: ¿justísimas reivindicaciones quiere decir que eran ajustadas, que se pedía tal vez poco o que, finalmente, eran justas? Es que las interpretaciones se hacen al milímetro y conviene dejarlo claro. Much@s quedaron confusos y creyeron escuchar, tras alguna manifestación: » …¡y después, a las mariscadas!» en vez de «¡a las barricadas…!» que es lo suyo de toda la vida.
Saludos para todos y todas
Fulgencio… ahora no voy a contar nada de mi abuelo.
Lola rebelde, no sé por qué, no me sorprende y al margen de lo mucho que me interese esa fotografía, yo ya estoy esperando que llegue la noche para leer algo nuevo! 🙂
Anda Lola, no nos ocupes el tiempo y dinos dónde está la foto, que estamos impacientes!
Maldita sea, Lola, ¿Dónde está esa foto? ¿Hay violencia en ella? ¿Algún pecaminoso golpe policial ha profanado tu delicada carne, ha manchado tu blanca piel suave como las uvas? Maldita sea, no habrán socavado tu granítica voluntad, ¿No? ¿Dónde está esa foto?
Holden! no me pongas nerviosa por favor! cómo van a golpear a Lola 🙁 !
¿Dónde está la foto? Es que Holden me ha alterado.
Estoy muy bien. La foto no sé si es políticamente correcta, nada indecente, pero no la voy a mandar. Por lo demás, creo que me torcí un tobillo, no por la carga policial, se tronchó solo. Tal vez, castigo de Dios por rebelde. Las causas de la manifestación; los recortes y por ellos, un montón de gente en el paro con necesidad de comer ¿Eran o no justas?
Gracias por vuestros desvelos…
Queremos la foto!
¿Cómo es eso de que «crees» que te ha torcido un tobillo? :S
Si, eran justas.
Buenos días,
Sí Lola, creo que nos llevamos bien. No veas lo que se lee por ahí, lo ruin que llega a ser el humano.
Aclaro que escribo por aquí por el mismo motivo que os leo: Me gusta. Claro, sin excluir mi vanidad o narcisismo, que lo único que se me ocurre para compensarlo es tensar mi acritud expresiva, a veces, hasta el máximo tolerable. Creo que de ahí algunos enfados. Pero como sois gente tolerante, aguda y creativa, me soportáis. Gracias.
Sigamos. Paula, ese honor al abuelo Fulgencio, venga…
Lola, esa foto, hay que ver eh…
Holden, aún sin reconocernos nos veremos en Álora pasado mañana, eso espero…
A todas y todos, saludos.
Justísimas, pues. Las de Barcelona o Valencia son caso aparte o de viejo chiste casposo. Se juntan un pijito inglés, un alemán, un salopard suizo, un pijonazi catalán, algunos pecicani italianos, chusma varia, en fin, de la civilizada Europa, la madrastrona, y se introducen entre una multitud de jóvenes españoles que exhiben sus justísimas reivindicaciones. En esto que se adelantan los pijitos y antes que se piense, a golpe de yosco y de quiñosco, destrozan tanto el mobiliario urbano como el privado y se quitan raudos de enmedio cuando llegan los maderos. Entre la cachiza, resultan heridos o magullados parte de los españoles que intervienen en el acto, sean estudiantes o policías. Titular: El chiste al revés.
¿Quién no recuerda los preámbulos de aquellas manis, cuando, altavoz en mano, el devenido en pijoprogre animaba el cotarro en la plaza del pueblo…? -“Levantemos la voz, hermanos, ¿qué quiere el pueblo?…” – Todos a una: “queremo pan / queremo vino / queremo a Fraga / corgao d’un pino…”. – El pureta: “¡bocabajo!” . En la caseta rociera se hacen cargo y responden al ripio: “Si ere der puño serrao / te vi a cantá un fandanguillo / me cago en lo colorao, en la hoz, en er martillo / y en la leshe que t’han dao…”
Que haya mejoría, Lola. Un saludo para tod@s
Ok!, Quintiliano, nos vemos el domingo en Álora.
Un saludo