Estamos de enhorabuena

4 Ago

INCLUSO EN VACACIONES, ENCONTRAREMOS RAZONES PARA EL SUFRIMIENTO. A FALTA DE OTRAS, SIEMPRE ESTARÁN LOS QUILOS.

El ser humano sí esta preparado para el sufrimiento. De hecho, se diría que no estemos preparados para otra cosa. El hombre –y más aún la mujer- es una máquina de inventar argumentos que le impidan la propia felicidad. Lo que pasa es que nos miramos demasiado el ombligo. Y no lo encontramos bajo los pliegues de la barriga. Ése es el problema, la barriga, menos mal. Cuando creíamos haber caído en ese tremendo aburrimiento que es el goce moroso de los placeres en vacaciones, encontramos, por fin, en la barriga un sinfín de posibilidades para dar pábulo a las obsesiones, las neurosis y demás inquietudes sin las cuales nuestras vidas parecen carecer de pulsión, entretenimiento o interés.
Puede que tengamos la gran fortuna de disponer de unos días de ocio pagado en estos tiempos de precariedad e infortunio, que encontremos en el colmo de la buenaventura una playa de arena impoluta que lama mansamente la espuma de un mar de aguas cristalinas en calma chicha, que hayamos elegido el libro oportuno en el que zambullir y recrear la mente frente al horizonte, pero esta conjunción de factores adecuados a la dicha perfecta, siempre podrá ser desmoronada con sólo bajar un tanto la vista. Y ahí está la barriga, dispuesta y en su punto para hacernos sentir mal, qué bien que no todo vaya a ser bueno ¿qué íbamos a hacer, pues, sin una preocupación con la que flagelar nuestros instintos masoquistas?
A falta de otros motivos de tribulación, siempre estarán los quilos, cuyo combate habrá de sugerirnos una y mil torturas a objeto de amargarnos las vacaciones, que es de lo que se trata; de expiar ese pecado original por el que, de un modo u otro, nos sentimos eternamente culpables. Antes se llamaba cultura judeocristiana, ahora culto al cuerpo; el caso es no relajarse nunca. Si el fervor religioso empujaba al monje a azotar sus miserables carnes con el flagelo, la nueva devoción estética que nos rige no lo trata mucho mejor cuando la báscula lo acusa de haber cometido sacrilegios a favor de la molla infame y el gran Maligno Colesterol. Entonces, la criatura humana baja los ojos hacia sus infames chichas y, como Adán y Eva antes de ser expulsados del paraíso, cobra conciencia de su vergonzante desnudez y del riesgo de ser desterrado de ese edén playero de los cuerpos danone. Y lo que, en principio, era una ligera protuberancia en el abdomen, se convierte en voluminosa bola de nieve por el efecto de los pensamientos obsesivos; de repente, la barriguita se le hace barrigón y de gordo se ve ya obeso: “qué voy a hacer, me darán de lado los amigos, me abandonará la mujer, el esposo, el amante, seré presa de la cardiopatía, la diabetes, el alzheimer, el gobierno me subirá los impuestos y luego lo mismo me mete en la cárcel, por culpa de este cuerpo que es cárcel chichaforme”.
Y así sucesivamente hasta que, movido por la espiral del terror e inspirado por su tremendo complejo de culpabilidad, se lanza a subir y bajar cuestas a la carrera, incluso en las horas más calurosas al borde de la deshidratación y la lipotimia. “Me lo merezco, por gordo, por gordo y por gordo; por mi culpa, por mi culpa y por mi grandísima culpa”. Gratificante ejercicio que irá acompañado de una de esas férreas dietas milagrosas en las que, presumiblemente, se puede comer de todo. O sea, de todo lo que sea acelgas, coliflor, huevo duro o jamón de york; de todo lo que no le gusta a casi nadie. Todavía no se ha encontrado la dieta que incluya bocadillos, profiteroles con salsa de chocolate caliente, litros de cerveza, copas de gin-tonic y ese tipo de hipercalóricos que nos hacen tan felices. Aunque, para dietas, sin duda, la mejor es tener una gran sobredosis de problemas que, está visto, que quitan el apetito. Ésta la recomiendo, personalmente, por sus grandes resultados. Falla sólo cuando en un intervalo de calma, por ejemplo, en vacaciones, se recupera el hambre y el humor, pero vuelve a retomarse en cuanto que un prójimo cenizo, que nunca falta, te comenta, “estás más gordito” y vuelta a la preocupación y la falta de apetito.
Se recomienda para disfrutar del verano mandar al cuerno al tío cenizo y a la dieta hasta que venga a adelgazarnos la próxima temporada con sus habituales raciones de problemas. Pero, por si esta propuesta no interesa por aburrida -a quién se le ocurre vivir, aunque sea unos días, sin la sal de las preocupaciones,- recomiendo otras ofertas para sufrir en tiempo de ocio. Como, por ejemplo, embarcarse en uno de esos viajes en los que se pasa mucho calor, mucha hambre, se duerme fatal y, a cada minuto, se esté deseando volver a casa. Estos viajes cumplen también con el doble objetivo de sufrir adelgazando.
En cualquier caso, siempre nos quedará la opción de quedarnos en casa, lamentando no tener vacaciones, alimentarnos con el surtido de catástrofes que den en el telediario o los augurios de que el próximo gobierno no podrá paliar los fallos del anterior. Ocasiones de sufrir no nos van a faltar. Estamos de enhorabuena.

8 respuestas a «Estamos de enhorabuena»

  1. Sin duda, Lola, el hombre (parece que también la mujer) es inconsolable. Y, no hay nada peor, para la depresión o el desasosiego, que sentirse obligado a divertirse (en vacaciones por ejemplo). Yo prefiero (parece preferible) el trabajo “rutinario” a la diversión obligada. Las personas no parecen estar preparadas para el buen uso del ocio, y casi siempre terminan metiendo la pata. Por demás, y por extraño que parezca, es más fácil (y recomendable) divertirse trabajando, que divertirse en el descanso; de momento (en lo que va de historia) al menos (sobre todo si no eres millonario e inteligente; lo que no es fácil, parece). Pero, desde luego no hay cuidado, gracias a Dios no nos faltan “razones” para estar preocupados, o sufrir.

    Un saludo, y muchas gracias, señora Lola.

  2. ¡Hola, querida Lola! ¡Tanto tiempo!
    Te cuento que estaba bastante malhumorada hasta que entré a tu espacio. Me ha gustado mucho el artículo y me ha dado mucha risa, está lleno de buen humor, ese humor del bueno, que nos permite reírnos de nosotros mismos.
    En este preciso momento me estaba tomando un sobrecito de ALIKAL (son unas sales digestivas de venta libre en mi país), porque estoy saliendo de una carneada de cerdos(matanza creo que llaman ustedes), y he comido bastantes chacinados caseros acompañados con desayunos de huevos fritos, lomitos de cerdo al ajo, y todo lo que es obligatorio elaborar y comer en estas ocasiones, pero acompañado de las culpas, de esas culpas, de esas grandísimas culpas que mencionas, porque los chicharrones calientes me revientan el hígado, y peor aún, el maldito colesterol y su hueste de demonios con sus amenazas de deterioro, liposidades, triglicéridos y qué se yo cuánta porquería más…
    Encima me he quedado sin vesícula, pues me la han debido extirpar gracias a esa maldita piedra que cultivé en mis entrañas, PIEDRA he puesto, léase bien, no PERLA, que bien podríamos cultivarlas en nuestras vísceras como lo hacen esos afotunados animalitos marinos, y que buena falta me haría algún ingreso económico en estas épocas de vacas flacas, pero no, una tremenda e insevible piedra que yace entre alcoholes en su hermético frasco, y que sólo sirve para mostrar y decir: -Mirá lo que me sacaron!-
    Y aunque aquí sea invierno y esté nevando, las traidoras chichas siguen ahí, malditos salvavidas cárnicos ocultos bajo generosos y benébolos camperones, sabiendo una que tarde o temprano tendrán que salir a la luz, porque tienen patas cortas como toda mentira…
    Y por si eso fuera poco, están siempre esas camaritas digitales con millonadas de megapixeles que no te perdonan ni un micrón de las grasas abdominales que ostentan su grandeza convertidas en salvavidas inflados, o si en el mejor de los casos se desinflan, se tornan tristes colgajos y arrugas…
    Y ya no seguiré enumerando penurias y flagelos, para qué..no terminaría nunca…¡Tan lindo que es comer bien!
    Me encantó leerte, Lola.
    Un fuerte abrazo desde Córdoba, Argentina, el corazón del fin del mundo.

  3. Nancy, si tienes chichas, seguro que te quedan divinas. Para salir bien en la foto, lo importante es sonreir y eso no se hace con la barriga. La piedra, menos mal, ya la tienes en el bote. Y bueno, qué íbamos a hacer sin los excesos, de vez en cuando. Las exigencias de la salud son insaciables y las de la estética además insalubres. Contra estas, impongamos la moda, al margen de los modistos que están locos por vernos en los huesos. El apetito y el sentido del humor, nos acompañan en los momentos felices. Que no nos fastidien la fiesta. Y para divertido, tu comentario; hacía tiempo que no me reía tanto. Muchas gracias, cordobesa.
    Holden, se necesita talento para disfrutar del trabajo y las vacaciones. Es lo ideal, encontrar placer en el ocio y el negocio. Deberíamos intentarlo y sufrir sólo lo imprescindible sin torturarnos por naderías ¿no te parece?

  4. Como dice mi querido primo, ese gallardo oficial platense, malagueño que en su niñez cobraba unos reales por ayudar a decir misa, hincha del Gimnasia, “aunque la cosa no esté pa tirar manteca al techo, che, nosotros, en teniendo un trozo de alambre a mano, nunca nos falta el asado…” Ni la pollada, ni la pasta artesana, fabricada en la propia cocina…El caso es que nos lo pasamos tope cuando nos reunimos, al menos una vez al año, así , en comandita, recitando versos antiguos, con más o menos fortuna: “mas, ande otro criollo pase, Martín Fierro ha de pasar, nada le hace recular…” en clara alusión al aguante del estómago de cada cual durante la comida y obviando a Epicuro.

    Y es que, como dice don Dámaso Alonso a su sobrino Luisito, aplicándose en la alegre rebeldía: “vivimos en un mundo donde manda la chacha (en casa)/ mandan los mandamases/ y hay poca lacha”. Sermo vulgaris forever.

    Holden, tú repite conmigo la vecchia canzone: “Tristezza, per favore va via, tanto tu in casa mia non, non entrarei mai. C’è tanta gente che ha bisogno di soffrire, e che ogni giorno piange un pò, invece io voglio vivere e cantare e devo dirti di no…”

    El mérito es vuestro, Lola, Nancy, por esa capacidad para el buen humor. Un oasis.

    Saludos para todos y a seguir refrescando la noche tocan por ahí. Pues bueno.

  5. Tu primo de Mar de Plata, tú un experto en italiano. Cada día me tienes más despistada, Winspector ¿Nos das otra pequeña pista?

  6. Lola, tiene Vd. una magnífica forma de comunicar. Se diría que se aproxima muchísimo al lector.
    Y eso no todo el mundo lo consigue.La felicito y le doy las gracias por su empatía generalista

  7. Gracias, Winspector. Busco pistas, no es difícil, los argentinos «Descendemos de los barcos», tenemos alto porcentaje de sangre europea corriendo por las venas.
    Buenísimo el foro de Lola, hermoso punto de encuentro, ¡si el mundo es un pañuelo!
    Y los cordobeses, para el humor «somos de ahi».
    Cariños.

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