A los fanáticos de Aute nos llamaban en la universidad “autistas”, como nos podían haber llamado autócratas o autónomos. Nos definíamos por Aute precisamente por su admirable manera de ir por libre, por su individualismo que escapaba a los vicios más abominables de los demás cantautores como la de ir de Mesías y vender la “gran causa” de panfleto con el subterfugio de una progresía que, en el fondo, sólo anhelaba cobijarse a la sombra del poder y la subvención. Él no era –es- un cantautor al uso; de hecho, esa mera etiqueta le daba bastante grima como demuestra en su tema satírico “Autotango del cantautor”, /Qué me dices, cantautor de las narices/ qué me cantas con ese aire funeral/ si estás triste, que te cuenten algún chiste/ si estás solo, púdrete en tu soledad/.
Siendo sus primeras vocaciones la pintura y el cine, llegó a la canción de autor por casualidad, después de escribir por encargo para Massiel, dos temas ripiosos y facilones (“Rosas en el mar” y “Aleluya”) que, ante su propia perplejidad, alcanzaron un éxito de masas inaudito a tal punto de ser arrastrado a los escenarios por el requerimiento pertinaz del público y las discográficas. De ser otro, se hubiese limitado a repetir la fórmula de las letras tontorronas y dormirse en los laureles, pero le pudo el afán de superación y el amor propio y, en su infatigable laboratorio de ideas y lecturas, llegó a alcanzar un estilo tan elevado y personal como insuperable. Hay un antes de Aute pero no un después. Ni buenos, ni malos imitadores; nadie que consiga tanto con las palabras y la melodía, pues, una vez empujado a la canción por las circunstancias, se propuso por la tenacidad de su natural perfeccionista, llevarla a su más alto nivel y lo consiguió, como está cantado. Hay un corto camino hacia la fama efímera, pero el que lleva a la inmortalidad es arduo, costoso, sacrificado. Y, normalmente, dura toda una vida. Como Aute era ambicioso, eligió recorrerlo. Quería escribir canciones que fueran clásicos, nada menos; que no envejeciesen por el capricho de las modas. Y lo logró. De ahí que sus temas compuestos hace veinte años siguieran sonando con la misma frescura el pasado viernes e idéntico poder de emocionar al público de todas las edades que abarrotaba el Teatro Cervantes. Porque el amor, el desamor, el sentido de la existencia humana, la fugacidad del tiempo, nunca dejarán de ser el motor del interés humano por siglos que pasen y nos tocan muy dentro cuando la voz del poeta acierta con el tono. Aute da con ese tono, pues, ante todo, es un poeta que canta. Como amante de la poesía, admiro el cuidado con el que compone sus letras, su exactitud, la redonda brillantez de sus versos y ese puntito de filosofía bien digerida que le dio la lectura de tantos ensayos durante la larga convalecencia en cama a la que le obligó la tuberculosis: /Vivir es más que un derecho, es el deber de no claudicar/ el mandato de reflexionar qué es nacer, qué es vivir, qué es amar/ el hombre por qué está hecho y qué eres tú/ Libertad/. Fomentar el vicio de pensar, aunque nos lleve más a la confusión que a la solución, es algo que también agradecemos los seguidores del compositor (“Dudando en la tarde”, “Laberinto de tinieblas”, “De paso”.)
Aunque no se puede decir que, desde siempre, Aute no tenga claro cuál es la única solución al resguardo de la intemperie del caos existencial. “Hay un Dios en el que podemos creer. Dios es sexo; sexo puro, que no puro sexo”. El sexo como religión y devoción ya está presente en “Espuma”, /Muerdo la luz prohibida/ sobre tu barro entrañable/ barro divino y pagano/ sacro demonio de carne/ o /Sólo el pan de tu tierna encarnadura/ ese pan que me ofreces en tu lecho/ sacia mi barro de hambriento diablo/ no conozco otro pan más que tu cuerpo/ sólo tu cuerpo/.
El sexo para Aute es también una declaración de principios, el refugio contra un mundo cruel /Al cuerno con la historia y sus delirios/ No apuesto por la batalla campal/ que acaben los troyanos y los tirios casándose que son tal para cual (…) Va, va, va, no quiero ser más que un hombre con una mujer/ va, va, va, quiero morirme en tus brazos/ pero de placer/ o /No quiero salir de ti/ que hace mucho frío afuera/ deja que me instale aquí/ donde siempre es primavera/ Ah, ah, como en Tahiti/
Pero no se puede decir, en base a un juicio superficial, que Aute no sea un artista comprometido; comprometido con su arte que nunca ha descuidado y con su público al que nunca decepciona y al que habla de uno en uno, no como masa con mechero encendido, sino desde su derecho a ser individuo e incluso diferente /Pero yo que no pretendo fortalezas ni fortuna/ sólo un sueño soñaría/ entre en un mar de girasoles/ buscaría un Giraluna/.
Por lo demás, no creo que nadie haya hecho una sinopsis tan lúcida del estado de esta sociedad que, con la promesa engañosa de las utopías, cayó en la dictadura del poder y el capital:
/Nos hablaron de futuros fraternales, solidarios/ donde todo lo falsario acabaría en el pilón/ Y ahora que no quedan muros/ ya no somos tan iguales/ tanto vendes, tanto vales/ Viva la Revolución/ Reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo…
Esta canción se llama “La Belleza” y siempre me hace llorar de emoción y de rabia. Supongo que sabréis por qué.
P.D: Sugerencias para el fin de semana:
1) Hacer una visita a la revista «Bulevar de Málaga» que ya está en facebook. En esta publicación encontraréis noticias sobre personajes célebres de Málaga, eventos culturales convocados en nuestra ciudad y, en fin, el pulso de esa actualidad que nos toca tan de cerca. También un artículo de esta servidora.
2) Hacer un recorrido por la discografía de Aute. Aparte del nuevo disco «Intemperie», os recomiendo a tiro fijo de estudiosa del autor e incansable de sus canciones, el disco «Espuma» con su continuación «Alma»; posiblemente su logro más redondo por aquello de la lucidez de la cuarentena. ¿Otros? -casi todos- pero podrían ser «Cuerpo a cuerpo», «Nudo» y, muy encarecidamente, «Alevosía», que es de una exquisita brillantez tanto en las letras como en los arreglos musicales. Una cima a la que sólo se llega con la experiencia, formación y esfuerzo de muchos años. El talento, claro, también ayudó, pero está muy bien multiplicado por el trabajo. No hay inspiración que nazca de la nada.
Mis canciones favoritas son muchas, pero las imprescindibles; «Libertad», «De paso», «A vivir», «En ti» (es la canción de desamor más emotiva y sutil que he escuchado, se limita a sugerir, pero lo dice todo, quien lo probó, lo sabe), «Asesina de mi vida» (por razones muy personales) «Giraluna» (la magia de la diferencia con unos deliciosos efectos musicales), «Invisible» (una aspiración compartida, brillante y de música y letra perfectas) y, sobre todo, «La Belleza». Si confiais en mi opinión, no dejéis de escucharlas con atención. Podéis encontrarlas en
http://www.taringa.net/posts/musica/2376406/Discografia-Luis-Eduardo-Aute-_1965—2005_.html
El nuevo disco «Intemperie» ya está a la venta. Temas y música ideales para «autistas».
3) Enrique Martín Pardo acaba de publicar un nuevo libro de relatos, «Los pasos y el sendero» (editorial Quadrivium) . Merece la pena hacerle un hueco en la agenda lectora.
Si alguien se aburre en este delicioso fin de semana de primavera, será porque quiere. A vivir,que son dos días.
Princesita Lola, no es por hacerte la pelota, pero tengo que confesarte que soy “autista”. Me gustan todas sus canciones y las he escuchado ¿miles? de veces, pero, ¿Qué me dices de una que no has evocado: “Cada vez que me amas es un milagro”?
Por demás, dices que Aute es un poeta que canta, pero, todos los poetas cantan, ¿No?
Te quiero, y quiero amarte.
PD
Agradezco las recomendaciones.
En lo de Princesita noto un cierto aire despectivo y paternalista, que estoy harto de hacer notar. No todas las mujeres son princesitas que buscan a su príncipe azul para casarse. A lo mejor, Lola, publica artículos para dar su opinión y busca otra correspondencia que un novio o una cita, aunque sea con el hombre más maravilloso del mundo y tan irresistible como usted se considera. Hay mujeres, cuyo sueño es casarse y tener hijos, búsquelas usted en las redes de contactos y no piense que las periodistas están ahí únicamente para que usted le tire los tejos. ¿Sabe que eso es un trastorno psicopático obsesivo y denunciable? Aparte de machista a tope, cuando sí. Vaya al psiquiatra, ande usted
Los poetas cantaban en tiempos de Homero con ayuda de la lira. De ahí que a la poesía se le llamase «lírica». Por fortuna, ahora no, conozco a muchos y, pese a sus grandes virtudes, tienen un oído enfrente del otro.
Calificar un tema como Aleluya nº1 de ripioso y facilón porque rime, me parece una tontería. Ambas canciones tienen ya textos muy interesantes y poco convencionales para la época. Por otro lado, entiendo que Aute te guste muchísimo pero negar la calidad del resto de cantautores calificándolos de panfletarios buscando subvenciones, desautoriza tus alabanzas a Aute reconociéndolo como el único y verdadero puesto que es innegable la calidad de multitud de canciones durante toda su carrera de gente como Serrat, Lluis Llach, Mª del Mar Bonet o Hilario Camacho. No te ciegues, que sólo te guste uno es embrutecerte (como diría Romero Esteo).
Princesita Lola, no es por no comprar la revista “Bulevar de Málaga”, pero si pudieses poner tu artículo aquí en tu blog, yo te lo agradecería mucho.
Te quiero
Todo admite opiniones, a mí el «Aleluya», me resulta pobre, del tipo de patochadas que escribíamos en el colegio por orden del profesor, tal que «Rosas en el mar». El mismo Aute las ha considerado siempre malas, por más que su éxito de público fuese arrollador.
Por lo demás, estudié mucho para realizar una tesis sobre cantautores y los he escuchado hasta la extenuación. Las letras de Aute, valoradas por su calidad poética, me resultan muy superiores a las demás, aunque Javier Krahe le anda ,en su estilo satírico, bastante a la zaga.
Víctor Manuel tiene discos logrados como «Soy un corazón tendido al sol» y Sabina canciones estupendas, aunque en los compilados también mete mucha morralla. Serrat, después de «Mediterráneo», se dio, a mi entender, bastante a la chapuza que suele suplir con carisma y simpatía. De Hilario Camacho, es un subidón «La mirada del espejo»; me encanta todavía escucharlo. Valoro también composiciones de LLach y Bonet. Lo cual no quita para que, según cuanto he leído y oído, créame que muchísimo, considere que Aute ha sido el más profesional, pues su cuidado en las letras y música ha ido en línea creciente y su calidad hace que sus composiciones no hayan sido flor de un día, resistiendo al paso del tiempo. Para mí, que amo la poesía, es el más poeta pues sus temas sin música resisten la lectura, lo cual no puede decirse en otros casos. A esta conclusión me han llevado muchos estudios comparativos y años de investigación sobre el panorama de los cantautores en España. Otra cosa, claro, son los gustos personales. Hay también quien asegura que no hay nada más emotivo que un tema de David Bisbal. Pues bien, en los gustos, también ha de haber democracia ¿No le parece?
Yo no consigo quitarme de encima la imagen recurrente de unos limones en un ascensor.
En cuanto a rosas en el mar, todo el ingenio que le falta en palabras, lo suple con ese inocente lalalara capaz de elevar el espíritu al más pintado.
La aventura de los limones, la aventura de Fa…Sí, la verdad, «En el ascensor» no es una de mis favoritas, pero, fíjate, que hasta tiene un plagio por uno de sus grupos recientes cuchufletas «El ascensor se paró, te volveré a besar con tanta intensidad. No sé qué es lo que toco, por qué estás tan loco…». Y hace poco también le plagiaron el «Made in Spain», un tema suyo de los sesenta, sus inicios, bastante deplorable. Quiere decir que lo peor de Aute, puede ser lo mejor de ahora. A qué ínfimos niveles de creatividad habremos llegado!!!
Del laralá del «Aleluya» como lo del Lalalá de Serrat. Nos entendemos, Pascu. Bravo.
con mucho perdón.de hilario son muy recomendables su «de paso» y nuestra «la estrella del alba».poesía,música…para mí que van juntas.
Perdón? No,sino gracias. ¿Podrías comentarnos un poco las letras de estas canciones?. Las interpretaciones personales son un un buen porcentaje en la poesía, como dijo Jauss.
A mí, de Hilario también me encanta «Cuerpo de ola». Hacer melódico un tema tan fuerte, tiene mérito…
y el peso que llevamos es amor y jean pierre torlois toca y flota.y dibujé un manantial de luz que bañaba un bosque de palmeras.y tú,mi amiga,no estabas allí.mi pies pisan las rocas,mi cabeza sobre nubes va flotando.en fin,sus delgadas piernas imantadas…anémonas y lunas.vuelve,vuelve,que a la vuelta lo venden blanco.se suicidó.otro.
Sí, precisamente, después de haber escrito un disco de celebración a la vida, como Violeta Parra después de cantar «Gracia a la vida» Y Lugones de escribir «Las horas doradas». Woody Allen en su personaje de «Delitos y faltas» (creo?) perdía el norte porque su filósofo favorito televisivo, que le explicaba el secreto de la felicidad, se había suicidado, dejando un mensaje incluso gramaticalmente incorrecto «Salí por la ventana». Quien busca -y encuentra- un sentido a la vida, siempre corre el riesgo de quitársela ¿Por qué será?
ese chiste sobre el mundo que se parece al restaurante que da mala comida y encima las raciones son escasas.de vez en cuando alguno se quiebra y adelanta la partida(suponiendo que no fuera ésta,la salida escrita digo).los dos discos de hilario en orden cronológico y de corrido.relax tóxico-místico.y los músicos.productores así pocos quedan.en fin.
al cervantes no fui por un cumpleaños de cuñado tan persona que no me dolió tararear por lo bajini cenando.
y de psiquiatras esa broma de no tratarlos de tú porque si no llama al suyo dr.chomsky le pega con una regla.y la tortura acerca de si admiten o no tarjetas visa en la eternidad…en fin,fútbol.