Me lo cuentan y sí me lo creo. A estas alturas de la experiencia, una ya sabe que la realidad suele superar a la ficción, sobre todo, por el lado sórdido, nefando, injusto y cruel. Qué asco de vida. El relato real, me dicen y creo, es el siguiente; una funcionaria es destinada a un centro a tomar por saco de su domicilio con la agravante desgracia de no saber conducir, pero la –relativa- fortuna de tener un novio, atento, solícito y en paro, disponible, por tanto, para llevarla y traerla, cada día, desde su casa al trabajo y viceversa. Mientras ella apura su jornada laboral, de más o menos, seis horas, su galán la espera paciente con el coche aparcado en las inmediaciones del centro, a la vista del resto de sus compañeros y, por mayor infortunio, compañeras que, a falta de otras tareas, se supone, empiezan a admirarse no sólo por la gentileza rara de un varón semejante en estos tiempos de machismo truculento, qué hombre, sino también por la tremenda planta del maromo, cuya proximidad provoca, con furor, un subidón inefable de los estrógenos. Por mayoría absoluta del conciliábulo mujeril, reunido en el desayuno –en estos casos es donde se hace notar la solidaridad femenina- deciden que aquel chico está demasiado bueno para ser pareja de una mujer “se ve que algo mayor que él y tampoco la gran cosa”. Desde luego, no se contempla el argumento de que un hombre tan joven, tan guapo –y en paro- pueda apreciar en la “mujer algo mayor y tan poquita cosa”, valores tan insulsos como la personalidad, el talento, la bondad o la inteligencia. Según el criterio de muchas féminas –no pocas, entre ellas, feministas- y, atendiendo al modelo de Berlusconi, un hombre no es sino un macho cabrío que, en la mujer, aprecia únicamente los dos melones bien puestos a juego con el melón de la cabeza. Y de esos tres melones, aquel conciliábulo mujeril parece que andaba bastante sobrado; jóvenes, guapas y completamente idiotas –me disculpen, pero yo, para vergüenza del demagógico concepto de la Mujer, homogéneo y unigenio, creo más en las mujeres como ambigüedad heterogénea, en el derecho a la pluralidad que permita que, en nuestras filas, además de féminas valientes, valiosas o víctimas de la opresión masculina, pueda haberlas verdugas, vacuas, diabólicas y, por mero signo, del todo idiotas. Es también lo que opina Arturo Pérez Reverte pero a él lo perdonan porque es hombre y, en el fondo, “no sabe lo que hace”. A su vez, pues elijo bien mis amistades, creo y sé de la existencia de hombres inteligentes, bondadosos y sensibles que, apreciando más o menos los melones en el busto de la posible compañera, desprecian el melón craneal por tercera prenda. La materia gris tiene su sexy, incluso para esas criaturas viriles que, de modo genérico, según ciertas sesudas feministas, siguen el solo dictado de su falo-.
Pues bien, en el mencionado conciliábulo mujeril, se produce una avanzadilla con el ímpetu del melón en pos del galán tan codiciado y ajeno. La secretaria del centro decide que aquel buen mozo, de pareja dispareja, ha de ser suyo y sólo suyo; a tal certeza la alienta la inmensa ciencia de los culebrones que devora en la soledad de su hogar y la alucinante capacidad de autoestima, propia de toda erotómana. Como el primer plan de ataque, contoneos y miraditas, no parecen causar efecto alguno en el hombre de sus desvelos, por si es tímido, pasa a la técnica directa de tirarle bien los tejos delante de su novia, total esa no cuenta y, pues ni así le arranca un simple “inmutarse”, va por la opción de aniquilar a aquella nueva compañera que se permite emparejarse con el hombre que le ha asignado “el Destino”. Así que, asociada a sus colegas- para destripar a una prójima, las féminas pueden ser un prodigio de solidaridad- se animan con esforzado empeño en hacerle la vida imposible a esa mujer que se permite el lujo de andar con tal guayabo, estando, al parecer, ellas tan solas o tan mal acompañadas. Y tal es la intensidad y eficacia de su encono que logran que la compañera fanfarrona caiga en una crisis nerviosa y se dé de baja. La oportunidad la pintan calva, porque, la encargada de tramitar las bajas es la propia secretaria que, encontrando a su amado galán al otro lado del cable, le propone que le dé el número de su móvil para que “con estos latosos papeleos no molestemos a tu novia enfermita” y así, con la excusa de la ilegibilidad de los partes, va acosando a llamadas continuas al maromo, mandándole risitas cómplices y besitos y ofendiéndose cual novia traicionada si no responde a sus compulsivas misivas hasta lograr que el requerido galán, hasta los mismos, la remita de nuevo al teléfono de su propia novia para las gestiones. Y eso sí que no, despechada y en el cenit de la cólera, la secretaria llama a la inspección médica a ver si a esa “harpía” le buscan las cosquillas, ya que, dada la crisis actual del país, lo mismo reincorporan a los funcionarios deprimidos por el gasto que ocasionan. Las depresiones mal curadas pueden acabar en suicidio. Y eso sí, viudo el chico, se dice; “no me lo quita nadie”.
Hasta aquí el relato. De fábula, aunque, por el momento, no encuentro la moraleja.
Locas de amor
20
Ene
Princesita Lola, tú sabes que no soy muy listo, así pues no sé por qué entonces me -nos- lo pones tan difícil, y es que no he entendido casi nada de esta historia, y para colmo encontré nada menos que tres –o cuatro- moralejas donde no había ninguna, así que ahora estoy hecho un lio (¿De pantalones? o ¿De faldas?), y me voy a dormir. Te quiero.
Deberías beber menos, Holden, al final eso afecta a las neuronas. Se trata de un relato de hechos- por lo que se ve-reales, contados con todo lujo de detalles.
La verdad es que, si quieres a Lola, no es la mejor manera de conquistarla con la prepotencia, el desprecio de sus textos y las chorradas de juicios que salen de tu incapacidad craneal, seas masculino o femenino, que me voy decantando por la segunda opción. Hay tratamientos, Holden, piénsalo y deja la botella.
LA MORALEJA QUE ENTIENDO ES QUE EL MACHISMO NO ES SINONIMO DE MACHOS(CABRIOS), HOMBRES, ETC…; MUCHAS MUJERES SE BASAN PARA TRATAR Y MALTRATAR A HOMBRES Y MUJERES EN UN SISTEMA MACHISTA(IMPUESTO DESDE TIEMPOS INMEMORIALES) Y PORQUE ¿NO?…FASCISTA, PREPOTENTE, LEVANTANDO LA VOZ, AMENAZANTE, GRITANDO: ¡¡¡”A LA PUTA CALLE”!!!…QUIZAS UNO SE QUEDE EN EL PARO…PERO QUE TIPO DE PARO O PARADO…¿DE PIE?, ¿PARO CARDIO-RESPIRATORIO?, ¿PARO LABORAL?, ¿PARO AMOROSO?…, LO MEJOR ES BUSCAR SOLUCIONES QUE SUMAR PROBLEMAS A LOS PROBLEMAS…
“LA SOLEDAD ES MUY MALA”…
PERO CLARO ALQUIEN ALGUNA VEZ DIO EL PREGON DE:
“MEJOR SOLO QUE MAL ACOMPAÑADO”…
¡¡¡ANIMOS!!!…
C.
Lo has captado, comentarista, la vida sigue igual. Igual de mal o peor, porque la verdad se disfraza de demagogia. La igualdad es imposible mientras que haya mujeres mucho más machistas que los propios hombres, por más que se nombren “Ministerios de la igualdad” que, pese al gasto que nos ha supuesto, otro sumado a nuestra precipitación hacia la crisis, no han podido impedir que la violencia de género crezca día a día. Ninguna política enmienda la condición humana, ilógica, además, incoherente, mientras fomenta, en la forma, la solidaridad femenina y, en el fondo, el triste y consabido “mujer contra mujer” ¿Se te ocurre alguna solución? Agradecería vislumbrar la mínima luz al final del túnel. Según una frase de la novela, Madame Bovary, el futuro puede ser un oscuro pasillo en cuyo fondo sólo haya una puerta bien cerrada. Y eso contaban las primeras páginas, no hablemos ya de cómo fue, luego, dándose de narices con esa puerta.
Princesita Lola, no estoy seguro, pero no creo que la violencia de género crezca día a día, aunque si lo hagan los disparos -de genero-; no nos confundamos, por favor. Tampoco creo que sea cierto que ninguna política puede enmendar la condición humana (todo se andará), lo que por demás no tiene la más ninguna importancia si de mejorar se trata: La condición humana es maleable y buenos obreros hacen milagros; y, mas que pescados, lo que necesitamos es aprender a pescar, y si es necesario, solos.
Y, princesita Lola, no voy a permitir que te muestres escéptica y mucho menos que tires la toalla sin haber empezado a luchar, ¿Quieres una solución? Permíteme lo intromisión, yo no voy a darte una solución, sino que voy a darte la única solución: Trata de ser una buena persona, y olvídate de todo lo demás.
Te quiero.
PD
No existen muros, que no puedan ser derribados.
Princesita Lola, no estoy seguro, pero no creo que la violencia de género crezca día a día, aunque sí lo hagan los disparos -de genero-; no nos confundamos, por favor. Tampoco creo que sea cierto que ninguna política puede enmendar la condición humana (todo se andará), lo que por demás no tiene la más ninguna importancia si de mejorar se trata: La condición humana es maleable y buenos obreros hacen milagros; y, mas que pescados, lo que necesitamos es aprender a pescar, y si es necesario, solos.
Y, princesita Lola, no voy a permitir que te muestres escéptica y mucho menos que tires la toalla sin haber empezado a luchar, ¿Quieres una solución? Permíteme lo intromisión, yo no voy a darte una solución, sino que voy a darte la única solución: Trata de ser una buena persona, y olvídate de todo lo demás.
Te quiero.
PD
No existen muros, que no puedan ser derribados.
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Princesita Lola, no estoy seguro, pero no creo que la violencia de género crezca día a día, aunque sí lo hagan los disparos -de genero-; no nos confundamos, por favor. Tampoco creo que sea cierto que ninguna política puede enmendar la condición humana (todo se andará), lo que por demás no tiene la más mínima importancia si de mejorar se trata: La condición humana es maleable y buenos obreros hacen milagros; y, mas que pescados, lo que necesitamos es aprender a pescar, y si es necesario, solos.
Y, princesita Lola, no voy a permitir que te muestres escéptica y mucho menos que tires la toalla sin haber empezado a luchar. (Permíteme la intromisión) ¿Quieres una solución? Yo no voy a darte una solución, sino que voy a darte la única solución: Trata de ser una buena persona, y olvídate de todo lo demás.
Te quiero.
PD
No existen muros -ni puertas-, que no puedan ser derribados.
Princesita Lola, no estoy seguro, pero no creo que la violencia de género crezca día a día, aunque sí lo hagan los disparos -de genero-; no nos confundamos, por favor. Tampoco creo que sea cierto que ninguna política puede enmendar la condición humana (todo se andará), lo que por demás no tiene la más mínima importancia si de mejorar se trata: La condición humana es maleable y buenos obreros hacen milagros; y, mas que pescados, lo que necesitamos es aprender a pescar, y si es necesario, solos.
Y, princesita Lola, no voy a permitir que te muestres escéptica y mucho menos que tires la toalla sin haber empezado a luchar. Permíteme la intromisión, ¿Quieres una solución? Yo no voy a darte una solución, sino que voy a darte la única solución: Trata de ser una buena persona, y olvídate de todo lo demás.
Te quiero.
PD
No existen muros -ni puertas-, que no puedan ser derribados.
Enseñar a pescar, desde un punto de vista ético, es loable, Holden. Siempre y cuando se lleve a la práctica ( y aún así, creo que no bastaría con la imitación, en tanto que humanos) y no quede reducido a simple proverbio, pongamos chino y que Mao utilizó alguna vez para instruir a las masas . A pescar no sé, pero en la caza de gorriones sí que se esmeraron en China, allá por los sesenta, atendiendo la llamada del gobierno, para salvar las cosechas de tanto ladrón de grano, al tiempo que millones de habitantes se fortalecieron en proteínas. Y cómo se la habrán apañado estos pajarillos, lo ignoro – que de algo les vendrá el nombre – pero han pasado de ostentar el dudoso laurel de pícaros ladrones, a ser catalogados, en buena parte del mundo, como “insecticida biológico; no ingerir”. Ciertamente, han pagado un alto precio en vidas, mas ellos, antes que enseñar, “han ayudado al hombre a encontrar la respuesta dentro de sí mismo”.
¿Será entonces la locura , no de loco amor, (“¿por qué lo llaman amor, cuando…?”) sino esa “enfermedad sagrada” de Dostoievsky, que le hacía ver señales de otros mundos y tocar, por un instante, lo divino, que la mayoría de los humanos no llegamos a comprender – y por eso repetimos tanto nuestros errores – parte de la solución al problema…? Aferrarse al círculo y al péndulo siempre nos hace volver al mismo lugar. La resistencia al machismo / feminismo, a la fuerza bruta, en términos radicales, por parte del hombre / mujer, tiene sus límites; no ya físicos o psicológicos; incluso a nivel de mito; el cíclope Anteo, que era inmortal en tanto, durante la lucha, cayese a Tierra, su madre y se levantaba con renovado vigor, resistió el empuje de Hércules hasta que, cogiéndolo por el cuello, éste lo suspendió en el aire…
¿Qué hay, qué vemos al final del túnel? Puede ser una puerta cerrada, como piensa la Bovary, con la que, por cierto, su creador, Flaubert, se identificó plenamente (la Bovary c’est moi!). Puede ser la luz secular, soñada, a la que, gozosos, nos dirigimos. Pero vayamos por la tremenda, ¿qué sería de nosotros, probeticos, si lo que nos proyecta esa luz desde el fondo del túnel es el potente faro de una locomotora…?
Un saludo, Lola, Holden. Feliz día a tod@s.
El relato me ha hecho pensar en el amor ahpra que se acercan San Vañentín y que tanto escasea el amor verdadero….el problema…no lo se….tanto trabnajo?? pero si estamos en crisis…yo creo que el problema es la falta de humanidad
Es cierto que la perversidad no tiene sexo, Lola. Bloquea las llamadas de esa idiota, tómate tu tiempo de descanso, y lo más importante: muchísimo ánimo. Un abrazo.
Lola, de veras la protagonista (desdichada) de la historia eres tú, ¿Es tu caso real? Si es así, sólo tienes que darme los datos de la(s) malnacida(s), Ok!
Ya conoces mi e-mail.
Creo, en fin, que la protagonista del relato es muy buena persona, y una gran amiga, doy fe, y también que fue su bondad, la diana de la maldad de otros. “Qué malo es ser bueno”, decía ese entrañable personaje de aquella obra de Galdós, víctima de sus malvadas hijas. Desde Jesucristo y antes son, precisamente, los buenos los que acaban en la picota. Aunque, por otra parte, los malos ya tienen suficiente condena con ser como son. Pero no tienen ni imaginación para ser otra cosa…Como no disfrutan, intentan no dejar disfrutar, ni vivir. Allá ellos.
Gracias, comentaristas, la vida es mucho más agradable con vosotros.