El tópico “no me gusta el cine español” está basado, como todo tópico, en falsos prejuicios y, como todo prejuicio, en un profundo desconocimiento. De nuestro cine, nos queda que ver, sin duda, mucho y bueno. Pasado el Festival de Cine de Málaga que, año tras año, gana en calidad y éxito de público, creemos que es el momento oportuno para reivindicar nuestro cine con ayuda de nuestros lectores. No sólo aquel de los grandes cineastas de posguerra como Rafael Azcona, José Antonio Bardem, Berlanga y Fernando Fernán Gómez, que fueron maestros en el arte de combinar crítica y humor, creando el género de la comedia amarga con sus impagables y delirantes toques surrealistas, de la que podrían citarse títulos memorables como “El pisito”, “El verdugo”, “Los jueves, milagro”, “La vida por delante”, “Esa pareja feliz”, “El extraño viaje” y etcétera, etcétera, etcétera, sino también aquel de las últimas décadas, digno heredero de tan nobles próceres como el dirigido por José Luis Cuerda, “El bosque animado”, “Amanece que no es poco”, Alex de la Iglesia, “El día de la bestia”, “Muertos de risa”, «El crimen ferpecto” y, de los hermanos Fesser, una de mis películas de culto, “El milagro de P.Tinto”, con toda esa simbología combinada en clave delirante e hilarante que resulta un derroche de cáustico ingenio y talento desbordante. Sin desmerecer a otros grandes como Montxo Armendáriz, “Las cartas de Alou”, “Historias del Kronen”, Iciar Bollaín, “Hola ¿Estás sola?”, “Flores de otro mundo”, Fernando León de Aranoa, “Barrio”, que han hecho crónica de nuestro tiempo con la precisa espontaneidad y frescura y aquellos que como Fernando Trueba, “Sé infiel y no mires con quién”, “La vida alegre” o “Belle epoque”, Gómez Pereira, “El amor perjudica seriamente la salud” o Fernández Armero, “Todo es mentira”, han creado un lenguaje ligero para tratar en su justo punto, asuntos graves y livianos. De Almodóvar y Amenábar, qué decir, mundialmente celebrados y reconocidos por sus logros. Pero hay más, mucho más. Por ello, sólo aquel que desconozca la trayectoria de nuestra cinematografía pasada, reciente y actual, sería capaz de afirmar, con pleno desconocimiento de causa, que el cine español es ese producto mediocre, repetitivo y monótono, que se refocila en las sólitas historias añejas de la Guerra Civil y otras miserias nacionales. Con vuestra, siempre, imprescindible ayuda, queremos salvar de este malicioso e injusto sambenito a nuestro cine patrio y disiparle de esa aura de recelos infundados; por lo que te proponemos que nos recomiendes tu película española favorita, argumentando razones por las que valdría la pena verla. Valen filmes de todos los tiempos, incluidos los de “ya”, presentados en el pasado certamen. Es nuestra intención hacernos de un catálogo de buenas películas españolas a fin de iniciar a los desconfiados en el placer de contemplar grandes títulos de nuestra propia cosecha o disuadirlos de aquellos otros que, por su ínfima o nula calidad, han dado mala fama a toda nuestra restante producción. De modo que, por que la selección sea efectiva, resultaría enormemente útil citar junto a la mejor película española, la peor y así sucesivamente. La propuesta es, en definitiva, la siguiente:
A) ¿Cuál es la película española que nos recomiendas encarecidamente?
B) ¿Cuál, de muy otro modo, nos desaconsejas de modo terminante?
En los dos sentidos, buen y mal cine español, hay muchísimo que decir ¿Qué nos dices tú?
Inventario de cine (español)
25
Abr
Bilbao.
Abre los ojos.
ustedes mismos verán si la nueva es la mala.cuando las vean.
Cualquiera de las de Paco Martínez Soria o de «Cine de Barrio» me hacen pasar un rato de risas que es lo que yo pretendo cuando me pongo delante de la pantalla. Dirán que son malas, pero, ¿quién es el que en esto pone normas sobre los gustos o lo bueno y lo malo? Yo digo, pues, que viva Lina Morgan y abajo los muermos como el Saura. Pepperment Frappe, la peor…Qué rollo!!!
bendito amanece que no es poco
bendito el bosque animado
bendito la prima angelica y la caza y las dos del crak o como se escriba ese landa en huelebraguetas y mi querida señorita y escopeta nacional y que no esa inmunda serie de catetos en calzoncillos y las del destape(que volvieron decente al porno)y los estesopajares.
bendito ese leblanc(la de los timadores)y atraco a las tres.
si no fuera por esas películas…
Perdona la digresión, Lola, pero en mi modesta opinión, no empieza usted bien su entrada: hay tópicos que son tan verdad como la vida misma, para comprobarlo basta con mirar el diccionario. Por demás, y también en mi opinión, el cine español no es un buen cine (sálvense las excepciones y los talentos).
Y ateniéndonos al asunto en cuestión:
Peor película: “Mujeres al borde de un ataque de nervios”. Me aburrí como una ostra; cuestión de sentimiento y sensibilidade, supongo.
Mejor película: “El Clavo”. Lo pasé muy bien viéndola; cuestión de sentimientos y sensibilidades, supongo.
Un saludo
«El cine español no es un buen cine», resulta una afirmación demasiado aventurada y categórica ¿Podría darnos más argumentos para sostener una apreciación tan tajante?
algunos personajes del cine han entrado en política vía algarada y algunos espectadores se han sentido molestos.se decide dejar de ver obras de «los de la ceja» o «comando zapatero».
hay un recuerdo de pelis de destape y catetadas que sepultan el poco cine comprometido y no plúmbeo de los setenta y primeros ochenta.de ese cine sí he dicho que era malo.ahora queda por ver si el actual es competitivo.no acabo de ver si sobrevive sin subvención y no sé si esa dependencia lo sesga hacia la formación de lo que algún actor/actriz llama comando zapatero.por ahí puede ir alguna animosidad.en el cine español hay pelis malas y algunas deliciosas.como en alemania,dinamarca o turquía.o sea.
Estimada Lola, tenía la fundada sensación de que usted iba a hacer exactamente esa pregunta, y por supuesto, yo sabía que no disponía de la respuesta precisa. Otros pondrían poner sobre ‘el papel’ datos de gestión, empresariales o laborales, irrefutables en el apoyo a mi opinión, mi opinión. Ahora bien, cuando me decido a ver una película me traen sin cuidado los aspectos relaticos a su concepción, desarrollo, producción o comercialización (importantes, sin duda), simplemente me dispongo a disfrutar, llorar, aprender, evadirme de la realidad y a entrar en el mundo donde de los sueños se hacen realidad. Y, sinceramente, las películas españolas rara vez consiguen hacerlo. Ésas son mis razones, pero ya se sabe, que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Un saludo. Por cierto, qué hace usted mañana, ¿Le apetece que vayamos al cine?
No comparto la opinión de que el cine español sea malo… Yo creo que hay de todo: obras maestras, películas buenas, mediocres, malas y petardos totales. A mi me gustaron mucho películas clásicas como ‘Plácido’, ‘Viridiana’, o ‘El Pisito’. No he visto mucho cine español contemporáneo; llevo viente años residiendo fuera de España y aquí para ver cine español hay que irse a un cine-club universitario si quieres ver algo que no sea Almodóvar. Es difícil hacer memoria, pero ‘Los Santos Inocentes’ también me encantó, así como ‘El Sur’ y ‘Solas’ (las tres para mi películas inolvidables).
Buñuel, Camus, Berlanga, Víctor Erice…Tienes muy buen gusto, Rosa. Es una pena que no puedas disfrutar de lo que se hace aquí ahora. Por si puedes descargártelas de internet,si es legal, claro, comprarlas o que te las presten, te recomiendo de la última hornada; «Gordos», «Yo, también» y «La vida empieza hoy», presentada recientemente en el Festival de Cine de Málaga y que ha obtenido el premio especial de la Crítica. Estos tres filmes abordan problemas sociales de interés general con un gran sentido del humor y sin sal gruesa.
Hermano LoBo:
Está claro que su interés es más por ligar con la bloguera que por ver el cine, ya sea español o checoslovaco. Aunque yo diría que sus estrategias son bastante primarias. Me lo dice el corazón…
Recomiendo otro gran director de películas que, de modo injusto, ha quedado en el tintero. Éste es Vicente Aranda, cuyos filmes tienen el motor de las pasiones carnales. Cito, «Amantes», basada en un caso de la crónica negra de posguera, «La pasión turca», que para mí supera a la versión original de la novela, «Volaverunt» y «Juana la loca». Aranda es otra baza a nuestro favor, sin duda.
Muchísimas gracias por estas recomendaciones, Lola. Voy a intentar descargármelas y si no puede ser, a ver si puedo encargar los DVDs en la Fnac.
PACO FOR EVER!
En mi afán por desenmarañar la complejidad de la vida, he logrado concluir mi último objetivo propuesto: agrupar la extensa filmografía española en sólo dos categorías. En la primera he incluido las películas….por expresarlo de una forma sutil……aptas para afeminados, sí…….por lo que dado mi sobrenatural índice de testosterona, obviaré este grupo y rehusaré a manifestar cualquier tipo de comentario, con la intención de no herir sensibilidades de nadie…que expela fluidos de carácter oleico, naturalmente.
Por lo tanto, aclarado esta cuestión inicial, pasemos a la segunda categoría. En ésta incluyo el cine patrio con letras mayúsculas, santo y seña de la esencia jamonera y panderetera de la sociedad española. Dentro de esta caterva de películas fundamentales para el desarrollo de nuestras capacidades sociales, la forja de conversaciones eruditas y la toma de decisiones inteligentes en las encrucijadas de la existencia, he diferenciado a su vez dos grupos. El criterio empleado en este caso, es más certero si cabe que el de antes. Se basa en los apelativos más comunes, empleados por nuestros sentimentales críticos nacionales, para calificar este tipo de estilos cinematográficos. En el primero integraré a las distinguidas con un “Sólo para incondicionales de…”, y en el segundo a las designadas con un “Engendro esperpéntico…” o “Subproducto…”. Sin más dilación comenzaré con mi disertación cinéfila.
A) “Sólo para incondicionales de…..”
Esta categoría corresponde a las películas protagonizadas por los más insignes virtuosos de la interpretación entre los años 40 y 70. Me referiré a:
• “…….el inefable Paco Martínez Soria”.
Nada menos que el rey de reyes. Cuando oigo su nombre, automáticamente mi cuerpo se contorsiona esbozando una pequeña reverencia. Creo que en mi niñez no admiraba a nadie tanto como a Paco. La violencia era el único medio efectivo para despegarme la boina, el garrote, el chaleco negro y otros ornamentos cerriles de mis miembros. Continuamente me paseaba con tal guisa por los pasillos de mi casa, acicalado además, con una maleta de la posguerra que guardaba celosamente mi madre en lo alto de un armario (a la que ataba una cuerda alrededor) y un cesto del pan, sobre la que emplazaba un peluche de un pato a falta de gallina. Mientras, intentaba reproducir ese gruñido entrecortado cuando asentía o esa risa grave y pausada cuando contemplaba una mozuela de buen ver.
Humor reaccionario o antediluviano lo llaman, sí, sí, sí….Menuda panda de hipócritas. El siglo XXI, cobijo de los valores de la igualdad de género, la atención a la diversidad, la integración multicultural y palabrerías similares, nos complace con ilustrarnos, casi a diario, en su programación TDT digital de última generación, con la filmografía completa de nuestro entrañable Paco. Por encima de cualquier otra emisión televisiva, es el espacio más demandado.
Admitámoslo, esos gags son incunables de la historia del cine. Esa mueca recurrente, conformada por una apertura torcida de boca, mostrando la dentadura comprimida y los ojos de bolilla, que adoptaba cuando por ejemplo se recreaba en el refajo negro que sutilmente sobresalía bajo el vestido de Florinda Chico, a la vez que cambiaba de marchas obscenamente en “Abuelo made in Spain”, o cuando por ejemplo admiraba las fastuosas posaderas de la enfermera al agacharse en “El abuelo tiene un plan”, es definitivamente la genialidad a la enésima potencia (Descomunal secuencia de zoom-in desde las nalgas de la gachí hasta el rostro encendido de Paco atiborrando la pantalla, dirigida por el incomparable maestro Pedro Lazaga. Se dice que el incapaz de Stanley Kubrick, tras visionar dicha escena más de cien veces, intentó emularla en su vanagloriada “Barry Lyndon” sin éxito). Es el arte hecho gesto. Es la apoteosis inconmensurable de la actuación. De sólo rememorarlo se me eriza el recio vello dorsal. Discípulos del “Actors Studio” han requerido ingenuamente a sus profesores Robert de Niro y Al Pacino, que intentaran emular la “Visionary´s face” (Lo que equivale en cristiano a “El rostro del iluminado”, por su semejanza con la supuesta expresión esgrimida por las niñas de Fátima o Lourdes ante la manifestación de la aparición. Así es el fervor que despierta Paco entre los norteamericanos). Los aspavientos y mohines perpetrados, zigzaguearon entre los ámbitos de los términos grotesco y dantesco. Jack Nicholson también quiso probar, aunque desgraciadamente, a causa de sus facciones propias de un depravado, la policía lo detuvo al instante. Por otro lado, dicho gesto es sintomático, más que del deseo libidinoso que nos provocan las sinuosas curvas, de una especie de exaltación cuasi-mística por el sexo femenino ¿Un ramo de rosas? ¿Un viaje a París? ¿Una gargantilla de diamantes? Frivolidades una detrás de otra. Dirigiéndome a las damas, no concibo mejor regalo para el día de San Valentín que la “Visionary´s face” enmarcada en un portarretratos, para que Paco os contemple desde la mesita de noche como os merecéis.
Indudablemente nuestro Paco rezumaba una virilidad desmedida por la totalidad de sus poros. Una impetuosidad de la que ya dejó constancia, con boina y bañador, en “El turismo es un gran invento”, donde como un toro de Mihura amenazaba (retenido a duras penas por dos reporteros) con embestir sobre la llamativa sueca abrazada cariñosamente por José Luis López Vázquez, elegido éste para inmortalizar la efigie del macho hispánico durante una sesión fotográfica. El motivo no era otro que exigir el relevo inmediatamente, increpándole su carencia de ardor guerrero, exponiéndonos así los españoles, a ofrecer una paupérrima imagen en el extranjero ¿Se imaginan a los barbilindos de Brad Pitt o Tom Cruise en un papel similar? Sin lugar a dudas los cacareados mitos sexuales actuales, terminarían por secarse el sudor de la frente con sus respectivas boinas, mientras impregnaban el bañador de tufos hediondos.
Y ya que iniciado el curso de las comparaciones con el celuloide americano ¿Por qué no proseguir? Así demostraré el insondable abismo que se cierne entre ambos ¿Qué escena evoca más exotismo? ¿La frívola Elizabeth Taylor posando sumergida en leche de burra en la película “Cleopatra”, o la magnificencia de los tam-tam bramando al paso de un hombre de color, adentrándose en el chalet de Paco, dándole a éste a continuación el susto de su vida, en “Es peligroso casarse a los 60”? ¿Qué cita cinematográfica es más ensoñadora? ¿La inexpresiva “Siempre nos quedará Paris” en “Casablanca” o la inquietante “Alejandro es un degenerado. Sólo se junta con drogadictos y maricas” en “¡Vaya par de gemelos!”? ¿Qué título es más sugerente? ¿El petulante “El sueño eterno” o el sobrecogedor “El Calzonazos” (Deléitense pronunciando este título muy espaciosamente, saboreando las zetas de una en una. El efecto es fascinante)?
Revisen la filmografía al completo de Billy Wilder o de los Hermanos Marx si les apetece, aunque les asevero que no encontrarán ni un solo gag a la altura del antológico chiste del catapum (no se pierdan la actual versión interpretada por Hannibal Lecter, colgada en el Youtube) en “Don erre que erre”, o la abrumadora imagen tomada a través de la oquedad de una escultura abstracta, donde se percibe a nuestro protagonista, apoltronado sobre un sillón, con el traje claro y raso empapado de manchas de huevo frito en “El alegre divorciado”, o la escena donde el reverendo Paco pretendía infructuosamente propiciar el cuarto sacramento a una beata en el interior de un confesionario, trasladado constantemente de un sitio a otro, por dos albañiles durante la reforma de la parroquia en “¡Se armó el belén!”.
Lamentablemente, a pesar del rigor de las pruebas presentadas, la inmensa mayoría del público español no valora lo suficiente la impecable factura técnica que identifica la cinematografía “Soriana”. Por esto, mi amiga Magdalena y yo, hemos creado en Granada la plataforma y club de fans “Paco for ever!”. De esta forma queremos reivindicar la figura de Paco, genio adelantado a su época y precursor de unos valores tradicionales más que recomendables. Además, exigimos la proyección inmediata en las salas de cine españolas, de sus mejores películas en 3D………Les aseguro que cuando visualicen la “Visionary´s face” en tres dimensiones, ya nada será igual.
• “…….el pertinaz Manolo Escobar”.
Si Tom Hanks simbolizaba el americano medio, Manolo Escobar hacía lo propio con el español de los 60. Obviamente en este caso, las diferencias son también infranqueables. Si el ganador de dos Premios Óscar se define por una hiriente insipidez, el trovador de “La minifalda” justamente por todo lo contrario. Efectivamente, Manolo era mucho Manolo. Lo que se dice un hombre de una sola pieza, con una sonrisa propia de galán hollywoodiano, sempiterna raya capilar perfectamente alineada y chaquetilla de generosas solapas. Decente y cristalino de los pies a la cabeza, y consagrado con un salero y garbo desbordante del que hacía gala en las situaciones más variopintas (genialmente ideadas por los hábiles guionistas de la época). Resistirse a sus encantos era misión imposible.
A pesar de su alma benévola y caritativa, no se dejaba amedrentar por los poderosos o ninguna femme fatale. Lo comprobamos en sus películas: a “espabilao” no le ganaba nadie. Por muy de Massachusetts o algún sitio así que fuera el fulano, rara vez era capaz de tomarle el pelo (o quebrar su raya inmaculada), devolviéndosela además, el intérprete de “Mujeres y vino”, con creces.
Otro aspecto que nos deslumbraba de su apabullante personalidad, era su habilidad para rectificar sobre la marcha, pequeños deslices dialécticos. En “Todo es posible en Granada”, con el objetivo de aleccionar a una guiri (que pretendía, con gran empeño, encaminarlo por el sendero de la vicaría) sobre su condición de sinvergüenza encantador, le expuso que “Yo tenía que haber sido moro” en referencia a las opulencias y harenes de concubinas y odaliscas, que rodeaban a los majestuosos sultanes de antaño. A tal afirmación prosiguieron unos angustiosos segundos de silencio, en los que Manolo recapacitó, y pareció intuirse que cavilaba “¡A ver si se piensa que me identifico con los muertos de hambre esos!”, para finalmente aclarar enérgicamente “¡Pero como los de antes!”.
• “…….el incorregible Antonio Molina”.
A pesar de su aspecto de barrilete afro con voz aterciopeladamente aflautada, era por excelencia, el tipo duro del cine patrio. Con un registro chulesco-pendenciero, que ya hubieran querido para sí Humphrey Bogart o Clint Eastwood, amenazaba cada dos fotogramas con sacar la mano a pasear, en películas como “El Cristo de los faroles” o “Malagueña”. Rezar o dejar de respirar, era lo más prudente cuando decidía detener su mirada de talla siciliana sobre tu faz.
• “…….las inconfundibles Pili y Mili”.
Si Woody Allen intervino en multitud de filmes acogidos con éxito, interpretando el mismo papel de neurótico-hipocondríaco, no menos es el inmenso mérito de Pili y Mili, que co-protagonizaron hasta diez películas enarboladas a partir de un guión idéntico ¿….Pili era Mili….o en realidad Mili era Pili? ¡Qué locura más maravillosamente disparatada, jajaja!
Aaaay, sé que me dejo a otros grandes artistas de la farándula española, como Marisol, Joselito, Raphael, Rocío Dúrcal, Julio Iglesias o Peret, pero es que otra constelación de estrellas me aguarda impacientemente en el siguiente apartado….
B) “Engendro esperpéntico…” o “Subproducto…”
Engendro esperpéntico….¡Cuantas arduas cavilaciones y fogosidad poética implica la elaboración de tal calificativo! Decididamente nuestros críticos no ofrendan tanto esfuerzo intelectual para el resto de la faramalla cinematográfica internacional, denominándolas con un escueto “Bodrio”, o un desnutrido “Solemne estupidez”. Es cierto, ellos son los primeros en reconocer nuestra preponderancia mundial en el cine genuino.
Un aluvión de películas, asombrosamente innovadoras, inundó las salas españolas tras el fin de la dictadura. Mujeres escuetas de ropa y situaciones inverosímiles nunca vistas hasta entonces (como Antonio Azores ataviado únicamente con unos calzones anchos, oculto tras una cortina de lino marrón estampada con flores campanillas, de un marido bigotudo extrañado por la presencia de una sospechosa camiseta imperio arrojada sobre el tocador), nos cautivaban sobremanera ¡Menudos desfiles de sex symbols nos aguardaban sobre las camas de los sofisticados apartamentos marbellíes, retozando con las alemanas! Juanito Navarro, Quique Camoiras, Arévalo…. Despedían a raudales puro magnetismo animal, a la altura del mejor Mickey Rourke, en películas como “Nueve semanas y media” o “El corazón del ángel”. Aún hoy, pósters sazonados de aquellos torsos esculturales hispánicos, siguen decorando, confundidos entre las manchas de grasa, las paredes de los talleres de las mecánicas y las cabinas de las camioneras.
El legado que difundieron fue tan extraordinario, que actualmente se considera un signo irrefutable de la madurez femenina, el rechazo a los Jonas Brothers y la consiguiente fijación por los elásticos glúteos lechosos de Pajares y Esteso, en pleno salto del tigre o desde la ventana de sus amantes.
No querría antes de acabar, de olvidarme de otras obras maestras, enmarcadas en esta categoría, como “El soplagaitas”, “El erótico enmascarado” o “Agítese antes de usarla” de Mariano Ozores, o “Mujeres en el campo de concentración del amor “, “La chica de las bragas transparentes” o “Las tribulaciones de un Buda bizco” de Jesús Franco.
Para un futuro artículo me gustaría proponer el siguiente tema: la censura franquista. Vocablo mal empleado, porque en verdad supuso la maquinaria más eficaz e impecable de enriquecimiento artístico existente hasta la fecha. Si “Mogambo” nos ofrecía una pueril historia en la que Clark Gable cortejaba a Grace Kelly, casada con Donald Sinden, la censura, sin ningún tipo de tapujos, convertía a los esposos en hermanos, transmutando una tópica trama de adulterio, en un apasionante thriller de incestos a tres bandas de toma y señor mío ¡Supera eso, Hollywood!
ARMANDO JALEO
Maravilloso recorrido por el lado más casposo del cine español. Me temo que, en estos tiempos horteras y de ínfimo nivel intelectual, el más visto y solicitado. Aquellos cineastas halagaron al Régimen y a las mentes planas, aunque la visión de estos engendros nos ayuda a comprender las claves del éxito en el contexto de ese sector insalubre de la zafiedad nacional. Felicitaciones, Armando. Muy bueno, lo tuyo.