El profesor, como cualquier otro profesional, necesita mejorar la práctica. Siempre hablo de mejorar y no de cambiar, porque no todos los cambios son mejoras. Para mejorar la práctica tenemos que cuestionarla, ponerla en tela de juicio, someterla al rigor de la reflexión, hacernos preguntas sobre su naturaleza y su calidad (es decir, sobre su racionalidad y su justicia). De no hacerlo así, nos arriesgamos a quedar instalados en los errores y en las limitaciones. Si el único criterio que tenemos para dar por buenas las prácticas es que las estamos haciendo como siempre, es probable que estemos repitiendo los errores.
Voy a servirme de la metáfora del triángulo para plantear la estrategia, el contenido, los requisitos y los ámbitos de la mejora. Cuatro triángulos en los que voy a plasmar el proceso de la transformación educativa. Sin uno de sus tres vértices, no existe el triángulo.
Comenzaré con el triángulo de la estrategia que nos puede llevar a la mejora de forma casi inevitable. Coloquemos en un vértice la palabra investigación. ¿Qué investigación? La que realiza el docente sobre su propia práctica para comprenderla y para mejorarla en su racionalidad y en su justicia. No se trata pues de la investigación que se realiza con grandes grupos y con sofisticados programas estadísticos para analizar la práctica docente de los demás. La investigación exige rigor y, en este caso, valentía y humildad. De este tipo de investigación surge la comprensión de lo que se hace, es decir el perfeccionamiento. Esa es la palabra que tiene que figurar en el segundo vértice. Y en el tercero aparece la palabra innovación. Porque comprendemos no para estar entretenidos comprendiendo sino para transformar la práctica, para innovar con criterio y eficacia.
¿Hay otro tipo de investigación que no genera un perfeccionamiento encaminado a la innovación? Pues sí. La que se hace para realizar muchas tesis doctorales o para publicar artículos sesudos sobre la docencia ajena. No la hacen los profesionales que están en la práctica y no se centra en la práctica ni se encamina hacia ella. ¿Hay algún tipo de perfeccionamiento que no lleva de forma inevitable a la innovación? Pues sí, muchos cursos, muchas conferencias. ¿Hay innovaciones que no proceden de la investigación y del perfeccionamiento? Sí. Muchas prescripciones.
Veamos ahora el triángulo de los contenidos de la mejora. ¿Qué es lo que hay que transformar o mejorar? En un vértice colocamos la palabra concepciones. Me refiero a la teoría que sostiene, ilumina y enriquece la práctica. En el segundo vértice del triángulo colocamos la palabra actitudes, que se refiere a la disposición emocional que domina las relaciones y que inspira las acciones. Y en el tercer vértice figura la palabra práctica, es decir la acción. Para que exista el triángulo tienen que figurar los tres vértices. Supongamos que un profesor dice que ha modificado sus concepciones y que ya está convencido de que es bueno que los alumnos realicen la autoevaluación de sus aprendizajes. Pero, si le preguntamos si lo hace y nos responde que ese curso no lo está haciendo porque tiene un grupo muy malo, descubriremos que el triángulo no se ha completado. Otro ejemplo, si un profesor nos dice que, después de leer un libro o de asistir a un curso, ha descubierto que es necesario formar un círculo con los pupitres de sus alumnos para que la actividad sea participativa y sentarse en el círculo, pero no ha modificado su actitud, no se ha completado el triángulo, no ha existido mejora porque antes era un déspota en la tarima y ahora sigue siendo un déspota en el círculo. Estamos peor que antes, porque está más cerca de los alumnos.
El triángulo de los requisitos de la mejora es el que se refiere a lo necesario para que el proceso se inicie y llegue a buen fin. ¿Cómo se construye este triángulo? En primer lugar es necesario querer hacerlo bien, tener la voluntad firme de mejorar. Si falla esta dimensión, no hay nada que hacer. Sean cuales sean las condiciones, sea cual sea la competencia del profesional. Si no queremos, ya pueden ponernos en el aula un pequeño número de alumnos, ya pueden pagarnos un sueldo astronómico… Si no queremos sucedería lo que pasaba en aquel pueblo del que se dice que no se tocaban las campanas de la iglesia por ocho motivos: el primero era que no había campanas. Se comprenderá fácilmente que no necesitamos conocer los otros siete.
No se puede confundir querer de verdad que hacer “como si” quisiéramos En alguna ocasión he realizado una sencilla experiencia. Les pido a los asistentes que cierren los ojos y que se imagen lo más vivamente posible lo que les voy a ir diciendo. Les digo que se imaginen que por la puerta entreabierta de la sala en la que se encuentran está entrando una serpiente: es venenosa, tiene un metro aproximado de longitud, colores llamativos y lengua bífida que saca periódicamente. La serpiente va reptando en dirección al lugar en que se encuentran. Está levantando la cabeza delante del asiento en el que cada uno se encuentra. Les pido que la imaginen vivamente. Luego les digo que abran los ojos. Y entonces concluyo:
- Nadie se ha movido, luego nadie se lo ha creído….
En el segundo vértice hemos de colocar el verbo saber. El que enseña tiene que dominar los conocimientos de una materia. Pero es un craso error pensar que no son necesarias estrategias, conocimientos y actitudes específicas del docente. Un pedagogo italiano dice que para enseñar latín a John, más importante que conocer latín es conocer a John. El aprendizaje no se produce cuando alguien pretende enseñar sino cuando alguien quiere aprender. Por eso es preciso saber despertar el amor al conocimiento, la curiosidad por el aprendizaje, la disposición emocional. En tercer lugar hace falta poderhacerlo. Lo cual quiere decir que es necesario tener las condiciones necesarias. Hay países en los que este vértice no cierra el triángulo: aulas con muchos alumnos y alumnas, sueldos miserables, número excesivo de horas de docencia, escuelas sin recursos, carencia de formación permanente, directores tóxicos, supervisores autoritarios, legisladores torpes…
Para que el triángulo se cierre hacen falta los tres vértices. Si un docente quiere y sabe, pero no puede, no hay triángulo. Y lo mismo sucede si sabe y puede pero no quiere y si quiere y puede, pero no sabe.
Termino con el triángulo de los ámbitosde la mejora. En el primer vértice situamos a la escuela. Los profesionales son la piedra clave de la transformación. En el segundo vértice es imprescindible situar a la familia. Y en el tercero a la sociedad.
Al finalizar una conferencia en la ciudad argentina de Resistencia en la que había hecho algunas consideraciones sobre el sexismo y sus consecuencias, se me acercó una maestra y con los ojos llenos de lágrimas me dijo:
– Profesor, tengo mi concepto de mujer autodestruido. No hay día que llegue a casa y mi marido no me diga cosas de este tipo: cállate tú, que solo sirves para hacer boludeces.
¿Qué concepto de mujer pueden tener las hijas de esta mamá, a pesar de lo que expongan y propongan en el proyecto de coeducación de la escuela? Sin el vértice de la familia el triángulo no se cierra. Lo mismo hay que decir si la escuela y la familia trabajan con denuedo por la formación en la igualdad si los medios, la política y la sociedad siguen instalados en el androcentrismo.
Estos cuatro triángulos nos muestran la dinámica de la transformación en la escuela. Una dinámica que es alternativa a la que habitualmente se sigue, consistente en promulgar leyes, más o menos fundamentadas, que convierten a los docentes en meros ejecutores o aplicadores de lo que se ha prescito. Existe un libro de Michel Crozier que se titula “No se cambia la sociedad por decreto”. Aplico el título a la escuela. Porque la ley no tiene la capacidad de modificar las actitudes y las concepciones de los profesionales. ¿Por qué es esta la estrategia más extendida? Pues muy sencillo: porque es un proceso de cambio muy barato, que afecta a todo el país y, además, en un tiempo récord: de un día para otro. Pienso que el legislador espera que el día que se promulga la ley alguien toque con una varita mágica a los docentes mientras duermen: en la cabeza para que lo entiendan, en el corazón para que se apasionen y en las manos para que lo hagan. Pro no hay varitas mágicas.
Querido Miguel Ángel:
Que maravilloso y profundo artículo.
Bien sabes que llevo muchos años fuera de lo docencia en el colegio. Tú, aunque fuera del ejercicio universitario, la sigues practicando en tus escritos, conferencias y demás actividades.
Es todo un ideario para los que están ejerciendo la educación.
En este mundo donde parece que manda el bulo, la mentira, la calumnia, la superficialidad, se necesitan estos artículos que pongan sensatez en medio del caos.
Si no me equivoco ya andarás de nuevo por las Américas. Si es así felices viajes y buena siembra. Esto seguro.
Un gran abrazo y saludos a todos.
Buenas Miguel Ángel!
Che, que viaje más lindo estás haciendo. Esperamos que lo disfrutes tanto como tú haces disfrutar. La metáfora del triángulo te ha quedado muy redonda. Felicidades!
Es un texto para trabajarlo personal y en Equipo durante todo un año y vale para todas las etapas educativas. Gracias.
Después de estar tres días centrándonos en «Actuaciones Educativas de éxito basadas en evidencias científicas con impacto social» Amen. Nos encantaría tener un diálogo contigo sobre este tema y la evaluación de nuestras prácticas diarias si producen mejora o no….mientras tomamos espetos y cerveza fresquita.
Esperamos que estés bien y con fuerzas para bregar con tantos compromisos. Que te dejen también descansar.
Mil besos y abrazos. Te queremos!!
Querido Maestro:
Hoy nos ha dado una gran lección de que todos debemos arrimar el hombro para que obtengamos beneficios en la escuela.
Pero a veces nos encontramos con muros difíciles de traspasar.
Con lo fácil que sería, en todos los ámbitos, familia, sociedad y escuela, crear puentes de solidaridad de justicia y de humanidad.
A veces los seres humanos persisten en seguir manteniendo las retrógradas herencias ideológicas recibidas.Que nos anclan en ideas absurdas.
Lo difícil y auténtico es luchar contra esas ideas ancestrales que no nos hacen bien y nos provocan retraso madurativo y educativo.
!No podemos quedarnos de brazos cruzados ante las injusticias!
Quizás no vayamos a arreglar el mundo, pero no le dejaremos a la generación venidera ese gran suplicio.
!Considero, que es una dura batalla!
Y no estamos preparados intelectual ni emocionalmente para pelear con un monstruo tan grande,como es la incomprensión,la desilusión y la traición.
Sin embargo no nos dejemos abatir por el desconsuelo.
!Cosas más difíciles se han logrado!
El mar está compuesto por millones de gotas de agua, que forman un conjunto.
Seamos un grupo para levantar con honor y gloria el ámbito educativo,cada uno con lo que esté en sus manos.
!Nuestra próxima generación lo disfrutará!
!Seamos auténticos hasta el final de nuestros días!
Y ya sin más me despido con un gran abrazo para todos.
!Qué tengan una semana feliz y leve!
Muchos besos.