A las señoras de la limpieza

7 Sep

Todos los años, desde que comencé a escribir en este espacio hace ahora veintiún años, he dedicado un artículo por estas fechas a dar la bienvenida al nuevo curso escolar.

Habituados a este prodigio de la sociedad democrática, no le damos importancia. Sin embargo es un hecho impresionante  que la maquinaria del Estado ponga en marcha un proyecto de esta envergadura, en todos los niveles del sistema educativo a lo largo y ancho del país. En alguna de esas bienvenidas propuse que se celebrase la fiesta de Curso Nuevo, del mismo modo y por mayor motivo que se celebra la fiesta de Año Nuevo. Sé que algunos colegios han hecho realidad esta sugerencia. Espero que lo sigan haciendo y que otras instituciones hagan suya la iniciativas.

Este año quiero dar la bienvenida al curso escolar rindiendo homenaje de gratitud y admiración a un colectivo profesional que, con su trabajo, hace posible el desarrollo del proyecto educativo que los docentes realizan en los centros educativos. Un colectivo sin el protagonismo que tienen las autoridades académicas, la inspección, los directores y directoras, el profesorado, las familias y los propios alumnos y alumnas. Concretamente, agradeceré  su trabajo a las señoras de la limpieza. En ellas veré representados otros colectivos como los conserjes, los conductores de autobús, las cocineras, las enfermeras, los administrativos, los representantes de Ayuntamientos en el Consejo Escolar, los proveedores, los encargados de la seguridad…

Hablamos de señoras de la limpieza, no de señores de la limpieza. Se trata de un gremio altamente feminizado. En nuestra cultura machista la limpieza ha sido y, al parecer, sigue siendo, una tarea feminizada. Ahí están las Kellys,  las que limpian, librando su batalla de justas reivindicaciones. El nombre «Las Kellys» proviene de un popular juego de palabras en inglés: «la Kelly, la que limpia». La  expresión se ha popularizado para incidir en el trabajo de las mujere que limpian hoteles. En efecto, las mujeres se han hecho cargo de tareas sencillas, humildes, escasamente remuneradas, que nadie quiere hacer.

La discriminación sigue existiendo. Algunos, de forma ingenua y equivocada, dicen que si una mujer ha llegado a alcanzar el éxito, todas pueden hacerlo. No es verdad. Se trata del mito de la excepción. No es cierto que las mujeres estén en las mismas condiciones que los hombres. Si para unos pocos puestos hay muchos y muchas aspirantes, y unas parten en peores condiciones, es lógico que los otros (las otras, en este caso) lleguen con mayor dificultad. La cultura del delantal y de la fregona todavía tienen presencia entre nosotros.

Probablemente las señoras de la limpieza de nuestros centros educativos se encuentren contentas y agradecidas por tener un trabajo fijo, regularmente   (en las dos acepciones del adverbio, temporal y cantidad) remunerado en una institución escolar. Un trabajo imprescindible para que la institución funcione. ¿Podríamos imaginar un centro escolar  en el que se fuese acumulando la porquería sin que unas manos enguantadas fueran limpiando lo que otros ensucian?

Humildemente, pacientemente, van moviendo las mesas, recogiendo el contenido de las papeleras, eliminando el polvo, colocando las cosas en su sitio, fregando los suelos y limpiando los cristales. Dichoso inventor de la fregona. Fue Manuel Jalón, un militar riojano que nunca cobró royalties por su creación. Los hombres y mujeres que friegan los suelos deberían hacer un monumento a este pragmático inventor, nacido en 1925

Gracias a ese trabajo, un tanto rutinario,  de las señoras de la limpieza, los alumnos y las alumnas van a ir aprendiendo, van a seguir formándose para conseguir un puesto de trabajo más creativo y mejor remunerado que el que ellas realizan cada día.

Conozco algunos centros, he de añadir que se trata de colegios privados, en los que no se  permite a los alumnos relacionarse con las señoras de la limpieza. Se trata de una disposición clasista. Para realizar trabajos de limpieza no hace falta haber conseguido ningún certificado académico, pero la dignidad de las personas no está vinculada a las titulaciones. Cada persona tiene su dignidad de forma  consustancial, sea cual sea su raza, religión, clase, sexo o formación académica.

Los alumnos y las alumnas de esos centros suelen tener en la casa personas que realizan trabajos de limpieza. Y corren el riesgo de pensar que las señoras de la limpieza de la escuela tienen esa misma condición de ser sus sirvientas.  No. Las señoras de la limpieza no están ahí para recoger lo que algunos tiran por descuido o para limpiar lo que otros ensucian de forma irresponsable. Para eso están las señoras de la limpieza, dicen algunos que se consideran señoritos de nacimiento.

Hace algunos años, exactamente catorce, publiqué en la editorial Homo Sapiens, un libro titulado “Pasión por la escuela. Cartas  la comunidad educativa“. Hay en ese libro un capítulo dedicado a  esos agentes del sistema educativo que trabajan en la sombra.

Quiero dar las gracias a las mujeres de la limpieza por su trabajo sacrificado, humilde y silencioso que realizan en las instituciones educativas. Si el director se ausenta una semana, todo puede seguir funcionando con normalidad, si ellas dejan de trabajar una semana, no se puede entrar en las aulas.

Sé que ponen todo su empeño en hacer las cosas bien, en que todo esté en su sitio y todo esté limpio y ordenado. Llegan con puntualidad y buen ánimo cada día. De forma silenciosa y eficaz, al cabo de unas horas todo vuelve a su sitio, todo queda ordenado y resplandeciente, como si alguien hubiese hecho magia. Sería mejor decir que realmente la hacen.

Muchas veces me ha llamado la atención el gesto de una de estas mujeres que se encuentra fregando el suelo y, al verte llegar, se detiene y  te pide que pases por ese lugar que acaba de ser limpiado. Perdón, señora, suelo decir, no es justo que usted limpie y yo ensucie. El encuentro se salda con una sonrisa.

Es probable que les duelan algunos comportamientos de los alumnos y de las alumnas. Porque ellas no están para quitar chicles pegados en las mesas ni para recoger lo que  queda fuera de la papelera cuando los chicos juegan al baloncesto tratando de meter a distancia las bolas de papel en la improvisada canasta, o para retirar compresas de los baños.

Su trabajo es sacrificado y humilde. Hay que limpiar los baños y no siempre los chicos y las chicas saben comportarse Las puertas de los wáteres han sido muchas veces un espacio para  todo tipo de grafittis.

Hay centros en los que no se colocan rollos de papel en los baños con la excusa de que los chicos atascan los wáteres. Los profesores tienen en su mesa un rollo y los alumnos que quieren ir al baño llevan un trozo.  ¿Y si está descompuesto? Lo vengo denunciado desde hace muchos años. ¿Por qué no atascan los baños en sus casas? Y otra cosa: ¿cómo van a aprender a usar los rollos si no hay rollos? No es verdad que hasta que no sean responsables no pueden ser libres sino que mientras no sean libres no pueden ser responsables.

Sería estupendo que el director o la directora presentase a los alumnos y a las alumnas a estas personas y que conociesen sus nombres. No son robots que hacen tareas ingratas, son personas de carne y hueso  que tienen familia  y que a veces arrastran problemas. Merecen el respeto, la admiración y la gratitud de todos por el trabajo que realizan.

Por cierto fueron estas personas quienes más sensibles se mostraron ante la carta que les había escrito en el libro que he citado más arriba. Un día, después de impartir una conferencia en un Colegio de la ciudad de Oviedo, me esperaban las señoras de la limpieza Y me preguntaron si era el autor de la carta que ellas tenían pegada en la puerta del lugar donde tenían sus uniformes y sus útiles de trabajo, porque querían decirme que nadie les había reconocido nunca que fueran tan importantes.

Mi amigo Horacio Muros, director de una escuela argentina fue llamando a los destinatarios de mis cartas, para leerles la suya y pedirles opinión sobre su contenido. Las señoras de la limpieza, según me dijo,  se mostraron  especialmente agradecidas.

El nuevo curso escolar llega cargado de proyectos, de ilusiones, de prometedoras experiencias de aprendizaje y de encuentro. Se irán haciendo realidad gracias al trabajo de estas personas que cada día obran el milagro de  dejarlo todo limpio y ordenado.

21 respuestas a «A las señoras de la limpieza»

  1. Querido Miguel Ángel:
    Otro artículo de los tuyos. Lo que menos se espera uno es que para el inicio del nuevo año escolar se centre la atención en el personal de limpieza.
    Las categorías sociales en el trabajo parece que forman parte, equivocadamente, de nuestro ADN. Sí, estoy muy de acuerdo en tu artículo. Hay trabajos considerados como de bajo interés social y resulta que son indispensables, totalmente necesarios para el correcto funcionamiento escolar.
    Nada que añadir, me parece estupendo fijarnos en los trabajos humildes, pero indispensables de la escuela.
    Un gran abrazo y saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Qué madrugado esta semana.
      Gracias por la fidelidad en la lectura y por el envío del comentario.
      Me gusta brindar a los miembros de la comunidad educativa:QUE MI ESCUELA SE MEJOR PORQUE YO TRABAJO EN ELLA. Y en la comunidad hay colectivos muy diversos: directivos, docentes, alumnado… Pero hay otros que suelen estar silenciados, aunque también son importantes. He fijado la atención en un colectivo frecuentemente olvidado.
      Todavía me cuesta ser un mero espectador en el comienzo de cada curso.
      Un abrazo muy grande.
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  2. Querido Miguel Ángel!
    Nos emociona especialmente tu defensa Galeana de los “nadies” del sistema educativo.
    Aunque no pertenecemos al gremio queremos agradecerte y felicitarte por este artículo y por tu carta del libro. Es precioso y necesario cambiar la mirada de dirección (en el doble significado) para hacerla más justa y más
    humana. Es precioso el reconocimiento a las que nunca se les reconoce y se les tiene en consideración. Esto pasa también en los centros educativos…y eso que son o deberían ser educativos….en vez de tanto clasismo, testosterona machista..etc que enseñamos…
    Mi amigo Pepe laguna ha escrito un interesante libro sobre la necesidad de un nuevo pacto de cuidados haciendo una fusión en el título: “CUIdadanía. Del contrato social al pacto de cuidados” el concepto tiene calado y va en la dirección de muchas de tus propuestas.
    Mil gracias por hacernos los sábados más humanos.
    Jeje, ya está muy cerca el 10 de Octubre.
    PD: Espero que te hayas traído buenas viandas de León… que si no es para matarte…
    Muchos besotes y abrazos para Carla y para ti.
    Os Queremos!!

    • Querido Miguel, querida Gema:
      Qué tremenda semana he tenido. La experiencia de Lima fue abrumadora.Cuántas emociones.
      Pareciera que estas personas tienen un categoría menor que otras. Pensar y actuar así es precisamente la negación de la esencia de la educación.
      Da gusto comprobar que algunos lectores y lectoras no solo entienden perfectamente el mensaje sino que lo enriquecen, lo mejoran y lo perfeccionen.
      Qué buena pinta tiene el trabajo de tu amigo Pepe. ¿Cómo puedo localizarlo?
      A ver si tenemos ocasión de compartir unos buenos embutidos y unos buenos quesos leoneses.
      Un gran abrazo lleno de afecto y gratitud.
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  3. Querido Maestro:
    Hoy, desde un trozo de paraíso y de cielo en el mar de la tacita de plata, de Cádiz, escribo estas palabras.
    Para que toda institución salga adelante, todo el personal que la constituye es necesario e importante.
    Desde el que ocupa el lugar más alto hasta el lugar menos alto.
    Todas nos sentimos unidas a la tarea que ejercen las limpiadoras, porque todas realizamos esa tarea en nuestros hogares.
    Y reconocemos que no siempre recibimos recompensa alguna.
    Es un trabajo bastante duro, muy ingrato y poco reconocido.
    Yo debo reconocer que no me agrada realizarlo.
    Lo hago porque es necesario y ayuda a qué la convivencia sea más saludable y sana.
    Pero las limpiadoras tienen un inmenso mérito por lo que ayudan a qué todo funcionen dentro de cualquiera institución, ya sea la familiar o la escolar.
    Y cómo hay gente para todo, hay personas tan injustas que las ven dentro de un lugar más inferior.
    Me siento muy identificada a lo que escribe de ellas.
    Son tan importante que el mundo dejaría de funcionar si ellas no existiesen.
    Y son tan humildes, que se consideran de inferior rango que el resto de la sociedad.
    Por eso me encantan que defiendan su dignidad, sus intereses y sus derechos por encima de todo.
    Mis felicitaciones a ellas y a todas las que dedicamos tiempo, esfuerzo y vida a mantener habitable nuestro hogar.
    Y ya sin más me despido con un abrazo, desde un lugar encantador y fascinante que me llena de paz.
    !Qué la semana les llene de felicidad como este paraíso me llena el corazón!
    Muchos besos.

    • Querida Loly:
      Me alegra saber que has disfrutado en una ciudad tan maravillosa como es Cádiz.
      Es cierto que todas las personas somos necesarias en la comunidad educativa.
      Por eso me ha parecido interesante poner el foco en uno de los colectivos más olvidados y menos valorados.
      Las señoras de la limpieza hacen un trabajo duro, humilde y necesario.
      Gracias por tu comentario que, como mujer, has escrito con claridad y convicción.
      Besos.
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  4. Las personas de limpieza cargan situaciones complejas, lo saben todo en una institución, Hacen lo posible para que todo esté en orden, limpio y clasificado para que la práctica pedagógica se dé, pero su trabajo casi silencioso y poco valorado, debe ser reivindicado por todos.
    Gracias a las personas de limpieza, en mi escuela son 4 hombres y 1 sola mujer, uno logra realizar su clase, pues el aula y los baños, incluso el patio, son los espacios donde aprenden mis peques y siempre están limpios para que todo fluya.
    Valorar la labor del otro debe ser sincero, y se puede hacer, cuidando los espacios, no ensuciando porque alguien limpia, es más, agradeciendo la labor, acercando al estudiante hacia la persona que hace posible esa labor, para agradecer y para valorar su esfuerzo.
    Gracias maestro por este artículo, por valorar a un grupo de personas visibles y valiosas en la cadena educativa.

    • Querida Regina:
      Me ha gustado mucho tu comentario.
      Se nosta que esta escrito desde dentro.
      Veo que en tu escuela es mayor el número de varones que el de mujeres dedicados a la limpieza de la escuela. Me parece estupendo que ese trabajo no esté totalmente feminizado.
      Veo que valoras adecuadamente el trabajo humilde, esforzado y eficaz de colectivo que se dedica a tenerlo todo limpio, ordenado y preparado para la tarea.
      Muchas gracias por leer el artículo y por este comentario.
      Besos.
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  5. Fomentar un cambio de perspectiva, abogando por un mayor reconocimiento de estos trabajadores que contribuyen cada día al éxito de las instituciones educativas, aunque sus contribuciones no siempre sean reconocidas.

    • Mensaje para boxing random:
      Gracias por tu breve, claro y significativo comentario.
      Comparto plenamente tus ideas.
      Un cordial saludo.
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  6. Hola Miguel Ángel el “afilalápices”… 😉

    Te has reinventado este año para hablar del inicio del curso. Podrías haber hablado y analizado muchos temas de interés para los docentes o las familias, pero mira por donde centras la atención en personas “invisibles” (suelen realizar su trabajo cuando el cole está vacío…). Y como muy bien apuntas hay que darle visibilidad ya que suelen pasar desapercibidas en el engranaje de la vida de un centro, porque ellas también forman parte de uno de esos dientes que la mueven… Es muy justo ese reconocimiento, que recuerdo fue fundamental durante la época de pandemia…

    Es increíble como “le sacas punta al lápiz”… Con el objetivo de hablar del nuevo curso has dado un reconocimiento a las mujeres de la limpieza, has hablado de sexismo, nos has recordado lo de los rollos de papel higiénico y de cómo aprende el alumnado…

    Para mí, este inicio de curso ha sido diferente desde mi nueva situación. Lo he vivido desde fuera. Como realizo habitualmente, he salido a caminar con “la fresca”. En mi largo recorrido he visto cómo los niños iban al colegio (y he pasado delante de unos cuantos) en su primer día de clase. Hoy la entrada era flexible y han entrado al cole a media mañana… He tratado de pasar por otros coles menos “por el mío” (aún siguen habiendo vínculos entre el centro y yo, vínculos que irán perdiéndose poco a poco…). Me resultaba duro no estar allí dando la bienvenida al alumnado… Veía a las familias con sus peques esperar con tiempo en la entrada al cole. Me ha llamado la atención en uno de ellos que había una pancarta en inglés que creo que hacía alusión a un mensaje como “bienvenidos a una nueva aventura”. Se trata de un mensaje muy positivo que trata de despertar el interés de niños y niñas, sobre todo para los que ya han estado en ese centro… Los niños y las niñas iban con caras de incertidumbre y rictus serio. Me imagino sus pensamientos contradictorios, por un lado de acaban las vacaciones, pero por otro vuelven a ver a sus compañeros y compañeras, a sus profes y seños…

    Sí, ha sido diferente a los últimos treinta y cuatro años!!!

    • Querido Juan Carlos:
      Gracias por lo de afilalápices… Curiosa metáfora.
      Me he acordado de ti en estos días de comienzo de curso.
      Sabía que este año no eras protagonista sino espectador, después de treinta y cuatro años, que se dice bien.
      La ambivalencia de ese primer día es inevitable: por una parte, el dejar atrás las vacaciones y por otro el comienzo de una nueva aventura con los profes y los amigos y amigas.
      Feliz curso escolar desde la orilla.
      Un abrazo.
      MÁS

  7. Recuerdo muy bien aquel artículo en el que se invitaba a los centros a celebrar la fiesta de CURSO NUEVO. Si mal no recuerdo, uno de los centros que se sumó a la iniciativa, imitando la costumbre de Año Nuevo, en lugar de comer 12 uvas, comieron 10 gusanitos, por los diez meses del curso escolar.
    es una iniciativa estupenda porque hay mucho que celebrar, mucho más que en el Año Nuevo, que solo se celebra el paso del tiempo.
    Me ha gustado la bienvenida de este año, que hace visibles a mujeres humildes que hacen un trabajo necesario y poco atractivo.

    • Querida Mercedes:
      Muchas gracias por la lectura del artículo y por el comentario.
      Recuerdo algunas experiencias de aquella idea de celebrar la fiesta de Curso Nuevo.Ya sé que en la preparación solo pueden estar los profesores porque los alumnos no han llegado todavía.Pero se puede esperar unos días para esa celebración-
      Dudé si elegir otro colectivo para el homenaje: conserjes, conductores de autobús, guardas de seguridad… Todos somos necesarios para que se pueda vivir una experiencia enriquecedora.
      Besos.
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  8. Me ha encantado que hayas dado protagonismo a las mujeres de la limpieza. Son personas que realizan un trabajo humilde, mal remunerado y poco grato. Limpiar lo que otros ensucian no es un trabajo apasionante. Sin embargo es un trabajo totalmente necesario.
    También es cierto que es un trabajo feminizado. Por eso me ha gustado que el artículo ponga el foco en estas personas.

    • Querida María:
      Gracias por tu tiempo y por tu reflexión.
      No sé si estás viviendo esta experiencia de inicio del curso desde dentro o desde fuera aunque, en realidad, nadie vive el inicio de curso dese fuera porque es una experiencia que importa a todos los ciudadanos.
      Me refiero a si eres profesora.
      Yo he vivido durante muchos años como profesor el comienzo de curso. Ahora lo vivo con cierta añoranza. Me gustaría vivir esa inquietud, esa expectativa, esa carga de ilusiones…
      La verdad es que no sé cómo ha pasado tan rápido el tiempo.
      Besos.
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  9. Dar la bienvenida al curso es una hermosa costumbre democrática.
    Hay muchas personas felices por el comienzo de curso, aunque he pensado en los que van a ser víctimas de acoso escolar.
    A ellos les mandan al matadero.
    Hay que evitar que par algunos niños la escuela sea un lugar de tortura.

    • Querida Marta:
      También he pensado muchas veces en esas víctimas del acoso escolar que encuentran dolor, humillación e incluso la muerte en la escuela.
      ¿Cómo es posible que en un lugar donde se aprende a ser feliz haya personas que se encuentren con un lugar de tortura?
      Es difícil comprender que un alumno pueda estar años sometido a la violencia de un grupo de torturadores sin que los profesores (y los padres) se enteren de nada.
      Es difícil comprender que haya tantos encubridores de los matones que guardan silencio ante tanto dolor y tanta injusticia.
      Es difícil de comprender que en una escuela donde se prepara para la convivencia sigan funcionando esos grupos de matones.
      Tenemos que hacer mucho más para acabar con esa crueldad.
      Besos y gracias.
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  10. Cada año llega un nuevo curso escolar.
    El maestro, año a año, va envejeciendo. Sin embargo, los alumnos siguen teniendo la misma edad.
    Eso va generando un abismo generacional. Es decir, un profesor de 60 años puede tener un grupo de alumno de seis años. No es lo mismo que el grupo de esos alumnos tenga un profesor de 25.

    • Estimado Mario:
      Algo diré sobre este asunto en el próximo artículo. Y también de otro fenómeno relacionado con la afectividad y el cambio de curso. El profesor se ha ganado a pulso la confianza de un curso que, al año siguiente, ya no será el suyo. Y comenzará la tarea de volver a conquistar el afecto delos nuevos alumnos y alumnas.
      Se nota muy bien ese fenómeno en los patios cuando comienza un nuevo curso. Los alumnos del año anterior se acercan a los profesores del curso anterior pero, a medida que pasan los días, se van acercando a los nuevos.
      Gracias por tu aportación.
      Un abrazo.
      MÁS

  11. Querido Miguel Ángel:
    Con una semana de retraso escribo en porque atravieso por una situación complicada personal en este inicio de curso y no me da la vida…pero más vale tarde que nunca.
    Me ha encantado el artículo, y ha llegado en un momento en el que yo he reivindicado la importancia de las figuras de limpiadoras y conserjes ante la autoridad competente porque en mi centro las cambian sin ton ni son y no llegan a consolidarse, con el desatino que supone para toda la comunidad educativa no poder cohesionar a esas personas imprescindibles en la dinámica humana que se genera en una comunidad educativa.
    Son piezas fundamentales que no solo realizan su labor humildemente sino que sirven, sin ser conscientes de ello, para engrasar el buen funcionamiento del centro educativo en si.
    Muchas gracias por tu artículo y un abrazo
    María Ángeles Peláez

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