Acabo de leer un pequeño libro titulado “Cartas a mi maestro”. Se editó en España el último mes del año 2022. El libro recoge toda la correspondencia conocida entre Albert Camus y su maestro el señor Louis Germain. Incluye también el capítulo “La escuela” perteneciente a su novela inconclusa “El primer hombre”.
Camus, nacido en la Argelia francesa en 1913, murió trágicamente en Francia a causa de un accidente automovilístico. Tenía 46 años. Portador de un humanismo sin trampa ni cartón, creyó en el poder de la verdad. Razonó con el corazón pero no por ello dejo de cultivar una conciencia exigente. Rechazando todos los dogmas defendió la inocencia del hombre, la dignidad humana y un mundo solidario.
El día 16 de octubre de 1957, la Academia sueca anuncia la concesión del Premio Nobel de Literatura a Albert Camus por su obra “que ilumina con una seriedad penetrante los problemas planteados en nuestro tiempo a las conciencias humanas”. Es conocida la carta que le envía el escritor a su maestro después de recibir el importante galardón. El libro recoge esta maravillosa carta. Por si alguien no la conoce, la voy a reproducir íntegramente.
“Querido señor Germain: Esperé que se apagara un poco el ruido que ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero, cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que yo era, sin su esperanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto.
No es que conceda demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generosos que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido. Le abrazo con todas mis fuerzas”. La carta está fechada el 19 de noviembre de 1957.
Unos días después, desde Argel, Louis Germain contesta a su antiguo alumno en una larga carta de cinco folios. Reproduzco algunos párrafos:
“Mi querido pequeño (es la expresión que utiliza en todas sus misivas): He recibido tu carta esta mañana y te aseguro que no la esperaba. Me consta que estás tan ocupado que no pensaba que pudieras sacar tiempo, sobre todo en los días que acabas de vivir, para escribirme, abrirme tan plenamente tu corazón y expresarme sentimientos de los que jamás he dudado.
Hemos vivido algunas angustias acerca de ti cuando la prensa anunció, en primer lugar, que se hablaba de concederte el Premio Nobel, pero que la presencia de otros candidatos hacía prever una lucha cuyo resultado era incierto. Que, por otra parte, uno de los candidatos (se refiere a Andre Malraux), que en una entrevista decías admirar, había buscado apoyos en América donde había escrito (yo digo, intrigado) para granjearse el apoyo a su candidatura… Finalmente quedamos aliviados: tú habías ganado limpiamente.
Tu carta nos ha conmovido profundamente, mi querido pequeño. Revela sentimientos que honran un alma humana. Mi emoción ha sido tanto mayor porque mis propios hijos jamás me han manifestado tanto cariño…
Más suerte he tenido en general con mis alumnos. Son numerosos los que me encuentro por la vida y me dicen haber conservado un buen recuerdo de mí, a pesar de mi severidad cuando era menester. La razón es muy sencilla: yo amaba a mis alumnos y, entre ellos, un poco más a los más desfavorecidos por la vida…”.
Louis Germain lo explica con meridiana claridad. La causa de esa respuesta agradecida de los alumnos es el amor que su maestro les profesa. Nunca falla. Especialmente con los más desfavorecidos.
La primera carta es de Louis Gemain y está fechada en París el 15 de octubre de 1945. “Mi querido pequeño: Me resulta fácil imaginar que mi carta te sorprenderá. Debes de preguntarte quién puede escribirte de esta forma y permitirse estas confianzas. Se trata de alguien que te quiere mucho y por quien estoy convencido de que tú también tienes afecto. ¿A que nunca adivinarías que soy el señor Germain, de Argel, tu antiguo maestro?…”.
En algunas cartas se hace referencia a otras que no se han encontrado. Existieron, puesto que se hace explícita referencia a ellas. El editor confiesa que algunas cartas no se han podido localizar.
En una carta escrita por Camus en 1947 le dice a su maestro: “Mi madre, que no sabe escribir, me encarga que le presente sus disculpas por no haberle dado las gracias al recibir sus hermosas flores. En el torbellino de sus preparativos (era un gran día para ella) creyó que esas flores se las había enviado yo”.
Increíble realidad: la madre de un premio Nobel de Literatura era analfabeta. Y Albert se lo cuenta con toda sinceridad y claridad a su maestro. La relación epistolar, como puede verse, va más allá de lo relacionado con la dimensión académica.
La correspondencia, inédita en su mayor parte, abarca un período de catorce años: de 1945 a 1959. Siete del maestro a su discípulo y trece del discípulo al profesor. La extensión de la mayoría de las cartas es corta. No todas las cartas abordan temas sublimes. Hay muchas cuestiones entrañablemente pedestres. En una carta le habla Louis a Albert de un curioso objeto: “tengo aquí un baúl sólido, de madera, cuyas dimensiones aproximadas son 0,37 x 0,40 x 0,80, herrajes hechos a mano, simples pero sólidos, Lo había pedido para la guerra. Y no lo necesito y no quiero volver a llevármelo a Argel. ¿Venderlo? No me interesa. Tal vez te resulte útil para guardar las ropitas de tus pequeños. Si te viene bien, te lo regalo”. Los pequeños son Catherine y Jean, los dos niños gemelos de Camus que en ese momento tenían menos de dos meses de edad.
En una carta enviada por Camus el 12 de febrero de 1950 le dice a su maestro con fina ironía: “A este respecto el alumno se permitirá reprocharle una frase a su buen maestro. Aquella en la que me dice que tengo otras cosas mejores que hacer que leer sus cartas. No tengo ni tendré jamás cosas mejores que hacer que leer lar cartas de aquel a quien le debo ser lo que soy, y a quien amo y respeto como al padre que no he conocido…”.
La relación de maestro y discípulo se amplía a las familias de ambos. Se cuentan las novedades (Camus padeció durante un tiempo la enfermedad de la tuberculosis y de su evolución va dando cuenta en las cartas), se intercambian saludos y se envían emotivos recuerdos.
En la última carta escrita por Camus, fechada el 20 de octubre de 1959, le dice a su maestro: “Debe de haber recibido ya el paquete de libros que me había pedido. Le devuelvo al mismo tiempo su giro. Para mí es un placer que me encargue libros y no quiero que los pague. Sabe muy bien que jamás podré reconocer lo que yo le debo. Vivo con esa deuda, contento de saberla inagotable, y más contento todavía cuando puedo tener algún detalle con usted”.
El género epistolar era muy socorrido en las relaciones de alumnos y profesores. Conservo con afecto la carta que dirigí a mis alumnos universitarios el primer año de docencia en la Complutense. Y conservo también las contestaciones de quienes decidieron responderme. Una de ellas. la carta del padre de una de mis alumnas, un eminente pedagogo llamado, ya fallecido. Carta que le he podido entregar a su hija, actualmente profesora de la Facultad de Educación de Alcalá de Henares. Quizá me ocupe algún día de esa carta y de las respuestas que suscitó.
Hoy ha desaparecido prácticamente el género epistolar como tradicionalmente era concebido. No se envían largas cartas por correo, escritas casi siempre a mano. Hoy existen formas de comunicación más rápidas y, habitualmente, mucho más cortas. Lo importante es crear y fortalecer esa relación de gratitud y afecto que nace de un compromiso intenso con el quehacer educativo y de una generosa y emocionada respuesta de quien ha recibido, a la vez, conocimientos y afecto. Porque en eso consiste la educación.
Miu buenas Miguel Angel!
Qué preciosidad de artículo. No se puede resumir mejor lo que es la educación:
“es crear y fortalecer esa relación de gratitud y afecto que nace de un compromiso intenso con el quehacer educativo y de una generosa y emocionada respuesta de quien ha recibido”
Conocía la famosa carta del ya Nobel pero no conocía el libro. Gracias.
Me llevo tus tres palabras que compartes en el título: Vínculo, Gratitud y Ternura
lo experimentamos en grado Sumo el sábado pasado contigo en tu casa. Tanto Gema como yo disfrutamos tu cariño y generosidad.
Un gran Regalo que pedí a las Reinas Magas se cumplió!
Para no alargarme quiero terminar comentando que me está resultando muy emocionante leer tu primera edición de tu primer libro.
ES PEC TA CU LAR
Que bien escrito y que buenos temas. Empezaste fuerte y sigues a tope. Felicidades.
Saludos de los compis de la Tertulia Pedagógica en la que participo y que esta semana le he dado mucha envidia, jeje.
Abrazo y besotes 3×4
Querido, querida Gema, querida familia:
Es reconfortante cada sábado leer tu comentario, sabiendo que ha sido compartido en vuestra tertulia.
La carta famosa fue la que me llevó al libro, recientemente publicado.
Mis horas de aeropuerto dan sus frutos.
Es muy hermoso el capítulo que incorpora el libro y que se titula La escuela. Sin duda, el nombre del señor Bernard encubre la identidad de Louis Germain.
Qué hermosas valoraciones del trabajo de su maestro. Mira qué párrafo: “Después venía la clase. Con el señor Bernard era siempre interesante por la sencilla razón de que él amaba apasionadamente su trabajo… En la clase del señor Bernard, por lo menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más especial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso. En las clases del señor Bernard sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se les juzgaba dignos de descubrir el mundo”.
Ese capítulo de la novela inconclusa “El primer hombre” apareció en la edición establecida y anotada por Catherine Camus (su hija) en el año 1994.
Vuestra visita fue un regalo que nunca podré pagar. Cuánto disfruté de vosotros.
MUCHAS GRACIAS.
UN FUERTE ABRAZO 3X4.
MÁS
Hola Miguel Ángel.
Como bien dices el género epistolar ha sido susituido por otros medios de comunicaicón mucho más rápidos. He aquí un buen ejemplo… Porque estos comentarios que solemos realizar a tus escritos en este blog no dejan de ser cartas en donde tus “alumnos” comentamos y planteamos cuestiones sobre la “lección semanal” con la que nos regalas ¡Gracias Miguel Ángel “Germain”!
Me quedo en la gratitud del alumnado a su profesorado. En principio no deberíamos recibir gratificación alguna por parte del alumnado, nos pagan por ello. Pero está claro que existe esa gratitud porque no todos somos iguales, aunqeu se nos pague igual. El alumnado lo percibe y diferencia fácilmente esas diferencias en el trato con los profesores y profesoras que le han “tocado”.
Muchas veces la gratitud se muestra en forma de regalo entregado por las familias del alumnado al final del curso. Y aunque se agradece, sin embargo, las mejores muestras de gratitud o de estima es cuando a los niños y niñas que le das calse, incluso a los que no, te ven en la calle y te llaman la atención con una sonrisa. Y qué decir de esos antiguos alumnos y alumnas que ya ni reconoces sus caras, pero que ellos sí que te recuerdan y también te siguen llamando la atención para saludarte.
Buen finde fresquito para ti y los comentaristas.
Estimado Juan Carlos:
Me tenías preocupado. Eres de los que no fallas y no te veía por aquí. Siempre me preocupa que se trate de un problema de salud. Y, sobre todo, en época de pandemia
Me alegro de que estés bien.
Cuando estuvimos viviendo en Irlanda. la escuela en la que matriculamos a Carla tenía una costumbre hermosa. Todos los días los niños y las niñas les daba las gracias a los profesores por lo que les habían enseñado. Costumbre que perdió cuando volvimos a España.
Estoy de acuerdo contigo en que los alumnos y las alumnas tienen un radar que les permite localizar a los profesores y profesoras comprometidos.Es a esos a quienes los alumnos profesan gratitud y afecto.SÉ QUE TE ENCUENTRAS ENTRE ELLOS.
Ls muestras de gratitud son muchas y diversas. A veces, como dices, se materializan. Y muchas duran toda la vida.
Algo de esto voy a contar en mi próximo libro LAS EMOCIONES DE LA PROFESIÓN DOCENTE.
GRACIAS POR TUS PALABRAS INICIALES.
UN GRAN ABRAZO.
MÁS
Miguel Ángel.
De momento la salud me acompaña
Te leo todas las semanas. Unas veces comento y otras no. Desafortunadamente para mí no tengo unos juicios de valor tan claros como tú ni unos argumentos tan contrarrestados como los tuyos. Y antes de meter la pata, mejor callar… Pero no tengas la menor duda que te leo semanalmente. Es lectura obligada para aprender de ti o, aunque no siempre esté totalmente de acuerdo contigo, me gusta analizar la realidad desde otra perspectiva. La tolerancia empieza por empatizar y respetar otras visiones sobre una misma realidad.
Gracias por darme tanto crédito de antemano. Como todos, tendré puntos positivos y negativos. Ojalá, en el ámbito educativo, prevalezcan los primeros…
Un abrazo.
Estimado Juan Carlos:
Me alegro de que la salud te siga acompañando.
Muchas gracias por la lectura semanal.
Siempre digo que tiene que haber libertad para escribir y para no escribir. Mi duda surgió porque fueron varias semanas seguidas.
Es lógico que no compartamos todas las ideas. A mí me parece estupendo leer opiniones discrepantes, cuando se plateen. Y si se comparten, también estupendo.
Tus opiniones siempre aportan.
Un cordial saludo.
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Querido Miguel Ángel:
Qué hermosa relación entre Albert Camus y su profesor Sr, Germain. Y qué maravillosa la humildad y sencillez de ambos, Camus hijo de madre analfabeta, pero de corazón grande y sabio sin duda.
Personalmente creo que todos los profesores dejamos una huella en nuestros alumnos. Lo que varía es la intensidad y la calidad.
El hermoso tema que nos has servido esta semana me ha llevado a pensar en mis cuarenta años de profesor, mejor de educador. Siempre pienso que pude hacer las cosas mucho mejor, pero siempre las hice lo mejor que sabía. Siempre ame a mis alumnos y siempre fui defensor de los más débiles ante los matones y creídos. La mayoría son recuerdos entrañables.
Nuestra profesión de educadores es maravillosa, y una vez jubilado se siente la satisfacción de haber hecho algo por mejorar a las personas, al mundo. Si se continúa la relación con alguno, estilo Camus-Germain, excelente, pero eso creo que no es lo importante. Lo importante es lo que sembramos en sus corazones.
Yo, Miguel Ángel, solo puedo agradecerte lo que amablemente nos brindas cada sabado.
Un abrazo y saludos a todos.
Querido Joaquín:
Conocía la carta de Camus con ocasión de la concesión del Premio Nobel de Literatura. Magnífica carta. El libro es de reciente aparición.
Somos profesores tal como somos personas. Por eso no me extraña lo que dices sobre el amor a tus alumnos. Y menos que tus predilectos fueran los más desfavorecidos.
Nuestra profesión se basa en la comunicación y la comunicación que salva es el amor.
Yo soy quien te agradece la fidelidad a la lectura y el envío de un cuestionario que siempre resulta aleccionador.
Un abrazo.
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Estimado maestro:
Gracias por su artículo. Me ha hecho reflexionar sobre lo importante que es la relación que mantenemos con nuestros alumnos. A veces incluso sin darnos cuenta vamos dejando recuerdos imperecedores en ellos. Personalmente para mi ha sido tan importante en mi vida el trabajar con niños de escasos recursos de mi país Ecuador porque he podido conocer más de cerca sus necesidades económicas y problemas familiares. Por eso como docente trato de darles lo mejor de mi parte. Creo que ellos me ven como un segundo padre. Asimismo pienso que no debemos dejar de agradecer a nuestros maestros, por eso estimado maestro le reitero mis agradecimientos por todas las enseñanzas que he recibido de su parte a través de sus libros y artículos que como Usted sabe me han inspirado a escribir mi propio libro . Creo que la gratitud es uno de los valores más profundos que todo ser humano debe cultuvar pues hay a tantas personas a las que debemos dar gracias empezando por nuestros propios padres y familiares. y sin duda ser gratos con nuestros maestros-GRACIAS MAESTRO
Estimado Eduardo:
Qué hermoso comentario. Miras en las dos direcciones debidas. Hacia quienes muestras gratitud, tus padres, tus maestros. Y lo haces con un sentimiento sincero y respetuoso de agradecimiento. Me honra estar entre esas personas a quienes manifiestas afecto.
Y miras también hacia quienes deseas enseñar y proteger, especialmente a quienes más lo necesitan. Estoy seguro que tus alumnos y alumnas te profesarán el cariño y la gratitud que te has ganado con tu compromiso educativo.
Un abrazo y gracias por escribir para todos los lectores y lectoras del blog.
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Excelente artículo. Gracias Maestro. Usted mismo ha dicho en otros artículos, que la educación es mucho de sentido común. El amor y la gratitud nunca fallan,al contrario nos devuelve salud emocional y ánimo para seguir. Lo mismo que lo dijo Saramago ,cuando recibió su premio Nobel de Literatura: “Este premio me debo a mi abuelo que no sabe leer ni escribir,pero me contaba cuentos,historias , mi abuelo era sabio conversaba con sus árboles, es más estando ya en lecho de muerte, se levantó y fue a despedirse con gratitud de cada uno de ellos.
Querida María Teresa:
Gracias por tu hermoso comentario.
Conocía la historia de José Saramago, autor al que admiro profundamente y del que conozco buena parte de su obra. (Impresionante ENSAYO SOBRE LA CEGUERA). Conocía la influencia de su abuelo, un culto analfabeto, pero no sabía que la madre de Albert Camus también lo era.
Creo que las sementeras de la educación producen cosechas seguras. Lo que no sabemos es cuándo y cómo se van a producir. A veces no tienen carácter inmediato. La relación entre Louis Germain y Albert Camus me había cautivado. Por eso cuando vil libro, no pude resistirme a su compra, a su lectura y a compartirlo con los lectores y lectoras del blog.
Muchos besos.
Muchas gracias.
Querido Maestro;
!Hoy contesto, aunque tarde pero cierto!
Me he alegrado con el contenido de su blog.
No tanto por leer la carta de Camus que ya conocía, sino por los comentarios que hace de la misma.
Me hace ilusión que Camus recibió el premio Nobel, cercano a mi año de nacimiento. Luego que habla del amor y agradecimiento de alumno al profesor y viceversa.
Mi vida esta centrada en agradecer cada momento estar viva y seguir creciendo y queriendo.
Es muy bueno expresarlo, aunque hoy en día las cartas están desfasadas, hay infinidad de maneras de decir te agradezco lo que haces por mi y te quiero.
Con una mirada, con unas palabras amables, con un abrazo sincero, con un buenos días, con un apretón de manos,con una dulce sonrisa, con unos besos…
He agradecido toda mi vida los pequeños y los grandes gestos.
Aunque no entiendo como me han pagado, ni el daño que me hicieron.
!Lo malo existe, querido Maestro!
Pero la verdad impera y nos llena el alma de sentimientos.
Y le agradezco que cada semana nos llene de sabios y grandes conocimientos.
Espero que a todos la semana os sea feliz y leve.
Me despido con un cordial saludo y muchos besos.
Querida Loly:
Ya sé que tienes la costumbre de escribir el sábado, pero no es un retraso hacerlo el domingo. Todavía queda toda la semana. Una semana que siempre deseas que sea feliz para todo el mundo.
La historia de Albert y Louis es muy hermosa. Una relación que duró toda la vida. Una historia de gratitud y ternura, como ellos decían.
Conozco tu historia. Tú siembre hablas desde ella.
Y es hermoso aprender de lo que nos ha pasado, de lo bueno y de lo malo.
También es hermoso ese sentimiento que manifiestas de estar agradecida por seguir caminando hacia adelante en el sendero de la vida.
Besos y gracias.
Y que también tengas una feliz semana.
MÁS
Querido amigo.
El artículo de esta semana me ha puesto en bandeja la oportunidad de rescatar este texto: “Carta abierta al Profesor Miguel Ángel Santos Guerra”, disponible en el siguiente enlace:
file:///C:/Users/Windows/Desktop/Downloads/Carta_abierta_al_profesor_Miguel_Angel_S.pdf
Aunque han pasado 13 años desde su publicación (el libro “Pasión por la escuela” vio la luz en 2010) tengo la suerte de poder seguir suscribiendo todas y cada una de las palabras que te dediqué en su día.
Seguimos en contacto.
Un abrazo.
JOSE
Querido Jose:
En mi próximo libro que se titulará LA EMOCIONES DE LA PROFESIÓN DOCENTE hago referencia a tu historia. Ya ves, la considero una de las grandes emociones que he vivido.Lástima que no pueda abrir el enlace. Lo digo por los lectores y lectoras del blog.
Recuerdo muy bien aquella carta. Efectivamente, Pasión por la escuela se editó en el año 2010, tanto la edición de Bonum (que fue la censurada), como la de Homo Sapiens.
Gracias por la carta y por traerla a colación en este artículo.
Un gran abrazo.
MÁS
Buenos y frios días desde Sonora México, mi estimado Dr. Santos Guerra.
Que interesante su artículo. He leído dos libros de Albert Camus, pero ignoraba la existencia de sus cartas. Que añoranzas y nostalgia me despierta el lenguaje de las cartas. Las nuevas generaciones tienen un lenguaje cada vez más tecnológico y lacónico que me es dificil interpretar en muchas ocasiones. Esta forma de escribir, es el reflejo de una sociedad que poco le interesa el diálogo y el debate.
En alguna ocasión leí las cartas de Celestín Freinet al ministerio de educación, donde les decía los cambios que se requerían hacer para tener una mejor educación infantil. También leí las “Cartas a un joven profesor” de Phillipe Merieu, donde habla sobre al amor a los alumnos. Es triste que cada vez haya menos cartas y/o mensajes de los alumnos a sus maestros. ¿Será porque son poco agradecidos? ¿O relamente no tienen nada que agradecer? Es una buena reflexión sonbre nuestra propia práctica… que estaremos haciendo bien o que estaremos haciendo mal. Algunos de los que fueron mis alumnos aún me mandan mensajes agradeciendo el trabajo realizado, otros más se comunican para pedir un consejo sobre la enseñanza o la vida misma. Considero que la clave está en que un buen maestro tiene por fuerza que ser también una buena persona, un ejemplo tanto dentro como fuera del aula. Louis Germain seguramente fue un ejemplo muy valioso para Camus, no solo en el aula, sino en la vida misma. La falta de un programa currciular riguroso en el pasado, hacía que la escuela fueran los maestros mismos, sus enseñanzas con base a su propia experiencia y consejos de vida, preparaba a los estudiantes para enfrentarse a sus propios desafios.
A usted siempre lo he seguido y visto como un ejemplo de buen maestro y persona, me encantan sus enseñanzas académicas y de vida y al igual que a usted, me gusta el lenguaje escrito.
Un abrazo mi estimado Dr. Santos Guerra.
QUERIDO MISAEL:
No sé si conoces un libro mío titulado PASIÓN POR LA ES©UELA. CARTAS A LA COMUNIDAD EDUCATIVA. Contiene un conjunto de cartas clasificadas en varios apartados: a diverso tipo de alumnos y alumnas, al profesorado, a las familias, a las autoridades, al personal de administración u servicios… Un libro que fue censurado en Argentina porque había en él una CARTA A UN PROFESOR HOMOSEXUAL. La editorial me propuso retirar la carta e imprimir de nuevo. NO acepté, como es lógico. Otra editorial (Homo Sapiens) lo editó íntegramente. Era el año 2010. Fue un escándalo.Años después, tuve la alegría de acudir a la boda de este profesor y en la ceremonia leí la carta y le regalé el libro.
Es verdad que se ha perdido el género epistolar, como digo en el artículo. Hoy los mensajes son mucho más breves. mucho más fugaces. Pero convendría cultivar la relación entre profesores y alumnos, más allá del ámbito escolar. Porque se trata de una relación que puede ser profunda y hermosa. Es el caso de Albert Camus y de Louis Germain.
Hay otro libro del que hablaré otro día: El maestro de Simón Bolívar. Otro hermoso libro.
Muchas gracias por tus generosas palabras, sin duda nacen de un buen corazón, más que de mis méritos.
Un gran abrazo.
MÁs
PD: Aquí también tenemos mucho frío.
Estimado Dr. Santos Guerra, no lo he leído el libro que menciona, pero ya lo encontré y lo leeré con mucho gusto. Vaya metida de pata en Argentina al no aceptar una realidad que nos rebasa y abrazamos sin ningún tipo de problema.
Muchas gracias, un abrazo.
Querido Misael:
Cuando leas la carta verás que se trata de un escrito que nace del sentimiento de compasión hacia un ser humano que sufre por un motivo injusto. Hay cartas que se dirigen a un destinatario de ficción. Esa está escrita para una persona real. Una persona absolutamente maravillosa como ser humano y como profesor de Literatura.
La censura fu injusta y estúpida.
Muchas gracias por leer el libro.
Un cordial saludo.
MÁS
No conocía ni esa famosa carta (por cierto, maravillosa) ni las otras que, como dices, aparecen en el libro CARTAS A MI MAESTRO.
Me parece un a historia preciosa. Una amistad que se fragua en el aula y que dura toda la vida.
Creo que eso es fruto de lo que dice Louis Germain en una de las cartas: era una persona que amaba a sus alumnos.
Gracias por el artículo.
Querida Raquel:
Me alegro de que hayas descubierta esta historia tan hermosa.
Estoy seguro de que hay muchas de este tipo pero no es frecuente que acaben convirtiéndose en libros.
Además, dado el prestigio del alumnos, que alcanzó el premio Nobel de Literatura, se ha hecho muy famosa, tanto la relación epistolar como el capítulo. La escuela, que sin duda hace referencia a su experiencia y a su maestro.
Besos y gracias.
MÁS
Me gustaría conocer esa carta de la que hablas. Y también las contestaciones que hicieron tus alumnos y tus alumnas.
Han pasado año pero creo que será muy aleccionador ver qué sentimientos expresabas después del primer año de docencia universitaria.
Y también tengo curiosidad por ver las respuestas: qué decían los alumnos sobre esa peculiar forma de comunicar tus preocupaciones.
Querida Marta:
He pensado hacerme eco de aquella experiencia temprana.
Podría ser interesante para mí contrastar aquellos ardores iniciales con la situación actual, una vez finalizada mi vida profesional,
Así que, puedo prometerte que algún día contaré en este espacio lo que viví en aquella correspondencia epistolar.
Besos
Gracias por interesarte.
MÁS
Apreciado Dr. Santos Guerra
Saludos cordiales a Usted y a todos sus comentaristas
Siempre es un placer leerle. Es un deleite leer y reeler cada una de sus columnas sabatinas. Personalmente, yo agradezco la publicación semanal porque me llena de sabiduría. Confieso que también, leo detenidamente las respuestas que escribe a cada comentarista. Todas ellas llenas de palabras bondadosas, de sabiduría y de una impecable escritura. Siempre me arrebata sonrisas, por eso no me gusta perderme sus columnas. Estaba en la lectura de su último libro, me intereso mucho porque se relaciona con la entrevista que acabo de enviar a su correo. Gracias
Querida Lourdes:
Gracias por los comentarios a los últimos artículos.
Voy a leer el correo que me has enviado.
Contestaré a las preguntas que me formulas en la entrevista.
Besos.Gracias por tus palabras.
MÁs