Un alumno muy distinguido

11 Ene

 

La relación de la familia con la escuela es fundamental para que se produzca un buen proceso de aprendizaje. No se trata solo del vínculo entre las dos instituciones, manifestado en la presencia, en la participación y en el diálogo directo, sino de la actitud y el compromiso que tienen las familias  hacia  la educación y  de las acciones que realizan en su seno respecto al aprendizaje. Por otra parte, la escuela tiene que abrir sus puertas para que los padres y las madres aporten su imprescindible su reflexión, su ayuda, su información  y su apoyo.

Uno de los ámbitos más sensibles de la comunicación escuela/familia es el de la evaluación de los aprendizajes y el de sus resultados tangibles plasmados en  los informes. Porque el éxito académico y social viene marcado por los resultados de las evaluaciones.

¿Qué hacen las familias cuando llegan los hijos e hijas a las casas con los informes de evaluación? Me temo que las principales  preguntas de los progenitores o tutores no son las siguientes: ¿lo que has aprendido te ha hecho mejor persona?, ¿has ayudado a los demás a aprender?, ¿has agradecido a los profesores lo que te han enseñado?, ¿te has esforzado de forma responsable?, ¿has respetado a todos mientras aprendías?, ¿has disfrutado aprendiendo? Me temo que la preocupación más importante se refiere, más bien, a los resultados obtenidos: ¿has tenido algún suspenso?, ¿cuántos sobresalientes has tenido? Es decir, que lo más importante es el resultado, no el proceso de aprendizaje.

Después de finalizar una experiencia de investigación sobre la práctica de la evaluación en el Colegio Reyes Católicos de Melilla, realizada por los propios profesores y profesoras sobre su quehacer evaluador en el aula, decidimos enviar a las familias, con cada informe de evaluación, un documento que se titulaba así: Cómo leer educativamente el informe de evaluación de su hijo (o hija).

Los profesores se habían dividido en grupos de investigación: uno estudió las tareas intelectuales que exigían los instrumentos de evaluación que se aplicaban, otro la participación de los alumnos en el proceso de evaluación, un tercero los procesos atributivos que establecían los profesores cuando no se había producido aprendizaje, el cuarto, sobre los sentimientos de evaluadores y evaluados. Y, eso es lo que me interesa comentar en el artículo, otro grupo exploró las reacciones de las familias ante los informes de la evaluaciones.

Algunas veces hacíamos hincapié, a la luz de los informes, en la importancia de dialogar con el tutor: si no entendían el informe, si no estaban de acuerdo en alguna de sus partes, si tenían curiosidad por saber más sobre la evolución que estaba teniendo su hijo o hija, debían acudir al tutor o a la tutora. Para celebrar esa entrevista, decíamos, no hace falta tener estudios, ni tener cultura, ni tener preparación alguna, bastaba tener dudas o interés por lo que sucedía con el proceso de enseñanza y aprendizaje.

En ocasiones, los chicos no cuentan lo que pasa y, muchas otras veces, lo tergiversan por diferentes motivos.  Por miedo, por interés, por despiste, por error… Recuerdo la historia de un alumno cuyo tutor convoca a los padres a una reunión en la escuela. Les explica que su evolución ha sido mala y que tiene que repetir curso. Los padres se muestran sorprendidos:

– ¿Repetir? ¿Cómo es posible, dicen, si todo el año ha tenido una notas excelentes, si siempre ha obtenido la calificación de MD?

– Pues por eso, dice el tutor. MD es Muy Deficiente.

– El padre, entre avergonzado, sorprendido e irritado  le dice al profesor:

– Lo siento, profesor. Él nos ha dicho después de cada evaluación que MD significaba Muy Distinguido.

En otra ocasión insistimos en la necesidad de  no hacer comparaciones entre hermanos, sobre todo cuando uno obtenía excelentes resultados y otro los tenía mediocres o malos. Y que no generasen expectativas extraordinarias sobre alguno de ellos, mientras sobre otro mostrasen predicciones desalentadoras.

Otras veces les hablábamos de la necesaria coherencia que tenían que mostrar en la casa.  Les poníamos ejemplos: si el niño va al campo con el padre y le pregunta el niño  qué tipo de árbol es ése que están viendo, el padre no debe decir que qué más da qué árbol sea. Porque después no tendrá autoridad para exigir que aprenda la flora de Oceanía. Si le pregunta por el nombre de un pájaro, no deberá responder que da igual qué nombre tenga. ¿Cómo le puede exigir saber luego  la fauna volátil de América del Sur?

Alguna de las cartas se centró en la actitud que tenían que tener si los resultados eran inesperadamente malos. “No empiecen a dar palos de ciego”, decíamos. Tienen que saber lo que pasa. Lo primero que hay que hacer es un buen diagnóstico. ¿Qué está pasando?

En alguna ocasión insistimos en la necesidad de que los chicos tuviesen un adecuado lugar de estudio: silencioso, recogido, aislado, bien iluminado… Y en que adquiriese hábitos de estudio saludables, con descansos, con tiempos bien organizados.

Hablamos de las familias como si todas fueran iguales. Y no es así. También hay diversidad en este terreno, no solo entre el alumnado. Hay tantos tipos de familia como familias hay.  Lo mismo digo de los tutores y de las tutoras. Recuerdo una cuádruple representación que hicieron mis alumnos y alumnas  sobre la relación del tutor con la familia. Reprodujeron cuatro situaciones.

Tutor excelente-padres  despreocupados

Mal tutor, sin preocupación por la tarea-padres comprometidos.

Tutor desastroso-padres despistados

Tutor responsable/padres comprometidos con la educación de sus hijos

Se hicieron las representaciones, se analizó su contenido y las interpretaciones de los participantes  y luego se realizó un análisis de  las exigencias que requiere tener una situación como la que habíamos visto en el último supuesto.

Solamente en la cuarta alternativa (un buen educador/una familia responsable) encontramos las condiciones  que hacen posible un proceso de enseñanza y aprendizaje encaminado al éxito. Sin olvidar que el alumno tiene su responsabilidad y  que todo depende de su esfuerzo. A veces se olvida la cuestión fundamental: el protagonismo que tiene el que se forma. Solo aprende el que quiere.  Puedo llevar el caballo a la fuente, una fuente de agua fresca y saludable a la que se accede con facilidad, le puedo invitar a que beba, le puedo acariciar el lomo mientras tanto. Pero si el caballo no quiere beber, no bebe.

Se insiste mucho en los derechos de los alumnos y de las alumnas. Hay que insistir paralelamente en los deberes, en las obligaciones. Por eso no aconsejábamos a los padres que las buenas notas fuesen siempre recompensadas con premios extraordinarios. El deber del estudiante es estudiar.  Perogrullada que es necesario recordar en los días que vivimos. No es razonable que se premie cada día a los hijos y a las hijas por lo bien que respiran.

 

 

33 respuestas a «Un alumno muy distinguido»

  1. En la educación, creo que la relación entra padres y profesores es indispensable para llevarla a buen fin. Esta relación es tanto más importante cuanto más pequeño en edad es el educando. A medida que van creciendo esa relación , pienso, debe ir disminuyendo. El alumno debe tomar por mano su propia formación.
    Pensando en mis tiempos de estudiante, lo que contaba eran las notas y que me portara bien, lo que era equivalente a no molestar.
    Creo que la relación entre padres y profesores, y sobre todo actuar coordinados, es garantía de éxito en la escuela. A veces es muy complicada esta relación porque los primeros que necesitan ser educados son los padres, y como se suele decir: árbol viejo es difícil de doblegar. También hay profesores que dicen: en mi clase mando yo, y no quieren saber nada con nadie.
    Hemos de pensar que la mayoría, tanto del lado de los padres como de los profesores, lo que quieren es el bien de sus hijos y alumnos.
    Saludos a todos y muy especialmente para ti, Miguel Ángel.

    • Querido Joaquín:
      Te contesté y no sé qué ha pasado con mi comentario.
      Gracias.
      Lo curioso es que padres y profesores buscamos lo mismo. Por eso sorprende que haya distancia o ataque. Suelo decir que todas las piedras que lanzan los padres sobre el tejado de la escuela, caen sobre la cabeza de los niños.
      Es cierto, no es igual de pequeños que de mayores.Nadie se imagina a unos padres reclamando un nota de su hijos en la Universidad.
      Un gran abrazo.
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  2. Estimado Miguel Ángel: Qué interesante articulo ! Estoy de acuerdo con la observación de Joaquín en cuanto al «degradé » de acompañamiento de las familias hacia la educación de los niños. Y me permito plantear otro tema:
    Necesitamos que los alumnos deseen aprender, pero con qué motivamos ?
    La buena calificación es un orgullo para el niño y su familia, pero cada vez son menos los «alumnos distinguidos» que logran éxito laboral, profesional en la vida adulta.
    La motivación es parte de la propuesta didáctica pero no debería agotarse en el juego introductorio para un tema nuevo… Sin embargo, nos faltan fundamentos para garantizar que aprender bien el proceso de fotosíntesis le permitirá cuando adulto tener independencia económica.

    • Querida Candela:
      Me alegra que seas, en adelante, una asidua del blog.
      Gracias por el estupendo comentario.
      Sí, hay que motivar, pero el alumno tiene que realizar el esfuerzo.Hay profesores que destruyen el deseo de aprender de sus alumnos pero hay alumnos que acaban con las ganas de enseñar de sus profesores.
      Los padres siempre tienen responsabilidad pero cambia la forma de hacerlo.
      Besos y gracias.
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  3. Querido Maestro!
    Queda muy claro en éste comentario la importancia de la buena relación familia-escuela para el buen desarrollo del educando.
    Pero como dice con el ejemplo del caballo, hay quien tiene toda para aprender y no quiero y otros con multitud de carencias y se esfuerzan para salir adelante y sacar sus estudios.
    Yo siempre digo que eso debe estar en los genes y en las ganas de superar lo malo que la vida te pone por delante.
    Hoy en día los alumnos lo tienen todo y grandes recompensas por poco que hagan.
    En mi época no teníamos recursos pero si ilusión y muchas ganas de sobrevivir.
    Ganas que me han acompañado siempre y que me han ayudado a creer en mis posibilidadles aunque la realidad fuera desastrosa.
    Y hoy en día las aprovecho para provocar en mis nietos los afectos necesarios y la creencia que lo más importante para el desarrollo de las personas es ser bondadosos y darse a los demás.
    Mi nieta que tiene 7 años sigue mi ejemplo y el otro día me comento; abuela yo ayudo a los niños de mi clase que van mal.
    ¡Menudo tesoro que tengo!
    ¡No puedo pedir más!
    La vida me va ofreciendo poco a poco todo lo que llena mi corazón.
    Que feliz me siendo recibiendo esos hermosos regalos.
    Sin más me despido con un afectuoso abrazo para todos.
    Hasta la próxima.

    • Querida Loly:
      Qué alegría tenerte cada semana, sin fallar ni una sola, en el blog.
      Siempre aportas sensatez y sensibilidad.
      Lo llamativo es que siendo tan evidente la importancia de la buena relación familia-escuela, no se hagan mejores y más iniciativas de cooperación.
      Besos y gracias.
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  4. Buenas Magister!
    Dar luz en temas centrales como la Evaluación y la relación Familia y Escuela son muy necesarios. Buenísima idea la carta a las familias de como leer el informe de evaluación.Espero que no tenga Copyright porque me la quedo y la vamos a difundir..jeje
    Mil Gracias

    • Querido tocayo:
      Todo lo aprendemos entre todos, así que también tú eres mi maestro.
      Las ideas fundamentales de ese informe están en el artículo. Lo que importa es la idea.
      Cada centro (cada grupo) tiene sus peculiaridades.
      Creo que en el próximo artículo contaré una experiencia sobre participación escuela-familia que llevé a cabo hace algunos años.
      Besos para Gema.
      Gracias a ti.
      MÁS

  5. La relación escuela-familia tiene que ser estrecha, leal y continuada. No puede haber una acción educativa de calidad si la familia se muestra al margen o, lo que es peor, si destruye con su actitud lo que se hace en la institución educativa. ¿De qué sirve que haya en la escuela un programa de coeducación si lo que ven los hijos en la familia son escenas de falta de respeto de maltrato del padre hacia la madre?
    Uno de los ámbitos en los que la relación ha de ser más intensa es en el de la evaluación. Pregunta importante: ¿qué hacen los padres cuando llegan los informes de evaluación?
    Me parece muy interesante la iniciativa de esa carta en la que se explica CÓMO LEER EDUCATIVAMENTE EL INFORME DE EVALUACIÓN DE SU HIJO/A. Porque se puede leer de muchas maneras. Y muchas de ellas malas o pésimas. O se puede no leer.
    Ojalá lo hiciesen todos los centros.
    Saludos.

    • Querida Marisa:
      Me gusta agradecer a quienes me leen su amabilidad, su tiempo y su esfuerzo. Y también a quienes escriben en el blog. Es un modo de ayudarnos unos a otros. Gracias, pues.
      No sé si eres docente. En cualquier caso veo que valoras positivamente aquella experiencia que hicimos. Desde luego que resultó muy fructífera.
      Siempre he visto que las iniciativas que parten de un claustro completo que son desarrolladas por todos los miembros de la escuela son más eficaces para el cambio.
      Cuando uno solo va a un curso para formarse y vuelve al centro, hay veces que se diluye el esfuerzo porque los que no quieren hacer nada fagocitarte al innovador.
      Saludos.
      MÁS

  6. La iniciativa me parece estupenda.
    Ahora queda lo que hagan las familias con ella.
    Hay errores de las familias que condicionan el éxito de los hijos en la escuela.
    Es fundamental el diálogo familia-escuela.
    Muchas gracias.

    • Estimado Mariano:
      Tu comentario es breve pero enjundioso.
      Gracias por haberme leído y haber tenido la amabilidad de compartir tu comentario.
      Sí, estas iniciativas quedan a expensas de lo que quieran hacer las familias con la información.
      Muchas veces lo que pasa no es que no se se sepa lo que hay que hacer sino que no hay voluntad, tiempo o condiciones para hacerlo.
      Pero hay que intentarlo.
      Un abrazo
      MÁS

  7. Querido Miguel Ángel:

    Entonces casi mejor me espero a la próxima semana, ¿no?

    Yo por un lado veo un gran problema de agenda.

    Por otro, no olvido el “Fuego cruzado sobre la escuela “ de la semana pasada..

    ¡Con la de alumnos que tienen como para sumarle a los padres!

    A mí todavía no me han llamado, señal de que no ha roto nada, no ha molestado demasiado y no es un alumno Muy Distinguido.

    En serio. Que lo hagan lo mejor que sepan y puedan y que Dios nos pille confesados (por si las cosas no salen como deseamos).

    Dije que iba a esperar, y lo voy a hacer. En realidad me pregunto para qué se quiere la colaboración de las familias, salvo para que se los manden limpios y educados, que ya no es poco.

    Por cierto, este día pasado me acordé de ti pues vi en la tele ese famoso barrio de Málaga, su escuela y su alcalde. Me gustó mucho lo que dijo el Director. Ahí sí que hay trabajo, en todos los frentes. Eso sí que es un arca de Noé.

    Un abrazo.

    • Querido José Antonio:
      Mi grupo de investigación dedicó dos proyectos de investigación a trabajar sobre la participación de las familias en las escuela Publicamos El crisol de la participación y La escuela sin muros.
      Los padres/madres podrían y deberían decidir sobre el diseño, el desarrollo y la evaluación del curriculum.
      Vi el reportaje sobre los Asperones y cómo el alcalde del PP echaba balones fuera…
      Te espero siempre en el blog. No solo la próxima semana.
      Un abrazo. Y gracias, amigo.
      MÁS
      PD. Ayer y hoy he vivido en Ceuta experiencias extraordinarias con profesorado y Directors/as.

  8. Hay una ilustración muy curiosa que marca la diferencia entre la actitud de los padres ante las notas hace años y ahora.
    En la primera imagen (1969) se ve a los padres recriminando al hijo por las malas notas que ha obtenido. ¿Qué notas son éstas? ,dicen losares airados
    .En la segunda se ve a los padres recriminando al tutor por las notas que ha puesto a su hijo. Dice lo mismo: ¿Qué notas son éstas?
    Este un cambio que se ha efectuado y que es muy inquietante.
    Ya sé que no todos los padres/masdres han evolucionado de la misma manera.
    ¿Qué se puede hacer?

    • Querida Ana María:
      Conocía esas viñetas desde hace años.
      Es cierto que se ha producido un cambio.
      Hay cosas que han empeorado pero otras han mejorado.
      Hace falta que aumente la formación de los padres y de las madres.
      Los profesores tenemos que ser también más abiertos y humildes.
      Besos y gracias.
      MÁS

  9. Interesante tema. De gran importancia y actualidad. Porque las evaluaciones llegan a las casas y algunos padres o no saben, o no pueden o no quieren utilizarlas de manera educativa.
    Por eso viene bien este artículo que marca algunas pautas en invita al diálogo entre la escuela y la familia.
    Gracias.

    • Querido Carlos:
      Gracias por leer y por escribir.
      Hay que mejorar las relaciones entre familia y escuela.
      Tiene que mejorar la familia y tiene que mejorar la escuela.
      En la evaluación, en la enseñanza y en la gestión.
      Un abrazo.
      MÁS

  10. Estimado Santos Guerra.
    En primer lugar, pedir disculpas por utilizar este Foro para contactar con usted ante el desconocimiento de otra manera de hacerlo.
    Soy docente y escribo en nombre de un equipo de profesoras y profesores de un Centro Público que ha iniciado un Proyecto de Inclusión Educativa.
    Nos gustaría contactar con usted directamente a través del correo facilitado dado que es un experto en Atención a la Diversidad y Evaluación formativa.
    Le agradecemos de antemano la atención prestada y reciba un cordial saludo.

    • Estimado Ricardo:
      No hay problema en contactar a través del blog.
      Estaré encantado de hablar con vosotros y de conocer lo que estáis haciendo y cuáles son vuestros proyectos.
      Te envío mi correo electrónico privado para que me puedas escribir.
      Y en él te facilitaré el teléfono para que podamos hablar.
      Un cordial saludo.
      MÁS

      PD: Ya me dirás dónde está ubicado vuestro centro.

  11. Me gusta la metáfora de los remeros que reman en la misma dirección. Si remasen en sentido contrario sería imposible avanzar.
    Siempre me ha sorprendido el enfrentamiento escuela/familia porque tanto escuela como la familia buscan LO MISMO.
    Pero también me sorprende el silencio, el alejamiento, el que no importe a los padres lo que sucede en la escuela.
    La evaluación, a mi juicio, es uno de los puntos más sensibles de esa comunicación.

    • Querida Sandra:
      Pues sí. Parece lógico y justo que la escuela y la familia caminen en la misma dirección.
      Ambos se necesitan para hacer una buena tarea. Si lo que se hace en la escuela se destruye en la familia, no se puede avanzar.
      Y ambas partes tienen que mejorar.
      Insistiré en este tema en el artículo que estoy a punto de enviar al periódico para que se lea mañana.
      Gracias por leerme.
      Gracias por escribir.
      MÁS

  12. Estimado Santos Guerra.
    En primer lugar, pedir disculpas por utilizar este Foro para contactar con usted ante el desconocimiento de otra manera de hacerlo.
    Soy docente y escribo en nombre de un equipo de profesoras y profesores de un Centro Público que ha iniciado un Proyecto de Inclusión Educativa.
    Nos gustaría contactar con usted directamente a través del correo facilitado dado que es un experto en Atención a la Diversidad y Evaluación formativa.
    Le agradecemos de antemano la atención prestada y reciba un cordial saludo.

  13. Buenas tardes Miguel Ángel.
    Me parece muy interesante el ejercicio de comparar la relación de los profesores y las familias según la implicación de ambos. Los alumnos necesitan apoyo y motivación externa, la forma en la que se le ofrece puede tener una gran influencia en su desarrollo académico y personal. Por tanto considero que es imprescindible la correcta información que reciban las familias para adaptarse a cada hijo, para así poder ayudarlo y empujarlo hacia la realización personal de este.
    Muchos padres y madres no saben como deberían actuar ante las diferentes situaciones de la vida escolar de sus hijos, no son conscientes de la importancia de la evolución personal más haya de las notas finales. Deben aprender a valorar el proceso, como usted bien dice, y creo que es tarea del centro escolar educar también a los padres.

  14. Estoy totalmente de acuerdo con sus palabras. A mi parecer, la mera presencialidad de la familia en el centro no supone su implicación en el proceso de enseñanza-aprendizaje de sus hijos; para implicarse necesitan desarrollar una actitud positiva tanto a la hora de colaborar en el centro como en la actuación en el hogar. De esta forma, fomentamos que la educación sea un proceso continuo, y no que empiece y acabe en la escuela. Por ello, me ha parecido de especial interés la reflexión que ha hecho acerca de las evaluaciones, y es que para las familias es muy difícil centrarse en el aprendizaje de sus hijos si únicamente se valoran las asignaturas que cursa de manera cuantitativa: por ejemplo, un alumno puede trabajar en equipo con sus compañeros para superar una asignatura, y, sin embargo, a la hora de obtener los resultados únicamente aparece la nota, sin tener en cuenta los valores que ha desarrollado.
    La iniciativa que decidieron poner en marcha, denominada “Cómo leer educativamente el informe de evaluación de su hijo (o hija)” me parece una idea revolucionaria, de la cual deberían hacer uso todos los padres y madres del mundo.
    En definitiva, la relación del tutor con la familia del del/la alumno/a se hace imprescindible para que, finalmente, se lleve a cabo un adecuado proceso de enseñanza-aprendizaje.

  15. Hola, Miguel Ángel
    Estoy muy de acuerdo con el artículo que has escrito. Lo primero que quería decirte es que te doy la razón en la falta de relación entre la escuela y las familias, un terrible error, por cierto.
    Todas las familias que estén interesadas en el proceso educativo de sus hijos debería de tener cierto contacto con los tutores para ver cómo avanza en clase y su aprendizaje.
    Por otra parte, y haciendo referencia a los resultados, muchas veces los profesores también se basan en las calificaciones cuantitativas, dejando de lado si el alumno ha obtenido un aprendizaje fructífero. Es aquí donde empieza el problema, cuando el proceso de enseñanza se centra en los resultados y no en los conocimientos adquiridos. En consecuencia, nos estaríamos olvidando del desarrollo personal y siendo sometidos por un proceso totalmente superficial.

  16. Buenas tardes Miguel Ángel.
    De acuerdo con tus argumentos, he de decir que quizás también tenemos que tener en cuenta que no se ha dado tanta importancia a las familias en la educación como en este momento. Con ello, debemos dar un margen para que estas evolucionen y sepan como incluirse de alguna forma en el proceso de enseñanza -aprendizaje de sus hijos.
    Cierto es que hoy día, los padres solo valoran el esfuerzo de sus hijos si estos tienen buenos resultados académicos, sin preocuparse un poco mas allá de las notas e indagar en el aprendizaje real .
    Para concluir, me gustaría destacar que es muy bueno comienzo para la unión de la familia-escuela el hecho de responsabilizar a los tutores de los cursos y poco a poco ir comprometiendo a los padres para que de esta forma los alumnos se sientan apoyados y puedan desempeñar sus roles académicos con éxito.

  17. Hola, Miguel Ángel

    A raíz de haber leído tu entrada, estoy muy de acuerdo con que expones.
    Como estudiante de Pedagogía, tengo claro que para que el proceso de aprendizaje del alumnado se lleve a cabo de la mejor manera posible, estos dos pilares fundamentales como son la familia y la escuela, deben de apoyarse para llegar a un mismo fin, como es el pleno desarrollo del estudiante.

    Y, en mi opinión, actualmente, es algo que todavía no se da plenamente o no de una forma tan efectiva. La comunicación que se establece entre estas instituciones sigue siendo de forma puntual y reactiva.

    Por otra parte, me gustaría destacar la importancia que se le da a los resultados del aprendizaje, por parte de la familia e incluso la escuela, sin tener en cuenta los pasos que se han dado para llegar a ellos. Nos preocupamos por unas simples notas y dejamos de lado si de verdad el estudiante ha llegado a aprender de forma efectiva.

    Un saludo.

    • Querida Jennifer:
      No sé en qué Facultad estudias Pedagogía.
      Acabo de publicar un libro en la Editorial La Catarata que se titula ¿PARA QUÉ SERVIMOS LOS PEDAGOGOS? EL VALOR DE LA EDUCACIÓN. El Epílogo lo escribe un grupos de estudiantes de Pedagogía de la Universidad de Málaga.
      Gracias por entrar en el blog y por leer algunos artículos.
      Sobre el tema de la participación de las familias mi grupo de investigación escribió dos libros (El crisol de la participación y La escuela sin muros). Me preocupa mucho este tema. Los dos elementos son indispensables para que haya buen aprendizaje.
      La obsesión por los resultados es un problema que todavía no se ha superado. Es más, en esta cultura neoliberal en que vivimos se está agravando. Para muchas familias y muchos estudiantes es más importante aprobar que aprender.
      Besos y gracias.
      MÁS

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