El galardón de Unamuno

25 May

En el exitoso libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” de Marian Rojas Estapé, que lleva 12 ediciones en un año, me he encontrado de nuevo (la conocía desde hace tiempo) con una simpática anécdota de Don Miguel de Unamuno, ilustre rector de la Universidad de Salamanca. Aunque la conozca el lector (o lectora) quiero traerla a colación para abrir estas reflexiones sobre el autoconcepto y la autoestima (es evidente la diferencia y la similitud de estos dos conceptos).

Miguel de Unamuno fue galardonado con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Cuando el Rey Alfonso XIII le hizo entrega de la distinción, el famoso pensador le dijo al Monarca:

– Quiero agradecer a Su Majestad este reconocimiento tan merecido.

El Rey, sorprendido, le dijo:

– Casi todos los premiados dicen que no merecen la distinción que se les entrega.

Unamuno, incisivo como siempre, apostilló:

– Es que en todos esos casos era verdad.

El gran pensador de la generación del 98 tenía claro quién era y cuánto valía. No había, en su autoconcepto y en su autoestima, ni el menor rastro de una patología emocional. Unamuno sabía valorarse en su justa medida. Y eso tiene mucho que ver con la salud emocional y, por ende, con la felicidad.

“La autoestima y la felicidad están íntimamente relacionadas. Una persona en paz, que tiene cierto equilibrio interior y que disfruta de las cosas pequeñas de la vida, normalmente tendrá un nivel de autoestima adecuado”, dice Marian Rojas. Y yo añadiría: y al revés.

El sábado pasado hablé en este espacio de la formación emocional de los docentes. Y éste es uno de los pilares del desarrollo emocional de las personas: cómo se conocen a sí mismas, cómo se valoran, se respetan, se aceptan, se tratan y se quieren. Sin una buena autoestima será muy difícil alcanzar la felicidad, relacionarse con los otros de forma positiva y tener aspiraciones estimulantes en la vida.

Hay quien muestra hacia cualquier otra persona mucha más estima, respeto, comprensión, admiración y afecto que a sí mismo: perdona a otros más fácilmente un error, valora más lo que hacen, comprende mejor sus motivos y respeta más sus decisiones que las propias.

Es importante pensar cómo se configura una buena autoestima. Creo que influye mucho en ese proceso lo que esperan los demás de nosotros. Si no esperan nada y así nos lo hacen saber, es más que probable que nosotros no esperemos conseguir nada. En segundo lugar está la consecución de logros desde los que se pueda saltar hacia otros logos. Por eso es importante propiciar que consigan éxitos motivadores que otros nuevos. La reflexión rigurosa sobre nuestra condición de personas, sobre nuestros valores y capacidades es un pilar de la construcción de la autoestima.

Creo que los niños y los adolescentes de hoy tienen problemas con su autoestima. Aunque es necesario recordar que “todas las generalizaciones son erróneas, ésta incluida”, como dice Alexander Chase en su obra Perspectivas, escrita en 1966. ¿Y cómo está la autoestima de los docentes y las docentes?

En los talleres que dirigí en Barcelona el fin de semana pasado en Barcelona hice dos ejercicios al respeto. En uno de ellos les pedí que escribieran el nombre de la persona más importante de su vida. Les hice algunas sugerencias al respecto: si tenéis varios hijos, escribid con tranquilidad el nombre del elegido ya que los otros nunca lo sabrán, si tenéis un amante, nadie tendrá constancia que habéis escrito su nombre… Solo cada uno conocerá quién es esa persona.

Escribieron el nombre de la persona elegida. A continuación les dije que tenía una caja mágica (efectivamente, la tenía allí en mis manos). Es mágica, les dije, porque no solo contiene la respuesta de uno sino la de todos. Les dije que, quienes deseasen conocer el nombre de la persona más importante de su vida, pasasen a leerlo en la caja mágica. Fueron saliendo de uno en uno. Les pedí que no dijeran, como es lógico, el nombre de la persona que aparecía dentro de la caja. Los que salieron, miraron en el interior, me dirigieron la mirada y una sonrisa de forma cómplice y se sentaron. Los demás descubrieron pronto la clave. Se imaginaron que dentro de la caja había un espejo. Y así era. El espejo devolvió a cada uno su propia imagen. No pregunté cuántos habían escrito su propio nombre pero, dadas las caras y los gestos, deduzco que ninguno.

Les propuse luego otro ejercicio para comprobar si la autoimagen propia coincide con la que tienen los demás. En una tabla de doble entrada tienen un catálogo de características de la personalidad. Por ejemplo Expresivo-reservado, Simpático-antipático. La persona se califica en una gama que va del 0 hasta el 3 hacia la izquierda (expresivo) y del 0 hacia el 3 hacia la derecha (reservado). Y marca el 0 si no ve mejor opción en una dirección u otra.

Luego se unen hacia abajo los puntos marcados, de manera que aparece un perfil. Entregaron luego una hoja similar a otra persona del grupo. Esa persona trazó el perfil del compañero. Luego superpusieron las gráficas y dialogaron sobre las similitudes y las discrepancias.

A veces entrego una hoja limpia para que hagan copias. Pueden pedir que se la rellenen tres tipos de personas: que las conozcan muy bien (pareja, padres, amigos), que las conozcan poco (compañeros de trabajo) y que solo las conozcan a primera vista. De esa forma podrán contrastar la imagen que tienen de sí mismos con la que tienen los demás sobre ellos. Y dialogar sobre lo que hay coincidente y discrepante.

Se puede educar la autoestima. Hay mucha bibliografía al respecto, aunque muy desigual en su rigor. Las pautas educativas familiares, el ambiente escolar, las habilidades para solucionar problemas, los éxitos alcanzados, las habilidades sociales… contribuyen a fraguar un buen autoconcepto. La crítica patológica, las distorsiones cognitivas, el rechazo sistemático, la falta de amor, ayudan a destruirlo.

Existe una forma simplista y engañosa de desarrollar la autoestima. Una forma que se cimenta en un narcisismo casi ridículo. No se puede hacer una felicitación entusiasta por saber responder con el propio nombre y los dos apellidos, como he visto hacer a algunos profesores en una clase de inglés. Una cosa es la dignidad y otra la capacidad y el mérito. Todos tenemos la misma dignidad, y los mismos derechos y todos merecemos el mismo respeto. Todos necesitamos estar seguros de nosotros mismos. Pero no todos tenemos las mismas capacidades.

Luis Rojas Marcos, psiquiatra neoyorkino nacido en Sevilla, a quien no hay que confundir con Enroque Rojas Montes, catedrático de psiquiatría en la Universidad de Extremadura, padre de la autora del libro que he citado anteriormente, escribió un interesante libro titulado lapidariamente así: “La autoestima”. Casi trescientas páginas de reflexiones bien ordenadas y expuestas sobre esta cuestión que a todos nos afecta.

Cuenta Rojas Marcos que hubo hace años en California un insólito movimiento político, liderado por el senador John Vasconcellos. En 1988 los legisladores californianos votaron por unanimidad una “Ley de autoestima”. La premisa de esta política era que la baja autoestima constituía la base de la falta de responsabilidad personal y social de la población. La pretensión de la ley consistía en impulsar entre los ciudadanos y ciudadanas una valoración positiva de sí mismos, lo que previsiblemente llevaría la disminución de seis lacras sociales de la América del siglo XX: el crimen violento, el maltrato doméstico, el abuso de alcohol y otras drogas, los embarazos de adolescentes, el fracaso escolar y la dependencia crónica de las prestaciones de la Seguridad Social.

Esa ley se tradujo en intervenciones simplistas que consistían en tratar de borrar sentimientos como “no me gusto” o “soy inferior” y de sustituirlos por otros como “¡quiérete a ti mismo” , o “eres el mejor”… Pero olvidaron otras dimensiones como el esfuerzo continuado, la capacidad de sacrificio, la superación de los fracasos…

No tuvo la ley las virtualidades que se le presuponían. Por muchos motivos no acabó con los males que pretendía exterminar. Porque esa no era la única causa de los mismos y porque la superficialidad y la falta de especificad de los programas de formación resultaban ineficaces.

No vale, pues, hacerlo de cualquier manera. Hay que cultivar la autoestima de forma rigurosa, persistente y esforzada. Es muy importante. Decía Nathaniel Branden en su libro “Honrando el yo” (1983): “De todos los juicios que hacemos a lo largo de la vida, ninguno es tan relevante como el que hacemos sobre nosotros mismos, porque este juicio es el motor de nuestra existencia”.

22 respuestas a «El galardón de Unamuno»

  1. Me parecen muy interesantes las reflexiones sobre la autoestima. Yo me quedo con lo siguiente que dices, Miguel Ángel: » Todos tenemos la misma dignidad y los mismos derechos y todos merecemos el mismo respeto…, pero no todos tenemos las mismas capacidades.»
    La conocida frase empática de «ama al prójimo como a ti mismo», da por supuesto que el más importante es uno mismo y, sobre esa autoestima se fundamenta la estima al prójimo.
    Escuchar y reconocer a personas con capacidades especiales no va contra la propia autoestima. Es reconocer lo que cada uno tiene.
    El considerarse uno, como ser humano, una nulidad, eso sí que va contra la autoestima.
    Miguel Ángel, escuchar tus conferencias y tu conversación, con autoestima o sin ella, es un lujo.
    Saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Siempre haces comentarios sensatos y certeros.
      Hay muchas simplificaciones y muchas modas en estas cuestiones. Acaso en este artículo hará alguna. Hay que andarse con cuidado.
      Son cuestiones muy complicadas porque cada ser humano es un mundo inabarcable.
      Recuerdo con nostalgia nuestra cena del sábado y nuestro paseo dominical por el puerto barcelonés en compañía de Ana Mari.
      Uno de los pilares que sostienen este mundo nuestro es la amistad.
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  2. Querido Maestro!
    Hoy toca un tema la autoestima y el autoconcepto que no se como abordar.
    Llevo mucho tiempo opinando de temas diversos pero hoy me siento insegura y con poco acierto.
    ¡Quizás me ha faltado y fallado quererme!
    Hoy le ruego que pusiera en relieve sus pensamientos y me dijera según sus criterios ¿quien soy, que me pasa, que tengo?
    He luchado siempre por superar mis complejos.
    Y ahora sabe lo que pienso que he perdido el tiempo.
    Que no es verdad lo que en mi veo, que soy valiosa, responsable,trabajadora, afectiva, defensora de mis derechos, cariñosa,humilde, sencilla, que soy feliz y disfruto con los pequeños momentos.
    La clave me parece que está en que he recibido palos por todos los lados.
    ¡Se han aprovechado de mí, me han anulado!
    ¡Y esas cosas pasan factura a lo largo de los años!
    Hasta que ha llegado la gota que ha colmado el vaso y ahora poco a poco lo voy logrando, me siento más segura de mis actos y ya no aguanto que nada ni nadie me haga el corazón pedazos.
    He leído muchos libros de autoayuda, que han sido referente en mis nuevas acciones y le aseguro que si Dios y me da tiempo, lograré lo que quiero.
    ¡La sensibilidad forma parte de mi ser!
    Reciba mis mejores afectos y mis más sinceros agradecimientos por estar ahí.
    Sin más me despido con un cordial saludo para todos.

    • Querida Lola:
      Hay una doble actitud en la vida de las personas (quizá hable sobre esta cuestión la próxima semana): una que, ante los palos, se anula, se deprime, se desalienta y se autodestruye; otra que, ante la adversidad, se fortalece y se crece. Tú estás en la segunda clase de actitud. Dices que te han dado muchos palos, pero eso no solo no te ha desanimado sino que te ha hecho reaccionar en sentido positivo.
      Lo digo con esta metáfora: Con dos signos menos (- -) se puede construir un signo más (+). Es decir, que de dos fracasos se aprende; de dos errores, se hace uno mejor; de dos traiciones, se hace uno mejor persona. Es una señal de inteligencia y de fortaleza.
      Miras para atrás para coger fuerza y aprender.
      Es estupendo lo que dices: «no aguanto que nada ni nadie me haga el corazón pedazos».
      Besos y gracias, una vez más.
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      Enhorabuena y adelante.

  3. Buenas noches comandante!!!!! Ví su conferencia » Cómo educar en tiempos revueltos» y lo sigo. Enhorabuena por usted y su blog!!! Respondiendo a lo que ha dicho a Lola!!! Creo que sí debe abordar ese tema la semana que viene!!!! En su clasificación de doble actitud en la vida he protagonizado ambas y orgullosamente se lo digo, con igual intensidad, lamentablemente; y esa dualidad me ha dejado en donde estoy hoy. Su metáfora la atesoro en el corazón!!!! Me ha gustado mucho el tema de esta semana. En nuestras vidas agitadas acordarnos de la frese de Jesus «amar a los demás como a nosotros mismos» no parece ser una prioridad muchas veces!!!! Muchas gracias!!!!

    • Querida Ángela:
      ¿Viste la conferencia en la red o asististe en algún a ella? Si asististe en persona, ¿dónde fue?
      Gracias por tus generosas palabras. Y por leer y escribir en el blog. Todo lo aprendemos entre todos.
      Se olvida muchas veces que hemos de respetarnos y querernos a nosotros mismos. Porque tenemos una dignidad esencial por el hecho de ser personas.
      Gracias, pues, a ti.
      Besos.
      MÁS

      • Comandante!!!! É visto su Conferencia en Red y debo decirle que; la persona que empezó a ver la misma, no fué la que la concluyó al final. Tanto ha sido el cambio obrado en mí.
        Soy de Uruguay y leí que usted vendrá la semana entrante. Viene a dar alguna conferencia? De ser así, sería en Montevideo?
        Fuerte abrazo.

        • Querida Ángela:
          Muchas gracias por tus hermosas y generosas palabras.
          Sí, iré a Montevideo para impartir tres conferencias. Una en Montevideo (en el Instituto Crandon), otra en Colonia Sacramento y la tercera en Salto.
          Sería un placer encontrarte en alguna de ellas.
          Si pudieras asistir, preséntate para que te conozca.
          Besos.
          MÁS

  4. Amigo Miguel Ángel:

    En el artículo de esta semana abordas tres temas que bien podrían ser tratados por separado: la autoestima, el autoconcepto y la autoimagen. Comprendo que en un artículo en un diario tenga necesariamente que ser breve, pues no se trata de un estudio de tipo académico que podría extenderse con la profundización de esos tres conceptos.

    Te apunto esto dado que recientemente he orientado un Trabajo Fin de Máster de una profesora colaboradora de Flora, cuyo trabajo versaba sobre estas cuestiones y que defendería en el Departamento de Psicología de la Facultad.

    Lo cierto es que, tras la lectura del trabajo, comprobé que la cita de autores era bastante abrumadora, algo muy característico de los psicólogos, pero que a mí me resulta algo excesivo.

    Cuando hubo que defenderlo ante el tribunal, formado por tres profesoras catedráticas y titulares externas a la Universidad de Córdoba, me llamó poderosamente la atención que no entendieran “autoimagen” y que la redujeran a los dos primeros términos.

    Como anécdota, recuerdo que una de ellas, en un momento determinado, y aludiendo a que sobre estas temáticas se investiga mucho en Psicología, dijera con cierto sentido del humor: “Llegamos a la conclusión de que la Psicología es un gran parking lleno de autos…”.

    Y tenía toda la razón, porque la autoestima es una expresión que surge en el campo de la Psicología, pero que, en cambio, en otros ámbitos, como la Ética, se habla de algo que es muy conocido por la mayoría de la gente: el amor propio.

    ***

    Y ahora salto a algo que me bullía en el fondo de la mente, pero la lectura del escrito de Loly me lo trae a la superficie: ¿Por qué ya no hablamos de ‘amor propio’ y nos hemos embarcado tanto en la autoestima?

    Reconozco que yo también utilizo este término; aunque, cuando pregunto y debato con el alumnado cómo los escolares manifiestan su autoestima a través de sus dibujos en temas que necesariamente tienen que expresar sus emociones, al final les remito al amor propio, algo tan necesario para vivir como el respirar.

    ***

    Recuerdo haber leído hace bastante tiempo un magnífico libro de Fernando Savater: “Ética como amor propio” (que, por cierto, lo he estado buscando en los muchos libros que tengo y no soy capaz de localizarlo). En ese libro, también recuerdo que su centro era cuestionar la moral del sufrimiento y de la abnegación de uno mismo con los que hemos sido educados.

    Y es que el amor propio no conduce necesariamente a la felicidad, aunque sea un deseo central del ser humano; en muchas ocasiones es la fuerza que a uno le hace mantenerse de pie ante las adversidades más duras con las que podemos tropezar a lo largo de la vida.

    Sin embargo, parece que el término de autoestima nos “obliga” a estar bien, a decir (como suele hacerse cuando se entrevista a la gente) que somos o tenemos que ser felices, porque, de no ser así, es culpa nuestra.

    Me sumo a lo que ese gran filósofo y profesor que es Emilio Lledó nos dice en su obra “Elogio de la infelicidad”, pues, como he apuntado, no siempre la vida nos muestra su cara más amable y, por supuesto, debemos alejarnos de las recetas fáciles que se dan en muchos de los libros de autoayuda (que por cierto, no los suelo leer, porque no hay soluciones fáciles a las cicatrices del alma).

    ***

    Bueno, como buen ciudadano me dispongo a ir a votar. Espero que haya tanta acumulación de gente como en el 28 de abril: sería una buena noticia.

    • Querido Aureliano:
      – Tienes razón. Un artículo de divulgación no es un trabajo científico ni por su naturaleza ni por su extensión. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que el rigor de las palabras es fundamental. Insisto mucho en la importancia del lenguaje. El problema es creer que nos entendemos cuando en realidad estamos hablando con las mismas palabras de realidades distintas.
      – Hay que tener cuidado también con el uso que se le da a las expresiones. Por ejemplo: «amor propio», que tú citas. Hay quien dice «tiene mucho amor propio» con alguna connotación negativa.
      – Otra dimensión interesante para la reflexión sobre estos temas es toda la superproducción bibliográfica que ha habido estos años. La avalancha de títulos es enorme. Y no todo es trigo limpio. Hay muchas simplificaciones.
      – Yo ha he votado. Es un deber democrático, no solo un derecho.
      Un gran abrazo.
      Y gracias, de nuevo.
      MÁS

  5. Autoestimado Miguel Ángel, el autoestimado Juan Carlos muestra estima también por ti.

    Perdona este juego de palabras con el que prentendía hacer una broma… 🙂

    Ya en serio, tratas un tema de gran interés y que está relacionado con el ámbito emocional, aspecto que ya trastate en el artículo se la semana pasada. Intentaré completar un poco, si es posible, este concepto.

    La autoestima es la valoración o enjuiciamiento que hacemos de nosotros mismos, de nuestro autoconcepto. El autoconcepto se constituye a partir de la interacción con el medio, de modo que el sujeto elabora percepciones sobre sí mismo a partir de cómo los demás le juzgan y le valoran, o de la comparación que realiza el mismo respecto a lo que su medio considera valioso.

    Las millares de impresiones, evaluaciones y experiencias qeu hemos tenido se unen en un sentimiento positivo hacia nosotros mismos o, por el contrario, en un incómodo sentimiento de no ser lo que esperábamos. Un grado razonable de autoaceptación contribuirá a que se consolide la autoestima del individuo, una aceptación excesiva o la oposición, en cambio, podrán dificultar el desarrollo de la autoestima.

    En el ambito escolar, el procesod e construcción d ela autoestima esta condicionado pro estos factores:

    Las prácticas de los padres: la delimitación de las normas y límites de conducta, la necesidad del respeto mutuo y una relación no coercitiva donde se estimule la expresión de opiniones, facilitarán la autoestima.
    Las relaciones que el niño y la niña establece con sus iguales le permiten enriquecer o empobrecer la imagen que de sí mismo ha ido constituyendo.
    La experiencia del alumnado en la escuela va a propiciar el autoconcepto académico que puede ser un factor determinante en el rendimiento escolar, afectando a la autoestima.

    Aceptarse a uno mismo tal y como es, como bien indicas, es un elemento esencial para ser feliz con uno mismo y con los demás.

    Disculpa el rollo…

    Un abrazo.

    • Querido Juan Carlos:
      Es una alegría ver tu nombre entre los comentaristas. Con una fidelidad que me admira y que agradezco.
      Planteas una cuestión importante que es la referida a la buena conjuración del auto concepto y de la autoestima. Y haces referencia a la familia y a la escuela.
      Efectivamente, esas son las dos paidocenosis fundamentales. Pero no nos olvidemos de otras fuentes de influencia como los pares o amigos, grupos a los que se pertenece, medios de comunicación, redes sociales…
      Es interesante también otra cuestión como la evolución o fluctuación de la autoestima, porque no se tiene de una vez para siempre.
      Un abrazo.
      Y gracias de nuevo.
      MÁS

  6. Muchas gracias Maestro Miguel Ángel Soy la afortunada de contar con este blog.
    Saludos.
    María Teresa Meza
    Paraguay

    • Querida María Teresa:
      No existe un artículo, ni bueno ni malo, si no hay unos ojos que lo leen. Así que soy yo quien está agradecido a los lectores y lectoras de El Adarve.
      En la próxima semana viajaré a Argentina y Uruguay, así estaremos cerca.
      Siempre es grato saber que, desde tan lejos en la geografía y tan cerca en las preocupaciones, alguien comparte tus ideas.
      Besos.
      MÁS

  7. Querido Miguel Ángel,
    Hoy leyéndote me he armado de valor y me he auto-estimado para pedirte si puedo contar con tu apoyo y consejo.
    Soy antigua alumna tuya de magisterio, vivo en Suiza hace casi seis años y trabajo como asistente de clase con niños de integración en una escuela ordinaria.
    Me encanta mi trabajo y me ilusiono cada día con mis alumnos. Pero desde mi posición de asistente tengo poca voz y poco voto en el claustro de mi escuela. Algo que al principio llevaba bien, pero cada día se me hace más cuesta arriba. En definitiva, que me he decidido a iniciar el proceso de reconocimiento de mi título de maestra español en Suiza.
    Creo que es lo más justo para mis alumnos, para mi escuela y por supuesto para mi autoestima.
    Te he enviado un email contándote algún detalle más ¿La dirección arrebol@uma.es sigue siendo actual?
    Me alegro de seguir leyéndote y cuestionándome sobre lo leído.
    Un fuerte abrazo!
    Sonia Perez del Villar

    • Querida Sonia:
      Leí antes el correo que tu comentario en el blog.
      Ya te he dicho allí que estaré encantado en ayudarte en esta pretensión, tan lógica como justa.
      Gracias por seguir algunos caminos de este blog.
      Que todo te vaya bien.
      Seguimos contacto a través del correo.
      Besos.
      MÁS

  8. Buenos días,
    Solo entro para saludar.
    Entro a leer siempre, escribo poco, poco tendré que decir.
    Ah, caigo en la cuenta de que mi nombre tendría que ir acompañado de Excmo. Sr. Don Quintiliano. Como ven soy demasiado humilde, solo me hago llamar Don. Y es que solo soy campesino.
    Buenas aportaciones, del Sr. Guerra y acompañantes. Gracias.

    • Excmo. (no digo y Reverendísimo no sé muy bien por qué) Sr. Don Quintiliano:
      El hecho de no escribir se puede deber a muchos motivos, no solo al de que no se tenga nada que decir. Así lo entiendo en tu caso y en el de muchos otros. No es que falten ideas, puede faltar tiempo, o ganas o medios.
      Lo que sí digo es que es una pena que no podamos aprovechar la sabiduría de cada uno de los lectores y lectoras. Me dice el Director de La Opinión que, por cada uno que escribe, se calcula que haya mil lectores. ¡Escribe uno de cada mil! Eso no quiere decir que los 999 no tengan nada que decir.
      Me alegra saber que sigues en la faena, a punto de iniciarse los calores veraniegos, que exigen riegos abundantes y bien planificados.
      Un cordial saludo.
      MÁS

  9. Saludos a todos. Estimado Dr. Guerra me parecen tan importantes los análisis que se desprenden del artículo, “El galardón de Unamuno”. Y es tan necesaria la actividad que realizó en los talleres que dirigió en Barcelona ¿Y cómo está la autoestima de los docentes y las docentes? Sin duda, que la autoestima se impacta por cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven o nos tratan los demás. La autoestima de las personas se puede tambalear por una ruptura sentimental, por problemas laborales o por enfermedades o por poco fortalecimiento de la imagen. Y es que también los problemas de autoestima se presentan en las personas guapas, que cimentan su confianza en mayor medida en la belleza física, regularmente les afecta mostrar un mínimo descuido en su físico. O también se da en las personas recargan su seguridad en ser reconocidos por los éxitos profesionales o en señalar su puesto de poder. Otra dificultad es quien se centra en sus pertenencias, les da confianza pensar que son identificados por los demás por lo que poseen, en lo exterior. En toda superioridad se esconde una debilidad. Sin duda, la autoestima crea puentes o levanta muros y si pasa lo segundo, las personas a veces pueden llegar a ser crueles porque en sus ansias de desaprobación con su propia persona, las transfieren a otros. Desafortunadamente, en la escuela se torna de impacto porque los problemas con la autoestima regularmente tienden a deteriorar la forma de convivir. Afortunadamente algunos ya lo analizan, otros ya dieron el paso para mejorar. Y ahora con la apertura de talleres, tratamientos, charlas, entre otros, es posible tomar medidas para vivir de manera más satisfactoria. Desafortunadamente a veces no siempre sucede demasiado aprisa. Gracias por compartir las actividades del taller, los ejemplos y los análisis.

    • Querida Lourdes:
      Tu comentario me ha parecido estupendo. Rico en ideas y en sugerencias para entender y mejorar la autoestima.
      No se han hecho estudios (que yo conozca) sobre la autoestima de los docentes, aunque sí los hay sobre la valoración social que merecen de la sociedad. En general la imagen del profesorado es positiva. Se trata de uno de los grupos profesionales más valorados. LO que pasa es queda veces, no se corresponde la imagen proyectada con la que tenemos sobre nosotros mismos.
      Te cuento que mi hija Carla, hace unos años me dijo:
      – Papá, yo soy fan de mí misma.
      Me pareció una buena definición de autoestima. Ojalá que los años no se la destruyan.
      Besos y gracias.
      MÁS

    • Querida Lourdes:
      La expresión de Carla es contundente y significativa.
      Está entrando en un edad muy problemática y espero que los acontecimientos de la vida no le rompan esa buena imagen que tiene de sí misma.
      El problema es que la autoestima no se tiene de una vez para siempre. Fluctúa según lo que nos vaya pasando y según afrontemos los que nos vaya pasando.
      Los mismo hechos (o similares) a unos les ayudan a mejorar la autoestima y a otros se la mañana.
      Saludos cordiales.
      MÁS

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