Una mujer de rompe y rasga

16 Mar

El pasado sábado dediqué este espacio a conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Vuelvo hoy al tema para evitar esa peligrosa sensación de que pasado el día señalado ya no hay nada más que pensar ni que hacer. Todos los días deberían ser el Día Internacional de la Mujer.

Hoy quiero rendir homenaje a una mujer que contribuyó con su vida y su obra a la causa de la liberación de las mujeres. Como muchas otras a las que no se tiene en cuenta. Me refiero a Sidonie-Gabrielle Colette. Cuando ella se fue de este mundo en 1954 (fue la primera mujer a la que el gobierno francés rindió honores de Estado en su funeral) la causa de la igualdad de la mujer había dado algunos pasos hacia delante. Por su inteligencia y por su coraje. Honor y gratitud de la humanidad y de este pequeño espacio para Colette.

Esta es, entre otras, la cuestión que me quiero plantear en estas líneas: hay que conocer y reconocer a quienes han contribuido a que avance la causa del feminismo. Digo entre otras, porque quiero aprovechar la ocasión también para invitar a que cada uno y cada una se pregunte si su modo de ser y de vivir contribuye a que se produzcan avances en la causa de la igualdad.

El avance lo han impulsado siempre las mujeres. ¿Cuántas veces hemos dicho u oído decir “fue la primera mujer que…”? En un pueblo, en una ciudad, en un país, en el mundo… “Mi abuela fue la primera mujer que…”, “la madre de fulano fue la primera mujer que…”, “fulanita fue la primera mujer que…”. Es decir, que, antes de ella, en ese lugar, ninguna mujer lo había hecho. Tiene mérito. Y hay que conocerlo, reconocerlo y agradecerlo. Porque después de esa primera vez ya fue más fácil repetirlo.

Federica Montseny (1936) fue la primera mujer ministra en España, Elena Maseras (1872) fue la primera estudiante universitaria española, Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken fueron las primeras diputadas, la primera locutora de radio (1924) fue María Sabater, la primera mujer arquitecta lleva el nombre de Matilde Ucelay (1936)…

Esto en cada pueblo, en cada país, en el mundo. La protagonista de este artículo fue la primera mujer que presidió la Academia Goncourt en Francia. Sirimavo Bendaranalke fue la primera mujer que ocupó el cargo de primera ministra en el mundo (Sri Lanka, 1960). La primera mujer presidenta de un país fue María Estela Martínez de Perón (Argentina, 1974)…. Y así sucesivamente. Miles y miles de mujeres pioneras. Es fácil decirlo y escribirlo. Es muy difícil protagonizar la ruptura de lo que hasta ese momento era normal.

Volvamos a la protagonista de este relato. Volvamos a Sidonie-Gabrielle Colette. Ha suscitado esta reflexión sobre ella una estupenda película que vi en un reciente vuelo de Iberia a Nueva York. Se trata de la película “Colette”, que todavía no se exhibe en salas comerciales de España. Cuando llegue, hay que verla. Hay que acercarse al cine porque ofrece testimonios vibrantes y hermosos como éste. Ojalá se contasen más historias de este tipo en la gran pantalla. Ya no es el cine el espectáculo de barraca que comenzó siendo y que despreciaron durante años los intelectuales.

La película está filmada en el Reino Unido en 2018. La dirige Wash Westmoreland, que también es autor del guión junto a Richard Glatzer y Rebecca Lenkiewicz. La protagonizan Keira Knightley (magnífica en el papel de Colette), Dominic West (su primer marido, apodado Willy), Denise Gough y Fiona Shaw, entre otros. Una película de altos vuelos que recrea muy bien el ambiente de la época.

Quiero hacer referencia a esta película porque muestra un caso especialmente significativo de lucha por la liberación de la mujer. Ella escribe novelas que firma descaradamente su marido. Él explota su talento y la obliga, con muy malos modales, a escribir hasta 16 horas al día. Afortunadamente, Colette, que fue una luchadora incansable, y supo romper muchos estereotipos, se rebela contra esa servidumbre y logra hacerse con sus derechos de autora. Se sacude la tiranía. Ha habido otras mujeres en la historia que fueron explotadas como escritoras por sus maridos hasta la muerte. Lean, para comprobarlo, el estupendo libro de Rosa Montero titulado “La carne”.

Sidonie-Gabrielle Colette nace en Saint Sauveur en Puisaye el 28 de enero de 1873 y muere en París el 3 de agosto de 1954. De un pueblecito de menos de 2000 habitantes a la gran capital francesa. Un salto que da vértigo. Ella lo provocó en la sociedad parisina.

Colette llegó a París con una larga trenza rojiza que le golpeaba los tobillos y un marido 14 años mayor que ella. Era una mujer de ojos felinos, alegre, vitalista, creada en una localidad minúscula. Su marido, Henry Gauthier-Villars (apodado Willy), era un astuto calavera, listo y sinvergüenza, un calavera parisino dedicado alimentar su fama de crítico musical y escritor a base de pagar por cotilleos. Cuando se conocieron, ella tenía 16 años y él 30. Él no escribía sus obras. Utilizaba negros (más de 35) que le hacían el trabajo. Durante un tiempo, utilizó sin el menor reparo, las cualidades narrativas de su mujer. Mientras ella escribía encerrada en la casa, él salía de juerga por las noches. Ella le contestaba la correspondencia y le acompañaba a las sesiones literarias.

– Deberías escribir tus recuerdos de la escuela primaria. Cuenta detalles picantes. Estamos escasos de fondos, le decía.

Colette fue un escándalo permanente. Tuvo tres maridos y tres mujeres. Se desnudó, se besó en público con mujeres, vistió pantalones en los salones de París, cuando las mujeres los tenían prohibidos. Fue una mujer de rompe y rasga.

Yo había leído un libro suyo, “Claudine va a la escuela”, sin caer en la cuenta de quién era la autora. Lo tengo aquí delante. Recuerdo que lo compré pensando, más que en “Claudine”, en la segunda parte del título, “va a la escuela”. El libro ha cobrado un nuevo sentido para mí. Es curioso. Situar en el contexto histórico a la autora, conocer las circunstancias en que escribía, saber que su marido pretendía adueñarse de su talento, le han conferido otra dimensión a la obra. Volveré a leerla con la seguridad de que será un nuevo libro para mí. La obra, a la que siguió “Claudine en París”, termina con estas palabras: “Adiós a la clase, adiós a la Directora y a su amiga; adiós, pequeña y felina Luce y malvada Anaïs; os dejo para entrar en el mundo… Y me extrañaría que me divirtiera en él tanto como en la escuela”.

“Claudine va a la escuela”, publicado en 1900, bajo la firma de su marido) fue un éxito de tal calibre que alguien ha dicho que se le puede considerar como el mayor de la literatura francesa. La obra provocó un terremoto literario y un arrollador fenómeno de moda: con el nombre de Claudine se bautizaron sombreros, corbatas, cuellos, perfumes, lociones, incluso palillos.

Es fácil escribir sobre Colette pero, para ser como ella, hace falta mucho coraje, mucha imaginación y mucho valor. Hace falta no dejarse arredrar por quienes se escandalizan y te convierten en objeto de sus dardos envenenados. Hace falta tener el arrojo de una heroína. Para comprender la historia de Colette es necesario situarse en el contexto histórico, geográfico y social en el que vive. No es igual la Francia del siglo XIX que la Francia contemporánea. A veces nos cuesta hacer estos saltos en el tiempo. Aplicamos los criterios de hoy para juzgar los comportamientos de un ayer que nada tiene que ver con las costumbres que vivimos. Por eso no rendimos culto a tantas mujeres que, en el momento que les tocó vivir, fueron verdaderas heroínas. Ellas dieron con su valentía, su inconformismo y su esfuerzo un empujón a esta causa que es hoy la causa de la humanidad. Honor a las mujeres que, como Colette, fueron capaces de romper moldes.

23 respuestas a «Una mujer de rompe y rasga»

  1. Querido Maestro !
    Analizando la propuesta que hace en su comentario, me considero una mujer hecha por las circunstancias vividas y por las adversidades del tiempo.
    Como bien dice, no se puede analizar el pasado con las ideas que ahora tenemos.
    Pero puesta a pensar, recuerdo que siempre he salvado obstáculos, creído en lo imposible, peleado por salir de las dificultades de una dura vida sin recursos, he creido que los estudios me traerían más posibilidades de alcanzar mis metas y sueños.
    ¡Y no lo he tenido fácil, querido Maestro!
    Las gracias y la fortalezas se las debo a la generosidad que tuvo mi abuela de darme el empuje para seguir un camino que ella no tuvo.
    La claridad de sus ideas y pensamientos encauzaron mi vida hacía un destino más certero.
    Y la base de todo fue su cariño, sus afectos, una manera dulce de tratarme, un sentir diferente de estar en el mundo, un trabajo arduo en una época dificultosa, llena de desapegos.
    Ahora, ya pasado el tiempo ,ha sido y es en mi vida un referente, un ídolo, una maestra, todo un ejemplo de lucha y de sobrevivir en un mundo incierto.
    Me siento una mujer que a base de luchas he construido lo poco que tengo.
    Afortunada de creer que todo se puede conseguir con mucho amor y muchos afectos.
    ¡Soy, como la vida me he hecho!
    Sin más me despido hoy sabiendo que lo más bonito es, estar viviendo.

    • Querida Loly:
      Me alegra que hayas abierto tú los comentarios de este artículo. Una mujer que vivió unos tiempos desfavorables para la igualdad.
      Has hablado varias veces de tu abuela, una mujer excepcional por lo que cuentas de ella.
      No lo tuviste fácil,pero precisamente por eso te has hecho fuerte.
      Enhorabuena y gracias.
      Besos.
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  2. Miguel Ángel, nos hablas de mujeres extraordinarias, de la primera mujer que…y todo parece que es de ayer. Ahora estamos viviendo una auténtica revolución de las mujeres por sus derechos en igualdad con los de los hombres. Es algo grande que se extiende por todo el mundo.
    En mi vida he visto cambios en este sentido. Soy originario de un pequeño pueblo de León. Cuando niño, en la iglesia, en misa, las mujeres se ponían separadas de sus maridos en los bancos delanteros; los hombres, en los bancos de atrás. Los días festivos el lugar de los hombres era el bar; el de las mujeres, la casa. El bar no lo pisaban.
    En el trabajo en el campo los dos por igual, el trabajo de la casa: arreglarla, hacer las camas, limpieza, la comida, fregar, era cosa de la mujer; el hombre se cuidaba de los animales.
    Todo eso, en gran medida, ha cambiado. En misa cada uno donde quiere, al bar van las mujeres como los hombres, en casa se comparte más, pero sigue llevando la mayor carga la mujer. Es todo un avance.
    Yo admiro a mis padres, que ya han partido, pero sobre todo a mi madre, alegre e incansable en el trabajo en el campo y en casa y aún sacaba tiempo para ayudar en las labores del campo a algún vecino enfermo.
    A las mujeres, los hombres, las ven de muchas maneras. Personalmente las veo como a los seres que en nueve meses nos construyen dentro de ellas, los seres que nos cuidan en nuestra infancia y que tienen una capacidad de amor increíble.
    Sí, se merecen la igualdad y más y todo nuestro respeto y admiración. Como las generalizaciones siempre son injustas, ya sabemos que no todas las hierbas del monte son orégano …
    Saludos a todos

    • Querido Joaquín:
      Desde que éramos pequeños en nuestros dos pueblos de la provincia de León han cambiado muchas cosas.
      Es cierto todo los que dices.
      Hay muchas más cosas que marcaban una diferencia negativa para las mujeres: en la iglesia tenían que entrar con velo y medias. ¿Recuerdas?
      Mi hermana hizo unos estudios generales fuera del pueblo, mientas el varón estudiaba y hacía carrera. No era ella menos inteligente.
      Casarse bien era destino de muchas mujeres.
      La casa era su reino.
      Sí, al bar solo iban los hombres.
      Se ha avanzado, claro que sí. Pero queda mucho camino.
      Un gran abrazo, querido amigo.
      Gracias.
      MÁS
      PD:No sé si te he dicho que el 17-18-19 de marzo estaré en BARCELONA.

  3. Se acercan los días en los que celebraremos las XIV Jornadas de Europa Laica en Córdoba y ya tenemos todo, o casi todo, preparado, lo que supone una tranquilidad saber que, a menos que surja algún imprevisto, todo irá bien.

    Es una gran alegría para nosotros entender que tras quince años de existencia ya estamos implantados en todas las Comunidades y que el trabajo que desplegamos para que un día vivamos en un Estado verdaderamente laico se afianza con seguridad.

    ***

    Puesto que en esta ocasión Miguel Ángel parte de la vida de Colette para reflexionar sobre los avances de la mujer en distintos ámbitos sociales que tradicionalmente les estaban vedados, me vais a permitir que incluya los dos últimos párrafos del escrito de Flora que tenía previsto leer en el homenaje que realizó la Facultad a los tres profesores que nos habíamos jubilado (aunque yo continúo con actividad en ella).

    Puesto que Flora se encontraba con un enorme catarro, se lo pasó a Angélica, antigua alumna y hoy profesora y secretaria del centro, al tiempo que una gran amiga común, para que ella lo pudiera leer.

    De este modo se cerraba el escrito:

    “(…) Y ahora que me acerco al final de este escrito, paso un poco a la primera línea, o, lo que es lo mismo, a hablar algo de su carácter. Si hay dos cualidades que destacaría en él serían, a pesar de que no lo aparenta, su enorme ternura. Habría que verlo cómo duerme a nuestro nieto Abel en sus brazos contándole cuentos hasta que los párpados del niño le anuncian que el sueño viene en su ayuda, del mismo modo a como lo hacía con nuestro hijo. También apuntaría su generosidad, que se traduce en una total entrega a las personas y las causas por las que lucha.

    Para cerrar, quisiera deciros que Aureliano se considera feminista, de izquierdas y del Barcelona, por este orden. Y aunque esté jubilado, siempre es posible verlo con un libro en la mano o leyendo en la cafetería, ya que la música, la lectura y la escritura son sus tres grandes pasiones”.

    ***

    Ser feminista no es algo exclusivo de mujeres, sino también de hombres que trabajan por la igualdad de derechos de ambos géneros en todos los ámbitos.

    Eso lo apuntó Pepa Polonio, gran maestra y doctora en Historia, a la que en Montilla se la reconoció por parte de la Corporación Municipal como Mujer del Año 2018 por toda su trayectoria.

    Pepi, que es como yo la llamo como amigo desde que la tuve como alumna en el año 1977, es decir, cuando comencé como docente en la Universidad de Córdoba, me nombra como uno de los impulsores de la Asamblea Feminista de Montilla en el libro que escribió sobre esta organización.

    Ella todavía recuerda la pregunta que le hice en su primer año de estudios universitarios y que la dejó desconcertada. Pero, por amor propio, se puso a estudiar a fondo todo lo que rodeaba a ese tema que le había dejado sin palabra, y, como ella dijo en su intervención, era la primera vez que no sabía contestar a algo que se le preguntaba por el responsable de la clase.

    ***

    Pepa Polonio nunca se casó. Esto nos lleva a pensar que la maternidad es una opción libre de la mujer. Es una de las conquistas que el pensamiento feminista ha llevado adelante. La maternidad, hoy, debe ser un proyecto de vida, a ser posible compartido (hay familias monoparentales), pues no puede ser la “obligación” que tiempo atrás cargaba sobre las mujeres.

    No voy a hacer una argumentación extensa sobre esta cuestión. Sin embargo, quiero traer un párrafo de la novela biográfica titulada Ordesa de Manuel Vilas, y que desde aquí recomendaría a todos su lectura.

    Me refiero a su encuentro que tuvo años atrás con Perico Fernández en Zaragoza, quien fuera campeón de boxeo en peso ligero. Dice así:

    “Estaba sin familia, aunque Perico Fernández tuvo tres mujeres y cinco hijos. ¿Dónde estaban sus cinco hijos y sus tres mujeres esa noche? Lo habían abandonado, claro. Aún colgaba una sonrisa en su rostro destruido, una sonrisa dulce, serena, indolente. Perico creció en el hospicio. Se hizo famosa una frase suya: “Si mi madre no me quería, para qué me tuvo”. Nunca conoció a su madre. Nació en 1952 de vientre desconocido. Eso es un gran misterio”.

    ***

    Si he traído el párrafo en el que aparece la frase de Perico Fernández es porque encierra una enorme verdad que no debemos pasar por alto: venir a este mundo debe ser con el amor de la madre y del padre, de modo que la vida de cada cual, tan cargada de vicisitudes, siempre encuentre ese sólido apoyo: el sentimiento de saberse querido de modo incondicional por quienes te trajeron a esta existencia.

    Las dudas, las fuertes incertidumbres sobre esta cuestión es motivo de grandes angustias, de no encontrar un sentido fuerte a la existencia.

    Es lo que les acontece a grandes escritores que nos lo dejaron plasmado en sus obras. En cierto modo, es lo he dejado por escrito en los diarios digitales este fin de semana dentro del artículo “En busca del padre”, cuyo enlace adjunto por si hay alguien que desee leerlo.
    http://www.montilladigital.com/2019/03/aureliano-sainz-en-busca-del-padre.html

    ***

    Bueno, me despido apuntando que en otro momento podré hablar de la escritora francesa Colette, ya que en la biblioteca de la Facultad contamos con gran parte de su obra.

    • Querido Aureliano:
      Extenso e interesante comentario.
      Nunca me apunté al tan traido y llevado «lo bueno, si breve, dos veces bueno».
      Coincido con Flora en las cualidades que subraya. Y añado otras tres: capacidad de trabajo, amor a la docencia y compromiso con los valores.
      – De acuerdo en que la causa feminista no es solo de mujeres.Los hombres debemos ser feministas.
      – Gracias por el enlace que has incorporado. Leeré el artículo con el interés de siempre.
      – Éxito para las tareas que se avecinan.
      – Espero tus comentarios sobre Colette. Estoy releyendo «Claudine en la escuela».
      Un abrazo y gracias.
      MÁS

  4. Hola Miguel Ángel.

    En mi centro se celebró el «Día de la mujer trabajadora» con varias actividades impulsadas desde el Plan de Igualdad entre hombres y mujeres. Desde este Plan se realizan distintos tipos de actividades a lo largo del año, para que no quede en una celebración puntual, sino que está presente a lo largo del curso. Lo coordina una mujer. Una de estas actividades ha resultado peculiar e interesante. Se trataba que el alumnado escribiera sobre una heroína. Podía ser una mujer célebre, o bien algún familiar, generalmente los niños y las niñas han escrito sobre sus madres. Y es que el trabajo que realizan muchas madres es de auténticas heroínas, a pesar de que pasen desapercibidos entre los hombres. También es cierto que entre los hombres hay muchos héroes, pero son bien conocidos y resaltados por libros y medios de comunicación.

    Desde el área de Educación física, que siempre ha estado marcada por estereotipos sexistas, trato de ir fomentando actitudes coeducativas. Mi alumnado, independientemente del género, aprende a saltar a la comba, a jugar a juegos de goma elástica, a golpear balones con el pie, a realizar juegos de fuerza o de persecución,…. No existen tareas de niños o niñas, existe tareas que desarrollan la motricidad del individuo. A partir de juegos que en otros tiempos estaban dirigidos de forma específica, bien para niños o bien para niñas, mi alumnado vive estas tareas con naturalidad sin asociarlas a ningún. Esto da pie a que se vayan eliminando fronteras y obstáculos.

    Pasito a pasito se suma, sólo hay que echar la vista atrás, como comenta Joaquín Álvarez. Que hay que dar más pasos, indiscutiblemente.

    Un abrazo.

    • Querido Juan Carlos:
      Buenas actividades de centro y de asignatura.
      En el libro que publicaré en breve (mes de mayo) en Rosario, titulado CONTRA EL SEXISMO, hago la propuesta de 50 actividades para la escuela y de otras 50 par el aula.
      Me alegra mucho saber que se hacen muchas cosas positivas en las escuelas, como las que nos cuentas en tu comentario.
      Es por ahí por donde hay que avanzar. Esos niños y esas niñas que tuitear tienes en EF van a desarrollar actitudes de igualdad.
      Un abrazo, querido amigo, y muchas gracias.
      MÁS

  5. Me gusta el título y me gusta el contenido de este artículo. Si todas las mujeres hubieran seguido la tradición sin salirse un centímetro, no habríamos avanzado NADA en el camino de la igualdad.
    Por eso me ha parecido estupendo conocer a esta mujer, su vida y sus obras. Alguna caerá. Porque una mujer de esas características tiene que escribir con mucha fuerza.
    Gracias a ella por su lucha y al autor por dárnosla a conocer. Yo no tenga ni noticia de su existencia.

    • Querida Margarita:
      Tendríamos que hacer más visibles a estas mujeres que han ayudado a romper las inercias de sometimiento y de silencio.
      Tenemos mucho que agradecer a quienes, en su momento histórico y su lugar de residencia, consiguieron abrir nuevos caminos.
      Gracias a ti por tu aportación.
      Besos.
      MÁS

  6. Interesante artículo.
    Hay que ver las cosas que han pasado. Esclavizar a la mujer para que escriba y luego firmar sus obras y arrebatarle la autoría.
    Menos mal que Colette supo romper esos barrotes que la tenían enjaulada. Pero no todas las mujeres han sido (ni somos capaces) de hacer eso. Hay muchas que siguen encerradas en la sumisión, las costumbres, la dependencia… Una pena.
    Saludos.

    • Querida Raquel:
      Hay un libro sobre estas cuestiones, de título lapidario, que me gustó mucho cuando lo leí hace unos años: NO ESTÁ EN LOS GENES. Claro que no. Está en la cultura. Está en la educación.
      Por eso están importante que algunas mujeres haya sabido y tenido el valor de luchar contra las inercias que condenaban a la discriminación.
      Estas mujeres merecer ser conocidas y reconocidas.
      Besos y gracias.
      MÁS

  7. Seguro que hay muchas mujeres que no conocemos y que han luchado por la causa de la liberación. Pero está bien rendir homenaje a estas mujeres conocidas que se convirtieron en símbolos de esa lucha.
    Meta gusto el artículo porque no conocía a Colette. Veré la película. Creo que el cine debería contar más historias de este tipo.
    Saludos y gracias.

    • Querida Paqui:
      Claro que las hay.Los avances han sido conseguidos siempre por mujeres lúcidas y valientes.
      Lo que pasa es que pocas veces se las ha reconocido.
      Dada la importancia que tiene el cine (llega de manera fácil y atractiva a muchas personas de todo tipo) deberían hacerse más películas contando historias de mujeres. Es un modo de dar visibilidad a esas mujeres que, muchas veces, han sido invisibles. No es ele caso de Colette, claro, ya que alcanzó una importante notoriedad en su época. Otras no han sido conocidas pero han sido igualmente luchadoras.
      Besos y gracias.
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  8. Es necesario situarse en la época que vivió Sidonie Gabrielle Colette para valorar su vida y su obra en la causa del feminismo.
    No cabe la menor duda que hay un antes y un después de esa historia.
    Es bueno conocer y agradecer a esas mujeres el avance que consiguieron.

    • Querida Marcela:
      Colette defendía el feminismo sin saberlo. Incluso se declaraba no feminista. Pero, en el sentido más exigente del término, claro que lo era.
      Es verdad lo que dices. hay personas que marcan la historia. Hay un antes y un después de sus vidas.
      Ojalá se puede decir de cada uno de nosotros debido a que hayamos aportado algo a la causa de la igualdad.
      Besos y gracias (por leer y por escribir).
      MÁS

  9. Conocía a Colette, pero no que se hubiera filmado esta película sobre su vida el año pasado.
    La veré cuando aparezca en la cartelera ya verrionda. Me gustaría verla en versión original.
    No sé cuándo se acabará con esta empobrecedora costumbre. Un actor o una actriz son. en parte, lo que es su propia voz.
    Me gusta que el cine cuente estas historias de mujeres excepcionales. Porque el cine tiene la virtud de que pueden verlo muchísimas personas que no leerán un libro.
    Gracias por la información sobre la película.

    • Querida María:
      Creo que la película se estrenará en noviembre, si no he leído mal. No sé por qué tarda tanto. Quizás por el proceso de doblaje.
      A mí también me parece un error doblar las películas no solo por el factor que apuntas de la identidad de actores y actrices. Sabemos lo que pasó cuando apareció el cine sonoro. También es importante que no abramos el oído a otros idiomas. Los portugueses no doblan las películas. Es un de los factores por los que tienen el oído y las entendederas más sensibles para otros idiomas.
      También pienso que es importante que el cine popularice la vida de mujeres que, de no llevarse a la gran pantalla, muchas personas desconocerían.
      Obtuve mi diploma en cinematografía por considerar que el cine es un elemento sustancial de nuestra cultura.
      Besos y gracias.
      MÁS

  10. Excelente artículo.
    Homenaje a una mujer rompedora.
    Hay muchas mujeres que empezaron siendo sometidas y murieron así. Pero esta Colette fue capaz de romper el yugo.
    Escribir durante horas para el marido era una esclavitud de la que supo liberarse.
    Dijo no.
    Dijo basta.
    Dijo yo soy yo.
    Enhorabuena a esta mujer y gracias al autor del artículo

    • Querida Elena:
      Muchas gracias.
      Sé que el tiempo es escaso y las cosas que se pueden leer son infinitas. Así que gracias dedicar un tiempo a leerme.
      Y gracias también por el comentario.
      Al tratarse de una mujer, lo agradezco doblemente porque este es un artículo que está escrito en honor y defensa de la mujer.
      Si puedes ver la película, te gustará.
      Besos.
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  11. Llamada para José Antonio:
    ¿Dónde está uno de los comentaristas más consistente, ingenioso e incisivo de este blog?
    Espero que la ausencia no se debe a problemas de salud.
    Esta llamada, por afinidades fácilmente comprobables, me hace pensar en Don Quintiliano, su antagonista ejemplar.
    También esperaba la opinión de Aureliano sobre Colette, que anunció en su comentario anterior.
    Un abrazo para los tres (uno para cada uno, claro).
    MÁS

  12. A comienzos de esta semana me acerqué a la biblioteca de la Facultad con la intención de sacar varios libros, entre ellos algunos de Colette.

    Cuando pasé a la segunda sala en la que se encontraban las obras de la escritora francesa, comprobé que la serie, formada por cinco libros, de Claudine se encontraba en un estuche diseñado para el conjunto. Elegí el primero de ellos: “Claudine en la escuela”, que fue publicado a comienzos del siglo XX. Junto a él seleccioné “La gata”, para una posterior lectura, dado que este es ya de la madurez de una autora muy prolífica, pues, según he podido leer, escribió más de setenta libros.

    Al acercarme al mostrador en el que se encuentra el supervisor de entregas, me llama la atención, pues lo veo concentrado leyendo, cuestión que parecería normal en una biblioteca, pero lo cierto es que siempre está atareado con el control de las publicaciones.

    “Manolo, ¿qué es lo que estás leyendo?”, le pregunto con toda la confianza, ya que fue alumno mío en los cursos de doctorado hace algunos años.

    “Aureliano, lee aquí en este párrafo”, me responde al tiempo que me entrega el ejemplar. Leo en la portada su título: “Mujeres árabes hablan de sus vidas”. Su autora es Bouthaina Shaaban, escritora siria, doctora en Filología inglesa y profesora de la Universidad de Damasco.

    Puesto que me ve muy interesado, me indica que puedo sacarlo, ya que él no tiene problemas en continuar la lectura en otro momento.

    Vuelvo al despacho con los tres libros, llevándome a la cafetería de la Facultad el libro de Bouthaina Shaaban. Nada más comenzar la lectura, que comienza con su propia vida, empieza a sobrecogerme. Llega un momento que me horrorizo (no es exageración) de las experiencias que cuenta, sean personales o de otras que conoció personalmente.

    ***

    Acabé “Claudine en la escuela” con cierta rapidez, puesto que su lectura es fácil y se hace fácil. Entiendo que es el inicio de lo que será una gran escritora; pero como alterno con el de la autora siria (aunque uno sea de ficción y el otro de temas verídicos) compruebo la enorme distancia que se dan entre el mundo occidental, en el que vivimos y vivió Colette, y el mundo árabe (mayoritariamente musulmán).

    Creo que “La gata” de Colette lo comenzaré cuando acabe el de “Mujeres árabes”, puesto que estoy verdaderamente impresionado de cómo es la vida de estas mujeres, atrapadas en sociedades auténticamente patriarcales, en las que el honor familiar las somete a situaciones que son difíciles de entender por nosotros. Creo que es necesario que transcurran siglos para que las mujeres árabes, tal como son descritas por la doctora Shaaban, puedan lograr una base de autonomía personal y no sometidas al padre, al marido o al hermano.

    Puedo asegurar que no sería capaz de transcribir con cierto sosiego algunos párrafos leídos para este blog, por la enorme crueldad que se narra en ellos. Habría que remontarse a la Edad Media para poder entender lo que allí se describe.
    Con todo, la autora de ningún modo rechaza el conjunto de la cultura a la que pertenece. Intenta tender puentes entre culturas para que se vayan comprendiendo.

    ***

    Salto a otro tema. Mañana, en el descanso de las XIV Jornadas de Europa Laica nos manifestaremos en la Plaza del Triunfo que se encuentra entre la Mezquita y el Palacio Episcopal, en el que reside el obispo de Córdoba, el señor Demetrio Fernández (todavía los hay que viven en palacios).

    Esta es el enlace de la pancarta que desplegaremos los que asistimos a las Jornadas.

    https://laicismo.org/concentracion-en-defensa-del-caracter-publico-de-la-mezquita-y-del-patrimonio-inmatriculado-por-la-iglesia-catolica/

    • Querido Aureliano:
      De Colette solo había leído Claudine en la escuela. Lo estoy releyendo después de ver la película. Y parece otro libro. ¡Lo que influye conocer el contexto para entender el texto!
      No me extraña que te impresione la crudeza de los relatos de la autora de «Mujeres árabes». La vida de las mujeres en esa cultura es un martirio. La más tremendo, a mi juicio, es que muchas de ellas lo ven normal o positivo.
      Me gustaría estar mañana sosteniendo alguna pancarta delante del palacio episcopal.
      Un gran abrazo y mucha suerte mañana. La causa lo merece.
      MÁS

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