Creo que todo el mundo sabe lo que es el voluntariado. Todo el mundo sabe que es un conjunto de personas que se unen libre y desinteresadamente para trabajar con fines benéficos y altruistas. Por el prójimo y por el medio ambiente.
Cinco características definen, a mi juicio, el trabajo del voluntariado. Es desinteresado porque el voluntario no busca ningún beneficio ni gratificación por la ayuda que presta. Es intencionado porque el voluntario persigue un fin positivo, previamente programado, que consiste en mejorar la situación de las personas más necesitadas. Es justificado porque responde a una necesidad real del beneficiario. Su quehacer no es un pasatiempo o un entretenimiento sin más sino la satisfacción de una necesidad previamente definida como tal. Es colegiado porque el trabajo se ejerce a través de un grupo organizado. Es subsidiario de la acción de la administración pública y de los profesionales de la acción social. La complementa, no la sustituye.
Me duran todavía las emociones que he vivido esta mañana en la ciudad asturiana de Pravia. Comienzo a escribir este artículo en el avión que me lleva desde Madrid a Málaga después de haber viajado desde Asturias a Madrid. No se me ha borrado la sonrisa, no se me han olvidado los encuentros, no han desaparecido de mi mente las imágenes vividas hace unas horas. Me durarán mientras viva.
Esta mañana tuve el honor de dirigirme a casi doscientas voluntarias y voluntarios de las áreas III y VIII del Principado de Asturias. Antepongo a las voluntarias porque había muchas más mujeres. Dato altamente significativo. ¿Por qué casi siempre es así? Hay más hombres en la banca, en la política, en la academia, en las industria, en la milicia…. Y hay más mujeres en la solidaridad. ¿Por qué? Este es un hecho incontestable. Este no es un hecho casual.
Quienes asistieron tenían edades comprendidas entre los 60 y los 80 años, con excepciones hacia abajo y hacia arriba. Y aquí tengo otra preocupación importante: ¿Dónde está el voluntariado juvenil? Me preocupa esta desafección de muchos jóvenes y de muchas jóvenes hacia estas causas solidarias, generosas y empáticas con los más necesitados de la sociedad.
– ¿Se puede vivir sin solidaridad?, me pregunto.
– Sí, pero entonces no merece la pena vivir, me respondo, inquieto por el sentido que le está dando a su trayectoria vital una parte de nuestra juventud.
Me lo decían con preocupación y pena las responsables de MASPAZ (Movimiento Asturiano por la Paz). Les desvela la falta de respuesta de la juventud ante las causas del voluntariado. ¿Cómo encender este fuego y avivarlo en la mente y en el corazón de la juventud?
Agradecí a quienes me escuchaban el trabajo que realizan y les felicité por su actitud solidaria. En un mundo que tiene como ejes el individualismo, la competitividad, la obsesión por la eficacia, el relativismo moral, la hipertrofia de la imagen y el imperio de las leyes del mercado (tanto compras, tanto eres; tanto tienes, tanto vales), este admirable puñado de personas dedica su tiempo y su quehacer a socorrer y a prestar ayuda a quienes más lo necesitan. Es decir, a quienes Paulo Freire llamaba “los desheredados de la tierra”.
Qué generosidad. Qué mérito. Qué ejemplo. Lejos de dejarse arrastrar por los imperativos de una cultura que pone todo el énfasis en el egoísmo (de uno solo) o en el pluriegoísmo (solo los de la familia), esta maravillosa gente decide ayudar a quienes menos saben, a quienes menos tienen y a quienes menos pueden.
Allí me encontré en el descanso con Manolita, una voluntaria a la que su marido abandonó hace cuarenta años, a la que dejó al cargo de los hijos, a la que condenó a percibir solo 350 euros de pensión, a la que trató de forma egoísta y cruel. Pues bien, ella acude ahora al asilo donde este hombre reside para sacarle a pasear en su silla de ruedas porque, dice Manolita, “no tiene a nadie, ni siquiera a sus hijos”. Sin rencor. Sin odio. Con bondad. Con infinita generosidad. Pocas personas son capaces de tener un comportamiento así. Un comportamiento que algunos calificarían de ingenuo, de servil y de estúpido. Un comportamiento admirable que solo se puede atribuir a la solidaridad que nace de un corazón formidable.
Titulé la conferencia “Participando que es gerundio”, porque quería, desde el primer momento, utilizar un lenguaje sencillo, inteligible, cercano, ameno y motivador. No me gusta la actitud de algunos conferenciantes, más preocupados por demostrar cuánto saben que porque los asistentes aprendan algo… He oído decir, con evidente sorna, a la salida de conferencias cargadas de erudición: “este conferenciante sí que es una eminencia; no he logrado entenderle ni una sola palabra”.
Les hablé de las exigencias de la participación, de su verdadera naturaleza, de los principios de los que nace, de los frutos que produce, de las falacias que la acechan, de las estrategias para mejorarla, de las estructuras para encauzarla, de las dificultades que la anulan o empobrecen. La participación no es regalo del poder. Es un derecho y un deber de la ciudadanía. Un derecho y un deber que nadie debe recortar, ni condicionar, ni trucar, ni aplazar, ni formalizar, ni feminizar.
Fue una mañana hermosa. Me sentía feliz y honrado rodeado de aquellas mujeres mayores, de aquellos hombres cargados no tanto de años cuanto de ilusiones desbordantes y actitudes solidarias.
Después del descanso disfrutamos de la obra de teatro “Pide un deseo. Los objetivos de un desarrollo sostenible”. A continuación, una estupenda comida que compartimos de pie y que estuvo amenizada por “Los Gascones” (gaita asturiana, acordeón, batería, buenas voces…). Una mujer de 93 años bailaba al son de las canciones populares de Asturias con un ánimo que ya quisieran para sí muchos jóvenes que están abriéndose camino en la vida.
Me fui emocionado. Con el abrazo de muchos asistentes. Con sus palabras de felicitación y gratitud. Y con el obsequio de un hermoso calendario sobre voluntariado que se ha confeccionado con 13 imágenes (12 meses más portada) que han creado los jóvenes y las jóvenes de Asturias en un concurso patrocinado por los Centros de Voluntariado y el Gobierno del Principado. Muchas gracias.
Pongo punto final. Esta vez con palabras de Tomás Borge, cuando dice con tanto acierto: “La solidaridad es la ternura de los pueblos”.
Miguel Ángel nos han conmovido eres maravilloso
Graciassssss❤️
Querida Noemí:
Emocionado quedé yo después de vivir esa experiencia con vosotras en Pravia. Cuántas personas generosas en un mundo egoísta.Cuántas personas responsables de ese terremoto de solidaridad y de entusiasmo, como la de MASPAZ. Qué ambiente más cordial y más empático.
Gracias por todo a ti, a Fran, a Celeste…
Gracias a quienes me escucharon con tanta atención.
Besos.
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Llenas de enhorabuena que estamos recibiendo por tu artículo tan conmovedor té esperamos pronto ❤️
Querida Noemí:
Ahora mismo estamos hablando de viajar en marzo los tres.
Carla está emocionada con Simona. Dice que la quiere conocer.
Anima a quienes lean el artículo a participar en el blog.
Es un buen ejercicio la escritura.
Besos y gracias.
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Hombre aquí os esperamos con los brazos abiertos y Carla va a ser la cuidadora de mis cuatro niños ❤️❤️❤️❤️❤️
El voluntariado se diferencia de muchas cosas que hacemos por el hecho de entregarse uno sin esperar recibir nada monetariamente. El profesor que dedica horas a sus alumnos fuera de horario o en días de colonias no remuneradas, se aproxima a ese concepto, pero no creo que sea lo mismo.
¿Se podría decir lo mismo de los, digamos, camareros que hacen horas extras no remuneradas? Creo que no porque falta algo esencial: el voluntariado de entrada se entrega sin esperar nada y sin que nadie le obligue, en los otros casos habría mucho que considerar.
Personalmente diré que me conmueve y tienen toda mi admiración las personas que voluntariamente entregan su tiempo a ayudar al prójimo sin esperar nada tangible: los de la Cruz Roja, los que ayudan en celebraciones sociales, los que se dedican a salvar emigrantes en el mar, las ONG, etc.
También admiro a las personas que emplean sus capacidades, su sabiduría, a ayudar a los demás, a ti, Miguel Ángel, que en tantos rincones del mundo vas dejando tu corazón.
Estas cosas que nos sirves cada semana nos hacen ver que en el mundo hay mucho bien, más que mal, aunque se ve menos porque el bien no es ruidoso.
No sé si la juventud es muy pasotista respecto al voluntariado. En la recogida reciente de alimentos a mucha gente joven vi colaborando y a otros conozco que estudiando y trabajando va domingos a ayudar en comedores sociales. De todo hay. No sé lo que dicen las estadísticas a este respecto.
El voluntariado es maravilloso y admirable, pero nunca debiera servir para eludir las obligaciones que tiene la sociedad de amparar a los necesitados. Si nos fiamos del capitalismo desaforado todo sirve para que su bolsa no disminuya y que se haga gratis lo que se debe hacer remunerando.
Saludos a todos.
Querido Joaquín:
Interesante comentario.
– Plantea abiertamente la admiración y la gratitud que merecen las personas altruistas, generosas y desinteresadas.
– Se plantea la cuestión inquietante de si la juventud es menos solidaria hoy en día. En Asturias me decían que había un significativo desinterés del voluntariado por un importante sector de la juventud. inquietante.
– Interpela a quienes tienen la obligación de dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos, alertando del riesgo que supone suplir con la generosidad de las personas las omisiones de la política.
Gracias, amigo, por tu participación.
Un abrazo.
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La cara amable de la vida está representada por personas como Miguel Ángel. Esos que comparten la ternura, esos y esas que nos siguen motivando a caminar hacia la utopía. Muchas gracias por tener esa vida plena de solidaridad.
Querida Celeste:
Lo admirable es el trabajo que hacéis vosotras tratando de alimentar ese fuego de la solidaridad que recibe tantas lluvias que podrían apagarlo para siempre. Vivimos inmersos en una cultura que destruye la mayoría de las aspiraciones de la verdadera educación, la que enseña a pensar y a convivir.
El día 13 pude comprobar que vosotras alimentas con tesón, con humildad, con paciencia esa llama generosa que arde en muchos corazones.
Me disteis una buena lección en la jornada del día 13 en Pravia.
Muchas gracias.
Besos.
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Miguel Ángel. Por sacar punta al lápiz… Voy a tocar otra cuerda de la guitarra…
Voluntariado proviene del término “voluntad”. Por curiosidad he mirado las acepciones que le da la RAE a este vocablo. He aquí algunas de ellas:
– Facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
– Libre albedrío o libre determinación.
– Elección de algo sin precepto o impulso externo que a ello obligue.
– Amor, cariño, afición, benevolencia o afecto.
– Elección hecha por el propio dictamen o gusto, sin atención a otro respeto o reparo (propia voluntad).
– Propina, gratificación. (La voluntad.)
Se extrae de estos significados que la voluntad está ligada a una decisión libre, al afecto o a la gratuidad. Desde este ámbito es como se ha de observar al voluntariado. Pero hay que tener cuidado porque este mismo término tiene otras acepciones contrarias:
– Disposición, precepto o mandato de alguien.
– Acto con que la potencia volitiva admite o rehúye una cosa, queriéndola, o aborreciéndola y repugnándola
– Enemistad, malquerencia (mala voluntad)
– voluntad expresada en el testamento (última voluntad)
– Ser muy dócil e inclinado a obedecer a las indicaciones de los demás (no tener voluntad propia).
Me pregunto:
¿Se puede ser egoista y generoso a la vez? Supongo que sí. Nadie es totalmente bueno o malo, amable o antipático, interesado o desinteresado, positivo o negativo… Todo es relativo o está condicionado por el momento o las circunstancias.
¿Y los religiosos? ¿Forman parte del voluntariado?…
¿Se puede pesar o valorar la buena voluntad? Me explico: Si en una balanza imaginaria echásemos en un platillo los actos de buena voluntad y en el otro los de mala… ¿Es posible valorar a una persona en función de la cantidad de actos que realiza con buena o mala voluntad?
Todos aquellos que de forma libre, voluntaria, gratuita y desinteresada se ofrecen a los demás merecen el respeto y el reconocimiento. ¿Es eso lo realmente importante? Quizás no, el altruismo no suele buscar premios y elogios, sino el sentirse bien consigo mismo, que no es poca cosa… Ese es el premio, poder mirarse al espejo sin agachar la mirada… Unos se ganan el autorespeto a través del servicio desinteresado a los demás y otros, una vez que tienen su conciencia tranquila, pueden colaborar y ayudar a los demás.
Buen fin de semana. Un abrazo.
Querido Juan Carlos:
Sean bienvenidos todos los interrogantes. Nos ayudan a pensar. Nos instan a buscar respuestas.
Hacerse preguntas es ponerse en el camino de las respuestas.Todo escrito debería subtitularse:Preguntas y respuestas y preguntas…
La solidaridad, en efecto, es fruto de la generosidad y del altruismo. Las personas que conocí en Pravia trabajo como voluntarios y voluntarios sin esperar ninguna recompensa, sin pedir ninguna remuneración.
Hay mucho bueno en el mundo, pero lo malo llama más la atención.
Un ran abrazo.
Y gracias.
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Conclusión de la jornada: la ternura de los pueblos hace posible la utopía
Querida Celeste:
Así. Pero entendiendo la utopía como comuna realidad que ya está mejorándose.
Ser persona, decía Ernest Bloch, es tener una utopía. La utopía supone una visión crítica de lo que se tiene porque es mejorable. Y supone optimismo porque encierra la esperanza de que es posible el cambio. Y supone acción, no es solo un sueño.
Un gran abrazo para ti y para todos y todas quienes están atrapados por esta hermosa causa.
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Querido Maestro!
Sólo unas palabras de admiración al colectivo de ayuda solidaria por su gran corazón!
Grandes esperanzas de ayudas cuando las necesitemos, que seguramente todos necesitamos de ello.
Pienso que las personas que creemos en ser solidaria nos califique de ingenuos y tontos.
Prefiero eso a tener un alma de piedra y sin sentimientos!
Un buen comentario para estas fechas en las que la humanidad brilla por su ausencia y el consumo nos gana la batalla a todos.
Metidos en este maremagnun de compras compulsivas los más pobres nos conformamos con la alegría que da tener una sonrisa para todos..
Un ejemplo de humanidad infinita!
Felices días para todos!
Que disfruten al máximo de lo poco que tengan!
Sin más me despido con un enorme deseo de felicidad!
Querida Loly:
Te puedo asegurar que este entre ese nutrido grupo de personas que dedican su tiempo de forma gratuita y desinteresada es muy gratificante. El ambiente que se genera es muy positivo y alentador. Ves en esa gente humildad, alegría y generosidad.
Por eso me alegra que te sumes a la admiración y a la gratitud que se merecen.
Tienes razón al decir que, a veces, se califica a esas personas de ingenuas o, lo quedes peor, de tontas.
Es especialmente destacable que esa actitud altruista se produzca en un momento en el que priman el individualismo y la competitividad.
Muchas gracias, Loly, por tu hermoso comentario.
Felices fiestas también para ti.
Un beso.
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Obsesionados con las noticias que muestran el mal, apenas si son noticia las acciones de tantísimo voluntarios y voluntarias en el mundo. Personas que con generosidad y humildad se entregan cada día, de forma desinteresada, a los más necesitados.
Por eso me ha encantado esta artículo que les rinde homenaje.
Gracias.
Estimada Eva:
Gracias por subrayar la idea de que estas personas merecen un reconocimiento social y la de que es bueno darles visibilidad frente a la presencia del mal enlutares destacados de las noticias.
Hace algunos artículos decía yo que debería obligarse a los diarios y cabeceras de radio y televisión a abrir con una noticia positiva. Era una forma de decir que a la bondad y al bien habría que darles más presencia.
Besos y gracias.
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Saludos
Estimado Dr. nuevamente me deja muchas reflexiones. El voluntariado se satisface con prestar un servicio y la retribución no es económica, sino social, emocional. Y que para la evaluación, las relacionan con las leyes del mercado (tanto compras, tanto eres; tanto tienes, tanto vales), porque anteponen a pensar en sí mismo, o incluso en la propia familia para brindar aprecio a nuevas personas y, no solo a propios. Me quedo con sus palabras “qué generosidad. qué mérito.. qué ejemplo”. Es digno de comentar lo que Usted bien señala, que el voluntariado, no vive en la neutralidad, sino en el compromiso; evaluando de manera compleja e implementando transformaciones. Y con su relato, y las participaciones de entrega de vida, me ha embargado la emoción. Gracias, Dr.
Gracias a ti, querida Lourdes.
No sé cómo está en México el voluntariado.
No sé si entre los jóvenes está muy arraigada esta práctica de compromiso social.
Me preocupa mucho la estrategia que debemos seguir para vincular a la juventud en esas tareas generosas que hacen mejor nuestro mundo.
Besos y gracias.
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Hoy, leyendo tu entrada, Miguel Ángel; me he sentido preocupado y triste. Soy una persona con sensibilidad y las acciones solidarias me emocionan y empujan a sumarme a cada una de esas acciones generosas; siento un pellizco en la conciencia pero no logro aventar cierta desconfianza. Me explico.
Afirmas que el voluntariado (la acción generosa o altruista) es un ejercicio desinteresado. No sé, no estoy tan seguro al respecto. Las discusiones de los etólogos sobre las bases biológicas del altruismo no han terminado (y puede que no lo hagan nunca). ¿Existe el altruismo tal como lo conocemos o hay una mecánica biológica compleja y aparentemente contradictoria en la evolución que explicaría esta actitud por motivos distintos de “la generosidad desinteresada”?
¿Es desinteresado? Me resulta difícil creer que un acto no obedece a una motivación, a un interés y no necesariamente “solidario”. Volvemos aquí a posibles explicaciones de los etólogos para las conductas altruístas, incluso de pérdida de la propia vida para la supervivencia de la ajena. Las explicaciones que cuestionan la “bondad intrínseca” de estos gestos, si bien no ofrecen explicación del todo convincente, al menos dan que pensar. No solo en nuestra especie se producen actos solidarios que llegan al extremos de entregar la propia vida; hay varias especies cuyos individuos se autoinmolan para salvar a la colectividad. Los etólogos describen mundos fascinantes.
El voluntariado está justificado. Posiblemente, y por desgracia, es así. La política, el mecanismo social por el que la sociedad asegura su prosperidad y subsistencia, debería ocuparse de las causas asumidas por los voluntarios, pero no lo hace. Por otra parte hay situaciones donde el estado no puede llegar. Pero como dice Joaquín Álvarez el voluntariado nunca debiera servir para eludir las obligaciones que tiene la sociedad de amparar a los necesitados. Si nos fiamos del capitalismo desaforado todo sirve para que su bolsa no disminuya y que se haga gratis lo que se debe hacer remunerando.
La satisfacción solidaria de una necesidad puede esconder una pequeña trampa. Colaborar “un poco” para acallar “un mucho” de mi inquisidora conciencia. Como decía la madre de una alumno mío gran dependiente ante mis reservas para solicitar una tablet (ayuda de dudosa eficacia en su caso de inmovilidad): “Jesús les sobra el dinero, les sale por las orejas”. Hay que decirles lo buena que será la tablet (la ayuda en cuestión), tiempo habrá para devolverla si no funciona la cosa. ¿Y qué hacer luego con ella si no la puede usar? ¡No hay ningún problema, no será dinero malgastado!, Yo les doy una lista larguísima de gente que la necesita! Nosotros necesitamos intentarlo todo. X ha estado al borde de la muerte muchas veces y ahí está con sus 19 años. Nadie apostaba por su supervivencia y lo ha conseguido. X necesita intentar sacar partido de la tablet y ellos necesitan su trocito de cielo.
El que sea colegiado tiene su peligro cuando las acciones voluntarias llegan a formar superestructuras. Cuando se pierden el control de los recursos entre los procesos organizativos. Hemos sabido por la prensa de la corrupción de algunos miembros destacados de ONGs o hemos accedido a estudios que muestran una gran ineficacia en el manejo de fondos y recursos. No hace falta ir muy lejos: “la operación kilo” (donde a la salida de los supermercados se deposita el kilo de algún producto recién comprado como forma de ayuda solidaria) me parece, por ejemplo, un modelo de ineficacia y despilfarro. Útil, sobre todo, para acallar conciencias; pero poco práctico (son recursos perecederos de difícil manejo, tienen un sobrecoste al ser depositados tras el pago en caja, tienen unas necesidades logísticas considerables en su manejo, conservación, empaquetamiento…) Una aportación monetaria mucho menor revertiría en ayudas mucho más sustanciosas. Se me dirá que es un acto más bien simbólico, pero también hay una trampa en ello: la acción solidaria no debe consistir en actos “bonitos”, sino eficaces.
Respecto a su subsidiaridad del estado, como he comentado a veces la relaja y sustituye. Es curioso que, cuando acudía a casa de alumnos enfermos en mi papel de profesor de ayuda domiciliaria, algunos alumnos me confundían con un voluntario. Curiosa esa percepción de que, de ciertas situaciones, no podemos esperar ayuda alguna del estado.
Me sorprende, Miguel Ángel, que mantengas la capacidad de emocionarte y la sorpresa positiva por los gestos solidarios. Creo que llevas muchos años en ellos y “los palos” no han hecho que te agaches y entristezcas. Por eso te felicito.
La falta de interés, la desafeción de los jóvenes de hoy (en general) por las causas solidarias también me extraña y sorprende a mí. Supongo que hay estudios al respecto que tratan de explicar porqué son en esto tan diferentes a nosotros a su edad.
Sé que como Manolita, la mujer repudiada por su marido, hay mucha solidaridad en las familias: durante las crisis han sacado las castañas del fuego a papá estado los abuelos (cuidado de nietos, aportando su pensión para lasupervivencia familiar, etc), los familiares abnegados (cuidado de miembros dependientes, enfermos…). Resutló una sorpresa a nivel internacional que los efectos de la crisis en España no fueran tan graves como podía esperarse y es que hay una corriente subterránea de apoyo, independiente de papá estado, que paliaron en parte las necesidades de la gente.
Termino mi escéptica aportación de hoy explicando ahora porqué me sentí triste y preocupado ante una entrada que respira optimismo y alegría. El martes de la semana pasada recibí una llamada desde UNICEF. Reconozco que me molestó que me llamaran a mi teléfono particular solicitándome una ayuda monetaria (cuotas de 15-25-36… euros mensuales) y que desplegara por teléfono el dramatismo de los muchos niños que podemos salvar con esas mínimas ayudas. ¿Quién les había dado mi número? La forma de hablar me recordaba las campañas para cambiar de operadora telefónica o las ventajas que te ofrecen por la adquisición de una nueva tarjeta… No sé cuantos niños salvarían su vida por esa aportación, con esa poca cantidad se hacía mucho bien, etc.
Unos meses antes me habían llamado desde Cruz Roja solicitándome ayuda para sus actividades. Me sentí de alguna manera perseguido, acosado en mi conciencia, codiciado como jubilado con disposición de tiempo libre…
Añado las llamadas a mi puerta solicitando dinero o ayuda, la petición de limosnas a la puerta de las iglesias… ¿Es esa la solución: obtener mi trocito de cielo a bajo precio ? ¿No será una forma de acallar conciencias?
Dije a la operadora que me pensaría mi forma de colaborar (también hablamos del voluntariado). Pero me quedé apesadumbrado. Aún no he decidido cómo hacerlo y un martillo golpea insistente mi conciencia.
Querido Jesús Marcial:
Excelente comentario. Y peligroso.
A mí me gusta buscar esas fisuras por las que entra la duda, la interrogación, la inquietud.
Pero también en la otra postura hay fisuras: También puede suceder que alguien diga que NO hace falta ser solidario:
– porque no se sabe a ciencia cierta dónde van las ayudas
– porque de esa manera se exonera a los poderes públicos de sus obligaciones
– porque se quiere evitar la pequeña/gran satisfacción de ayudar
– porque esa “pequeña” ayuda no va a solucionar “todo” el problema
– pueden beneficiarse quienes manejan
– porque ha habido escándalos en famosas ONGs
– porque el altruismo es un fenómeno complejo…
Creo que la ayuda que Manolita brinda a su exmarido es fruto simple y llanamente de una generosidad que si ella no pone en acción, nadie la va a poner. Si ella se dejase seducir por las excusas, ese hombre se iba a quedar sin ayuda. Así de sencillo.
Creo que existen actitudes generosas y actitudes egoístas.
Es cierto que hay que estar siempre al acecho de las trampas que nos tiende la realidad. Creo que con más empeño de aquellas
que nos llevan al egoísmo.
Un gran abrazo.
Y muchas gracias por tu extenso, valioso e inquietante comentario.
MÁS
Gracias por tu respuesta, en cierto modo la esperaba.
Es cierto que también las excusas acallan conciencias y por eso se elaboran y racionalizan (un poco como en mi comentario).
Creo que existe un error en el texto de tu respuesta: “Pero también en la otra postura hay fisuras: También puede suceder que alguien diga que NO hace falta ser solidario:” (faltaría el NO que he colocado por mi cuenta y con mayúsculas).
Sí, hay que ser solidario… Hará que buscar el modo…. y no tardando mucho.
Querido Jesús Marcial:
Corregida la errata. Ya he colocado un NO, también con mayúsculas.
¡Ay, las erratas!
Tengo un magnifico libro (a ti que te gusta escribir te encantará) que se titula VITUPERIO (Y ALGÚN ELOGIO) DE LA ERRATA.El autor es José Esteban (Editorial Renacimiento). Tiene verdaderas joyas.
El problema es generar, desarrollar y mantener la solidaridad en un mundo que se ríe de ella porque lo que verdaderamente valora es la obsesión por los resultados.
Un abrazo.
Y gracias por descubrir el gazapo.
MÁS
Saludos
Estimado Dr. le confieso que he investigado de otras líneas, pero no sobre los datos oficiales en torno al número de jóvenes que inician en las acciones de voluntariado o cuántos permanecen en la labor altruista y los desafíos por alcanzar. Por otro lado, usando solo mi punto de vista, he notado que algunos jóvenes tienen a bien compartir o señalar que les gustan publicaciones en torno a mejorar la calidad de vida de los seres vivos menos favorecidos o a salvar especies en riesgo o invitan a sumarse a sus pares a la limpieza de algún espacio, por cuenta propia o porque siguen alguna institución. De igual manera, algunos jóvenes comparten acciones u organismos para sumarse a ser voluntarios para llevar felicidad a personas cuya salud se aspira mejore con ello. Al menos eso dice algo, creo, pero esto solo es mi punto de vista. Pero, algo que tengo en mi memoria, es que por las afectaciones provocadas por el sismo del 19 de septiembre, se podían ver a personas jóvenes participando o atendiendo de forma voluntaria a los acuerdos verbales y virtuales. Asumiendo que los códigos surgían y cambiaban durante el proceso. Veías jóvenes sumándose a los códigos de silencio, a mover escombros, a organizar y distribuir víveres, a hacer escuchar sus voces para dar ánimo, entonando a viva voz el himno nacional o enunciando oraciones colectivas. Y participaban para corregir el rumbo, en caso de que se diese una propuesta mejor. Sin duda, un momento complicado, que a mi juicio demostró que los jóvenes son sensibles, fue evidente que muchos se animaban cuando se lograban los rescates, o se enteraban de la aprobación y mérito con que les miraban los propios y de otros países que enviaban apoyo, sensibles a la dificultad, y les daba fuerza para continuar, pese al cansancio de muchos días. Seguro que aún es un reto a lograr, pero a mi juicio, al menos en los momentos de dificultad, los jóvenes de manera voluntaria creo que pueden anteponer sus intereses para promover la unión y a participar de ella. Coincido con Usted, y si no me equivoco, la acción voluntaria en favor de otros nos hace fortalecer la sensibilidad y en ello es satisfactorio ver la mejora social, superando el individualismo que se potencia al recibir méritos y ánimos de que otros porque otros aprecian las acciones.
Querida Lourdes.
Gracias por mensaje esperanza en el que reconoces muchas acciones generosas de la juventud.
Yo también creo que existe una parte de la juventud que es muy sensible a los problemas del prójimo y que está comprometida con la solución.
Yo creo que es la etapa más propicia para el voluntariado.
Estos días, en España, ha esa`parecido una profesora y he visto a muchos jóvenes en tareas de búsqueda.
Cómo no. Es la etapa de la sensibilidad y la etapa del compromiso generoso.
Mi preocupación es que no todos y no todas estén en esa onda.
Y otra preocupación es por qué no despierta esas actitudes la acción educativa.
Besos y gracias.
MÁS
AVISO RESPETUOSO
Estoy echando de menos a cuatro habituales e importantes comentaristas que siempre mejoran el artículo de la semana.
¿Dónde están Aureliano, Don Quintiliano, José Antonio y Juan Miguel Ramírez?
Creo que la llamada no la hago yo solo sino todos los lectores y lectoras de El Adarve.
Y no solo a ellos. También a quienes escriben con menos frecuencia pero que siguen leyendo el texto de cada sábado.
Saludos.