No digo que en la profesión docente solo haya alegrías. Pero las hay. Y muchas. Y muy profundas. Cuando solo vemos los agujeros en el queso estamos haciendo un ejercicio de realismo, sí, porque los agujeros están ahí. Pero también de parcialidad. Porque no solo hay agujeros en el queso. Nos quedamos sin queso si pensamos así. Lo mismo sucede cuando solo vemos las partes oscuras y dolorosas de la profesión docente. Nos quedamos sin profesión cuando la vemos de forma pesimista.
Quiero compartir con mis lectores y lectoras una emocionante experiencia que he vivido hace unos días en Madrid, después de pronunciar una conferencia organizada por el Colegio de Doctores y Licenciados en el marco de una hermosa iniciativa denominada Universidad de Otoño que este año alcanza su 39 edición. El Presidente del Colegio, Roberto Salmerón, presidió el acto de apertura junto al Director del Colegio, Francisco J. Anegón. Ambos estuvieron presentes en primera fila hasta el final tomando notas como escolares aplicados. A eso se le llama predicar con el ejemplo. Eso es un buen ejercicio de la autoridad.
La conferencia se titulaba “El coraje de enseñar en la escuela que aprende”. Después de la breve y enjundiosa presentación de mis queridos amigos Darío Pérez y Carmen Castilla me tocó salir a la palestra. Como no me gusta hablar desde el estrado, me coloqué a pie de auditorio. Esa ubicación me permite mirarme en los ojos de los asistentes y seguir de cerca sus reacciones.
La entrada en el Colegio concertado Beata Filipina, en el que impartía la conferencia, me deparó una primera sorpresa agradable ya que una de las profesoras del Colegio, de nombre Isabel, se me acercó con mi libro “La evaluación, un proceso de diálogo, comprensión y mejora y me dijo”:
– Fuiste mi profesor en la Complutense. Te recuerdo con afecto y gratitud. Y quiero que me dediques este libro que hemos trabajado intensamente en el Colegio.
Lo abrió y me fue mostrando las páginas acribilladas de subrayados de diversos colores. No había duda. El libro estaba leído y releído, trabajado y requetetrabajado. Se lo dediqué encantado recordando a García Márquez que dice que un libro no se acaba de escribir hasta que no se dedica.
Apoyado en un power point impartí mi conferencia de hora y media. (Me hizo gracia no hace mucho un profesor portugués al que preguntaron al llegar a la sede donde iba a disertar si traía power point. Le oí contestar: solo power).
Al final se produjo un hecho para mí extraordinario y emocionante. Otra profesora perteneciente al claustro del colegio Beata Filipinas, Esther Cervantes, se me acercó con los ojos empañados.
En un momento de la conferencia había contado que en una de mis últimas clases de la Facultad había pedido a mis alumnos y alumnas que escribieran el nombre del profesor (o profesora, claro) que más les había marcado en la vida. Lo hicieron. Luego les pedí que dijesen por qué les había marcado. Y fue esta segunda parte la que expusieron en público. La mayoría de las explicaciones era de este tipo: “me comprendía”, “se preocupaba por mí,” “me escuchaba”, “yo le importaba”, “me quería”, “era cercano”, “era sensible”… Nadie dijo: aquel docente o aquella docente era una biblioteca andante… Me pregunté qué se tiene en cuenta sobre esas cuestiones en la formación inicial y en la selección del profesorado.
Pues bien, Esther me dice que, al escuchar aquella experiencia, ella había caído en la cuenta de que el profesor en el que había pensado en ese momento, el profesor que más la había marcado cuando era estudiante de 3º de bachillerato, estaba allí delante. De pronto se produjo en ella un chispazo, una conexión mágica entre lo que tenía en la mente y la persona que les estaba hablando. Hizo la vivencia del ¡ah! de la que habla el psicólogo Daniel Katz. Se emocionó, se echó a llorar y compartió el descubrimiento con quien estaba a su lado.
– Increíble! ¡Fue mi profesor de filosofía en tercero de Bachillerato!
Esas clases de filosofía habían tenido lugar en un Colegio de Madrid llamado La Vega del que yo era Director Pedagógico hace exactamente 35 años. A mí me emocionó también su relato. Quedamos en escribirnos. Y yo me comprometí a enviarle el libro “Yo te educo, tú me educas”, en el que hablo, entre otras muchas cosas, de aquellas para mí inolvidables clases de filosofía. Ese libro, editado primero por la desaparecida Editorial Zero Zyx (1982), tuvo una segunda edición corregida en la Editorial Sarriá de Málaga (1999) y fue traducido al portugués por la Editorial ASA con el título “Uma pedagogIa da libertâçâo. Crónica sentimental de uma expêriencia” (2001).
En la página 221 de la primera edición puede leerse en la entradilla que preside el relato: “Clase de filosofía. Hacemos un rolle-playing sobre la pena de muerte. Las sesiones de los lunes nos gustan a todos. Ésta, en concreto, también”.
Y, luego, a pie quebrado (así está escrito todo el libro, yo mismo me pregunto el porqué) : ”Me gusta sentarme con vosotros,/ amigos de tercero,/ y dialogar sobre la vida/ y también sobre la muerte…”.
Y más adelante: “Es un modo de estudiar,/-otro-,/ que pone inyección en la propia carne/ de realidades que parecen lejanas./Realidades que están ahí, acechando,/tangentes ahora a nuestras vidas/ pero dentro de la vida del mundo”.
Acabo de enviar a Esther un ejemplar de los poquitos que me quedan de la primera edición. Dedicado, claro. Cuando le hablé de la posibilidad de contar esta experiencia me dijo: “Me parece genial que cuentes esta historia en tu blog, es muy bonita. Gracias por querer hacerlo”. No creo que tenga problema en que haga público el correo que me envió al día siguiente.
“Hola Miguel Ángel: Es verdad, profesor, qué emoción… Todavía estoy emocionada. De camino a casa tuve que compartirla y llamé por teléfono, primero a mi madre. El día de ayer fue un regalo. Por tus palabras en la conferencia y por recordarte. Qué cóctel de emociones y sentimientos (tus clases, el día de la despedida, los compañeros, «tus profesores», que abandonaron el colegio al irte tú …) De repente, te vi, así es, «el profesor que más me marcó». ¡No te reconocí hasta entonces! No me lo podía creer. Debes estar muy orgulloso, es la mayor satisfacción de un profesor… En tus clases se notaba la pasión por la profesión…desde el corazón, con alegría, con amabilidad…clases motivadoras y divertidas… Aprendíamos contigo, «no enseñabas». No cabe duda de que una parte de lo que hoy soy, se lo debo a tu forma de educar. GRACIAS Me encantaría recibir tu libro, y ¡con dedicatoria! Qué ilusión!! Me gustaría que me dijeras cuando das la conferencia en La Vega para escucharte y saludarte de nuevo. MUCHAS GRACIAS. Esther Cervantes”.
Es de esos correos que te gustaría enmarcar, de esos correos que deberías aprender de memoria, porque también a ti te marcan para siempre.
Muchas veces no somos conscientes de la influencia que ejercemos, para bien o para mal. Pero la ejercemos.
He contado esta historia no por petulancia, no por considerarme distinto o mejor que los demás. La he contado porque tengo la convicción de que a todos y a topas quienes nos dedicamos a esta tarea nos pasa lo mismo. La he contado para animar a que los demás cuenten las suyas. Y por otro motivo: para persuadir a los profesores y a las profesoras de la importancia inconmensurable de su tarea.
Comienzo el sábado con una rutina recientemente adquirida: tras el aseo, desayuno, labores iniciales de mantenimiento y limpieza, leo el artículo de tu blog. Me gusta ser de los primeros, cuando apenas está estrenada la sección de comentarios. Pronto se llenarán de agradecimientos, nuevas ideas, discusiones y anécdotas, entonces parecerá que tus aportaciones serán de menos valor, perdidas en los buenos textos de los comentaristas.
Hoy escribes sobre las emociones positivas que produce la profesión docente. Es muy cierto que la alegría en ella no siempre existe, pero negarla es un ejercicio destructivo de masoquismo. En mi educación percibo que me han inculcado un desdén preventivo hacia el éxito (tengo unos padres muy apegados al suelo donde la humildad se hipervalora. Recuerdo la frase con que mi madre recibió la noticia de que uno de mis hermanos se había licenciado en Derecho tras compaginar los estudios de su carrera con su trabajo:
– Ya tenemos un «abobao» en casa.
Menos mal que la conocemos…)
A veces los maestros tenemos una pobre imagen de nosotros mismos: los alumnos nos exigen -a veces directamente- misiones imposibles, los padres nos achacan el origen de su frustración con los hijos, la administración nos infravalora (recuerdo las mofas a las contestaciones de un examen para acceder al cuerpo de maestros), la sociedad nos infravalora («Tener las vacaciones de un maestro», «para lo que hacen vale cualquiera», «el que sabe, sabe y el que no, maestro»..) Con ese estereotipo acabamos dudando del extraordinario valor de nuestro trabajo (algo más que un simple trabajo). Por mi parte siempre pensé que mis alumnos eran conmigo tan críticos como lo soy yo y siempre me equivoqué. Cuando alguna vez encuesté sus opiniones sobre mi labor fueron -en general- extraordinariamente positivas (he llegado a dudar de su sinceridad, ante esa visión tan favorable). Igualmente cuando elaboramos una lista de estereotipos sobre la figura del profesor y la mía propia me sorprendí con la imagen que proyectamos: «alegres», «sabios», «divertidos», «buenos», «exigentes»… Me costaba aceptar esos calificativos que, por otro lado, sabía que eran generalmente ciertos.
Ser maestro te expone a vivir en un cóctel de emociones continuo. Vives rodeado por sus manifestaciones y las sientes también en tu interior activándose como un volcán. Suelen crear dependencia, bendita dependencia.
Las experiencias que centas, Miguel Angel, sobre tus alumnos de filosofía me han vuelto a recordar pequeños retazos de tus clases (en el atestado trastero de la memoria, es difícil ya encontrar gran parte de los recuerdos de aquellos días). Me sorprenden muchos de los estudiantes de hoy día (mis sobrinos, por ejemplo) que dicen «odiar» la asignatura de filosofía del instituto y «odiar» a su profesor. Yo les hablo del profesor que tuve, que se llamaba Miguel Ángel, en Tui y de que me parecían clases muy interesantes: efectivamente se desarrollaban «role playing» , «brian storming», «libroforum», «discoforun»… se explicaban conceptos filosóficos aparentemente aburridos pero que nos resultaban deslumbrantes como «el arjé» de las cosas, las leyes de los silogismos, los sofismas… Mis sobrinos mueven la cabeza duditativos… no lo pueden comprender.
Veo que buena parte de tu vida se desarrolla en torno a las conferencias y me pica la curiosidad por asistir a alguna. ¿Tienes previsto impartir alguna por Alcalá de Henares o Guadalajara? ¿Por Madrid?… Te ruego lo comuniques por intentar acudir. Serviría para refrescar aquella relación profesor – alumno de antaño y saludarte.
En fin, termino este comentario a vuela pluma. No sé cuántos errores ortográfico saltará como «gazapos» al paso rápido de mis dedos sobre este viejo teclado que se atasca ya en algunas teclas. Disculpas por ello. Saludos a todos los participantes en esta mañana de sábado.
Querido Jesús Marcial:
¡Qué madrugador!
Yo también me iré acostumbrando a la hermosa rutina de leer tu siempre sabroso comentario.
Tu madre tiene un excelente sentido del humor. Enhorabuena, porque el humor es una forma de bondad.
Cuántos recuerdos de aquellas clases en la conservadora ciudad de Tui. Un día dijo Don Agapito que una señora le había dicho en confesión que el profesor filosofía se había comprado un jersey ¡¡¡rojo!!!.
Qué curioso: Esther Cervantes utiliza la misma expresión que tú cuando hablas de cóctel de emociones. Estuve a punto de titular con ella el artículo.
Es necesario contrarrestar esa degradación de la profesión docente de la que, con tanto acierto, hablas.
Te avisaré cuando vuelva a Madrid y poblaciones limítrofes.
El próximo año volveré a inaugurar la Universidad de Otoño (la general en el edificio B de Filosofía y la de Primaria y Secundaria en uno de los cursos en el Colegio La Vega). Ya está apalabrado para septiembre.
Sería un enorme placer encontrarte y darte un abrazo.
Gracias por tu rutina y por tu comentario.
MAS
Cuanta razón y que gran verdad promulga Santos Guerra en esta disertación donde se refleja que el docente no debe ser un mero transmisor de conocimientos sino que además tiene que dar respuesta a las necesidades, sentimientos y emociones del discente. Ya que nuestra labor marcará profundamente a nuestros niñ@s del futuro. Por ello debemos superar las dificultades o escollos del dia a día con nuestra experiencia, formación y trabajo.
A parte del orgullo y satisfacción que debe sentir este mago de la Educación con las muestras de cariño y admiración que les demuestran sus antiguos alumn@s y admiradores. Es y será un referente para la escuela de hoy y del futuro.
Querido Sergio:
Gracias por tu hermoso comentario.
Y por haber leído el artículo.
Hace más el lector por el autor que a la inversa. Porque si nadie leyese, poco sentido tenía escribir.
Estoy de acuerdo contigo en que el docente nos un simple transmisor de conocimientos. Eso lo puede hacer un libro o internet.
muchas gracias.
Un abrazo.
MAS
EMOCIONES:
Es curioso que esté tan en boga el término educación emocional, como si nunca hubiera existido, como una novedad o innovación educativa…. La relaciones del profesorado con su alumnado (utilizo estos terminos para evitar el uso sexista del lenguaje, no para poner distancia entre ambos) siempre han estado rodeadas de emociones, unas veces alegres y otras tristes. Estas emociones se suelen desarrollar de forma tranversal, a veces de forma consciente y otras no tanto… Es necesario trabajarlas de forma consciente porque si lo dejamos al azar es posible que se desarrolle un currículum oculto muy distinto a lo que se pretende lograr.
En línea con los últimos post publicados por MÁS es conveniente que los docentes seamos muy observadores para poder «despachar» a esos alumnos y alumnas que ocultan sus emociones cuando lo pasan mal. Es preciso descubrir o detectar lo antes posible sentimientos frustrantes para el alumnado y que pueden pasar desapercibidos.
Siguiendo con las anécdotas… En varias ocasiones he oido a alguno de mis alumnos o alumnas decir de mi que era «un profesor diferente». La diferencia podía ser beneficiosa para mi, o al contrario, situarme por debajo de los demás. Les resultaba curioso, asombroso o desconcertante algunas de mis acciones. No estaban acostumbrados a verlos en otros colegas. Si con estas acciones era capaz lograr su sonrisa, captar su atención e interés, y de paso, hacerles más ameno su aprendizaje creo que estaban bien justificadas.
FILOSOFÍA:
Referido a la filosofía. Sin dua fue la asignatura que más me impresionó en el bachillerato. Mi profesor resultaba un ogro para mis compañeros y compañeras, pero a mi me gustaba. De obligada lectura era por entonces Sócrates y Platón. A partir de ellos mi mente empezó a ser más crítica. Sin duda la filosofía de esos primeros años de democracia tras la muerte de Franco daba mucho juego. En la actualidad, a mi juicio desgraciadamente, esta asignatura ha dejado de tener un gran protagonismo en el currículum de las enseñanzas medias y parece que también resulta tediosa para el alumnado del siglo XXI. Quizás no sea conveniente que se cultive el espiritu crítico de la población. Quizás sea mejor educar a los jóvenes en la comodidad, la autocomplacencia y el conformismo. Quizás esté equivocado y no suceda nada de lo que digo. Como siempre, navego en la duda perpetua…
Un abrazo.
P.D. Jesús Marcial. Tienes unas rutinas muy raras… 😉
Querido Juan Carlos:
has elegido dos focos de reflexión importantes. Muy importantes, a mi juicio.
a. Tienes razón. A veces se considera una gran novedad lo que se venía haciendo desde siempre. Porque la vida está amasada SIEMPRE de emociones.
b. Me ha gustado mucho, sobre lo que cuentas de la filosofía en la enseñanza actual, el reciente libro de Emilio Llegó SOBRE LA EDUCACIÓN. ¿¿Qué hay más útil que entender el mundo y entendernos a nosotros mismos?
Gracias, amigo, por tus siempre sugerentes comentarios.
Por cierto, creo que la duda es el estado lógico de las personas inteligentes.
No me extrañan que te consideren un profesor diferente. Es bueno para ti e inquietante para el patrón de profesor con el que te comparan.
Un abrazo.
MAS
Buenos días a todos! Qué artículo increíble Miguel Angel, que hermosa nuestra profesión! En cualquier parte del planeta los docentes compartimos, sin conocernos, experiencias similares.
Quiero compartir un momento muy gratificante que me tocó vivir el verano pasado: tuve durante tres años un alumno Juan Manuel, su familia muy humilde con carencias de todo tipo, él lo único que más quería en la vida era dibujar caballos, recortar fotos de caballos, disfrazarse de caballo.. Terminaba rápido las actividades para dibujar…
Como ya dije en el verano paseando por Rosario lo encuentro, ya tiene 18 años, está hermoso, alto, bien arreglado, nos alegramos mucho al vernos (ya nos habiamos visto cerca de su casa), me dice con entusiasmo «Vení seño que te muestro donde trabajo y te presento a mi patrón que es muy bueno», accedí con mucha alegría, pensando ¿dónde trabajará?, y no se imaginan donde trabaja…..en el hipódromo, si es cuidador de un caballo precioso, manso. yo me largué a llorar sin poder evitarlo. Llamó a Marcos su patrón y nos presentó «Ella fue mi seño de 1°, 2° y 3° grado, tenía su carpeta llena de mis dibujos de caballos y siempre me decia que sería un buen cuidador de caballos», nos largamos a reir. El hombre, ya mayor me apretó fuerte la mano y me dijo «la felicito señorita ha formado en la escuela un niño que luchó por alcanzar sus sueños».
Esas cosas son las que me hacen Amar lo que hago… un cariño
Querida Marisa:
Qué hermosa.Qué emocionante historia.
Por cierto, hace años escribí un artículo que parece calcado de esa experiencia, pero tú apareces como ALIMENTADORA DE SUEÑOS y el profesor de la que yo conté era un LADRÓN DE SUEÑOS. El artículo se titulaba «ladrones de sueños». Búscalo en el blog. Me gustaría que conociera esa historia tu antiguo alumnos (para quien te mando un abrazo).
Besos para ti.
Hasta prontito. Nos queda solo un artículo más.
MAS
Buenas tardes!! Qué bonitas anécdotas tenemos para contar sobre los maestros y maestras que nos han marcado. Hace poco me comentó mi tía, que también es maestra, que se había enterado de que la seño de infantil de otro de sus sobrinos trabajó hace unos años en mi pueblo por si yo la conocía. ¿Cuál fue mi sorpresa? Cuando me dijo el nombre y me enseñó una foto del grupo vi que era la que hacía unos veinte años fue mi seño de infantil. La emoción me invadió recordando aquellos años y lo buena que fue para nosotros. Pues unos días después en la recogida de notas la madre de este niño le habló de mí y resulta que ella también se acuerda perfectamente de mí y hasta de mi madre. Le dijo que le encantaría volver a verme, espero volver a verla algún día y que cuando yo consiga ejercer esta hermosa profesión mis niños y niñas me recuerden a mí con el mismo cariño.
Un saludo Miguel Ángel.
Querida María José:
Gracias por compartir esas hermosas experiencias con los lectores y lectoras de El Adarve.
Deberíamos hacerlo con más frecuencia. Porque es un modo de enriquecernos y de animarnos mutuamente. Estamos más dados compartir los problemas las dificultades.
Besos y gracias.
MAS
Córdoba, sábado, 22 de septiembre.
Creo haberlo contado en el blog en otra ocasión, hace bastante tiempo. Pero no me importa volver a repetirlo, pues son expresiones o comentarios que salen de manera bastante espontánea como en el debate en el que se produjo, y que ya no he tenido ocasión de volverlo a expresar, puesto que no se ha producido una situación similar de comparación entre dos profesiones.
Aconteció durante los cursos de doctorado en la Universidad de Málaga. Por entonces no se había entrado en la dinámica de que los títulos se obtuvieran sin asistir a las clases y las notas se cambiaran al gusto del cliente; especialmente, si el “cliente” (y utilizo este término que es usado en determinados centros educativos) tiene un buen pedigrí, como sucede con algunos rutilantes personajes políticos, todos ellos muy guapos y con amplias sonrisas, pero que se mueven como peces dentro de las aguas turbias y procelosas.
Pues bien, sería en uno de Miguel Ángel (allí también, en otros cursos, estaban Ángel Pérez Gómez, Miguel López Melero, Félix Angulo…). Quizás el tema que Miguel Ángel planteó como debate venía referido al significado personal de la función docente.
Puesto que yo tenía muy reciente el paso de la arquitectura a la enseñanza universitaria, recuerdo que, siendo dos profesiones muy distintas y habiéndolas ejercidos ambas, a mi modo de ver, las gratificaciones personales se alcanzaban en resultados diferenciados. El arquitecto, que se encuentra satisfecho de su obra acabada, puede mostrarla, puede comentarla (ahora también de modo virtual), ante los amigos. El resultado de su labor es algo físico, visible, palpable; está ahí como muestra del buen quehacer profesional. Y considero que esas obras pueden ser un motivo de orgullo.
En cambio, el docente trabaja con los conocimientos, con el mundo de las ideas, con los aprendizajes, con el mundo de los afectos. Indiqué, por entonces, que el mejor resultado de su trabajo es que fuera recordado gratamente y con cariño por quienes habían sido sus alumnos o alumnas en el aula. Esto, como vemos, suele suceder al cabo del tiempo, por lo que los encuentros vienen cargados de evocaciones llenas de nostalgia y de fuertes emociones por la actualización de aquellos años dichosos. También el agradecimiento puede ser reciente, por lo que supone un gran aliciente en esta ardua y difícil labor, ya que no todos llegan a comprenderla en su complejidad.
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En uno de los anteriores escritos indicaba mi nuevo horizonte de trabajo. Me encuentro en una Facultad en la que muchos de los jóvenes profesores y profesoras han sido antiguos alumnos míos. Entre ellos hay varios a los que les he dirigido la tesis doctoral.
Nos solemos ver de forma un tanto regular. Ellos son los continuadores de las líneas de investigación que he llevado en la Universidad de Córdoba. Saben que, administrativamente, me jubilo en este mes; también que continuaré en el centro. Se alegran sinceramente de verme, de no alejarme del centro, puesto que me suelen pedir diferentes ayudas, también en las tesis doctorales que ahora dirigen… Es el ciclo que da continuidad a esta profesión cargadas de grandes satisfacciones (y también alguna que otra decepción).
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Por otro lado, en el tema de esta semana se abordan dos temas relevantes: las emociones y, puntualmente, la filosofía. Ya Jesús Marcial y Juan Carlos Muñoz han hablado algo del segundo de los temas.
Sobre el primero, quisiera indicar que ahora dirijo una tesis doctoral que viene referida al estudio de las emociones positivas (amor, alegría, felicidad, autoestima…) y las emociones negativas (miedo, tristeza, celos, ira…) aplicándolas al mundo de los escolares y estudiándolas a través de sus dibujos. El doctorando ya es algo mayor, por lo que sabe bien y de primera mano lo complejo que es el mundo de los sentimientos; cómo se entrelazan en una tupida red, por lo que hay que reflexionar y debatir de vez en cuando para saber caminar bien por la vida.
Creo que este es un tema esencial para todo el mundo, y no solo para quienes van a trabajar en el campo educativo. El conocimiento de las emociones y sentimientos humanos es tan necesario como otras disciplinas que se consideran fundamentales. Y no digamos su estudio en los distintos niveles de enseñanza universitaria y no universitaria.
Así pues, ¿recuperaremos algún día “Educación para la ciudadanía” o hay que soportar a los sectores reaccionarios que se niegan que se eduque a los niños y niñas en valores cívicos, puesto que ellos consideran que ya tienen una moral y un dogma, los que desean imponer para crear personas dóciles?
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Puesto que el tema de la igualdad de derechos en ambos géneros es algo que siempre debato, sea en las aulas y con algunos amigos o compañeros, quisiera traer a colación el artículo que he publicado para esta semana en los diarios digitales. Viene referido al campo de las imágenes y de los lenguajes visuales que tanta influencia ejerce en el imaginario colectivo. Lleva por título “La mujer también existe”.
http://www.montilladigital.com/2018/09/aureliano-sainz-la-mujer-tambien-existe.html
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Me he dejado en el tintero abordar algo de la cuestión de filosofía. Lo cierto es que durante estos días me encuentro leyendo “Decadencia. Vida y muerte de Occidente”, de uno de los grandes filósofos franceses actuales: Michel Onfray. La verdad, es un disfrute seguir a alguien tan documentado como este autor; aparte de que tiene una magnífica prosa (esta es una cualidad de los grandes filósofos del país galo, pues articulan el rigor del pensamiento con la riqueza literaria.)
***
Ya cierro. Por cierto, y saltando a otra cuestión, ¿alguien sabe algo de José Antonio?
Querido Aureliano:
– Yo también me pregunto por los motivos de la ausencia de José Antonio.Es un pilar indispensable que sostiene este pequeño edificio que es El Adarve.Espero que esté bien de salud y de ánimo.
– Gracias por el estupendo artículo que nos presentas. Comparto íntegramente tus tesis.
– No he leído a Michel Onfray pero, por lo que dices, no dudo que atenderé la invitación.
Un gran abrazo.
MAS
Querido Maestro!
¡Hoy me voy a saltar todas las reglas del juego!
Hablo con mucha angustia y dolor en mi corazón por el vil asesinato de una vecina de mi pueblo por su expareja !
Me rompe el alma que maten por ser mujer, por creerse estar por encima de ellas, por creer que les pertenecen por sentirlas débiles y buenas.
¡ Ahora ya es tarde pata ella!
Pero las que tenemos la suerte de seguir viviendo, debemos luchar y pedir a los gobiernos que las crean cuando denuncian y pongan efectivos que protejan sus familias, sus cuerpos y no esperen que acudirán estos siniestros momentos.
¡ No me cabe en la cabeza que el amor se convierta en destrucción, intolerancia,desapego, amenazas, insultos, vejaciones y desconsuelo!
¡Algo falla! Decía el alcalde de mi pueblo y que la educación desde pequeños será la herramienta necesaria para que claudique tanta violencia machista y se busquen soluciones inmediatas a está lacra, a este infierno.
Mis palabras son un pequeño homenaje a esas héroinas anónimas que luchan día a día pese a las dificultades para seguir viviendo.
Pido perdón por mí atrevimiento, pero he sentido la necesidad de expresar mi repulsa a estos graves acontecimientos y sentir que mi voz será eco en personas con gran corazón y buenos sentimientos.
¡Con mis manos entrelazadas y pidiéndole a Dios que la tenga con él en el cielo!
Sin más me despido con lágrimas en los ojos y un abrazo sincero.
Querida Loly:
Entiendo tu rabia, tu dolor y tu lucha.
Lo que ha sucedido a tu lado rompe el corazón de cualquier persona sensible.
Es terrible que este tipo de terrorismo siga presente en nuestra democracia.
Las soluciones tienen que ser rápidas porque sigue habiendo víctimas, como ésta de la que nos hablas.
La educación, sí. Pero muchas otras.
Hay que decir basta a estas terribles tragedias.
Es difícil entender cómo el amor se ha podido convertir en un odio tan destructivo.
Besos y ánimo.
MAS
QUERIDO MAESTRO Y AMIGO MIGUEL-ÁNGEL:
No me extraña que tus alumnos y alumnas (del ayer, del hoy y del mañana), entre los que afortunadamente me encuentro, alberguemos un grato e indeleble recuerdo no solo de tus clases, sino de tu persona. Los buenos frutos resultan merecidos y son muy explicables en tu caso:
Dejas huella en tu alumnado por tu coherencia y probidad: sientes y vives lo que nos explicas con una gran honradez. Gracias por articular tus clases y conferencias con esa alta dosis de emoción, porque no solo se educa con la razón, sino también y sobre todo desde y con el corazón.
Gracias por tu magisterio y tu pedagogía. Es un honor ser amigo y discípulo tuyo.
Abrazos míos y de Eli.
Querido Carlos, querido Eli:
Gracias por palabras, tan generosas porque nacen de un corazón enorme.
Yo soy quien se siente honrado por vuestra amistad.
Sé muy bien cómo y cuánto te aprecian tus alumnos y alumnas.
Un abrazo.
MAS
Muy buenas Maestro!
Que placer produce un buen desayuno leyendo tu blog., un verdadero chute de oxitocinas!
Se mejora hasta el café que uno toma. Gracias Miguel Ángel. Esto si que es deporte saludable para el corazón.
Me encanta cuando nos dices «mirarme en los ojos de los asistentes»..que buena recomendación para que también nos miremos en los ojos de los demás.
Con el compromiso de no mirar solo los agujeros del queso recibe un cordial Abrazo.
Un saludo
Querido Miguel:
Todo lo que describes se puede entender conociéndote. Tú eres el que disfrutas de ese buen desayuno y el que convierte en oxitocinas lo que lee.
Honra a cualquier autor tener un lector como tú. Una persona con una trayectoria tan rica y una formación Yan extensa e intensa.
Muchas gracias, amigo.
Un abrazo.
MAS
Muchas gracias Miguel Ángel por tu maravillosa conferencia. Supiste llegar con tu sabiduría, espíritu joven y motivación al corazón de todos los profesores del claustro.
Esther, no es para menos, sigue emocionada y yo presumiendo de haberte tenido como profesor en la Complutense.
Querida Maribel:
Yo soy quien se siente orgulloso de alumnas como vosotras.
Viví en aquella tarde del 18 una experiencia emocionante. Había un enorme nivel de receptividad. Lo veía en las actitudes, en las miradas, en la intensidad de la atención. El mérito fue vuestro.
Me alegró mucho encontrarte después de tantos años. Me parece mentira tener ex alumnas a punto de jubilarse.
Un beso y muchas gracias por la lectura y la firma del libro, por la presencia esa tarde en primera fila y por este correo.
MAS
M. Ángel: leerte siempre es un placer. Comparto lo que dices y hoy con muchos años de trabajo a mis espaldas puedo dar fe de la influencia de las emociones. Encuentro a antiguos alumnos que recuerdan nuestras historias, aquellas que fueron contadas y vividas en la clase y que compartimos con pasión, discusión, cariño, miedo, perdón etc. Soy maestra de vocación, una enamorada de mi profesión hasta estos días en los que no nos dejan ejercerla desde la libertad, la ilusión , el acercamiento al alumno. Todo ello se ha cambiado por la falta de medios, por estar siempre a la defensiva y por el relleno de papeles que en la mayoría de veces no nos aportan nada . Aún quiero resistir ante todo lo que nos rodea y seguir disfrutando de esta grande y maravillosa profesión .
Querida Susi:
Qué alegría verte por estos lares.
Cuanta razón tienes. Se está cargando el trabajo de una burocracia estúpida. Hay que acreditar lo que se hace, pero no se puede dedicar tanto tiempo a tareas inútiles y aburridas.
Me alegra saber que, por encima de todas estas dificultades, tu compromiso sigue avanzando con la experiencia.
Besos y gracias.
MAS
Me parece magnífico el contenido del artículo de esta semana, la realidad es que me lo parece el de todas. Es bueno mirar la parte positiva de la profesión de educador. No entendería que uno se dedicase a ella si considerase superior la negatividad que lo positivo.
Te conozco, Miguel Ángel y he asistido a alguna conferencia tuya. Simplemente me sumo a lo que dice Carlos Valladolid.
Estoy seguro de que todos los que escriben en tu blog son unos magníficos profesionales y educadores. Yo también humildemente escribo. Lo que he sido y de lo que me han alabado es que me he parecido a Don Quijote, «defensor de los débiles y aborrecidos por todos.» De esos y de sus padres he recibido unas alabanzas, que ahora, jubilado, su recuerdo es fuente de alegría.
También recuerdo muchas cosas que debiera haber hecho o realizado de otro modo y ya nunca serán. Eso también me duele.
Termino diciendo que para mí la profesión más noble y digna es la de educador. Tiene momentos duros y a veces amargos, como el levantar un edificio, Aureliano sabe de eso, pero acabada la obra uno se siente orgulloso,mis bien la labor educativa o formativa solo acaba con la muerte.
Saludos a todos.
Querido Joaquín:
Cómo no tener en cuenta que esta profesión es compleja y difícil. Y más en tiempos revueltos, como estos que vivimos.
Cómo no reconocer que nos equivocamos y dejamos de hacer cosas que deberíamos hacer.
Pero lo que hoy he querido mostrar es esa dimensión que a veces no se valora de forma suficiente.
NO me cabe duda de que tus alumnos y sus familias recordarán con gratitud y alegría los esfuerzos<os de un profesional como tú.
Un gran abrazo.
Y gracias, como siempre, por escribir. Es una ayuda saber que hay personas como tú que se acercan a tus sentimientos y a tus ideas.
MAS
Querido profesor, sigo emocionada aún.
Te estoy muy agradecida por haber compartido «nuestra historia». Ha sido otro regalo tuyo.
También es un honor para mí que hayas querido hacerlo.
Solo tengo palabras de agradecimiento.
Te recuerdo y te recordaré siempre.
En el cole esta mañana, los compañeros que te han leído, emocionados me han venido a saludar. Las historias bonitas, calan hondo.
Ojalá yo consiga dejar en mis alumnos la misma huella que has dejado en mí.
Estoy deseando recibir el libro y recordar aquellas clases de filosofía de las que aprendí tanto.
Nos volveremos a encontrar, porque volveré a escucharte.
Un abrazo muy fuerte.
Esther Cervantes
Querida Esther:
Tú eres la que nos ha brindado a todos esta hermosa historia.
Tengo que agradecer ese encuentro emocionado del día 18, que sigue produciendo una cascada de sentimientos felices.
Fue un placer escribir el artículo y compartir con todos los lectores y lectoras del blog esta preciosa vivencia.
El libro ya está viajando.
Espero que te veas reflejada en sus páginas.
Hay varias referencias a nuestras clases, pero muchas a la vida del Colegio.
Me gustaría mucho que la conferencia de apertura de los cursos de la Universidad de Otoño del próximo años quiera lugar en La Vega. Si fuera así, me gustaría muchísimo que tú estuvieras presente.
Besos y gracias.
MAS
Felicidades a Esther y felicidades a MAS.
Ya me imagino el emocionante momento que habéis vivido. Tuvo que ser una impresión tremenda caer en la cuenta de lo que estaba pasando.
Muchas gracias por compartir con todos los lectores y lectoras esta experiencia.
Ojalá lo compartan todos quienes las viven.
Saludos.
Querida Carmen:
Mil gracias por tus palabras, tan generosas, tan hermosas.
Estoy seguro de que todos los profesores y profesoras podrían contar experiencias de ese tipo.
Sería bueno que se animasen a compartirlas.
Nos hace falta ese respaldo ante las muchas adversidades que nos encontramos en el camino.
Besos y gracias.
MAS
MENSAJE PARA JOSÉ ANTONIO:
Esta es una llamada para quien pueda responderme.
Estoy preocupado por la ausencia (¡dos semanas!) d uno de los comentaristas asiduos y fundamentales del blog.
No quiero que se vea obligado a escribir, pero me gustaría saber si hay causa de fuerza mayor que le impida escribir.
Si hay problemas de salud, deseo una pronta mejoría.
Si la causa es una decisión voluntaria, mis respetos. Pero también mis deseos de que siga participando y mi gratitud por todo lo que ha aportado.
Un abrazo.
MAS
La culpa la tiene Aureliano, me las está devolviendo.
Yo también tengo mi parte.
Está pensado y escrito en mi cabeza. Una declaración de amor en toda regla. El descubrimiento y enamoramiento de juventud, y el reencuentro y relación en mi segunda juventud.
Hasta más tarde. Me preocupa que te preocupes. Y ya te dije que respecto a mi participación y persona te pasas cuatro pueblos.
Haz la maleta que mis amigos argentinos te esperan.
Querido José Antonio:
Claro que no me paso. Cualquier lector (o lectora) puede revisar Tuz comentarios y m dará la razón.
Los problemas son una causa suficiente de ausencia, pero los males de amor son una causa insuperable.
Mañana, a las 9.30, salgo de Málaga hacia Madrid para iniciar una nueva gira a Argentina. No sé que número será. Quizás la 50 o la 60. No llevo por cuenta los viajes, sí las ciudades diferentes en las que he estado: 126 hasta este viaje.
Un gran abrazo (aliviado ya de preocupaciones).
Si estás «enamorado», estás viviendo intensamente.
MAS
El 20-1-94, 1.890 pesetas, una de mis mejores inversiones. Pero voy a empezar por el principio.
Cuando era estudiante de magisterio solía visitar con cierta frecuencia una pequeña librería (Didacta) especializada en educación. Allí hojeaba distintas revistas en busca de artículos motivantes para mí. Empecé a conocer a distintos autores y autoras que aparecían con más frecuencia y me enganchaban. Uno de ellos fuiste tú.
La evaluación siempre fue un tema que me interesó muchísimo, y sigue siéndolo. No he meditado sobre los motivos, pero supongo que dos de ellos pueden ser que desde que comenzamos nuestra vida escolar pasa a ser algo cotidiano, y que cuando se hace rematadamente mal suele causar mucho daño.
En Psicopedagogía debía hacer un trabajo para el curso y sobre la elección del tema no tenía ninguna duda. Sobre el autor al que seguir principalmente, tampoco. Y en una de esas visitas a Didacta llegó a mis manos un bonito libro tuyo. No sé si fue la escuela sobre ruedas de la portada (que me perdone Aureliano, también tengo otras teorías sobre el dibujo que ahí aparece) o su color, pero yo entendí que ese libro me iba a hacer mucho bien, que era lo que necesitaba. (Estoy convencido que lo que motivó su compra fue lo que vi en su interior en una rápida visual, estaba escrito para mí). Y así fue como acabé de enamorarme de ti y de la evaluación.
Luego la vida quiso que nuestros caminos no coincidieran más.
Pero el amor seguía ahí, sin montar mucha bulla, calladito, pero vivo. Y te necesité. Miguel Ángel Santos Guerra. Libros. Videos. El Adarve. ¿Qué es El Adarve? Entré, y Miguel Ángel dando clase, enseñando, dialogando. Estaba claro que tenía que quedarme aunque fuera como oyente. Sabes que soy tímido, pero tus clases eran demasiado motivantes como para permanecer callado. Quería manifestarte mi amor y contarte lo mucho que me ayudaste (“Muchas veces no somos conscientes de la influencia que ejercemos, para bien o para mal. Pero la ejercemos.”), quería formularte nuevas preguntas y conocer tus respuestas, tus pensamientos. Quería ser más alumno tuyo, más de lo que lo había sido.
Me has dado más clase que cualquier profesor o profesora que haya tenido nunca, incluyendo los de la E.G.B. (Primaria). Me has “despachado” más que ninguno (que los de la universidad ni te cuento). Eres, sin duda, el profesor que más me ha marcado y me marcas.(Son infinitas las horas que le llevo dedicadas a tu asignatura: La Educación.) Y, como somos lo emocionales que somos, me marcas porque para enseñarme eres cercano y me escuchas.
Buen viaje y buen trabajo. Un Abrazo. (Sí, el amor hace vivir intensamente).
Querido José Antonio:
Otro correo para enmarcar o para aprenderlo de memoria o par guardarlo en un lugar cercano del corazón.
Uno de los títulos más certeros de mis libros ha sido el de YO TE EDUCO, TÚ ME EDUCAS. porque muestra de forma meridiana que los alumnos también enseñan, también educan a sus profesores.
Por eso la gratitud fundamental de esta relación que tenemos me corresponde a mí..
Si será verdad lo que digo de que ejercemos influencia es que tú hablas de ella sin que nos hayamos visto.
Estoy preparando las maletas.
Me duele Carla que un día, cuando tenía 8 años y y viajaba a Chile, me dijo :
– Papá, tus viajes me van a arruinar la vida.
UN GRAN abrazo y gracias.
MAS
Hablemos de amor.
El 1 de octubre cumple los años Flora. Desde hace años y en esos días, al despertarse, se encuentra a su lado de la cama una carta con una declaración de amor y un par de rosas rojas. Las suelo acompañar con un cedé en el que haya una canción de amor. En este año será el disco del italiano Angelo Branduardi, quien acompañado por la impagable voz de Pietra Montecorvino, nos emociona con la canción “Tango”.
Quien quiera escuchar esta hermosísima canción por YouTube, y puesto que hay varios vídeos de ella, le aconsejaría que lo hiciera con el de la película de Carlos Saura que lleva el mismo título. Encontrará que el amor y la belleza están indisolublemente unidos.
Querido Aureliano:
Soy de los que piensa que el amor puede pasar por el crisol de la vida no deteriorándose sino acrisolándose. Es vuestro caso. Enhorabuena.
Me alegra y emociona conocer esa costumbre tuya.
Y me alegra que la hagas pública y la compartas con los lectores y lectoras de El Adarve.
El día 1 felicita a FLORA de mi parte.
No sé si en este largo viaje tendré ese día un hueco para hacerlo personalmente.
Ya tengo un pie en el estribo.
Un abrazo.
MAS
Estimado profesor santos Guerra
Mi nombre es Eduardo Ortega. Soy docente y vivo en Quito Ecuador. Quiero aprovechar este espacio para agradecerle por todo lo que he aprendido de sus libros. Aquí en Ecuador no es facil encontrar sus textos pero me he dado modos para comprarlos en España. Me gustaría enviarle un libro que yo escribí y recibir su opinion. Sus escritos me han inspirado para hacer mis reflexiones que incluyo en esre libro. Además me han servido mucho sus escritos para mis estudios de Maestria en la Universidad de Barcelona. Qué bueno sería que alguna vez podría visitar mi país y dar sus conferencias que estoy seguro serían de mucho provecho para los docentes ecuatorianos. Gracias nuevamente y por favor a qué correo le podría enviar mi libro? Gracias espero su respuesta
Estimado Eduardo:
Muchas gracias por haber leído alguno de mis libros y, sobre todo, por valorarlos de forma tan positiva. Gracias. En Argentina (Editoriales Homo Sapiens, Magisterio del Río de La Plata y Bonum) he publicado 15 libros. Uno den Bogotá, otro en México y otro en Chile. Te lo digo porque acaso sea más fácil y más barato acudir a esas fuentes.
Me encantaría leer el libro que has publicado. Y te agradezco el envío.
El correo postal es:
Calle El Greco, nº 2. Rincón de la Victoria. 29720.Málaga. España.
Compartiré contigo las ideas y las emociones suscitadas.
Estuve a punto de viajar a Cuenca, pero se frustró la propuesta.
Un abrazo y mucha suerte.
MAS
He buscado flores verdes de optimismo porque “no hay otra profesion como esta. La influencia que ejerce sobre los alumnos y las alumnas se concreta en sentimientos y acciones bondadosas. El aprendizaje nos hace mejores. Y despierta un sentimiento de amor y de gratitud hacia quien ha producido tanto bien”. Hay tambien en el ramo flores azules de esfuerzo porque “el esfuerzo es necesario para dar lo mejor de nosotros mismos cada dia, para superarnos, para intentar ser mejores. Para estudiar sin cesar, para preparar bien las clases, para evaluar con rigor, para poner lo mejor de nosotros en las reuniones”.