He visto en la red, donde se ve casi todo, un diploma que lleva por cabecera la expresión “Certificado de Gratitud”. Debajo aparecen dos renglones para ser rellenados. Sobre uno se puede leer el texto “El agradecido es” y sobre el inferior “En agradecimiento por”. Con el necesario lugar, al final, para el nombre, le fecha y la firma.
Una buena idea que debería extenderse. Al final de cada día podríamos entregar y recibir algunos de estos certificados. Entregarlos porque muchas personas nos ayudan a vivir y a ser mejores y más felices. Recibirlos porque nosotros hayamos hecho méritos para ello con nuestros semejantes.
El certificado me ha hecho pensar en el sentimiento de gratitud, tan poco cultivado en estos tiempos de individualismo, egoísmo y desaprensión. Tiempos en los que cada uno va a lo suyo y se cree merecedor de todo sin haber hecho nada para tener lo que tiene y recibir lo que recibe.
Les decimos a los niños que den las gracias cuando reciben algún servicio o algún favor. Pero creo que la palabra brota de la cabeza más que del corazón como un automatismo. Se ha convertido en un cliché vacío de contenido emocional. Hay que agradecer desde el corazón.
Sentir gratitud. He aquí el primer objetivo. Ser conscientes y sintientes de que recibimos muchas cosas de forma inmerecida. O merecida quizás. Ser capaces de sentir humildemente, de palpar con fuerza el sentimiento de gratitud.
Expresar gratitud es el segundo objetivo. Otro imperativo moral. Decirlo. Hacer explícito el sentimiento al destinatario. Mostrarlo a quien nos ha dado algo. “Gracias a la vida, que me ha dado tanto” cantaba con hermosa voz Mercedes Sosa. “Gracias a Dios”, decimos algunas veces creyentes y no creyentes. Gracias, amigo.
Demostrar gratitud. Este es el tercer objetivo. Porque no basta sentir y decir. Hay que dar las gracias de manera efectiva. Mostrar y demostrar esa gratitud con actitudes y acciones de bondad y de generosidad. Con hechos.
Quiero llevar estas palabras a la esfera de la enseñanza. Viví con mi familia un año entero en Galway (Irlanda). Matriculamos a nuestra hija Carla en una pequeña escuela pública que tenía entre sus normas la siguiente: los alumnos y alumnas agradecerán cada día la enseñanza que reciben de los profesores. Carla adquirió esa costumbre. Y, de la misma forma que daba los buenos días o las buenas tardes, daba las gracias al terminar las clases. Preciosa costumbre.
En menos de una semana he podido vivir tres experiencias emocionantes relacionadas con la gratitud. La primera ha tenido lugar en Granada, en el IX Encuentro de APFRATO, celebrado en el primer fin de semana de junio. Al terminar mi conferencia, una maestra llamada María José Jiménez me entregó una carta titulada “Sueño infinito”. Termina así: “Gracias por ser maestro, por fundir la tinta con el corazón, por decir valientes verdades en espacios infinitos”. He aquí, hermosa y generosamente expresado, el sentimiento al que me estoy refiriendo. ¡Cómo no decirle a ella también muchas gracias!
En el mismo Congreso me saludó con un abrazo Juan Jesús Domínguez Romero. Y me dijo que quería escribirme para explicar lo que había significado para él estar en una conferencia mía a la que había asistido hace años en Sevilla. Así lo hizo días después. Con estas palabras.
“Hola, maestro. El domingo en Granada me acerqué a saludarte y a darte las gracias por haberte cruzado en mi vida. Fue allá por el curso 1992/93, año de eventos y grandes acontecimientos. Yo había estudiado magisterio, una de las pocas opciones de estudio de las que disponía el hijo de un jornalero extremeño que al tiempo que estudiaba, tenía que trabajar y contribuía al sostenimiento de la economía familiar y al de otras dos hermanas que venían por detrás también con ansias de saber. Estudié magisterio, no por vocación sino agarrado al clavo ardiente que me permitía salir de un contexto complicado sin perder una beca. Y llegó el 92 y la invitación de una amiga a conocer Sevilla y de paso a escuchar a un profe de la Universidad de Málaga que era distinto, otra cosa, un tipo raro pero que decía verdades como puños … y que había aceptado participar en un congreso de estudiantes en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Sevilla cambió mi vida y creo que no fue el espectáculo del lago a media noche en la Isla de la Cartuja…. Sabía lo que quería hacer en lo personal y en lo laboral. (…). Por eso, y tras varios años sin verte, tuve la necesidad de darte las gracias porque «fuiste el punto de apoyo sobre el que cambió mi mundo, mi vida» Mil gracias maestro y un fuerte abrazo”.
El día 4 de junio, después de una conferencia en un curso para profesores noveles de la Universidad de Málaga, recibí un mensaje de la profesora Raquel Cantero del que entresaco estos dos párrafos:
“Le doy las gracias porque hoy me ha devuelto la cordura. Me ha demostrado que si una persona como usted, con su forma de pensar, con la claridad en el lenguaje y en las ideas, no solo ha trabajado en la UMA sino que además se ha ganado el prestigio de muchos docentes y alumnos, yo no puedo bajarme del carro ahora, no debo, por mi y por los alumnos que se ven obligados en muchas ocasiones a sentarse y escuchar a alguien que sin tratar jamás a un paciente se planta delante de ellos a leer diapositivas. Gracias por hablarnos con claridad y hacernos sentir identificados en muchas de las «historias» que ha contado, porque desde nuestra posición podemos luchar y pelear para que el sistema cambie, y si no cambia, en mi «microclima» seguiré siendo yo.
Muy agradecida de corazón, un placer cruzarme con docentes de su calibre. Porque efectivamente, tiene esa capacidad de hacernos sentir que esta mañana no hemos estado en clase, sino charlando con un amigo tomando un aperitivo”.
El agradecimiento es, a veces, inmediato. Y muchas otras perdura en el tiempo. Hace doce años les escribí una carta a los dos hijos de María Ángeles Peláez. Año tras año en el aniversario de aquel día recibo un mensaje. Tanto por tan poco. El de este año, de hace muy poquito, dice así:
“Como siempre te diré…una docena de años… una docena de GRACIAS. Es curioso que aunque no nos veamos, yo siga recordándote con mucha frecuencia y tu nombre siga siendo importante y querido en mi familia. Es lo que ocurre con las buenas personas que ayudan a otras a crecer. Siempre te recordamos como alguien que contribuyó a que mis hijos se sintiesen implicados en los objetivos que se marcaba su madre”.
Los testimonios de gratitud por la enseñanza son abrumadores. Y está bien que así sea. Ésta es la profesión más delicada, más difícil y más importante de la historia. En ella se trabaja con la mente y el corazón de las personas. En ninguna otra se vive la gratitud de forma tan intensa y justificada.
Presento estos testimonios para honrar la profesión docente. Porque esto les pasa a todos y a todas. Estoy seguro. Lo que sucede es que no todos tienen la oportunidad de escribirlo como me sucede a mí con esta palestra, que tanto agradezco al periódico.
Un ejemplo de estos días de fin de curso. Hablaba con mi admirado y querido amigo Antonio Escámez de estas cuestiones mientras viajábamos a una reunión del Consejo Escolar de Andalucía. Me mando un whatsapp del que quiero hacerme eco, aunque no tenga su anuencia. Son las palabras finales del discurso de graduación en un Instituto de Málaga. Palabras de un alumno agradecido:
“Para terminar de hablar del profesorado quería mencionar a mi tutor: Antonio o, como todos le llamamos, Escámez. Escámez es de esos profesores de los que uno siempre oye pero que jamás experimenta. ¿Habéis oído hablar alguna vez del profesor por vocación, implicado en su trabajo en todo momento? Pues Escámez es la viva representación de ello. Si no, ¿quién iba a aguantar estar en un grupo de WhatsApp con 13 adolescentes frikazos (como le gusta llamarnos) que no paran de hacer preguntas, cada cual más retorcida que la anterior? ¿Quién iba a pasarse innumerables horas escaneando apuntes de aquí y de allá para que sus manzanillos tuviesen siempre la información contrastada al 100%? Eso solo lo hace Escámez, no cabe duda. Gracias, Antonio, por haber sido más que un profesor, un amigo para todos y cada uno de nosotros, por haberte tomado nuestro año como algo personal, y haber hecho de nuestra trayectoria, la tuya propia. Sin lugar a dudas, si alcanzamos entrar en la carrera que deseamos, será solo gracias a ti”.
Ojalá se generalice el uso de los certificados de gratitud. Una buena costumbre para la salud emocional de todos los corazones.
Querido amigo y maestro:
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurológico progresivo. Se trata de un mal de carácter involuntario. Sin embargo, en condiciones de salud favorables en cuanto a este mal, es decir, cuando el ser humano no lo padece, también puede denotar la presencia de una memoria muy frágil en virtud de diversas causas. Cuando prevalece el auténtico recuerdo (en la acepción etimológica del verbo «recordar»), cuando se considera la célebre máxima «es de bien nacido ser agradecido», es cuando el norte lo constituyen los mejores sentimientos de gratitud.
«…et in terra pax hominubus bonae voluntatis». Te agradezco y agradeceré siempre tu buena voluntad en tus acciones y enseñanzas. Podré incluso discrepar contigo en algunas ideas -si bien coincido en la inmensa mayoría-, pero no me cabe la menor duda de que siempre ofreces desde el corazón, con las mejores intenciones, tu valiosa sabiduría.
Tus enseñanzas las sigo percibiendo como extraordinarios regalos.
Muchas gracias. Muy agradecido, de corazón, siempre.
Un fuerte abrazo para ti y tu familia de parte de la mía.
Querido Juan Miguel:
Qué casualidad. Dos Juanes abren los comentarios en la «noche de San Juan» en la que arderán tantas hogueras en las playas de nuestro litoral.
Gracias a ti, querido amigo, por la actitud que siempre has mostrado de cercanía, afecto y empatía. Gracias por manifestar tus sentimientos de forma tan auténtica y tan clara.
Un abrazo para los cuatro de los tres.
GRACIAS:
MAS
Hola Miguel Ángel.
El final de curso es un momento de mostrar gratitud o indiferencia. De tristeza porque se deja atrás a su profe, o de alegría por la misma razón. Creo que predomina la gratitud, así lo vengo observando tanto en mi persona como en la de mis colegas durante mis 28 años de docencia…
Este año mi alumnado (con la benevolencia de sus familias) me han regalado algo que al parecer está de moda, yo es la primera vez que lo había visto… Se trata de una especie álbum en donde aparecen unos tarjeteros con el nombre de cada uno de mis alumnos y alumnas. Cada uno de ellos escribe una dedicatoria en una tarjeta que posteriormente se introduce en ese tarjetero. Son 24 tarjetas las que componen este álbum y finaliza con fotos que nos hemos hecho durante los dos años que hemos compartido enseñanzas y aprendizajes, además de nuestras propias vidas…
La primera página empieza con «Gracias Juan Carlos por guiar este barco de pequeños piratas hacia buen puerto, gracias por conseguir que en esta pequeña jaula de grillos no reinara el caos y gracias pro afrontar cada día, a nuestro lado, con la mejor de tus sonrisas. Todos los caminos tienen un final y el tuyo, junto a nosotros, ya lo has recorrido. Y decirte que ha sido un placer caminar a tu lado. Tus niños 2016-2018». No sé si se trata de un escrito lleno de frases hechas o son de inspiración propia. Pero lo que no saben ellos es que el placer ha sido mío…. Yo sí que tengo que agradecer…
Posteriormente, vienen las verdaderas gracias, esas que están escritas en cada una de las tarjetas con lápiz o boli, con distintos tipos de caligrafía, unas redonditas y regulares y otras de tipo encefalograma, unas con una correcta ortografía y otras con faltas, unas ilustradas con dibujos y otras con un simple trazo en forma de corazón, unas con pocas palabras y otras con más narrativa,…. pero todas producen el mismo efecto en mi corazón. Estas gracias individuales no las comparto con lectores de este blog, son sentimientos íntimos que me los quedo para mí. GRACIAS A MIS ALUMNOS por hacerme SENTIR, porque esta profesión está repleta de sentimientos…. Sentimientos de todos los colores, es cierto, pero es que la vida es así….
Finalmente, tras unas semanas missing, quiero darle las gracias Miguel Ángel Santos Guerra por compartir: tiempo, pensamientos, sentimientos, emociones, ideas,… con aprendices como yo. GRACIAS.
Un abrazo.
P.D. No estoy missing, te leo todas las semanas, y lo seguiré haciendo desde una sombrilla…
Querido Juan Carlos:
Pues sí, te echaba de menos en estas semanas pasadas. También es cierto que pensé en el final de curso, siempre saturado de ocupaciones y emociones.
Gracias por compartir esa hermosa iniciativa del álbum. Estoy seguro de que se trata de emociones sinceras y sentidas hacia un profesional que ha puesto su corazón en la tarea cada día.
Ahí seguimos, pues, en el c<lor del verano.
Esto sigue.
Gracias y un abrazo.
Felices y, en tu caso, merecidas vacaciones.
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Recuerdo mi gratitud a ud , por ser profesor , redes que me llevaron a un postgrado y de tener recursos para estudiar a mi avanzada edad
Emocionado exprese mi gratitud junto a mis compañero diciendo que Ud es un gran merecedor AL NOBEL DE EDUCACIÓN
Gracias a ud querido profesor por su trabajo educativo, hoy disfruto diariamente la vida por un ETERNO APRENDER.
Un abrazo emocionado 😁, como esa hermosa despedida , en un local del barrio Bellavista de. Santiago de Chile 🇨🇱
Querido Jorge:
Cada vez que veo tu nombre y tu apellido me da un vuelco el corazón.
Te recuerdo muy bien con tu emoción profunda y tu sombrero protegiendo tantas ideas…
Gracias una vez m´s por esa voluntad enorme que tienes por aprender y por transmitir todo lo que sabes.
Ha sido un honor para mí encontrarme con personas como tù, con ese dinamismo, esa voluntad, ese tesón…
Ya ves que no me olvido de ti. Aún recuerdo con una sonrisa aquella expresión tuya: «Pero, ¿cómo he sido tan huevón hasta ahora y no he visto todas estas cosas…?».
¡¡¡Qué maravillosa persona, Jorge Espinosa!!!
Un abrazo.
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Muchas gracias por el artículo, Miguel Angel, me ha encantado! Con el certificado de gratitud me has dado una idea para implementar en https://diariodeagradecimientos.com
Ayer justo compartía con una persona sobre la gratitud y la introspección en los niños y le contaba que en mi experiencia con mi hija y con la gente que me rodea, lo más poderoso es que uno sea el ejemplo de lo que quiere ver, y creo que tu eres un vivo ejemplo inquebrantable de gratitud e introspección, y por eso en la medida que das, lo recibes. Por eso recibes tanto.
En el colegio de mi hija, inspirado en la metodología Waldorf, hicieron el ejercicio de escribir durante un mes, cien agradecimientos. Al acabar, los compartieron con profesores y padres. La atmósfera que se formó fue indescriptible para todos. Marianne Adjei y Anja Traub, que fueron las profesoras que lo impulsaron, hicieron un gran trabajo. Estos trabajos entrenan a los alumnos a enfocarse en todo lo que tienen y no en lo que les falta. Les hace tener una actitud positiva hacia todo lo que les acontece. Fue muy emocionante escuchar los agradecimientos a padres, compañeros y profesores, sobre todo, porque eran muy concretos, no agradecimientos genéricos, que es algo muy importante también a la hora de agradecer.
Con tu permiso voy a compartir tu artículo con la comunidad de https://diariodeagradecimientos.com, para que nos sirvas de inspiración.
Un fuerte abrazo.
Querido José María:
Qué hermosa iniciativa la vuestra. ENHORABUENA.
Muchas gracias por compartirla.
Gracias también por difundir mi artículo.
Es un placer encontrarse con personas con tu sensibilidad.
Un gran abrazo.
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Gracias, queridoMiguel Ángel, por dejarnos a nuestra disposición este trozo de tu tiempo que conviertes en tertulia educativa. Gracias, porque siempre nos agradeces nuestra lectura y participación. Si no participo más es que, al menos para mí, agotas los temas que nos permiten rumiar tantas propuestas educativo-afectivas, porque educar no se puede desvincular de los afectos.
Gracias, una vez más.
Querido josem:
Yo también te leo a ti con sumo interés. Lo literario y lo irónico. Acabo de ver el simpático cómic de las vacaciones.
Sigo con atención tus escritos sobre la paz.
Gracias, siempre, por estar ahí. Leyendo y escribiendo.
Un abrazo.
MAS
Querido Maestro!
«Es de bien nacido ser agradecido»
Hace algunos años que le conocí, vino a mi pueblo a dar una conferencia en unas jornadas educativas.
Desde entonces mi corazón esta lleno de agradecimiento por aportarme tantas dosis de crecimiento.
He comprobado que la felicidad está en el interior , que al día a día hay que pedirle salud, que la humildad es una gran virtud, que los amigos están para los momentos buenos y los menos buenos, que los afectos te llenan por dentro, que la educación gana batallas, que los niños son la alegría personificada, que amar a la vida es luchar positivamente para salir adelante sin rendirse nunca.
Confío plenamente en su sabiduría, que me ha abierto plenamente las manos del tiempo,con sus acertados consejos.
Es tal la inyección de positivismo y de crecimiento que no tendré tiempo para poder decirle todo lo que siento.
Parece que tenemos trasmisión y aciertos!
No hay semana que tuviera un problema y que encontrara en sus comentarios la solución a mi desconcierto!
Estoy convencida de su enorme talento para remover todo lo bueno que las personas llevamos dentro!
Casi siempre le sigo y le leo!
Doy gracias a aquel día por el milagroso encuentro y a la profunda amistad, que sin merecerla, tengo!
Feliz semana para todos y sin más me despido con un cordial saludo.
Querida Loly:
Otra gran aportación. Hermoso comentario, lleno de sabiduría y de sentimiento.
Gracias por tu fidelidad desde aquel encuentro.
Yo también aprendo siempre de ti. Me lo habrás oído (o leído) alguna vez: Todo lo aprendemos entre todos.
Puesto que hablamos de gratitud, déjame agradecerte por lo que lees y por lo que escribes.
Besos.
MAS
Precioso y oportuno texto querido Miguel Ángel. Ojalá se generalizaran estos «certificados de gratitud» en todos los órdenes de la vida. ¡Cuánto ganaríamos como personas!
Por cierto, mi «certificado de gratitud» va para ti.
Un abrazo
Antonio Escámez
Querido Antonio:
El comentario de tu alumno en la graduación dice más que lo que podría decirte yo…
Acabo de leer un libro que acaso te guste. Los buenos docentes siempre se interesan por teorías y prácticas innovadoras en las que los alumnos y las alumnas encuentran apoyo y fuerza. No sé si lo conoces porque, aunque se ha publicado en abril del 18, ya había una edición catalana que había dado lugar a una serie televisiva. El libro se titula CUANDO FUIMOS LOS PERIPATÉTICOS. EL autor es Héctor Lozano. Aunque el profesor es de filosofía creo que muestra una atractiva y enriquecedora relación con los y las adolescentes.
Quizá le dedique un próximo artículo en este periódico (y en el blog, claro).
Un gran abrazo.
MAS
Apreciado Miguel Ángel.
Ya casi adicta a tus escritos que tienes a buen ofrecernos.
Una venezolana eternamente agradecida por tus letras.
Como diría Fito
«Dar es dar… No importa el vuelto siempre es de más…»
Querida Maigualida:
Siempre pienso que me dan más a mí los lectores y lectoras como tú, que dices cosas tan hermosas y generosas como las que ahora me has dicho.
Esa adicción de la que hablas dice más de ti que de mí.
Muchas gracias, de corazón.
Besos.
MAS
Hola Miguel Angel
La gratitud deberia estar presente en nuestra vida diaria, no de manera automatica sino sincera. Y muchas veces no hacen falta ni escritos ni palabras bonitas, simplemente un abrazo o una mirada es auficiente para agradecer y ser agradecudo. Como maestra de infantil siento a diario ese agradecimiento sin palabras que me reconforta y me hace sentir bien. Estoy en el sitio adecuado, lo se.
Pero ahora quiero certificar mi gratitud a todas esas personas que han estado trabajando durante mucho tiempo, para organizar las jornadas de educacion infantil en Eibar y Azpeitia, que nos han dado la oportunidad de poder escucharte y conocerte. Se nos abre un nuevo espacio para reflexionar y compartir nuestras inquietudes, dudas e ilusiones.
Miguel Angel, que sepas que tienes una nueva seguidora y lectora. Ha sido un autentico placer.
Eskerrik asko!
Querida Mati:
He visto que lo prometido es deuda.
Y en mi caso también lo va a ser porque prometí contestarte.
Muchas gracias a ti por todo lo que viví ayer, tan emocionante.
Gracias también por leer y por aportar estos comentarios.
Es cierto lo que dices. A veces no hacen faltas grandes discursos ni largos escritos. Un abrazo puede ser la manifestación sincera de la gratitud más profunda.
Como te has incorporado recientemente al blog, me gustaría que leyeras, sobre este tema, el artículo TANTOS Y TAN HERMOSOS MILAGROS, que contiene la carta de agradecimiento que le escribe mi médica de familia a su profesor de literatura cuando éste se jubila. Una maravilla.
Muchos besos.
Muchas gracias.
MAS
Hermoso este artículo que invita a dar las gracias a quienes nos enseñan.
Me parece magnífica la norma del la escuela irlandesa de Galway. Ojalá se generalizase aquí esa costumbre.
Los profesores deberíamos compartir esas manifestaciones de gratitud que tantas veces recibimos.
Gracias por el artículo.
Y gracias a los comentaristas que habéis aportado vuestra experiencia.
Querida Rufina:
Gracias a ti por la amabilidad de leerme y por tomarte la molestia (y el tiempo) para escribir.
Dice la profesora inglesa Joan Dean que si los profesores compartiésemos las cosas hermosas que nos pasan tendríamos una fuente inagotable de optimismo.
Muchos besos.
Y gracias.
MAS
(Versión corta, por el cariño que os tengo y porque Mati Seara, en parte, ya ha tocado la idea qye yo quería expresar).
No voy a «deciros» lo mucho que os agradezco lo que me aportáis el autor y todas y todos los que por aquí transitáis.
Pero me gustaría haber sido y ser capaz de haceros sentir (por mostrar, demostrar y sentir gratitud) lo mucho que me gusta leeros, lo bien que me lo paso escribiendo y compartiendo ideas.
No estoy en contra de los formalismos. Pero seguramente sean eso, hábitos y automatismos, «palabras (y acciones) que brotan más de la cabeza que del corazón».
Creo que las personas, en cuestión de sentimientos, para saber de su sinceridad, nos fijamos menos en las palabras y más en otro tipo de manifestaciones que «nos dicen más». Lo cual no quiere decir que escuchar un gracias o un te quiero no sea de agradecer, porque, en realidad, la palabra no viaja sola.
Un fuerte abrazo para todo El Adarve.
Querido José Antonio:
¿Dónde te habías metido?
Espero que la ausencia no haya tenido como causa un problema de salud. En cualquier caso, bienvenido de nuevo al Adarve.
Es de agradecer contar con un plantel de comentarista fijos.
La gratitud se muestra y se demuestra del múltiples maneras. Resulta crucial que sean auténticas, sinceras, visibles y directas.
También sirven las palabras, claro que sí.
UN gran abrazo.
Gracias.
MAS
Hombre Sr. Lema, que yo cuando hablo intento ser veraz, aunque a veces me quedo corto en la crítica negativa. Perdonen mis muy sobradas palmaditas en la espalda. Cuando callo miento más.
¡¡Tengan un buen día!!
Quintiliano, Quintiliano. Si supiese usted cuánto me hace disfrutar, condenado. Algunas veces, por lo enrevesado que me resulta. Lo cual me hace fantasear con distintas posibilidades y preguntarme qué demonios querrá decirnos este Quintiliano.
Le creo a usted cuando nos dice que cuando habla «intenta ser veraz». Y que se queda corto en la crítica negativa también me lo creo.
Lo que dice de que «cuando calla miente más», es una de esas frases o idea de las que tengo que llenar de sentido, interpretar. Me recuerda al comentario de la semana pasada de Marta Mayorga, que se preguntaba: «No sé cómo valorar el silencio.
No sé si en esta ocasión es válido aquel dicho de que “quien calla, otorga”.»
Eso es, cómo interpretar los silencios. Estoy convencido que en la mayoría de nuestras interpretaciones estamos equivocados y, desde luego, no siempre quienes callan otorgan. ¡Hay tantos motivos para guardar silencio! Si bien, creo que todavía son más los que tenemos para alzar la voz.
(Al divertido autor de este blog, decirle, bueno, mejor no le digo nada, no querría rozar lo que conocemos como peloteo, que somos muy dados a la confusión. Así que «gracias» las justas.
A mi añorado Aureliano, comentarle que el domingo pasado me arrancó una sonrisa cómplice al sorprenderme con las manos manchadas del líquido elemento que se publicitada en el cartel que le llamó la atención y que dio lugar a su articulo. Y este domingo, ¿qué?
Ahora que tengo la ocasión, a ti si te voy a agradecer tu envío, estaba muy rico)
Un fuerte abrazo pora todo El Adarve, en especialidade para ti, Miguel Ángel.
Querido José Antonio:
Si es difícil interpretar las palabras, qué decir de cargar de significados los silencios.
¿Por qué callan quienes no escriben? ¿Discrepan?, ¿aplauden?, ¿desprecian?,¿son indiferentes?… Y en cada uno de los interrogantes, muchos otros: ¿discrepan por convencimiento, por rencor, por lógica, por manía, por ética, por hábito…? Y en cada una de esas posibilidades, muchos interrogantes más…
No sé cómo repescar a mi amigo Aureliano.
Tampoco sé cómo instar a que escriba más a Qiuntiliano.
Bueno, que cada uno haga uso como quiera de su libertad.
Un abrazo.
MAS