Ministros de los pensamientos bonitos

21 Oct

He leído, o eso creo, todas las novelas de Nicolas Barreau (París, 1980). Se trata de un escritor al que algunos consideran, a pesar e su juventud, el maestro del romanticismo moderno (“Barreau es el maestro de la comedia romántica”, dice el periódico La Stampa). De madre alemana y padre francés, estudió lenguas románicas y literatura en La Sorbona. Trabajó durante un tiempo (y eso se nota mucho en sus obras) como librero en la Rive Gauche hasta que se dedicó a escribir. Es una persona tímida y reservada a quien no le gusta aparecer en público. Sus obras, que inicialmente fueron publicadas en una pequeña editorial alemana, se han convertido en un éxito editorial en Francia, Alemania y España. Le encantan el cine y los restaurantes y cree en el destino; rasgos que se reflejan con nitidez en sus novelas.

Pienso que si leyera un libro suyo sin conocer el nombre del autor, sabría al final quién lo había escrito. Porque Barreau tiene unos focos temáticos y un estilo inconfundibles. La última novela, publicada en septiembre de 2017, se titula “El café de los pequeños milagros”. Como en las cinco anteriores (“La sonrisa de las mujeres”, “Me encontrarás en el fin del mundo”, “Atardecer en París”, “La mujer de mi vida” y “París es siempre una buena idea”) la protagonista es una chica maravillosa en todos los aspectos, una chica de atractivo irresistible, tanto físico como psicológico. “La sonrisa de las mujeres” ha sido traducida a 36 idiomas y, como muchos sabrán, se ha llevado al cine con el mismo título.

Hay siete características que, a mi juicio, tienen una presencia casi inexcusable en todos sus libros. La primera es que se trata del género de novela y, concretamente, de novela romántica. La segunda es que, como ya he apuntado, en todas ellas aparece como protagonista una chica deslumbrante que, de la mano del autor, resulta del todo irresistible. Tiene un arte especial Nicolás Barreau para conseguirlo. Lo mismo le sucede al escritor italiano Diego Galdino que, como él mismo me confesó, conoce y admira la obra del autor francés. Baste leer para comprobarlo “El primer café de la mañana”, primera novela del escritor italiano. El título recoge la declaración de amor del protagonista que formula a su chica el deseo de tomar con ella el primer café de la mañana… todos los días de su vida. Lo mismo habría que decir de la segunda novela de este peculiar camarero de un bar de Roma, novela todavía no traducida al castellano. La tercera característica es que la acción transcurre en París (en la última aparece, como no podía ser menos, la ciudad de Venecia). Recrea sus calles, sus puentes, sus restaurantes, sus iglesias, sus parques, sus librerías, sus monumentos… La cuarta es que siempre aparece el mundo de los libros: una librería, una editorial, un escritor de libros, un editor bajo el que se esconde un autor de éxito o una tienda con material de papelería… La quinta es que los finales son siempre felices. Cuestión no menor en un mundo tan cargado de historias tristes y de finales amargos. La sexta es la persistente presencia de hechos o de situaciones increíbles que se producen por azar, por efecto de la suerte o, mejor dicho, de la buena suerte. Él los llama pequeños milagros. La séptima es la presencia de la gastronomía a través de restaurantes con encanto, de menús ingeniosos, de manjares exquisitos… En cuanto al estilo, siempre aparecen algunos toques suaves de humor y, sobre todo, un ágil y entretenido modo de contar historias de amor, sin que resulten empalagosas, ñoñas o ridículas. Hay poco almíbar en las novelas de Barreau, pero mucho ingenio y mucha ternura.

Dice el autor: “Tal vez, sea un romántico empedernido, pero ¿por qué no va a ocurrir en la vida real lo que alguien se ha inventado par escribirlo en un libro? La literatura puede ser un camino maravilloso a la realidad porque nos abre los ojos a todo lo que puede suceder. ¡A lo que puede suceder cualquier día!”.

Siempre he tenido la sensación al leer sus libros de que es un pena que vayan quedando cada vez menos páginas. Y eso es, a mi juicio muy buena señal.

En la última novela, “El café de los pequeños milagros”, el joven italiano Valentino Briatore se declara ante su amada francesa Nelly Delacourt como su Ministro de los pensamientos bonitos. Hermosa iniciativa, que se va concretando en diálogos sugerentes y expresiones llenas de emoción. “Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos”, le dice a su amada utilizando la frase de Neruda.

¿A qué viene todo esto? Viene a reclamar la atención sobre el mundo de los afectos y sobre la importancia de la educación emocional. Hay excesiva violencia en las relaciones, excesiva torpeza y excesiva pasividad. No vendría mal cultivar un poco la sensibilidad, el ingenio, la simpatía y la emoción a través de las palabras y de las pequeñas acciones.

Se ha trabajado poco esta dimensión del ser humano, tanto en la casa como en la escuela. Se ha hecho siempre más hincapié en las competencias intelectuales y en las manuales. La dimensión emocional ha sido silenciada, minusvalorada o, incluso, ridiculizada y despreciada. Está claro, sin embargo, que estamos amasados con sentimientos y que es en esa parcela donde echa sus raíces el árbol de la felicidad humana,.

En el campo de las afectos, cada uno (cada una) hace lo que Dios le da a entender. Nada se ha enseñado y nada se ha aprendido al respecto. Así nos va. «En el colegio se aprende historia, geografía, matemáticas, lengua, dibujo, gimnasia… Pero, ¿qué se aprende con respecto a la afectividad? Nada. Absolutamente nada sobre como intervenir cuando se desencadena un conflicto. Absolutamente nada sobre el duelo, el control del miedo o la expresión de la cólera», dice Filliozat, ya en 2003.
Los varones tenemos dificultades añadidas. Porque todavía pesan aquellas viejas consignas: “los hombres no lloran”, “emocionarse es de mujeres”, “los hombres que lloran son unos afeminados”, “los verdaderos hombres no son sensibleros”…

– Nunca me dices que te quiero, le dice la esposa al marido.
– Eso ya te lo dije hace veinte años en La Coruña, responde el interpelado.

Lo propio del hombre era salvar a su dama con actos heroicos, con la entereza de su carácter o con la fuerza de su valentía. No con la delicadeza, no con la ternura.

Hace años que conozco esta historia y no sé muy bien dónde la oí o la leí por primera vez. Me aventuro a decir que fue en un libro de José María Cabodevilla, no recuerdo ahora cuál y sería una tarea ímproba ponerme a buscar la referencia.

Laura, hija del rey Yvorin, era famosa por su belleza y por su pericia en el juego del ajedrez. Cierto día llegó al castillo un apuesto caballero, llamado Huon de Burdeos, y fue cortésmente invitado por el rey a cenar. Durante la sobremesa el caballero se jactó de ser insuperable en el juego del ajedrez. Entonces el rey le hizo la siguiente propuesta:

– Esta noche puedes jugar con mi hija. Si ganas, obtendrás su mano; si pierdes, serás decapitado al amanecer.

El caballero aceptó. Y ganó. Pero ganó porque Laura se dejó ganar: mientras jugaban se había enamorado del caballero.

Estamos acostumbrados a que sea el hombre quien salva a la dama. En esta hermosa historia es ella la que lo salva de la muerte. No con las armas, no con la fuerza, sino con el amor. También es cierto qué él arriesga la vida por ella. Una hermosa historia de reciprocidad.

Es un cargo hermoso y comprometido ser Ministro de los pensamientos bonitos. Es un cargo importante. Deberíamos desempeñarlo todos y todas con responsabilidad y eficacia. En nuestras relaciones profesionales y, por supuesto, en las relaciones personales. Pensamientos bonitos que se materializan en frases llenas de afecto, de ingenio y de respeto por las personas a quienes queremos. Pensamientos que se concretan en acciones de cercanía emocional y de afecto sincero con quienes tenemos cerca.

37 respuestas a «Ministros de los pensamientos bonitos»

  1. Bos días:

    Hacer el amor es una forma de diálogo. O dialogar es hacer el amor con palabras. Y recordemos que hacer el amor (y no la guerra) es muy sano. (Así sí es posible).

    Miguel Ángel, has venido a dar con un romántico total. Y sacándome el tema de los afectos después de la conflictiva cuestión de que las catalanas y los catalanes se quieran separar del resto de los españoles por falta de cariño (al igual que alguna figura bien pagada de un equipo rico), me lleva a la conclusión de que hacemos poco el amor.

    La razón me dice que esta relación no va a acabar con buen entendimiento, pero el corazón, romántico y optimista, siempre piensa que puede haber un final feliz (para ambos miembros de la pareja).

    Ya sabéis de la riqueza de nuestros idiomas. Venimos de estar jodiéndonos unos a otros. Pero joder se jode sin palabras o con palabras hirientes y despectivas. Pero esa es otra película. No es la película de los afectos y el entendimiento.

    Otra película. Retrocedamos en el tiempo. Españoles, Franco, ha muerto. Somos libres para construir el país que queramos, un país solidario y respetuoso con el diferente, que no creo que lo sea tanto. Si se quiere, un país de países, o acaso en los tiempos actuales en el que todo nos influye y se relaciona a nivel mundial, el mundo no es un país de países. No nos va a ir mejor poniendo entre nosotros (dadle la amplitud que queráis) más muros, o barreras, o banderas, u odio, o supremacía, o soberanía. La única bandera que debe guiarnos si queremos progresar en conjunto, es la bandera del entendimiento y la paz.

    Seguro que estaréis pensando que qué bonito, qué bien, los mundos de yupi. Si somos demócratas como la mayoría dice ser, la salida del entendimiento y del acuerdo, sin sometimiento (aunque sea el de la ley), sin vencedores ni vencidos, es la única sensata para darnos otra oportunidad. Hoy es sábado, y ya conocéis el dicho. Es un buen día para comenzar.

    (Aureliano. Te leo cada domingo en tu “Negro sobre blanco”, pero te echo de menos aquí, echo de menos tu opinión. Es un poco maleducado por nuestra parte, en cierta forma, pero ya sabes que a Miguel Ángel, si no abusamos, no le importa que hablemos de lo que nos pase por la cabeza en cada momento, dentro de un orden. Un fuerte abrazo, en la semana de los afectos y las emociones. Creo que este tema te encantaba).

    Un bico para todas e todos do mundo mundial e parte do estranxeiro planetario.

    • Querido José Antonio:
      Hace ya muchos años que participé en unas Jornadas que se celebraron en Madrid y que convocaba Carl Rogers.Había leído muchas cosas suyas y tenía sumo interés en conocerle personalmente. No me defraudó. Como principal teórico de las teorías de la no directividad, aquellos se convirtieron en una fuente inagotable de iniciativas creativas. Una de ellas eran unas terapias por el grito a las que acudí intrigado. Las dirigían unos jóvenes terapeutas alemanes. Eran un taller de emociones. No se podía decir «yo pienso que…». Solo podías decir: «yo siento…». Se trabajan cinco emociones, dos positivas (amor y placer) y tres negativas (dolor, miedo y rabia/ira). Ya hace muchos años de estos. Y compruebo hoy que el trabajo con los sentimientos está muy poco atendido.
      Tú has hecho una interesante transición del tema, un tanto crispante de la semana pasada, a este que miramos interior denuestos corazones, al entramado de nuestros sentimientos, donde se instala el epicentro de la felicidad.
      Yo también siento mucho no contar con las opiniones demuestro común amigo Aureliano.
      Siempre tendrá las puertas abiertas.
      Buen fin de semana. Desde la ventana de mi casa veo un Mediterráneo azul y apacible…
      Un gran abrazo.
      MAS

  2. No conocía nada de la obra de Nicolas Barreau. Pero lo que dices sobre ese autor me ha interesado. ¿Por qué obra me aconsejas empezar?
    De acuerdo con que se ha arrinconado el romanticismo frente al pragmatismo en todos los ámbitos de la vida humana.
    Lo que importa es el conocimiento, el dinero, el poder y la fama. También en el amor se da prioridad a lo pragmático.
    Me parece estupenda necesaria esa llamada al cuidado de las relaciones entre las personas y, especialmente, entre los miembros de la pareja.
    Gracias.

    • Querida Laura:
      Pudes empezar por «La sonrisa de lamieres». Pero, en realidad, al ser obras independientes, no secuencia les, puedes empezar por cualquiera.
      Comparto contigo la necesidad detener en cuenta las emociones en la relación interpersonal.
      Todos estamos hechos de ka misma pasta.
      Me gustaría que me digas, cuando leas, si te ha gustado la novela.
      Besos y gracias.
      MAS

  3. Dejo constancia a continuación del correo que me ha enviado Diego Galdino, autor del libro que cito en el el artículo «El primer café de la mañana».

    Salve Professore, come sta? Spero tutto bene, ci tenevo a ringraziarla per avermi
    citato nel suo articolo sullo scrittore Nicolas Barreau pubblicato dal quotidiano La
    Opinion de Malaga…Per me è un onore essere ricordato da lei. L’abbraccio forte e
    la saluto cordialmente.

    Diego Galdino

  4. Es un respiro entrar en este tema después de lo vivido la semana pasada con el conflictivo tema catalán.
    Hay cosas importantes en la vida de las personas, en su educación que debemos considerar.
    Una de ellas es la que aquí se apunta: el mundo de los sentimientos de las personas. Nadie se suele detener en ella. Parece que es una cuestión estrictamente privada, pero lo cierto es que es la más importante para generar una convivencia saludable.
    Hay que trabajar esa cuestión en el aula y en la familia.
    Saludos.

    • Querida Inés:
      Siempre m he mostrado preocupado por esta cuestión. No solo porque es importante para la felicidad de los individuos sino porque también es la base del aprendizaje. Para que haya aprendizajes relevantes y significativos hace falta una disposición emocional hacia el aprendizaje.
      Decía Gabriela Mistral:Si no eras capaz de amar, no te dediques a la enseñanza.
      Es muy importante que los niños se sientan comprendidos, escuchados, atendidos en sus demandas, en sus intereses, en sus dificultades.
      Creo que es cierto lo que dices:tanto al escuela como la familia deben atender estas cuestiones con más atención, más tiempo y más competencia.
      Besos y gracias.
      MAS

  5. Apreciado Miguel Ángel:

    Después del apasionante y apasionado tema catalán, marcas un punto de inflexión que podría parecer brusco a primera vista, trayendo a la luz de tu blog y nuestra tertulia el ministerio de los pensamientos bonitos. No se me ocurre una forma mejor de iniciar el camino de la distensión de palabras, ideas y vísceras. Imposible abordarlo desde la crispación o el enfrentamiento.

    Dicho esto, te confieso que a priori el tema se me antojaba poco atractivo. La novela romántica nunca ha estado entre mis géneros de lectura favoritos. Las pocas que he intentado leer se me han caído rápidamente de las manos, precisamente por empalagosas, ñoñas o ridículas. No obstante, confiando en tu criterio, me he propuesto leer «La sonrisa de las mujeres». Si consigo terminarla y disfrutarla, alguna otra caerá.

    También tengo que confesar que, como la mayoría de los hombres de generaciones anteriores, he sido educado en una virilidad estoica, en la que la expresión de emociones o las muestras de debilidad no estaban permitidas. Por suerte, mi mujer, compañera de vida desde hace ya más de cuarenta años, con paciencia y ternura infinitas, ha sabido «reeducarme» un poco, y ya soy capaz de dejar que las emociones afloren y, a veces, permito que las lágrimas se asomen al exterior, ya sean de alegría, de ternura, de compasión o de pena. Es completamente cierto: hace falta una educación sentimental, no solo intelectual.

    Sin embargo, aquí entramos en un terreno casi desconocido y mucho más delicado que la educación intelectual. Si ya hemos comprobado lo fácil que es caer en el adoctrinamiento deformador de la visión del mundo de niños y adolescentes simplemente estudiando geografía o historia, ¿quién le pone el cascabel al gato de educar las emociones?

    Cuando estaba en activo, yo solía proponer a mis alumnos, en todos los niveles (desde 1º de la ESO hasta 2º de Bachillerato), al trabajar los textos descriptivos, un ejercicio de expresión escrita titulado “Autorretrato”. El él les pedía que se describieran tanto física como psicológicamente. En realidad, les estaba induciendo a practicar la observación reflexiva sobre sí mismos. Les dejaba bien claro que no me conformaría con descripciones como: “Soy de estatura normal, pelo castaño, ojos marrones y ni gordo ni delgado. Me gusta el fútbol, la música y salir con mis amigos. Soy simpático y divertido”. Les pedía que desarrollaran su descripción física en tres aspectos (cuerpo, indumentaria y movimientos) y su descripción psicológica en otros tres: (carácter, “cosmovisión” y conducta) y que fueran en todos ellos tan exhaustivos como les fuera posible. Incluso les marcaba, según el nivel, una extensión mínima para el ejercicio.

    Como era de esperar, una parte de los alumnos encaraban este ejercicio de manera rutinaria, y hacían lo mínimo para salir del paso. Sin embargo, la mayoría se lo tomaban en serio y descubrían muchas cosas de sí mismos que ignoraban. Yo les insistía en que no quería violar su intimidad, y que no me contaran las cosas que no querían que yo supiera. Pero que, aunque no las incluyeran en el ejercicio definitivo, las escribieran igualmente “solo para sus ojos”. En muchos casos los resultados fueron espectaculares, y a partir de ahí yo empezaba a notar que mi relación con ellos mejoraba y, lo que es más importante, se entendían mejor, que es una forma de aceptarse y quererse un poco más.
    Pero era solo un ejercicio de clase de lengua…

    Qué importante y qué difícil es para un adolescente aprender a gestionar emociones como el miedo, la rabia, la frustración, la agresividad, la emulación inconsciente… Yo he visto alumnos con fuertes crisis de pánico ante un simple examen, he visto alumnos reaccionar con una violencia y agresividad extremas ante un estímulo insignificante, he visto alumnos buenos convertirse en auténticos acosadores en grupo por seguir al “líder”, he visto alumnos paralizados por el miedo ante una amenaza de un compañero (“en la calle te vas a enterar”), he visto con demasiada frecuencia alumnos que no soportan la más mínima frustración hasta límites irracionales, he visto alumnos que no asumen la autoridad ni del profesor ni de sus padres, he visto alumnos que sufren, amedrentados, humillaciones y vejaciones sin cuento…

    Como siempre, a pesar de lo mucho que me extiendo, se me quedan cosas en el tintero. Me gustaría terminar con una reflexión que supongo será polémica sobre la violencia. Modernamente, se suele condenar la violencia sin paliativos en todas sus formas y en todas sus manifestaciones. Yo creo que es un error. La violencia es un hecho terrible que, desgraciadamente, EXISTE. Nuestra forma de vida la ha ido erradicando poco a poco de las relaciones cotidianas normales. A los niños se les (des)protege ocultándosela, negando su existencia. Craso error. Lo que hay que hacer, creo yo, es enseñarles a gestionarla. Porque si no lo hacemos así, vamos a dejar un rebaño de corderos indefensos en un mundo donde todavía hay lobos. La agresión injusta nunca ha de tolerarse. La defensa propia, sí.

    Termino con dos anécdotas para ilustrar lo que quiero decir:

    1. Un niño, hijo de unos amigos, fue educado bajo el principio absoluto de “violencia cero”. Nada de juguetes bélicos, nada de televisión donde hubiera escenas violentas, nada de nada. A los seis o siete años, el niño se comía el sándwich de la merienda desde una esquina de tal manera que, mordisquito a mordisquito le iba dando la forma de una pistola, con la que jugaba a los vaqueros: “pum, pum”.

    2. Hace ya unos años, un alumno mío de 1º de la ESO me esperaba, casi temblando a la salida de clase.

    – ¿Puedo hablar con usted?
    – Claro, “A”, ¿qué pasa?
    – Que “Y” (un alumno de la clase de al lado) me ha dicho que a la salida me va a pegar.

    El alumno “Y” era su amigo, de la misma edad y más bajito y de complexión más delgada que “A”. No era, ningún “matón” repetidor ni de cursos superiores, pero habían tenido unas palabras (ignoro el motivo) y la consiguiente amenaza. Mi consejo fue el siguiente:

    – Mira, “A”, yo voy a hablar con “Y”, porque no puedo admitir que entre compañeros haya este tipo de comportamiento. Pero a ti te digo una cosa: tú tienes dos manos y dos pies igual que él. Si, a pesar de lo que yo le diga, te intenta agredir en el camino a tu casa, defiéndete; no consientas que te humille.

    Afortunadamente, mi conversación con “Y” fue efectiva y no hubo intento de agresión. De hecho, la amistad entre “A” e “Y” se restableció. A “Y” le perdí la pista hace tiempo, pero con “A” todavía tengo algún contacto de vez en cuando. Terminó su carrera, hizo su máster y está trabajando en algo que le gusta. Todavía cuando nos vemos me recuerda aquella conversación que, según él, le cambió la vida.

    Bueno, Miguel Ángel, ya cierro este demasiado largo comentario y me dispongo a abrir “La sonrisa de las mujeres”. Deséame suerte.

    Un fuerte abrazo

    • Estimado Antonio:
      Dudé mucho en dar un volantazo tan grande.Es más, pensé seguir con el debate iniciado dados los acontecimientos que han seguido y que, previsiblemente, van a seguir. Luego pensé en quienes (de dentro y de fuera) no están por el debate político o se sienten hartos del mismo. Es seguro que fuera del blog la vida sigue, el problema sigue y las situaciones que se avecinan darán lugar a reflexiones apasionadas y apasionantes.Quizás sea conveniente volver al tema.
      Resulta tan peregrino que la señora Forcadell diga que el gobierno quebranta la constitución al aplicar por las vías legales uno de sus artículos, cuando ella la ha despreciado hasta la completa aniquilación, que la realidad supera cualquier ficción…
      Estamos en otro tema. Bien interesante, por cierto.
      1. Eres afortunado al tener una compañera que te ha ayudado a reconocer, expresar y vivir intensamente las emociones. Porque, en efecto, los hombres de nuestra generación fuimos muy castigados en ese aspecto, como apunto en el artículo.
      2. También considero fundamental el asunto respecto a nuestros alumnos. Lo comentas muy bien en tus reflexiones. ¿Cuántos adolescentes sufren por un autoconcepto y una autoestima deterioradas hasta límites que cuesta entender?
      3. Espero que te guste «La sonrisa de las mujeres».Ya sabes que existe una película sobre la obra. Me gusta más el libro, como me suele suceder. Aunque soy Diplomado en cinematografía, he de conocer que, casi siempre, disfruto más con los libros. Conocerás la novela «La contadora de películas». El público acabó acudiendo a las narraciones extraordinarias qua una espectadora hacia de las películas que había visto previamente.
      Tengo mucha curiosidad por saber si la novela te ha interesado.
      Muchas gracias por tu magnífico comentario.
      Un cordial saludo.
      MAS

  6. Me gusta la propuesta de esta semana. Hay que mirar hacia adentro. Porque ahí está la clave de lo que nos hace felices y desgraciados.
    Hacerlo a través de novelas o desde hechos o desde problemas reales es lo mismo. Lo importante es que nos ocupe y nos preocupe lo que pasa con el mundo emocional.
    ¿Somos felices? ¿Somos desgraciados? ¿Qué hacemos con nuestros sentimientos?
    No somos máquinas que trabajan sino que vivimos emociones que tiñen nuestro estado de ánimo.
    Hay que trabajar esos sentimientos en la escuela y en la familia.
    Saludos a todos los comentaristas.

    • Querida Rosa:
      Cuando escribí «Arqueología de los sentimientos en al escuela» tuve que revisar muchos libros y artículos. Cuando tienes que escribir debes leer intensamente. Y descubrí que esa importancia tan enoje que tienen los sentimientos para orientar lo que hacemos en la vida.
      En ese libro propuse diversas estrategias para tratar los sentimientos en la escuela y en las aulas. No tenemos que pensar que estamos perdiendo el tiempo para el aprendizaje. En primer lugar porque ya estamos aprendiendo y, enseguida lugar, porque solo con el corazón pacificado se puede aprender.
      Besos y gracias.
      MAS

  7. Querido Miguel, leerte siempre despierta mi interés por algo nuevo en mi vida. Un vez más lo has hecho. No suelo dejarte comentarios pero ya me he pedido un libro de Nicolas Barreau.
    Gracias.

    • Querida Montse:
      Me encanta saber que me lees y me encanta tener aquí un comentario tuyo.
      Yo creo que esta llamada de atención sobre el mundo de las emociones y de los afectos es muy importante, en un momento en el que el dinero, el poder, la fama, las cosas, los conocimientos, los viajes… tienen tanta presencia en la vida de las personas.
      Espero que disfrutes. A me resultan irresistibles. Cuando veo un nuevo libro de Barreau lo compro inmediatamente. Están bien escritos (y bien traducidos).
      Ya me dirás qué libro has elegido y, sobre todo, si te ha gustado y por qué motivo.
      Besos y gracias.
      MAS

  8. Buenos días a todas las personas,

    1.- EMOCIÓN Y PASIÓN: El cambio de tema del Sr. Guerra, de esta semana respecto del de la anterior, es para estudio. Para estudio muy en estrecha relación con las emociones. En la semana anterior estuvieron presente las emociones “ásperas”, de confrontación, de contradicción, de divergencia. En el artículo de esta semana, las positivas, las de sonrisa, las de agradabilidad, las de ternura, en resumen, las del lado bueno del ser humano. La verdad es que a mí me gusta y afecta mucho más el tema de esta semana que el de la pasada. Lo siento muchísimo por la pasional contertuliana Sra. Perica.

    2.- LA INTELIGENCIA EMOCIONAL PUEDE SERLO TODO: Ambos tipos de emociones existen y han existido siempre en el ser humano. Pero su estudio, digamos que científico, es reciente en el concepto tiempo. Apenas desde los años 80 o 90 del pasado siglo, con el Psicólogo/Psiquiatra norteamericano Daniel Goleman y otros. Llegó a decir este hombre, quizá con otras palabras, que el ser humano ha llegado a unas considerables cuotas de conocimiento intelectual en la compresión y asimilación de datos, pero que en inteligencia emocional éramos -por entonces- verdaderos ignorantes. Demostró este hombre que quizá tenga más importancia en los tiempos que nos ha tocado vivir, la actual conocida inteligencia emocional, en relación con la aquélla tradicional inteligencia llamémosla convencional.

    3.- UNA DE YOÍSMO: Hace bastantes años, por azar, tuve la suerte de que cayó en mis manos este autor nombrado. Le leí despacio, como casi todo lo que hago. Cada novedad que me contaba me paraba a observarla en los seres humanos que me rodeaban. Absorbí su palabras como agua bendita, pues en todo instante en mi día a día con las personas constataba la veracidad de lo que este hombre me contaba en su libro. Incluso me hice una especie de listado de premisas, unas he suprimido, otras añadido, pero realmente me han sido y son útiles en los momentos digamos convulsos. Enumero las actuales que me sirven como herramientas, perdonen la brasa:

    1.- Pensar en lo que estás pensando. Ello para ser consciente de tus actos.
    2.- Objetivizar la parte positiva del acto. No dejarte llevar por la negatividad, ésta puede estar influenciada por tu falta de azúcar en sangre en ese momento. O quizá por un prejuicio que una vez te contaron cuando eras pequeñito.
    3.- Hacer un balance de tu vida. De lo que tienes, material, espiritual y humano. Considerando: lo que tienes con mucho esfuerzo; lo que a pesar del esfuerzo, no lo tienes; y por último, lo que tienes con poco o nada de esfuerzo. Verás como siempre llegarás a la conclusión de que eres afortunado en la vida.
    4.- Considerar el valor del sufrimiento. Cuidado, el sufrimiento existe, hay que sacarle su valor. Cuidado con la ultraprotección y “todo el mundo es bueno”. Totalmente de acuerdo con las últimas palabras del Sr. Del Pozo y Sr. Guerra al respecto, en la lectura que hago de sus últimos comentarios. No digo usar sufrimiento, digo saber que existe para saber gestionarlo.
    5.- Asimilar el concepto de felicidad. Es algo así como un camino de largo recorrido, un día a día, y no una meta. Cuando se llega a la meta, llega la euforia, y al otro día la felicidad se va a la tumba.
    6.- Tener valores. Para evitar la dispersión de lo que quiero. El ser humano es rutinario, ha de tener unos pilares inamobibles, al menos han de ser unos valores esenciales. Dígase trabajo para tener autosatisfacción. Dígase amor, para sentirse querido. Dígase honradez, para sentirse con la conciencia tranquila. Etc.
    7.- La esencialidad del fluir en el trabajo, en el quehacer, en el día a día. Como ya he dicho otras veces por aquí, lean a Mihály Csíkszentmihályi.

    4.- OTRA DE YOÍSMO.- Desde el punto de vista de tratado de las emociones, mi novela preferida es “La Montaña Mágica”, de Thomas Man. Otra que no está mal, “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez. Otra, que trata de las emociones “duras o negativas”, que también son necesarias, es “Absalom, absalom”, de Willian Faulkner. Como verán soy un arcaico en lo que leo. Tomo nota, Sr. Guerra, de este autor que nombras, a ver qué me cuenta cuando le lea. Gracias.

    Hoy, afortunadamente no tengo que regar.

    Tengan un buen día.

    • Estimado Don Quintiliano:
      Con esta pertinaz sequía (pertinaz es uno de esos adjetivos que viene casi pegado al sustantivo sequía, como atronadores está unido a aplausos o tupido al sustantivo velo), ¿cómo es que no tienes que regar?
      Mejor para nosotros, tus lectores, si eso te permite pensar en voz alta, escribiendo sabrosos comentarios como el que acabo de leer.
      Pues sí, el salto ha sido copernicano. Pero he de decirte que en los dos me he sentido igualmente interpelado. En cada uno con su genuina carga emocional.
      Subrayo contigo el valor de «El amor en los tiempos del cólera», novela que me cautivó desde principio a fin, por el contenido y por el estilo. Espero que no te defraude Nicolas Barreau, a pesar de su escandalosa juventud.
      Buen programa el de tus siete enunciados, que comparto de pe a pa. Ya hice hincapié en lo interesante dela expresión que utilizas para hablar del «fluir del trabajo».
      Me gusta ver en la Facultad de Psicología (que comparte edificio con nosotros) un cartel a la entrada de una de sus dependencia: «Laboratorio de emociones». Uno de los catedráticos de esa Facultad, vecino y amigo llamado Pablo Fernández Berrocal, escribió hace años un libro interesante titulado «Corazones inteligentes».
      Esta es una parcela insuficientemente explorada que tiene un futuro inabarcable.
      Cordiales saludos.
      MAS

  9. Miguel Ángel.

    Me gusta comentar, aunque no tenga un comentario. Al igual que me gusta leer semanalmente tus reflexiones, es de suponer que a ti te agradará recibir comentarios, es la única forma de saber si hay alguien que lee. Ya veo que son muchos más que los que se deciden a comentar. De igual forma leo al resto de colegas que comentan.

    Pasamos de los sentimientos de la semana pasada a las emociones de esta. El sentimiento está ligado a las sensaciones, las sensaciones están relacionadas con las emociones, es decir, sentimientos y emociones tiene que ver con lo afectivo, y a su vez con lo cognitivo. Si en el desarrollo integral del alumno lo cognitivo y lo afectivo son dos elementos clave, entonces habrá que convenir la necesidad de trabajar en clase sentimientos y emociones… No solo contenidos…

    Al final , he terminado por comentar… Mi intención era simplemte decir que estoy aquí, que te leo a ti y al resto de comentaristas…

    Un abrazo para ti y saludos para el resto.

    • Querido Juan Carlos:
      Tú sueltas la paloma de tus manos y no sabes hasta dónde y hasta quién volará. Por eso leer los comentarios es siempre gratificante, también cuando encierran críticas negativas. es entonces cuando sabes que alguien la ha visto, que a alguien le ha llevado tu mensaje.
      Por eso suelo acusar el recibo del comentario, aunque solo sea para decirlo siguiente. gracias por leerme y por compartir con todos los lectores y lectoras lo que piensas o lo que sientes.
      Es curioso que, cuando imparto alguna conferencia a docentes sobre educación sentimental, casi siempre piensan en lo que tienen que hacer CON SUS ALUMNOS Y ALUMNAS, pero menos en lo que tienen que hacer ellos mismos, Se preguntan si sus alumnos y alumnas son felices, pero menos si lo son ellos y ellas.
      Un gran abrazo.
      Y gracias.
      MAS

      • Cierto Miguel Ángel. Buena observación.

        Será que damos por hecho que todos somos muy felices y disfrutamos con lo que hacemos. Y… como siempre…, los problemas y las dificultades las tienen los otros.

        «Haz lo que yo haga y no lo que yo diga» ese debería ser la línea a seguir. Primero el profesor/a debe poner en orden sus sentimientos y emociones para poder trabajarlos con los demás. Y todos, al menos yo, tenemos que aprender sobre como generar emociones y sentimientos en nuestro alumnado. Digo generar no transmitir, no vaya a ser que trasmitemos sentimientos o emociones contradictorias con los mensajes y acciones que realizamos en nuestra práctica docente.

        También es cierto que, por deformación profesional, siempre estemos tratando de aprender nuevas cosas para llevarlo a la práctica. Si uno no conoce dificilmente puede poner algo en práctica.

        Gracias a ti por tus respuestas, siempre son agradecidas.

        Un abrazo.

        • Estimado Juan Carlos:
          Al entrar en la escuela se nos dice a los profesores/as y a los alumnos/as: ¿Qué sabes?
          A la salida senos vuelve a preguntar (sobre todo a los alumnos/as): ¿Qué sabes ahora?
          Poco veces se pregunta:¿qué sientes?, ¿cómo estás?, ¿eres feliz?
          Se diría que unos somos máquinas de enseñar y otros máquinas de aprender. Unos máquinas de evaluar y otros máquinas que son evaluadas.
          es un error de lamentables consecuencias.
          Un cordial saludo y gracias por el nuevo comentario.
          MAS

    • Juan Carlos, por muy efusivos y cálidos que sean tus saludos, yo quiero mi abrazo, tu abrazo, sobre todo en la semana de los afectos, y por tener el cuerpo encogido por la situación a la que nos han llevado, y la que nos espera.

      Ahora en España ya no hay golfos, ya no hay más problemas que uno.

      • José Antonio.

        Reparto saludos y abrazos en función de proximidad o cercanía que mantengo con los demás. A Miguel Ángel le conozco personalmente, he hablado acorta distancia con él. De ahí que le remita un abrazo. Al resto de comentarista, mi relación es un poco más lejana, sólo virtual, y por respeto a vostros y vosotras os envío un saludo.

        Pero, si tu deseas un abrazo, recibe uno muy fuerte de éste que te lee semanalmente, aunque permanezca en la sombra.

        P.D. En todo el territorio español hay muchos y grandes problemas, desgraciadamente, aunque ahora hay uno que monopolice la atención. Desafortunadamente este problema es y será el desencadenante de muchos otros. Los políticos están para solucionar problemas, no para crearlos.

        • Estimado Juan Carlos:
          Efectivamente, hoy existe un monotema en nuestro país. Nos solo un tema de conversación. No es solo un problema social, político y económico. Afecta también a las emociones. Nos carga de angustia, de rabia, de temor, de dolor, de ansiedad, de pesimismo o de optimismo… Hay muchos sentimientos que amalgaman nuestras posiciones intelectuales y políticas.
          No es difícil pensar que quienes están inmersos en el problema por inmersión en el territorio (ah, querido Joaquín) tienen que sentir más a fondo esas emociones. Porque tienen involucrada la vida propia y la de los seres queridos.
          Me hubiera gustado seguir con esta cuestión, pero creo que hay que oxigenarse.
          Un abrazo.
          MAS

  10. La política y la geometría analítica
    ¡Qué romántico!
    «Sin acritú» para los independentistas radicales:
    mira tú por donde: ahora a los «equidistantes» en este duro panorama nos llaman «fascistas».

    • Querido Luis Eugenio:
      El reparto de etiquetas está servido. Hay para todos. Es muy difícil enfrentarse a la intransigencia. Han resucitado al Generalísimo no sé muy bien por qué y se adjudica el calificativo de franquista a quien no está por la independencia.
      Qué espinoso problema. Qué gran fractura. Qué difícil solución.
      Porque no hay solo de por medio cuestiones políticas y económicas. Las más complejas son las psicológicas y las de carácter ético.
      Ojalá pudiéramos alejarnos de la acritud,como dices, mirarnos cara a cara y reconocer todo que nos une (tanto) frente a lo poco que nos separa.
      Un gran abrazo.
      MAS

      • No son los nacionalistas los únicos que se han apuntado a la intransigencia. Pedro Moreno Brenes, profesor de Derecho de la UMA, ex portavoz de IU en el Ayuntamiento de Málaga y comunista con más de 40 años de trayectoria política ejemplar, ha anunciado que deja Unidos Podemos. Que le llamen «fascista» por confesarse demócrata antes que comunista y defender el respeto a la ley ha sido demasiado para él:
        http://www.diariosur.es/malaga-capital/moreno-brenes-garzon-20171024235710-nt.html

        Saludos

        • Estimado Antonio:
          Claro que la intransigencia no es patrimonio de los nacionalistas (de uno u otro ámbito).Puede estar en otros grupos, en otras personas. El intransigente no permite que otros piensen de forma distinta impunemente. Por eso insultan.
          El caso que nos ofreces es paradigmático. Conozco bien a Pedro Moreno Brenes.
          Saludos cordiales.
          MAS

      • Estimados Marta y Don Quintiliano:
        Es la una de la tarde y está a punto de celebrarse el pleno del Parlament en el que se va a proclamar la independencia de Cataluña. El colmo de la sinrazón, desde mi perspectiva. Estoy de acuerdo en que no se han estudiado ni considerado las dimensiones de este proceso. Se ha supeditado todo a un, para mí, inexplicable fervor patriótico.
        Parece ser que esta decisión será irrevocable y tendrá unas consecuencias impredecibles. No es que la calle (el pueblo) haya dado ningún mandato a los políticos sino que los políticos han manejado al pueblo según sus intereses.
        La política se ha entregado a la calle y espero que esta situación no tenga consecuencias dramáticas.
        Saludos y que haya suerte.

        MAS

  11. Querido Maestro!
    El comentario de esta semana ha sido un espléndido regalo de cumpleaños.
    Me han emocionado sus palabras.
    Todo un sentir de sensaciones me ha llenado este pequeño corazón que tengo.
    Ya sabe la importancia que tiene para mi el mundo de los afectos.
    Un café por la mañana en buena compañía, una conversación agradable, un encuentro,unas dulces palabras que tellenan de desconcierto,un atardecer mirando el horizonte de una bonita playa,un paseo por los anocheceres del tiempo.
    !Que disfrute¡
    !Afectos,solo afectos¡
    Hay quien no sabe descubrir este inmenso mundo de emociones infinitas y de sueños.
    Yo,alumna de la vida,apuesto por ello, me voy preparando y he asistido a un taller de emociones se llamaba» emociona-te» y me ha servido para sacar todas mis emociones al aire para que se las lleve el viento.
    Un sin fin de conocimentos de emociones y sugerencias, experiencias y prácticas pedagógicas que me han llenado el gusto por la vida.
    ¡Un milagro es siempre leerle!
    Me gustaria ser miembro de este pequeño gabinete que formamos de los pensamientos bonitos,de los pensamientos que traen la alegría al cuerpo, que es lo que nos hace falta.
    Mil gracias por ofrecerme este regalo, hoy 25 de octubre,mi cumpleaños.
    Bendita las manos que escriben esas maravillosas obras de las que habla para que sigamos creyendo en el amor como fuente de vida.
    He estado ausente algunas semanas pero otra vez me tiene aquí para aprender de sus encantadores comentarios.
    Sin más, reciban todos, un cordial saludo.

    • Querida Loly:
      había notado tu ausencia porque eres de las que no fallan. Bienvenida de nuevo a El Adarve.
      En primer lugar, muchas felicidades tu cumpleaños. Soy de quien los celebra porque los ya vividos no los quita nadie.
      Que sigas disfrutando de la vida muchos-muchos años más.
      Estupendo ese taller del que me hablas. No. las emociones son se las ha llevado el viento. Han encontrado remiso en otros corazones.
      Gracias a ti por este emocionante comentario.

  12. Queridísimo maestro:

    Tus textos son un gran golpe de aire fresco para mí desde hace años 🙂

    Desafortunadamente no estamos educados a nivel emocional. Actualmente está el boom de la salud emocional, mindfulness etc. pero realmente en mi opinión existe un gran vacío en este tema.

    Llega un momento en el que nos cuesta abrazar, decir lo que nos pasa, compartir nuestras emociones para que se alivie «nuestra alma», no se…

    Los libros pueden ser unos grandes aliados para sacar de nosotros/as nuestro lado emocional. El escritor va a jugar con su lenguaje escrito con el objetivo de hacernos sentir con sus líneas maravillas o todo lo contrario.
    Las novelas románticas me han decepcionado muchas veces, pero les tengo un gran cariño.

    Es verdad que en múltiples novelas es el hombre quien salva, el fuerte, quien soluciona todo, pero afortunadamente existen otras como la de tu ejemplo en el que es la mujer quien salva o la que solventa cualquier situación compleja.

    El libro que estoy leyendo ahora, muestra el arrojo de una mujer de clase baja que con sus dotes e inteligencia «acompaña» a unos personajes muy interesantes en una gran proeza de nuestra historia.

    «A flor de piel» de Javier Moro.

    Un abrazo.

    • Querida Ana:
      Gracias por tu comentario y por la referencia bibliográfica que aportas.
      Todavía queda un largo camino por recorrer.
      La escuela ha sido siempre el reino de lo cognitiva pero no el reino de lo afectivo.
      Si alguna vez lees alguna de las novelas que he presentado en este artículo me gustaría que me dieras tu opinión.
      Besos y gracias.
      MAS

  13. Don Quintiliano:
    Esa es una de las cuestiones que se ha quedado en el limbo en el proceso catalán: las cuestiones técnicas.
    Se ha manejado el sentimiento, la mística y la épica pero no se han estudiado las consecuencias REALES que supondría la declaración de independencia.
    La situación ha escapado a la racionalidad.
    Saludos.

  14. A veces soy el primero en comentar y hoy creo que seré el último. Para mí es una gozada leer tus artículos, Miguel Ángel, lo mismo que los de los comentaristas. El tema es un bálsamo después del de la semana pasada y sigue siéndolo para los que seguimos con el alma en vilo.
    Me considero un romántico. Basta decir que desde la adolescencia mi autor preferido fue Gustavo Adolfo Bécquer. Me encantaban sus leyendas y cómo las escribía; en cuanto a sus poesías sé muchas de memoria.
    Me adhiero a lo que dice Antonio del Pozo respecto al control de las emociones. Todos conocemos a personas que saltan a la mínima de un modo desproporcionado. Personalmente esas personas me ponen nervioso porque son incontrolables. Mantener la calma, y enseñarlo a los hijos o alumnos, cuando las cosas van a contrapelo, me parece muy importante para las relaciones humanas y el equilibrio personal.
    Te agradezco, Miguel Ángel, que cada semana nos traigas a colación libros y autores a los que podemos acudir. Hace poco leí tu libro «La pedagogía contra Frankenstein» y ahora estoy leyendo el voluminoso «Una columna de fuego» de Ken Follett.
    Gracias y saludos a todos.

    • Querido Joaquín: Te he tenido muy presente esta semana y, sobre todo, en este día en el que se ha proclamado la independencia de Cataluña. Anda, que no hay emociones y sentimientos en la situación que se ha provocado.
      Ojalá que la fractura de la sociedad catalana no genere violencia. Ojalá. El riesgo es extremo. Cuando se ponga en marcha el 155 comenzará la resistencia y seguirá represión y…
      Gracias por tu estupendo comentario.
      Un abrazo.
      MAS

  15. In omnibus requiem quaesivi, et nusquam inveni nisi in angulo cum libro.

    Miguel Ángel, he querido empezar con esta frase atribuida a Tomás de Kempis (‘Busqué el reposo por todas partes y nunca lo encontré salvo en un rincón con un libro’) porque esta mañana he terminado «La sonrisa de las mujeres».

    Es una novela amable, con una levedad que se agradece en tiempos tan sobrados de gravedad como los que estamos viviendo. Te agradezco mucho que me la recomendaras, pues en sus páginas he encontrado un pequeño refugio, como un rincón junto al fuego en un crudo día de invierno. En efecto, contiene muchos elementos que me gustan: los libros y todo lo relacionado con ellos, los restaurantes con manteles a cuadros rojos y blancos, escondidos, cálidos y agradables, la música francesa, los paseos por las calles de París (desde el Boulevard Saint-Germain hasta la Île de Saint-Louis, contemplando el Sena desde sus dos orillas) y, sobre todo, los pensamientos bonitos.

    Soy consciente de lo artificioso del argumento, de lo arquetípico de los personajes, de lo absurdo de muchas de las situaciones… pero cuando uno lee ficción tiene que «dejarse engañar» por el autor y desdoblarse en don mitades: la del lector crédulo y la del espectador externo. Mi mitad de lector crédulo ha disfrutado, y mucho, con la lectura de esta novelita, sin ninguna pretensión pero con una formidable carga de pensamientos y sentimientos positivos.

    Una vez más. gracias por la recomendación y buenas y positivas noches

    • Estimado Antonio del Pozo:
      A propósito de tu pensamiento latino escribí hace unos años un artículo en el blog titulado ¿Qué sería de mi sin la lectura? Y este otro: Si no leo, me aburro.
      Comparto tu valoración de la novela. El peso del absurdo lo cultiva Barreau en todas las novelas. Llamémosle azar, suerte, destino o lo que sea. Pero siempre, en su obra, con final feliz.
      Sopn novelas menores, pero a mí han servido también de agradable refugio.
      Me alegra mucho que no te haya defraudado porque sé eres un lector exigente y preparado.
      Quizá no hubiera elegido esas obras pensando en tí pero celebro que te haya gustado.
      Comparto tu análisis, que responde a constantes de sus otras cinco novelas.
      Un cordial saludo.
      Y gracias.
      MAS

      Un tema el de Barreau más benigno que el dejamos atrás esta semana.

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