Y la mamá se echó a llorar

30 Sep

Me contó hace años el Director de un Colegio de Alicante que la madre de un alumno le había preguntado en el mes de julio si ya habían asignado los tutores y tutoras a los cursos para el curso siguiente. El Director respondió afirmativamente. La madre, cuyo hijo ya llevaba varios años en el Colegio, concretó su pregunta:

– ¿Puedo saber quién va a ser el tutor de mi hijo?

El Director cerró su relato diciéndome, entre alarmado y afligido:

– Le dije a la madre el nombre del tutor de su hijo y, cuando lo oyó, se echó a llorar.

Hubiera sido interesante preguntar a la madre por el motivo de aquellas lágrimas. ¿Había tenido su hijo una mala experiencia anterior con él? ¿O un amigo de su hijo? ¿Tenía mala imagen en el Colegio? Y, si realmente era así, ¿a qué se debía?

Generalizando más la cuestión: ¿qué es lo que configura la imagen de un profesor en una escuela? ¿Por qué dicen el alumnado y las familias que los profesores son buenos o malos? ¿Por qué lo dicen los colegas y los directivos o los inspectores? Hay criterios rigurosos, otros menos precisos y algunos completamente erróneos. Puede ser que, incluso, calumniosos. ¿Es bueno un profesor porque es simpático? ¿Es bueno porque no exige nada y todos aprueban sin esfuerzo?

Puede haber una escuela “buena” en la que haya un profesor “malo” y una escuela “mala” en la que trabaja un profesor “bueno”. Es una lotería que le toque a tu hijo un profesor comprometido, ilusionado, apasionado y competente. Es una desgracias que le toque un profesor mercenario, desanimado, pasota e incompetente. Las familias pueden elegir escuela, pero no pueden elegir profesor.

Hay mucha diferencia entre unos profesores y otros. En su talante, en su preparación, en su esfuerzo, en su actitud, en su cumplimiento, en su ética. Cobran lo mismo, pero no trabajan lo mismo ni del mismo modo. Está claro que estar bajo la guía de algunos es una suerte y estarlo bajo la guía de otros es una desgracia.

¿Qué hace la escuela con un profesor que, año tras año, da muestras de incompetencia, de pereza, de malhumor, de malas relaciones con todos los miembros de la comunidad educativa, sean éstos padres, profesores o alumnos? ¿Qué puede hacer cuando un funcionario da muestras inequívocas de una maña actitud?

Muchas veces, nada. Pero algo debería hacer. Hablar con él, al menos. Exponerle las quejas. Lo puede hacer el director, lo pueden hacer los colegas, lo pueden hacer los padres, lo puede hacer el inspector. En los concertados y privados, el problema es menor. Porque la propiedad puede tomar decisiones de cambiarlo por otro.

Cada uno puede hacerse la pregunta pertinente: cuando una familia me conoce bien como profesional, ¿se alegra o se entristece cuando sabe que voy a ser el tutor de uno de sus hijos?

Lo cierto es que hay profesores de muy diverso tipo. La diversidad no existe solo ente los alumnos. También se produce entre los profesores. Hay algunos que son fueras de serie. Lo reconocen así los alumnos y las alumnas, las familias, los colegas y los directivos. Un año tras otro. Y otros que son un desastre. Ken Bain escribió hace unos años un excelente libro titulado “Lo que hacen los mejores profesores universitarios”. El libro se basa en la siguiente idea: puesto que hay profesores excepcionales, veamos cómo son, cómo se han ganado esa fama, cómo se ha fraguado esa imagen.

Creo que el primer motivo reside en su relación positiva con el alumnado. Se trata de profesores cercanos, amables, respetuosos, sensibles, comprensivos.

Mientras estoy escribiendo el artículo se me ha acercado mi hija Carla. Le he preguntado:

– ¿Qué le pedirías a un profesor ideal?
Sin vacilar me ha respondido:
– Que me entienda.

En mi último año de docente pedí a mis alumnos y alumnas que escribieran el nombre de un profesor o profesora (de cualquier nivel) que hubiese ejercido una gran influencia sobre ellos. Lo escribieron. Y luego les pedí que explicaran cuál era el motivo. No tengo delante sus respuestas literales, pero recuerdo que los motivos se encontraban en el ámbito relacional: “me comprendía”, “me escuchaba”, “me motivaba”, “se interesaba por mí”, “yo le importaba”…

Otro criterio importante es que sean competentes en sus materias. Quien no sabe algo, no puede enseñarlo. Quien no sabe nada de una materia no puede amarla. Es necesario dominar el contenido que se enseña. Esa es una de las características que Ken Bain descubre en los profesores excepcionales que estudia en su investigación.

Resulta imprescindible que, además, sepan motivar, encandilar, entusiasmar a sus alumnos y alumnas. Esa capacidad requiere destrezas didácticas. Saber hacer como docentes.

Se exige también que sepan comportarse de manera respetuosa entre ellos, con las familias y con sus alumnos y alumnas. Se desea que sean comprometidos con su tarea, que amen lo que hacen, que muestren su satisfacción por realizar la tarea.

Ken Bain dice que esos docentes excepcionales que él estudió en su investigación son personas muy comprometidas con la institución. No son francotiradores.

Los padres prefieren profesores y profesoras que sean exigentes (y respetuosos) . No quieren un docente con el que los hijos no se esfuercen, no trabajen, no aprenden nada. Aunque obtengan calificaciones elevadas.

Me preocupan los factores que configuran la identidad del docente. Unos parten de los motivos que le llevaron a ejercer la tarea, otros se encuentran en la experiencia y, los más importantes, en su propia voluntad.

En general, he visto trayectorias que se han modificado poco, Es decir, he visto profesores maravillosos que lo han sido toda la vida, hasta la jubilación. Otros que han sido un desastre desde el primer hasta el último día. Quiero decir con esto, que he visto pocos cambios profundos en un sentido o en otro.

Qué duda cabe de que hay factores externos que pueden ayudar o dificultar la evolución. Hay profesores excelentes que han visto destruidas sus mejores ilusiones por la actitud negativa de algunos alumnos y de algunos padres. Incluso de algunos colegas. He visto estrategias fagocitadoras de colegas que han pretendido (y conseguido) aplastar a quienes querían hacer bien las cosas. He visto también directores tóxicos que han desanimado a jóvenes docentes entusiasmados.

Uno de los momentos en los que se hace la valoración de los docentes es el de su despedida cuando se jubilan. Algunos terminan sin pena ni gloria. Otros, como le ha sucedido hace unos días a Chema Lumbreras, profesor de Educación Plástica y Visual del IES Puerta de la Axarquía, en el que mi mujer es Jefa del Departamento de Orientación, tienen un final apoteósico. Los alumnos y alumnas, colocados en dos filas por las pasillos del Instituto aplaudieron con entusiasmo el recorrido del profesor, mientras él escuchaba emocionado cómo coreaban rítmicamente su nombre: ¡Cheeeema, Cheeema, Cheeema…! A otros no les pasa. Tendrían que conocer a Chema para saber por qué lo despiden así. No solo los alumnos y las alumnas. El claustro de profesores decidió poner su nombre al aula de Plástica en la que él impartió clases durante muchos años. Hay quien provoca, cuando se va, un gran alivio; hay quien siembra indiferencia y hay quien, como es el caso de Chema, deja una huella imborrable.

Puede haber variaciones en los diferentes niveles del sistema. Puede ser que en el nivel universitario se valore más la preparación académica. Puede que en el nivel infantil se haga más hincapié en la disposición emocional. Pero, en todos los niveles los profesores y profesoras, para ser buenos profesionales, necesitan saber, saber hacer, saber querer y saber ser.

30 respuestas a «Y la mamá se echó a llorar»

    • Querido José Luis:
      Gracias a ti por leer el artículo (un poco más largo este sa´dado) y gracias por tomarte la molestia de agradecerlo.
      Un abrazo de los tres para los tres.
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    • Querido Alfonso:
      Apertiñas van, apertiñas vienen. Un buen ejercicio que nos permite recrear la amistad.
      Por cierto, a pesar de haber vivido en Galicia, no conocía esa palabra. Eran años en que no se hablaba el gallego ya sabes por culpa de quién…
      Sobre el tema de hoy he de decir que siempre me ha llamado la atención la enorme diversidad de profesorado, con sueldos, jerarquías, colegas, familias y añudando semejante.
      Gracias por la lectura.
      MAS

      • Buenos días Miguel Ángel!!!!!! Sabía que habías estado en Tui si no me equivoco. Lo importante es que ahora cada uno es libre de hablarlo o no. Algo hemos avanzado en eso. Gracias. Un saludo y una apertiña.

        • Estimado Alfonso:
          Guardo en mi mente y en mi corazón magníficos recuerdos de los años de Tui (entonces Tuy). Todavía mantengo contacto con algunos alumnos de instituto.
          Enlazando los tiempos de Tui con el artículo quiero dejar constancia de que una de mis alumnas de filosofía (mi entrañble Chis Oliveira) se hizo luego filósofa y profesora de filosofía por la influencia de aquellas clases.
          ¡Cómo no pensar en la trascendencia de esta tarea!
          Saludos cordiales.
          Y gracias.
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  1. El problema no es que mamá llore, sino que sea el hijo o la hija quien lo haga.

    Estamos en una época donde mamá o papá llora por muchas circunstancias, algunas de ellas intrascendentes, y sin embargo en múltiples ocasiones no se preocupan por cuestiones de más peso e importancia…

    También hay niños/niñas superprotegidos que lloran por cualquier cosa (niños emperadores o niñas emperatrices).

    El alumnado no llora a priori, cuando lo hace su mamá, es después, cuando con el devenir diario toma contacto directo con su profesor/a y sea consciente de la persona que le ha tocado, ya sea para bien (la mayoría de los casos) o para mal (la minoría, pero no por ello no significativo, sobre todo para el que le toca la «china»).

    Cierto que en nuestro colectivo hay diversidad y que dentro del funcionariado es muy complicado «eliminar las malas hierbas», pero, como siempre suelo hacer, sin afán corporativista, abogo por la buena predisposición de los docentes ante su alumnado. La mayoría sabe, sabe lo que hace, quiere y trata de ser.

    Buen finde…

    • Querido Juan Carlos:
      Estoy contigo en que la mayoría de los docentes son buenos profesionales.
      Pero me preocupa esa minoría que provoca el dolor de niños/as t de ladres. Un dolor que no es gratuito.
      Es como si te toca un mal médico que no sabe, que diagnostica mal, que no sabe planificar un buen tratamiento y que te trata sin respeto.
      Me preocupa en dos sentidos:
      -por los alumnos y alumnas que tienen que soportarlo.
      -por él mismo, ya que con esa actitud no puede vivir felizmente.
      Un cordial saludo.
      Y gracias.
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      • Miguel Ángel.

        Yo también quiero los mejores médicos, los mejores fontaneros, los mejores abogados, los mejores agricultores, los mejores banaqueros, los mejores mecánicos, los mejores políticos (esto es complicado),… Pero la realidad es la que es, fruto de la diversidad. Ya sé que me dirás que en todas estas profesiones no se trabaja con un material humano como en nuestro oficio. De ahí la importancia de la selección. Debe ser en la selección donde se eliminen esas «malas hierbas» , de lo contrario como atraviesen el tamiz, posteriormente son difíciles de erradicarlas.

        Porque si fiscalizamos dentro del funcionariado ocurrirá lo de siempre, buscando eliminar un hierbajo cortamos los frutales…

        Complicada situación, no menos que la que se está produciendo en Cataluña… 😉

        Gracias a ti por tus respuestas….

        • Querido Juan Carlos:
          Pu8es sí. De acuerdo contigo en que la selección (y yo añadiría que la formación inicial) son fundamentales. Y también la formación permanente porque nadie se puede hacer un buen maestro/a de una vez para siempre.
          Pero creo que no se puede negar que el es preciso seguir el desarrollo profesional del docente ya que alguien que empezó con buen pie puede (por diversos motivos) pervertirse en el ejercicio de la función.
          Y tampoco creo que se pueda decir que si alguien «se coló» indebidamente ya nada se puede hacer.
          No hay por qué eliminar los frutales cuando se quitan las malas hierbas. Hay mucha diferencia entre una y otra.
          Un abrazo y gracias.
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  2. Estimado Miguel Ángel: hace unos días he tenido el placer de haber compartido junto a usted un almuerzo y su charla en Montevideo .. allí recorrimos algunas de estas ideas entre limonadas y su calidez.
    Este relato me hace recordar que unos días previos a ese memorable almuerzo, en una pizzería Me encontré con un joven que apenas verme me sonrió. Eran unos ojos que yo conocía!! Nos saludamos y enseguida me dijo: maestra ¿cómo estás?. Le respondí: yo te conozco de mi escuela.. vos sos??? Mmm. Y el rápidamente me respondió soy Ohaco. Claro esta es una marca aquí el apellido de una familia numerosa identifica a todos los niños en la escuela… es así que comenzamos a dialogar sobre mis tiempos de docencia de aula.
    Le fui nombrando a cada maestro que tuvo el nuestro querido Miguel, su hermano JORGE y la bella Carolina. Emocionado me dijo: está igual!!! Yo le respondí que no que era diferente porque había tenido la suerte de haberlos conocido. Él se sorprendió y me dijo pero si éramos terribles y nos costaba tanto aprender!!!
    ¿Siempre les costó aprender ? Le pregunté y muy rápido el contesto: en la escuela 170 solo aprendíamos rápido y bien con la maestra Olga!!! En la 163 con todos aprendíamos!!!
    Bueno Miguel nosotras fuimos mejores maestras por ustedes, porque sabíamos que ustedes podían aprender.
    Le pregunté por Carolina , mi cascabel ruidoso de primero y luego en quinto. Ella no podía bañarse en su casa, no tenía ropa al igual que Jorge y Miguel.
    La escuela le daba todo lo que faltaba, lo que no podíamos suplir era el amor de su madre.
    Tenían dificultades para leer, pero junto a nuestra directora Irupé buscamos cómo hacer a partir de propuestas que los emocionarán poder lograr que aprendieran. Entonces fuimos construyendo nuestro ser docente.
    Al despedirnos me contó que ya no tienen más a su papá. Pero que él y Jorge trabajan y Carolina tiene un niño hermoso!!!
    Hemos tocado en estos 25 años de docencia muchas vidas.., algunas nos la robaron la droga, los asesinatos en la cárcel… pero estas tres vidas… son libres… pueden ganarse honestamente su sustento y han recordado a sus maestras como aquellas con las que era fácil aprender!!!
    Ser, hacer y sentir la pasión por ser maestra es la esperanza de las Carolinas, los Migueles y Jorges que están en todas las escuelas.
    Al recordar las lecturas que nos traía nuestra directora Camus y sus libros han guiado nuestro camino!!!
    Abrazo apretado.

  3. Querido Maestro!
    Con su comentario de hoy me vienen al recuerdo mis años de docencias!
    La vida me lo puso difícil y no fue tan seguida en el tiempo como quisiera.
    Sin embargo le aseguro que mi relación con la educación fue y es de lo más vocacional.
    En la carrera profesional docente, te encuentras de todo,como usted dice.
    Compañeros que te ayudan sin pedir nada a cambio y te hacen amar a tu profesión y a otros en cambio les preguntaría, porqué están ahí?
    Siempre he estado apoyando a los que mas lo necesitan. Recuerdo mi paso por las aulas de los niños con capacidades diferentes y le aseguro que me hicieron, mejor persona. Su agradecimiento,su coraje, sus ganas de comerse a la vida, su ilusión,su afán de conseguir los objetivos me llenaban el alma.
    Poco podía ofrecer yo ante tanto amor!
    Pero en nuestra tarea un factor importante es la complicidad y los afectos y ese es el motor que tengo para saborear la vida en plenitud!
    Gracias por tanta aportación y sabiduría!
    El otoño ha llegado a nuestras vida,en todos los sentidos y disfruto de ello!
    Sin más me despido con un abrazo fortísimo para todos.

    • Querida Loly:
      «Siempre he apoyado a los que más lo necesitan», dices.
      Un hermoso ejemplo.
      Yo creo que hay plantear esta cuestión con más insistencia e intensidad.
      Los colegas pueden ayudarse o perjudicarse mutuamente.
      Es una cuestión fundamental. Aunque esta tarea es colegiada se ejerce muchas veces de manera individualista. «Cada uno a lo suyo», parece seres lema.
      Ayudar a quienes lo necesitan es una tarea de enorme importancia y urgencia.
      Besos y gracias.
      MAS

  4. Estimado Miguel!!! Tuve el enorme placer de estar presente en la conferencia en Club Tacuarembó ( Tacuarembó- Uruguay) el pasado 16 de setiembre. Traté de atesorar cada palabra, cada relato que nos hiciste llegar porque en cada uno de ellos, se manifiesta tu pasión y entrega por la tarea de educar. Me sentí muy identificada con el caso de tu alumna que los hijos le reclamaban el tiempo que no compartía con ellos, por dedicarlos a su formación. En mi caso no tengo hijos, pero si un esposo que siempre reclamó el tiempo dedicado a horas de formación hasta que entendió en parte mi postura. Lo primero que hice cuando llegué a casa, fue contarle tu experiencia. Sin dudas que tu visión de la tarea del educador; no hizo más que reafirmar mi convencimiento sobre la importancia de formarte siempre, no para acumular «papelitos», sino para hacer tu tarea con mayor responsabilidad y amor cada día. Te lo agradezco infinitamente!!!! Un gran abrazo a la distancia!!!!!

    • Querida Geovana:
      Recuerdo con emoción aquella mañana que compartimos en el Club Tacuarembó.
      Vi en los asistentes una receptividad enorme.
      Me alegro de que hays comprendido la importancia de la formación continua. Y que tu marido haya entendido también que esa tarea necesita un tiempo al que él, generosamente, puede contribuir.
      Gracias por leer y por comentar el articulo de esta semana.
      Besos y gracias.
      MAS

  5. Estimado profesor Santos Guerra, reciba mis saludos y respetos.
    Interesante la entrega de esta semana titulada “y la madre se echó a llorar” sin temor a equivocarme no solo las madres lloran también lo hacen los adolescentes y peor aún algunos estudiantes universitarios. Brophy y Good (1986), Doyle . ( 1986) entre otros investigadores han planteado la caracterización del profesional docente, para ello se han valido de modelos cuali cuantitativos (procesos – productos / formación – acción), sin embargo se orientan a lo ideal, soñado y posiblemente necesario. Ahora bien los profesionales docentes son parte de la población, con historias de vida, anhelos, esperanzas, deseos satisfechos y no alcanzados también, con pensamientos y percepciones que constituyen una vorágine socio cultural de los grupos, que a su vez conforman la diversidad a través de la ética y estética profesional, por ello la idea del autoconcepto del profesional docente, posiblemente sea la herramienta reflexiva del propio sistema educativo y de la sociedad, para redimensionar en la praxis el oficio de la enseñanza, su papel, rol, desempeño lo que él espera del entorno y cómo éste puede responder a sus expectativas, con qué recursos cuenta y hasta donde se asume la libertad de la enseñanza mediante métodos más humanísticos frente a las necesidades de la población y por ende del país nación

    Estimular las potencialidades de cada profesional docente atendiendo a sus competencias, iniciativas y creatividad son formas medianamente experimentadas y que han dado resultados, allende de eso el compromiso que cada profesionista haga desde su área de conocimiento, compromiso y visión compartida permitiría que esa madre no llore, si no sea parte del proceso con la seguridad que su representado o estudiante procesará información valiosa que hará suyo el aprendizaje vivencial junto a su profesor.

    Gracias por su atención.
    Williams Macías .

    • Estimado Williams:
      Efectivamente, se han mucho estudios sobre las cualidades que debería tener un profesor/a. Es un modo de analizar la profesión docente que tiene sus problemas. El buen docente sería como Dios: la pura perfección. Pero, como dices, es un ser humano con limitaciones y deficiencias.
      Hay, además de esas cualidades que se le exigen, otros elementos que influyen en su identidad profesional y personal:
      – El contexto en el que se inserta la escuela
      – El contexto institucional o la cultura escolar
      – El influjo de la experiencia
      – La actitud de las administración educativa y de las autoridades…
      Pero creo que, sobre todos los elementos, está su propia actitud, su voluntad, su compromiso y su pasión por la tarea.
      Cordiales saludos.
      Y gracias.
      MAS

    • Querida Cintia:
      También es un mimo del alma para mí tener una lectora como tú.
      Gracias por tomar la molestia de leerme y, luego, por dedicar unos minutos a escribir.
      Besos gracias, pues.
      MAS

  6. Me parece importantísimo el artículo.
    ¿Por qué hay tanta diferencia entre unos profesores y otros?
    ¿Qué hacer con los profesores que no cumplen con sus obligaciones, que hacen daños a sis alumnos?
    ¿Quién tiene la responsabilidad de hacer algo para evitar que quien tiene que ayudar se convierta en un obstáculo para el aprendizaje y la felicidad de los alumnos?
    Me ha parecido interesante todo lo que se cuenta.
    Es un artículo que ayuda a pensar.
    Saludos.

  7. Estimado Miguel Ángel.

    En mi centro el claustro de profesores es grande y diverso. Hay Maestros/as a los que les encanta su profesión y ejercen una influencia positiva en quienes les rodean. Otros, en cambio, se muestran muy negativos y reacios a cualquier actividad que se salga de su rutina y casi siempre se quejan por casi todo. Y por supuesto también está el término medio.

    Ante esta diversidad de profesorado, a las familias solo les queda resignarse a aceptar el tutor que les toque cada curso. Cuando la suerte no acompaña, algunos padres no se conforman y trasladan a sus hijos a otros centros públicos y concertados para protegerlos de «malos» Maestros/as, como si esta diversidad de Maestros no se fuera a dar también en otros centros a donde van. Y cada año hay más madres y padres que se deciden a trasladar a sus hijos/as.

    Así que coincido con varios compañeros del blog cuando comentan que se debería seleccionar más cuidadosamente al personal que trabaja con niños/as en los colegios e institutos. Porque todo no vale. Y porque aprender cualquier cosa puede ser un placer o un infierno dependiendo de con quien lo hagamos. Y es que la diferencia es muy grande entre algunos Maestros/as que disfrutan con sus clases y hacen disfrutar a sus alumnos y otros que no lo hacen.

    Mi opinión personal sobre la calidad de la enseñanza coincide con aquellos que defienden que la enseñanza que verdaderamente llega a los alumnos, que se recibe en las aulas con emociones tiene correlación directa con el profesor/a que la imparte. Y eso lo sabemos todos. Por eso lamento no haberte tenido como Docente. Migue Angel.

    Gracias por seguir escribiendo estos artículos cada sábado en tu blog. Como ya te dije una vez, tus escritos me hacen mejor persona y más feliz en mi trabajo.

    Un fuerte abrazo desde Ronda.

    Fdo. Juan Francisco

    • Querido Juan Francisco:
      Recuerdo tus palabras impactantes de hace un tiempo. Gracias de nuevo por reiterarlas.
      ¿Qué pasaría si se pudiese elegir también profesor como pasa con los médicos?
      ¿Qué pasaría si los padre/madres y el alumnado pudiese decir: quiero que este sea mi profesor, que esta sea mi tutora?
      Porque claro, ahora da igual ser bueno o malo, mediocre o excepcional.
      Esa práctica de cambiar de centro para que no le toque a un hijo/a un mal docente es, como dices, un tanto aleatoria. Porque puede suceder que en el nuevo te vuelva a tocar uno de los que ni siquiera desea ser docente.
      Claro que la mejor estrategia sería que todos fueran o buenos o excepcionales.
      Hay que tender a ello.
      Un abrazo.
      MAS
      Y no debería dar igual.

  8. Otra perspectiva: ¿qué pensaría ese profesor si supiera que la madre des futuro alumno, al oír su nombre, se había echado a llorar?
    Habría solución para él si quisiera conocer las causas, si realmente preguntase por ellas y si quisiera evitarlas.
    Pero no habría solución si le echase toda culpa ala madre diciendo que ella es una histérica o una caprichosa o una…
    Porque no hay peor ceguera que la del que no quiere ver.
    Saludos atoas los lectores y lectoras.Y gracias.

    • Querida Marta:
      Gracias a ti.
      Esa es, en efecto, otra dimensión del tema. Porque sería interesante que se pusiesen a dialogar la madre y el docente.
      Recuerdo que en una clase se representaron y analizaron cuatro escenas:
      -Un buen tutor y unos padres pésimos
      -Un mal tutor y unos padres excelentes
      -Un buen tutor y un0os padres magníficos
      -Un mal tutor y unos padres pésimos
      Las situaciones llevaron a reflexionar sobre cuáles son las actitudes positivas de unos y de otros.
      Creo quejas generalizaciones son injustas e inexactas.
      Un beso y gracias.
      MAS

  9. El artículo es de los que hacen pensar.
    ¿Cómo tener buenos profesores y profesoras?
    Y, sobre todo, ¿qué pasa con los malos docentes? Porque existen y porque hacen mucho dañosHay muchas personas preparadas que lo harían maravillosamente. ¿Por qué no facilitar la salida a los que no quieren estar?
    Una cosa des trabajar con personas y otra con materiales inertes,
    Y, además, por hacer daño se les paga.
    Buen fin de semana a la espera del nuevo articulo.

  10. Muy buena reflexión sobre el ejercicio docente… Por estos destellos en la vida docente uno se arriesga y logra cosas estupendas y maravillosas.

  11. Buenas noches, Miguel Ángel.

    Mi nombre es Marcos. Soy maestro de Primaria y tutor de 6º, entre otros menesteres. No he encontrado la manera de escribirte desde otro artíulo en relación a mi cuestión, así que me he tomado la libertad de hacerlo usando este artículo:
    ¿Cómo enfocarías un tema controvertido como la autanasia en un curso como sexto de primaria? ¿De qué tipo de actividades nos podríamos valer para abordarlo? ¿Qué objetivos te plantearías? ¿Lo eludirías?

    • Querido Marcos:
      Gracias por tu confianza.
      No.No eludiría un problema de tanta importancia.
      Creo que hay que abordar los temas que realmente ocupan y preocupan a las personas. De so tiene que tratar el curriculum
      Trataría de ayudar a conocer los razonamientos científicos, éticos, sociales, culturales… que existen sobre el tema.
      Una de las técnicas que permiten abordar estos temas el el «role playing» o desempeño de papeles.
      Puedes hacer una representación en la que estén presentes todos los puntos de visto (y que lean y preparen sus papeles previamente para que sea una charla de café). Puede haber en el ejercicio:
      – Un defensor de la eutanasia (+)
      – Un enfermo terminal (+)
      – Un familiar cercano (-)
      – Un sacerdote católico (-)
      – Un médico (+-)
      Otra técnica es hacer un debate ente defensores y detractores.
      Es mi opinión, claro está.
      Un cordial saludo
      MAS

      • Buenas tardes.

        Muchas gracias por tu ayuda y opinión. Ya te adelanto que la tengo muy en cuenta. Me parecen actividades estupendas y , además, me permiten buscar variables e indagar sobre otras nuevas.
        Un placer.

        • En mi libro «Ideas en acción», que publicó Homo Sapiens en Rosario y que distribuye en España Premisa se encuentran diversas técnicas para realizar en el aula.
          También puedes elegir alguna película (o parte de ella) que trate sobre el tema y hacer un forum.
          Lo que no aconsejo es meter lea cabeza bajo tierra cimii el avestruz.
          Ya me cuentas.
          Saludos.
          M>S

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