Así se han dado en llamar unas largas investigaciones sobre autocontrol desarrolladas en la Universidad de Stanford desde hace ahora medio siglo y así se titula el libro publicado en la Editorial Debate por el iniciador de estos trabajos, Walter Mischel.
Este afamado profesor e investigador universitario de Psicología, inspirador y director de los trabajos en los que han colaborado muchos colegas y numerosos alumnos, ha lanzado recientemente al mercado un pequeño fascículo de 27 páginas, como anticipo, introducción o aperitivo de un libro de 304 páginas en el que se cuenta pormenorizadamente explicado este fascinante experimento.
Los investigadores trabajaron en los años 60 con más de quinientos escolares de 4-5 años en una interesante investigación. Los alumnos pertenecían al Colegio de enseñanza preescolar Bing Nursery School, fundado en 1966 y asociado a la Universidad de Stanford como laboratorio para estudiar el comportamiento y el desarrollo infantil. Una vez en el “cuarto de las sorpresas”, le dicen al niño o a la niña que puede comer una galleta en ese momento pero que, si espera veinte minutos (había “demoras largas” y “demoras cortas”), podrá comerse dos. El experimentador se ausenta y el niño se queda solo delante de la galleta y con un timbre al alcance por si quiere llamar al experimentador.
A falta de un dulce favorito de aceptación universal, las golosinas podían variar. Los investigadores les ofrecían un amplio surtido y cada niño o niña podía elegir la que más le apeteciese.
“Amy, por ejemplo, cuenta Walter Mischel, permaneció sentada sola en la mesa mirando la golosina a la que podía echar mano inmediatamente si quería y las dos golosinas que podía conseguir si se esperaba. Cerca de aquellas tentaciones había un timbre de campanilla como los de los hoteles que ella podía hacer sonar cuando quisiera para llamar al investigador y pedirle que le diera la golosina. O podía esperar a que aquel volviera y, si no se había levantado de la silla ni empezado a comer la golosina, le diera las dos”.
Resulta emocionante leer las descripciones que hacen los investigadores sobre los comportamientos de los pequeños escolares que eran observados a través de un cristal semitransparente. Cómo dudan, cómo acercan su mano al timbre, cómo miran, cómo actúan… Uno de ellos cogió una de las galletas, comió la masa central que tenía entre las dos partes, hizo lo mismo con la segunda y depositó luego las dos en su lugar de origen.
Antes de comenzar, los niños jugaban con el experimentador durante un tiempo hasta que se sentían cómodos con él. Parece lógico pensar que la confianza es un factor importante que podía favorecer o, al menos, hacer posible la espera de la satisfacción.
Un resultado llamativo del estudio fue que lo que los niños en edad preescolar hacían cuando se esforzaban por esperar y el modo de aguantar o no aguantar la demora de la recompensa servía para hacer importantes predicciones acerca de su vida futura. A lo largo de más de cincuenta años, se va estudiando la evolución de aquellos escolares, teniendo en cuenta sus logros académicos, su éxito en el trabajo y su desarrollo personal. El estudio, de naturaleza transversal, va estudiando la evolución de esos escolares: en la adolescencia, en la juventud, en la etapa adulta.
En el primer estudio de seguimiento. Los adolescentes que más esperaron en el test de la golosina eran considerados una década más tarde como personas que mostraban un mayor autocontrol en situaciones frustrantes, que cedían menos a las tentaciones, que se distraían menos cuando trataban de concentrarse, que eran más inteligentes, independientes y seguros de si mismos y que confiaban en sus juicios. Cuando se hallaban estresados no perdían la calma tanto como los que habían esperado menos. Y era menos probable que se mostraran nerviosos, se volvieran desorganizados o recayeran en comportamientos inmaduros. También eran previsores y planeaban más las cosas y, cuando estaban motivados, eran más capaces de perseguir sus metas. Asimismo eran más atentos y capaces de usar y obedecer a la razón, y era menos probable que los contratiempos los desviaran de su camino. En suma, eran lo opuesto al extendido estereotipo del adolescente problemático, difícil, al menos a los ojos y en los informes de sus padres y profesores.
De los 25 a los 30 años, los que en su edad preescolar habían podido esperar más, informaron de que eran más capaces de perseguir y alcanzar metas propuestas a largo plazo, hacían menos uso de los medicamentos peligrosos, habían alcanzado niveles educativos elevados y tenían un índice de masa corporal más bajo. También tenían mayor capacidad de resistencia y adaptación en relación con los problemas interpersonales y más aptitud para mantener relaciones estrechas.
En el libro, dice Mischel, “hablo de lo que es y de lo que no es la fuerza de voluntad, de las condiciones que la anulan y de las habilidades cognitivas, las motivaciones que la posibilitan y las consecuencias de poseerla y utilizarla”. La idea básica que impulsa estos estudios es, pues, que la capacidad de demorar la satisfacción inmediata puede adquirirse. Es decir, que puede educarse la voluntad Esa educación exige la repetición de actos positivos, realizados a veces con esfuerzo, que acaban por convertirse en hábitos saludables.
No he tenido acceso a los estudios y, por consiguiente, no he podido comprobar su grado de validez y fiabilidad. Pero quiero dar por supuesto el rigor, dada la significación de los resultados y la difusión y enorme repercusión que ha tenido. He de suponer que respeta todas las exigencias de un trabajo científico.
A nadie se le oculta la importancia que tiene el autocontrol y la capacidad de resistencia a las numerosas tentaciones que nos tiende a cada instante la sociedad mercantil y la cultura hedonista en la que vivimos. Hay muchos jóvenes incapaces de resistirse a las invitaciones que les hacen los colegas a probar la droga. Hay muchos adolescentes que se entregan al placer inmediato, a la satisfacción súbita, a la comodidad
¿Cuántas veces nos hemos propuesto dejar de fumar, hacer ejercicio, dedicar unas horas al estudio, abandonar un mal hábito, dejar de comer algo que nos hace daño… y no hemos sido capaces de hacerlo o no hemos mantenido la decisión más que unos días? ¿Qué es lo que nos ha pasado? ¿Qué es lo que ha fallado? Sencillamente, la fuerza de voluntad, el autocontrol.
Esa fuerza reguladora del yo no es innata, no es genética. Se puede adquirir, se puede cultivar, se puede desarrollar. Se debe. Y se consigue a través de la educación. Entendida la educación como un proceso de desarrollo integral de la personalidad y no como una simple acumulación de conocimientos.
Querido Maestro!
Interesante experimento que me viene como anillo al dedo y que yo siempre traslado al ámbito personal que es el sitio que más conozco en estos momentos.
Estoy pasando por momentos muy difíciles que están afectando a mis sentimientos,y como bién dice en su comentario el autocontrol es muy importante en situaciones frustantes y eso te ayuda a ver las cosas de otro manera y a resistir y adaptarte a todos los problemas;pero le aseguro que a veces son tantos y tan seguidos que una pierde el control de los mismos y te metes en un laberinto donde no ves la puerta de salida.
El dolor que sientes en tu corazón es tan grande, que solo las lagrimas que afloran por mi rostro me alivian de ese malestar inmenso.Sin embargo hay que actuar y educar la voluntad de acción y repetir los actos buenos con la fuerza desgarradora del alma hasta conseguir no desviarse del camino correcto y conseguir llegar a hábitos saludables para el buen desarrollo de la personalidad.
Siempre leo sus artículos y me ayudan a resolver las cuestiones de mi vida diaria y me dan esa energía,esa fuerza que necesito para enfrentarme a situaciones tóxicas y tomar la acción necesaria.
Infinita suerte contar con tanta sabiduría!
Usted es una persona que me trasmite energía positiva.
Sin más me despido con un afectuoso y cordial saludo.
Querida Loly:
Gracias por tu confianza.
Lamento que estés pasando por un momento malo, pero no olvides que con dos signos menos se puede hacer un signo más.
Muchos besos
Mucho ánimo.
MAS
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Estimado profesor, querido amigo.
Gracias por deleitarnos cada semana con sus sabios y amenos artículos . Aprovecho además para felicitarle por el merecido premio recibido en Málaga esta semana.
Con un fuerte abrazo y en «impaciente» espera hasta el próximo artículo.
Raquel Mihm
Querida Raquel:
Qué sorpresa y qué alegría.
Sé que me lees fielmente desde años, motivo por el que te estoy muy agradecido. Bastaría tener una lectora COMO TÚ para escribir con alegría y empeño cada sábado.
Sé que no escribes y lo lamento por mí y por los lectores y lectoras.
Gracias también por tu felicitación. Esa medalla se ha dado, según creo, al mundo de la educación. Y tú estás en él. Me alegra compartirla contigo.
Un beso grande para tu y mi querida familia.
MAS
La voluntad es uno de los factores más importantes de la persona pero no siempre se tiene, ya que en muchas ocasiones a lo largo de nuestra vida, nos surgen obstáculos que hacen que nos desmotivemos y perdamos la fuerza de voluntad.
En lo referido a esta entrada, el autocontrol y la capacidad de resistencia a las numerosas tentaciones que nos tiende la sociedad en la que vivimos nos hace ser mejores personas. Ser capaces de decir no, controlar nuestros impulsos y elegir la decisión acertada.
Estoy de acuerdo con ud. en que tanto la voluntad como el autocontrol se logran con ayuda de la educación, pues como bien dice, es un proceso de desarrollo integral de la persona, puesto que, la educación no sólo consiste en adquirir conocimientos que, en muchas ocasiones resultan innecesarios, sino que además, consiste en aprender ciertos valores que son los que te van a ayudar a desarrollarte personalmente y hacerte mejor persona.
Querida María Belén:
Parece que estamos de acuerdo en la importancia de la educación de la voluntad. No creo que alguien se oponga a este aserto. El problema radica, a mi juicio, en las estrategias adecuadas, en las dinámicas que se deben desarrollar para llevar a cabo este cometido.
Otra cuestión importante:es fundamental el ejemplo de padres y profesores. No podemos plantear adecuadamente esta cuestión sin que nosotros podamos ofrecer unos comportamientos coherentes. No hay forma más hermosa y eficaz de autoridad que el ejemplo.
Saludos.
MAS
Buenas o todos y todas, en particular a Maestro Miguel Ángel.
Lo primero que se me viene al corto plazo es aquella frase «niño no comas azúcar»…y acuerdo en plenitud con la educación de la voluntad, del autocontrol.
Me preocupa cuando hablamos de sociedad, «la sociedad», como si esta fuese ajena a nuestro cotidiano, como si estamos al otro lado observando, yo me considero parte de la sociedad, aunque hay muchas situaciones que no comparto de quienes se apoderan de la sociedad, mercado y más mercado, liderazgos fácticos a conveniencia, no es fácil educar en voluntad cuando la competencia por tenerlo todo es el primer valor en una economía decadente para la gran mayoría, es decir, quienes uno a uno, millones a millones formamos la sociedad. Años atrás escuchaba a políticos al asumir «poder» <>
Hoy, los mismos envueltos en fraudes, coimas, escándalos y demases, que debilitan a la sociedad más que al poder mismo, pues las reglas jurídicas están instaladas.
El parlamento en 1/2 hora de sesión se aumenta la dieta en 500 mil pesos (chilenos), casi el doble del sueldo mínimo…
y someterán a una larga discusión un proyecto de ley de Carrera docente que a fin de cuentas, no se ha hecho con la docencia, aquella que educa en libertad y voluntad…
Creo que hoy hay crisis de voluntad, qué hacer de forma inteligente? compleja respuesta tal vez.
Saludos desde Chile.
Fe de Erratas
Oración que no salió entre
queremos una sociedad más justa y buena!
mis disculpas.
Buenos días a todos.
Hoy en día, con todos los avances en genética que se están logrando, parece que nuestro margen de decisión quede cada vez más disminuido, que llevamos nuestra vida escrita en los genes. Por lo menos en cuanto a salud.
Yo me pregunto, respecto al estudio que se comenta, que lo que somos en edad infantil, sea aprendido o innato, prediga o marque ya toda nuestra futura vida, sea como creer en el destino, como si todas nuestras futuras experiencias, vivencias, no importasen nada; como si nuestra voluntad ya quedase educada en nuestros primeros años de vida. Sé de la importancis de esa etapa. Pero también creo que las personas tenemos la capacidad de aprender durante toda nuestra existencia. Y que también no sólo aprendemos en las escuelas. ¿En un estudio tan largo y complejo, cómo se pueden controlar todas las variables que se presenten y cómo estar seguros que unas conclusiones son debidas a tal o cual motivo?
A veces me pregunto cómo hermanos (…) pueden ser tan distintos: misma familia, entorno, colegio,…Distintas voluntades, distinta personalidad.
Mundo muy complejo, lleno de tentaciones o palos que atacan directamente a nuestra voluntad,su misión es esa. Hay quien esuca para ser un consumidor crítico ( familia, escuela), y hay quien lucha para que seamos unos consumidores, de lo que sea,impulsivos,engañados,timados en cierta medida (publicidad, política mala sólo con intención de imponer, de poder).
Tuvimos la voluntad de llegar a la luna y llegamos (parece ser).Tuvimos la voluntad de invertar todo lo maravilloso que inventamos, y pudimos.Podemos acabar con el hambre,cosa fácil para el hombre del espacio, PERO NO HAY VOLUNTAD POLÍTICA. Podemos acabar con enfermedades de risa, PERO NO HAY VOLUNTAD POLÍTICA. Podemos llegar a un gran acuerdo sobre Educación, PERO NO HAY VOLUNTAD POLÍTICA,NO QUIEREN. ¿Por qué?. Para anular nuestra voluntad educada de ser justos, de ser personas libres, de ser personas bien informadas.
Los pobres, los enfermos, los que piensan distinto, los diferentes por el motivo que sea, MEJOR DEBAJO DE LA ALFOMBRA, O MANDARLOS AL QUINTO PINO,como decía mi paisano con lo del barco. O mejor, que para eso sí hay dinero y voluntad, MANDÉMOSLES A LA LUNA, O A BABIA.
Un saludo, y a ver cuál es la voluntad política de los políticos en Andalucía, que seguro no es la de los andaluces, aunque hayan votado.
No conocía esos experimentos. Y, aparte de su rigor científico (que tampoc conozco) creo que nos ponen delante de una gran verdad: La importancia de la educación de la voluntad a través del autocontrol.
Es una apremiante necesidad.
Las tentaciones de la sociedad mercantil son tan grandes que hace falta voluntad para resistirse.
hace unos días encontré a mi hijo repitiendo una parte de una canción publicitaria de televisión cuyo final decía: a comprar y no parar.
Hace falta saber resistirse, tener autocontrol, tener fortaleza para resistir todas esas tentaciones. DSe comprar, de tomar drogas, de beber. de fumar.
Lo que se plantea en el artículo, a mi juicio, es que la educación tiene que ir más allá de la transmisión de conocimientos.
Leeré el libro porque han despertado la curiosidad esos experimentos.Tiene mérito una investigación de tantos años.
Saludos.
Estimado Carlos:
Coincido contigo en que hay crisis de voluntad.
Aconsejo la lectura del libro de José A. MARINA titulado «El misterio de la voluntad perdida» (publicado en Anagrama).
Una lectura que ayudará a responder a tu pregunta.
Un cordial saludo.
MAS
Había oído hablar de estos experimentos, pero no los conocía en detalle.
Seguro que en el libro se dan abundantes descripciones sobre la naturaleza, la metodología y los resultados.
Me p<rece muy interesante investigar sobre estas cuestiones que nos permiten comprender mejor nuestro modo de sr y de comportarnos.
El tema d ela voluntad es básico.
Creo que falta voluntad.
Porque no se ha entrenado, porque no se ha educado.
Y porque hay mucho intere´s de los poderes (económicos, políticos) en que no la tengamos.
Sin voluntad somos más fácilmente controlados. Seremos buenos súbditos y buenos clientes.
Por aquí ando de vuelta, con mis cosas.
Voluntad sí hay. A los que les van bien las cosas tienen la voluntad de hierro de que sigan así o mejoren.
¿Cuál es la voluntad que está en crisis? La que molesta, la que no interesa que se adquiera, la peligrosa para el poder económico-productivo.
Tengo dos niños de 13 y 8 años. Hacen lo que yo hacía hace unos 45 años. Van al colegio y tienen clases y recreo. Libros de asignaturas, libretas con ejercicios, deberes, exámenes y evaluaciones. ¿Qué tal las notas?…Igualito. Yo con Franco y ellos en democracia.
Como todos, queremos lo mejor para nuestros hijos. ¿Queremos todos lo mejor para los hijos de todos? Todos deseamos que nuestros hijos se formen y consigan en el futuro un tabajo que les guste y les permita hacerse autónomos y realizarse como personas. La sociedad es competitiva. ¿ Qué hacen las clases dominantes para que sus hijos estén en todo momento en una situación de privilegio?
Aunque me han explicado lo contrario, yo creo que esto no es casual.Hay una voluntad, un querer de que esto sea así. Las leyes no surgen de la nada. La manipulación de la información no surge de la nada.
Siempre me han dicho que no soy práctico,realista; como quien cree en los reyes magos. Un bla, bla, bla.
Me da miedo educar a mis hijos en la creencia de que una sociedad más justa es posible. De que los sueños son posibles. De que con voluntad se consigen las cosas.
Pero la voluntad es como un cuchillo, por ejemplo. Depende para qué se utilice será positivo o negativo.
Por favor, me gustaría que cualquier persona, pero a ser posible, un educador en aula, me orientase en qué dirección tirar en cuanto a la felicidad futura de mis hijos; una de CAMBIO SOCIAL, o una de ADAPTACION SOCIAL.
Tanto sea una u otra, dos o tres cosas que yo, desde casa y como padre debería enseñarles.
GRACIAS.
José Antonio:
Gracias por tu interesante comentario.
Claro, hay voluntad para el mal. No es esa la que debemos formar los educadores y los padres, como es lógico.
El problema está en los métodos, en las formar de conseguirlo, tanto en la casa como en la escuela.
Creo que hay algunos pasos para lograrlo:
– El primer, descubrir que es algo muy importante.
– El segundo es saber que la voluntad no viene dada con la carga genética sino que hay que conquistarla.
– El tercero es pensar que eso es posible.
– El cuarto es saber que no se consigue de la noche a la mañana.
– El quinto es que hay avances y retrocesos en el logro.
– El sexto es saber que nuestro ejemplo es determinante. Nos ven actuar.
– El séptimo es no darles todo hecho, no hacer las cosas por ellos.
– El octavo es ponerles objetivos alcanzables.
– El noveno es felicitarles cuando los consiguen.
– El décimo es no desalentarse ante los fracasos.
Creo que podemos hacer muchas cosas.
Y que estamos haciendo algunas.
Tenemos que hacer mejor las que hacemos y emprender otras nuevas con ilusión.
Besos para tus chicos. Ya ves que te doy encargos fáciles.
Un gran abrazo.
MAS
Gracias, de corazón, por tu ayuda y por tu tiempo, dedicado a mí y a las personas preocupadas por mejorar en general. Transmites mucha fuerza e ilusión. También, una palabra o concepto que parece de abuelo (antiguo), Pero que por desgracia está tan de actualidad su falta; me transmites honradez. Con ésta misma pretendo afrontar todo lo que atañe a mi vida.
(Una cosita , en parte en broma). Los «diez mandamientos» de toda acción de enseñanza-aprendizaje que me mandas, en este caso para desarrollar la voluntad, creo que valdrían para muchos otros aprendizajes, por no decir todos; sonsaco que, tanto por el que enseña como por el que aprende, (y los actores seguro van intercambiándose los papeles), es necesario compromiso, motivación, esfuerzo bien entendido e ilusión; y partido a partido)
GRACIAS.Te sigo.
Bueno, querido José Antonio, pues yo también te seguiré a ti. Todo lo aprendemos entre todos.
Un gran abrazo.
MAS
Sencilla y curiosa la investigación de la Universidad de Stanford. Nunca hubiese imaginado que la paciencia y la espera fuese algo que se pudiera cultivar, y lo digo yo que soy una impaciente a pesar de que albergo mucha paciencia dentro de mí.
Antes de seguir, me gustaría decirle que soy una alumna de Pedagogía, concretamente en tercer curso en la preciosa Universidad de Murcia.
Ahora vuelvo donde me quedé. Me gustaría ver la reacción de alguno de esos niños ante su golosina favorita y la posibilidad de comerla o esperar a que le den doble ración. Sin duda alguna, estoy totalmente segura de que muchos dudaron y la comieron y otros, aunque también dudasen decidieron esperar. En mi humilde opinión, creo que esta es una de las investigaciones que ayuda a las personas, porque si desde pequeño te enseñan a esperar y a ser paciente, cuando creces y tienes que tomar decisiones y hacer frente a situaciones de agobio puedes ser capaz de pensar con la cabeza fría, de meditar lo que es mejor hacer y lo que es más conveniente no realizar. Sin duda alguna, a través de estas investigaciones, tanto maestro como padres, deberían de inculcar la paciencia y la espera en los más pequeños de la casa, porque en definitiva, si queremos lo mejor para las generaciones futuras, debemos de enseñarles lo mejor, y después de saber un poquito sobre esta curiosa investigación, lo mejor será enseñar a esperar, porque como usted dice, la enseñanza no es solo acumular conocimientos.
Un saludo, Marina.
Sinceramente, me parece muy interesante el experimento que se ha realizado con los niños, ya que cuando son pequeños son imprevisibles y se les debe enseñar a que deben de ser pacientes y prestar atención a lo que se les diga y sobre todo a que tienen que saber esperar y ser niños que entiendan lo que se les está explicando y de esa manera que la enseñanza sirva para algo más que acumular conocimientos a lo largo de su vida.
He visto varios programas de televisión donde se hace este tipo de experimentos con los niños, sobre todo con la comida, ya que se le pone lo que más les gusta, y se puede apreciar cómo están impacientes por que pase el tiempo de espera para poder comer lo que tienen delante. Son experimentos muy interesantes y que nos enseñan mucho a los docentes que tenemos que estar con ellos.
Pero haciendo referencia a una pequeña parte del texto, creo que no es justo para los jóvenes que se diga que si los amigos les dicen que prueben alguna droga, se diga que ellos aceptan sin pensar; sinceramente a mi me han ofrecido droga de joven y yo no la he probado, y como yo la mayoría, no se puede decir que los jóvenes aceptan las drogas que les dan los demás así porque sí… Si es cierto que hay un porcentaje que lo realizará, y por eso cada vez la media de edad del consumo de drogas es más baja y por ello deberíamos de enseñarles mejor y de un forma más clara que es lo que sucede con eso, ya que algunos consumen por consumir (espero que sea una minoría ya que no tengo datos al respecto) y sin saber los perjuicios que tiene alguna droga.
Un saludo, Vanesa