Estamos viviendo un momento muy difícil en la educación. Las llamadas autoridades educativas no son ni lo uno ni lo otro. No son autoridades porque no ayudan a crecer, no son educativas porque no educan.
Estas sedicentes autoridades se obstinan en hacer más duras las condiciones laborales del profesorado, en aumentar sus horas de trabajo y el número de alumnos en el aula, en recortar el gasto en educación como si de un lujo se tratase. En ese contexto se pide un mayor compromiso y un mayor entusiasmo profesional a los docentes. La tentación es enarbolar el dedo corazón, hacer un corte de mangas y practicar la ley del mínimo esfuerzo. Es una tentación insidiosa. Y no se debe caer en la tentación.
El cirujano maltratado laboralmente no puede dejar al paciente con las tripas al aire porque ha llegado su hora de acabar el trabajo y no le pagan por ese tiempo extra que necesita para cerrar con éxito la operación. Aunque esté mal pagado, el cirujano tiene que hacer su tarea a la perfección. No solo por el bien del paciente. También por el suyo. Porque no puede ser feliz haciendo las cosas de cualquier modo.
No podemos entrar en el terrible círculo vicioso del “para lo que nos pagan bastante hacemos” porque es probable que el círculo se cierre con el lógico complemento de “para lo que hacen bastante les pagamos”. No es esta una invitación al conformismo sino una llamada al compromiso con la educación.
Pero, qué les sucede a quienes hoy día, en esas adversas circunstancias, se empeñan en hacerlo lo mejor posible e, incluso, mejor que nunca? Pues que algunas veces son vapuleados por quienes piensan que es mejor no esforzarse.
Cuentan que en pleno conflicto bélico, un soldado cavó una trinchera tan profunda y tan larga que, al descubrirla y encontrarle en plena faena de excavación, le declararon desertor. Él hacía lo posible y lo imposible por su causa, pero la consecuencia de su esfuerzo no fue el reconocimiento y la recompensa, sino el desprecio y el castigo. Lo fusilaron. Er un héroe y lo convirtieron en un traidor.
Algo de eso pasa en las instituciones cuando quien desea esforzarse de manera extraordinaria, recibe de jefes y colegas la descalificación y el menosprecio. En parte porque deja en evidencia a quienes tienen por lema la ley del mínimo esfuerzo (pudiendo no hacer nada, ¿por qué vamos a hacer algo?, se dicen) y en parte porque despreciando a quien se esfuerza, ponen en entredicho su forma de proceder.
Lo lógico sería que a esa persona esforzada, ilusionada, comprometida y entusiasta se le premiara por lo que hace de forma voluntaria y creativa. Pero no. Algunos miembros de la institución, lejos de admirar el esfuerzo y aplaudir, ridiculizan, desprecian y machacan al innovador.
Quienes no desean hacer nada usan diversos cuchillos para matar a quien de manera tan eficaz pone de manifiesto que se pueden hacer muchas cosas por la causa. Pienso en aquel profesor o profesora que mantiene contra viento y marea el compromiso con la tarea. Otros colegas, puestos en evidencia por su entusiasmo, manejan hábilmente cuchillos con el ánimo de destruirlo. Anulado el que propone, se acaba con la propuesta.
Mencionaré algunos cuchillos que he visto manejar contra los innovadores, contra los optimistas, contra los entusiastas, contra los esforzados.
– No le hagas caso, que tiene problemas afectivos. No permanece más horas en la escuela porque sea un buen profesional, es que no quiere irse a su casa. Se está separando. O bien: Cree que le interesan mucho los alumnos, pero el problema verdadero es que no tiene hijos en quienes depositar el afecto.
– Esa persona es muy rara. Nunca ha sido normal. Por eso hace todas esas cosas en las que nadie más que él piensa, que nadie más quiere hacer.
– Es tonto. Con la miseria que nos pagan, ¿por qué se esfuerza tanto? Precisamente ahora que nos bajan los sueldos, que nos aumentan las horas, que nos suben el número de alumnos por aula, que nos endurecen las condiciones, quiere hacer esto que nadie le manda hacer. Lo que procede es no hacer nada.
– Es un adulador. Lo que pretende es hacer la pelota al Director o al Inspector. Y, en el fondo, lo que busca es deslumbrar a los jefes. Es una persona servil, un cobarde que no se atreve a enfrentarse, a criticar a quien está en el poder.
– Lo que realmente quiere es distinguirse. Con tal de sobresalir es capaz de trabajar más. Es una persona que no puede ser como las demás. Deseará incluso que le den algún cargo en la Delegación, o donde sea.
– No hay que hacerle caso. Es de Izquierda Unida. La etiqueta puede ser cualquier otra. Con tal de que quien la usa le de una connotación negativa.
– Es muy joven, todavía está muy verde. Cuando tenga experiencia, aprenderá. Tiene un grado de bisoñez que le impide ver las cosas como son. (¡Qué decir si se trata de una profesora joven. Qué decir si se trata de una profesora guapa!).
– Es muy mayor, pero no ha madurado. Parece mentira que, con los años que tiene, no haya abierto los ojos todavía.
– Eso que propone ya lo hicimos el año pasado y no valió para nada. Bueno, no es que no valiera para nada, es que suscitó un enorme conflicto que envenenó el clima de la escuela.
– Qué, ¿vas a heredar la escuela? ¿Te van a dar la tiza de oro?¿Te van a hacer un monumento? ¿Van a poner tu nombre a una calle?¿Te van a rendir un homenaje?
Y así sucesivamente. Hay miles de cuchillos que se adquieren en las armerías de la envida, del desaliento, de la tristeza, de la pereza…
Es comprensible que quienes reciben este trato por querer mejorar acaben hartos de las reacciones mezquinas de quienes no desean hacer nada. Esa es su tentación. Porque creo que quienes desean mejorar son más felices que los perezosos. No parece muy sensato, pues, hartarse de ser feliz y pretender ser desgraciado. Porque la señal más clara de inteligencia es desarrollar la capacidad de ser feliz y de ser buena persona.
Desalienta el que te causen heridas precisamente por querer hacer bien las cosas. Pero hay unos chalecos y unos pantalones protectores que están hechos de ilusión y compromiso. Y, si alguien consigue herir a quien se esfuerza, existen unas pócimas casi milagrosas que suelen tener quienes nos quieren: pareja, amigos, compañeros… Y vuelves a la escuela con nuevos ánimos. Quien pensaba que había acabado con quien le avergonzaba su pereza, dice:
– ¿No te habían dado a ti una puñalada?
– Sí, me la habían dado, pero he conseguido que no fuera mortal. Al contrario, me ha fortalecido.
Cuando planteo estas cuestiones, algunos me dicen.
– ¿Qué podemos hacer con quienes manejan tan hábilmente los cuchillos? ¿Los matamos?
– No, que son muchos, les digo. No, que no hay que matar a nadie. Les sugiero que les inviten a que sean más felices viviendo de otra forma su trabajo. Es probable que no acepten esa invitación. Por escepticismo, pereza o cabezonería. Pero hay que invitarles.
Ahora bien, lo que siempre se puede hacer respecto a quienes nos atormentan y nos hacen la vida imposible, es lo que decía Voltaire: “No hay mayor venganza sobre nuestros enemigos que la de que nos vean felices”.
Gracias, Miguel Ángel, por escribir este texto tan balsámico para quienes estamos siendo apuñalados actualmente.
Llevo 31 cursos educando a nuestros adolescentes desde la maravillosa asignatura de Lengua castellana y Literatura. Hace 22 años que estoy en el mismo instituto y con mi hacer y compromiso diario me había ganado el respeto e incluso la admiración de mis compañeros .
Hasta que empecé a ser la amenaza de las ambiciones de quienes veían en el cargo de dirección su única aspiración personal. Y salieron los cuchillos: he pasado a ser el soldado traidor. No sabes qué duro es…
Muchas gracias. No nos dejes.
Un abrazo,
Paz
Lo he visto muchas veces. Es más, me ha pasado muchas veces. Parece que el artículo se hubiera escrito después de vivir un tiempo en mi centro. Algunas veces me desanimo, pero siempre utilizo alguna pócima, como se aconseja en el texto. La encuentro en un grupo de trabajo compuesto por compañeros que solemos ayudarnos. Siempre me ha parecido importante estar cerca de quienes quieren trabajar y no de los que siempre están maldiciendo su suerte y criticando a los demás.
Cuánta razón. Cuánta realidad.
Lo que se debe hacer es, en tiempos de crisis, aumentar el compromiso, no el desaliento.
ASÏ LO VEO: los que más trabajan están siempre más contentos. Los que están más ilusionados con su trabajo, son más felices.
Yo me apunto a esa filosofía.
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Sabias palabras, es la realidad educativa. Me entristece confirmarlo, pero es así. Llevo poco tiempo en esto de la docencia, pero ya he visto manejar cuchillos de todo tipo. Y he vivido en primera persona como han intentado apuñalarme unas cuantas veces, por el simple hecho de hacer algo diferente o innovador.
La pena de todo esto, es que hay personas que lo pasan mal con las críticas y los comentarios, y suelen crearse perfiles que no se corresponden con la realidad.
Los que critican son unos cobardes, normalmente cortados todos por el mismo patrón, que suelen reflejar su incompetencia atacando a los demás, dichos ataques siempre suelen tener un denominador común: personas comprometidas con su profesión, felices, alegres, motivadoras, con ganas de seguir mejorando día a día. En definitiva, se rebelan contra todas aquellas cualidades que no ven reflejadas en si mismos. Y todo ello, es lo que le provoca envidia, celos, rabia, ira…….y que canalizan a través del “ATAQUE CON CUCHILLOS”.
¡Cuánta razón querido Profesor!. Gracias por sus reflexiones.
“A ti lo que te pasa es que mimas demasiado a los niños”, le dice la directora de un pequeño colegio de ámbito rural al joven profesor al que defendí hace un año la tesis doctoral con la brillante calificación de sobresaliente cum laude.
Y no acaba aquí el rosario de “piropos” que constantemente recibe de “su” directora por dejar en evidencia ante las madres y los padres que los pocos docentes que conforman esa plantilla van al mínimo de de su trabajo. Es decir: cumplen con lo estipulado.
Este joven maestro al que lo quieren no solamente sus alumnos, sino también y de modo especial las madres, ya que son ellas las que están más pendientes de sus hijos, se ha cansado de verse solo y vigilado en todas sus iniciativas
Resultado: este entusiasta maestro, que colabora habitualmente conmigo, ha solicitado cambio de localidad a ver si le dejan llevar adelante ese trabajo que le apasiona: enseñar a niños y niñas.
Pues sí, hay muchos que son calificados de desertores por defender con todas sus fuerzas la casusa. Es una paradoja.
Esos profesores y profesoras que cumplen, que trabajan, que se esfuerzan, son tachados de las cosas que se dicen en el artículo.
Yo he sido testigo de alguna e ellas. Es una buena estrategia para machacar, para desalentar.
Lo malo es que algunos se dejen influir por estas actitudes descalificadoras y, como los que critican, tienen algunas veces muy mala uva, dicen cosas muy duras e, incluso, se inventan acusaciones horribles.
Estimado Profesor: al leer ésto me he sentido muy identificada con lo que Ud. expone, es que me ha tocado ser blanco de muchos cuchillos a lo largo de mi carrera pero éstos no han logrado hacerme bajar los brazos. Aprendí desde la cuna que si debo hacer algo lo debo hacer lo mejor posible, con responsabilidad, compromiso y sobre todo, mucho amor. Eso lo he aplicado y aún lo sigo haciendo, y la verdad: quienes hacen el menor esfuerzo se pierden la posibilidad de ver buenos frutos. Estos últimos años, desde el lugar que me ha tocado ocupar – la dirección- lo que hago es siempre animar al personal docente a ir por más, a dar lo mejor, a no caer en la mediocridad, y me siento muy felíz al ver algunos resultados excelentes, los cuales con orgullo aplaudo y comparto con toda la comunidad educativa, reconociendo públicamaente a aquellos docentes que han hecho la diferencia y que han “contagiado” las ganas de hacer más a quienes eran algo “lights” en sus tareas.
Un fuerte abrazo.
Mabel, de Leandro N. Alem, Misiones, Argentina.
Estimado Miguel Ángel.
Esta entrada me recordaba a otra similar que escribiste con anterioridad. He navegado hacia atrás y la he encontrado, fue en octubre de 2011 “La fagocitosis del innovador”.
No está demás respescar estos temas, no sólo porque al blog se dirigen nuevos lectores, sino, también, porque sirve de crema balsámica (como he leido en un comentario anterior) para tantos y tantos docentes que hacen bien su trabajo.
Un docente que entra en un blog como éste debe ser una persona que le gusta la educación, que se esfuerza en su trabajo, que le gusta aprender,… Efectivamente hay muchos lanzadores de cuchillos, pero quiero pensar que hay más que llevan armaduras para protegerse. Cuando alguien trabaja bien suele recibir la recompensa de sus alumnos y de las familias, con ello consiguen acorazarse. Y en muchos casos logran contagiar (como se dice en otro comentario) a los que están a su alrededor.
Y Miguel Ángel mirando atrás en la historia de “El adarve” observo que ya son 104 entradas, muchas, hay que tener una cabeza muy bien amueblada para hablar tanto, de tantos temas y con la meridiana claridad y sabiduría con la que usted lo hace.
Para mi es muy grato poder participar con mis humildes comentarios a palabras y pensamientos tan bien madurados, aunque, en ocasiones, pocas, no haya podido compartir sus ideas. Lo que está claro es que con usted siempre se aprende. Y como docente que es, no le lanzo ningún cuchillo, al contrario, reciba mi admiración.
Buen fin de semana a todos y todas.
Querido Juan Carlos:
Recordaba muy bien la entrada de “La fagocitosis del innovador”. Es un problema al que algunas aludo en mis conferencias. No quiero olvidarlo. He querido retomar esta cuestión porque hoy vivimos un momento especial. Estoy observando que algunos docentes, con la historia de los recortes y el endurecimiento de las condiciones, están tomando la decisión de retirarse, de abandonar programas, de aflojar el ritmo… Y los que siguen con su entusiasmo intocado son ahora objeto de especiales cuchilladas.
Creí conveniente recuperar el asunto y animar a aquellos que siguen en la brecha, que siguen haciendo más grande la trinchera de la educación.
Este el artículo 516 del blog. En el mes de marzo hará diez años de su apertura.
Afortunadamente para mí no he faltado a la cita ni una sola vez en estos diez años.
El blog existe porque tiene lectores. Gracias a todos vosotros y a todas vosotras.
Un abrazo.
Miguel A. Santos
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Estimado profesor Santos.
Son muchos los años que como docente llevo leyendo sus artículos y libros con interés y compartiendo sus puntos de vista en diferentes temas educativos.
En este post, veo reflejado a la mayoría del profesorado que asiste a los EABE http://eabe14.wordpress.com/ . Llevamos seis años realizando encuentros a lo largo de la geografía andaluza hablando de educación, nuevas tecnologías y metodologías para innovar en las aulas. Comentando con muchos compañeros y compañeras hay veces que nos hemos sentido incomprendidos en nuestros centros, como este soldado desertor y en estos EABEs nos comprendemos, somos capaces de emprender proyectos en común a pesar de trabajar en lugares muy diferentes y distantes. Las redes sociales son otro claustro más, que nos sirve para sentirnos comprendidos, lo que a veces no sucede en nuestros propios centros.
Este año el EABE será en Úbeda, como todos los años un gran éxito de participación (250 personas) donde estos soldados desertores, nos reuniremos para hablar de educación y como bien dice “para que nos vean felices”. Seria un placer compartír con usted un rato en este encuentro del 4 y 5 de abril.
Un abrazo
Hay quien se pasa la vida laboral manejando cuchillos de manera más o menos hábil. Algunos no tienen problema en hacerlo de forma descarada.
Me preocupa especialmente el hecho de que sean algunos directivos quienes mnanejan los cuchillos contra sus profesores.
Quienes tienen la misión de vigilar para que nadie hiera a nadie y de curar las heridas, son los que dañan a los demás. Una pena.
De todos modos, mi aliento para quienes son atacados con el deseo de que nunca se desanimen.
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Miguel Ángel.
Lapsus mío que conté páginas (104) en vez de artículos. Ya he visto que desde el año 2004 con “lo que diga el jefe” hasta ahora el recorrido es amplio. Debe ser complicado buscar temas nuevos para analizar y comentar…
Y aunque hayan pasado 10 años escribe usted con una literatura similar. Habrá que que ir leyendo las entradas más antiguas.
Un abrazo.
“Todos los tontos innovan” Es curioso, pero esta frase la escuché no hace mucho en un recreo de mi colegio. Resulta que estábamos hablando de la metodología “world cafe” cuando una de las compañeras soltó la maravillosa frase del principio. Me entraron ganas de dejarle algún libro de algún necio como Pablo Freire, o más concretamente de su esposa, que fue la que ideó esto… Me entraron ganas de recomendar alguno de los libros del autor del blog (la pedagogía contra Frankenstein, por ejemplo, es cortito y se lee muy bien) pero lo cierto es que, releyendo este artículo y haciendo caso a las palabras de un maestro y ahora amigo, casi que no merece la pena.
Resulta curioso como la profesión docente se diferencia de otras en los conocimientos que se tienen acerca de autores o personajes relevantes. Ejemplo: un médico que se precie está al tanto de los últimos avances en su especialidad, del dr que inventó tal o cual técnica… Un economista sabe cómo va la bolsa, un abogado se mantiene al tanto de las leyes vigentes… Un maestro? He probado a preguntar a compañeros/as si saben quién es Jesús Palacios, César Coll, Paulo Freire, Wilhelm Reich (vale, este es un poco “solo para fans) o qué otras cosas hizo Vigotski además de la conocida ZDP y la respuesta es siempre la misma: “¿esos quiénes son?” o “hay que ver lo aburrido que estás”. Ya no es solo que existan profesionales que no hagan nada, sino que encima no hay intención de hacerlo ni interés por aprender o mejorar.
Es preferible, en este caso, ser de los que sufrem que de los que hacen sufrir.
En la escuela,como en la vida, gay que gente que machaca al prójimo y gente que padece los ataques de los agresores.
Lo deseable es que ese mecanismo perverso lo he visto funcionar en mucho sitios.
Y es que, cuando se da, las autoridades se inhiben y miran para otro lado.
Mi aliento para quienes son injustamente agredidos en lugar de ser felicitados.
Querido Maestro!!!
Los franceses dicen mucho,es la vida, yo comparto esa frase.
Es la vida que nos toca vivir ingrata, atrevida, dolorosa,
incierta, me siento una de las personas injustamente tratadas
y agredidas por ese mecanismo perverso que machaca a las personas de buen hacer y que luchan por tener un trabajo digno y cuando lo alcanza son felices porque aman lo que hacen.
Me gustaría querido amigo que me diera alguna pauta a seguir en este trasiego de contrariedades tanto a nivel de trabajo como en la vida personal que me ayudaran a no sentirme diferente por creer que nada cae del cielo,sólo la lluvia.
Me ha servido su comentario para saber que no estoy sola en el mundo y que mis pensamientos no son nada raros.
Esta vez no he sido madrugadora,me sentía mal y no tenía ganas de nada;pero leerle siempre me produce un aliento para salir adelante.Gracias por estar y seguiré su consejo conseguiré ser feliz, sólo pido que no me falten las fuerzas.
Sin más me despido con un cordial saludo.
Como docente de Educación Primaria en Andalucía, con diez años de experiencia como funcionario en centros públicos de nuestra comunidad, me causa cierta perplejidad el tono pesimista y victimista que dejan traslucir la mayoría de los comentarios, incluyendo la entrada del profesor Santos Guerra. Desde el teórico entusiasmo y optimismo ejercido por estos “soldados desertores” (no habrá metáforas menos belicistas?)se da una imagen absolutamente distorsionada de la realidad actual de nuestras aulas. Puedo decir que la mayoría de los compañeros con que he trabajado me han parecido grandísimos profesionales. Me vuelve a causar perplejidad que el fondo de la mayoría de los comentarios transmita una mala (y falsa) imagen de la escuela pública, pero más me asombra la curiosa coincidencia con las tesis más conservadoras y reaccionarias, que empiezan hablando muy mal de lo público para luego privatizar y eliminar este o aquel derecho antes de todos. Ya mismo los adalides de las teorías neoliberales (y sus concomitantes buitres y tiburones)verán como la escuela pública arde en la pira de los chivos expiatorios, eso sí, con sus malvados y vagos profesores y maestros dentro. Ahora sí, ya verán colmadas sus aspiraciones, el que quiera educación tiene dos opciones: o bien escuela católica concertada con fondos públicos o bien escuela privada. !Madre mía!
Estimado Luis:
¿Quién ha dicho que estos procesos se den solo (o especialmente) en la escuela pública. Yo creo que tienen más presencia en la concertada y en la privada. De cualquier manera reflejarlos no es ninguna descalificación de la escuela pública. Es un intento de mejorarla. De animar a quienes se sienten descalificados y a pedir que no saquen los cuchillos quienes lo hacen.
Siempre he pensado que una crítica rigurosa ayuda más que una alabanza injustificada. Porque permite corregir los errores. Hace falta un poco de humildad para reconocerlos. Amar la escuela no es decir que sea perfecta, es desear y hacer lo posible para que mejore.
En mi texto no hay pesimismo. Al menos, no lo he querido plasmar. Porque lo que he querido hacer es ANIMAR a quienes más la aman, defienden y trabajan por ella, que son quienes innovan a pesar de los que dan cuchilladas.
A quien veo pesimista y catastrofista es a ti cuando hablas de que la “escuela pública arderá en la pira de los chivos expiatorios, eso sí, son sus malvados y vagos profesores y maestros dentro”.
Nadie ha hablado de esa visión, ni la ha deseado, ni la ha defendido. Se ha hablado solo de que hay quien lucha por la escuela y no debe hacer caso a quien le critica por hacerlo.
He pretendido, en tiempos de crisis y de recortes, animar a quienes aman la escuela.
Y GRACIAS POR PARTICIPAR.
Gracias Miguel Angel por esta pócima. Voy a dásela a mi mujer que me llega casi todas las tardes con más de siete puñaladas de este tipo y de alguna más que aquí en Euskadi tienen connotaciones específicas.
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Querido amigo y maestro:
Ante los recortes que estamos viviendo en estos tiempos, pienso que poco contribuyen las reacciones intermedias. Si no paralizamos el país entero con la finalidad de buscar una respuesta a corto plazo, la otra opción es emplear nuestras energías en entregarnos a la Educación (con mayúscula), cuyos frutos veremos a medio y largo plazo. Porque la situación económica de España hoy es muy difícil, los intereses políticos no son solo crear empleo (¡qué gobierno del color que sea no aspira a ello!), el problema es que los ciudadanos observamos demasiadas veces que priorizan otros intereses y que no se da ejemplo de austeridad, como nos exigen a los no gobernantes.
En esta situación tan difícil, donde los ánimos deberían desaparecer, propones un extraordinario artículo por su contraste y por su optimismo, donde invitas a los docentes a tratar de dar lo mejor de cada uno, a pesar de los ataques. ¡Qué mejor metáfora que los cuchillos para hablar del dolor intenso sufrido como consecuencia de la entrega, a pesar del maltrato recibido por la Administración y de algunos/as que deberían remar en la misma dirección, sobre todo porque el barco es el mismo!
La Educación se sustenta en conocimientos y, sobre todo, en valores. En nuestras manos está que, en las generaciones de alumnos/as actuales, se cultive la humildad, la honestidad, la veracidad, la entrega, la empatía, en definitiva. Porque los alumnos/as actuales conformarán la sociedad siguiente, que tendrá sus correspondientes sectores y también personas dedicadas a la política (sin olvidar que es tarea de todos, no solo de la clase política, hacer que evolucione una sociedad). Obviamente, esta opción no es una solución a corto plazo, pero es menos que nada y puede constituir la suma de los granos de arena (o de los copos de nieve).
Estimado maestro, este artículo de ánimo y de optimismo me recuerda varios tuyos que van en la misma línea. Uno de ellos es precisamente “El peso de un copo de nieve”.
http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/2007/07/21/el-peso-de-un-copo-de-nieve/
Muchas gracias por tratar de “hacer crecer”, de mejorar, los centros educativos.
Un fuerte abrazo, MÁS.
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Oye, Luis, aquí nadie se ha metido con la escuela pública. No veas fantasmas donde no los hay. Lo que han dicho dl autor y los comentaristas es que es de lamentar que quieren hacer cosas (también en la escuela pública) sean descalificados por quienes no quieren moverse ni esforzarse.
Como docente de Educación Primaria en Andalucía, con casi veinticuatros años de experiencia como funcionario en centros públicos de nuestra comunidad, me causa cierta perplejidad el tono corporativista y victimista que dejan traslucir alguno de los comentarios,…
…Puedo decir que la mayoría de los compañeros con que he trabajado me han parecido grandísimos profesionales. No me causa ninguna perplejidad que el fondo de la mayoría de los comentarios se transmitan distintas imágenes de la escuela pública, pero menos me asombra la curiosa coincidencia con tesis de defensa de la enseñanza y el aprendizaje de los alumnos y alumnas, que empiezan criticando las malas prácticas para buscar lo mejor en beneficio de la escuela. Ya mismo los adalides de doctrinas fanáticas (y sus concomitantes buitres y tiburones)verán como la escuela continuará ejerciendo su función de forma eficiente… a pesar de algunos malvados y vagos profesores y maestros … el que quiera educación tiene varias opciones: escuela pública, escuela concertada o escuela privada (sea de la ideología que sea: política o religiosa).
Mamma mía!! No ha sido fácil descifrar el mensaje!!
Nunca hay que rendirse, aunque haya quien se empeñe en que lo hagamos.
Es mejor acercarse y formar grupo con quienes desean mejor la escuela.
Coincido con MAS en que quien más y mejor trabaja es más feliz haciendo lo que hace.
Por eso la invitación a mejorar no interesa solo por la escuela y los alumnos. Interesa también por nosotros.
Es triste hacer mucho por la causa y recibir un castigo por hacerlo.
Felicitemos a quien trabaja más y mejor.
Ae lo merece.